lunes, 14 de octubre de 2013

Crítica: OUT OF THE FOG (1941)

ANATOLE LITVAK










Una peculiar cinta negra, de esas que posteriormente podían acabar poniendo en apuros a ciertos autores por su crítica social en la época de la caza de brujas, que mezcla con bastante acierto la intensidad del género negro con toques de comedia.

El irregular Anatole Litvak ofrece una brumosa historia en un puerto donde las pasiones incontroladas, las burbujas evanescentes de la ilusión, la ambición por la adictiva y atractiva riqueza, el inconformismo, el conflicto entre deseos y aceptación de la mediocridad, el sacrificio... se desarrollan con completa naturalidad, dándole la vuelta a algunos tópicos del género, pero siguiendo su mismo trazo.


Aquí será un hombre el que volverá loca a una mujer, al contrario que en el rol habitual del cine negro, y aquí la poderosa mujer que suele interpretar Ida Lupino queda reducida a una chica dispersa, ansiosa de luminosos, riqueza y burbujas de champagne, decepcionada con su vida y con lo que la gente que la quiere le ofrece, dispuesta a traicionarlos, embriagada por los ilusorios y ficticios fuegos artificiales de un villano despreciable, un malote que presume de ello como es John Garfield.

La historia se centra de forma especial en dos veteranos personajes, que acabarán intentando hacer el trabajo sucio que suele hacer en estas historias el hombre manipulado por la famme fatale. Estos amigos son el gran Thomas Mitchell, padre de Lupino en el film, y John Qualen. Su amistad y relación es lo mejor de la película, con momentos, a veces excesivos, de buena comedia.

La presentación de la película no puede ser más explícita, un travelling por un puerto casi oculto por la niebla que llega hasta Garfield y su vandalismo quemando un bote amarrado. Un lugar claustrofóbico, tenebroso, oscuro… Un lugar que parece ajeno, adecuado para la ley del más fuerte, para el crimen.


En interiores Litvak hará vigorosos movimientos de cámara, con rápidas panorámicas. Travellings de acercamiento a la cocina desde un lateral del bar, de retroceso tras una panorámica, dentro de la cocina desde el otro lateral… Movimientos casi siempre relacionados con la vehemente dueña del recinto, sus apariciones siempre serán mostradas con estas vertiginosas panorámicas en un acertado rasgo estilístico, si bien es cierto que al personaje se le acaba sacando poco partido. También habrá comedia en la presentación de la relación entre la contundente mujer, Caroline (Odette Myrtil), y el cocinero Olaf (John Qualen).





Garfield encarna a un villano, un pequeño mafioso sin fisuras que acaba resultando excesivo en algunos de sus comportamientos. Además parece saber demasiado sin excesiva explicación, aunque en realidad lo hace para recoger información. Curiosamente en lo que sí la tiene prefiere mantenerse ambiguo, en este inicio. Su honestidad a la hora de presentarse como un delincuente, su claridad, falta de escrúpulos y remilgos, es lo que acabará seduciendo a Stella (Ida Lupino). Un extorsionador sin escrúpulos, que se gana la vida abusando de los demás porque puede…



Garfield es un cazador, observa posible piezas para su colección, en variados sentidos, unas veces para extorsionar y otras para seducir. Stella, su padre y Olaf serán sus futuras víctimas.


Lupino tiene novio, George (Eddie Albert), pero pronto veremos que la pareja tiene problemas, o más bien ella. Él es un honesto trabajador, bueno, formal, fiel, tranquilo y que acepta la vida que lleva, dedicado a trabajar e intentar un futuro con su novia. Ella tiene otras ambiciones, no quiere una vida convencional ni tranquila, quiere fuegos artificiales, que será lo que encuentre en el pérfido Goff (John Garfield). Ella se avergonzará de su chico, cree que es capaz de hacer mejores cosas, que desperdicia su talento en esa vida mediocre, subastando en el mercado… Acabará por humillarle, no aceptándole, considerándole alguien uvlgar ante la atenta mirada de Goff. Es una escena interesante ya que George ofrece una vida, un trabajo y un futuro. Goff, en cambio, ofrece juegos de manos, una ficción, ínfulas, dinero fácil conseguido de manera deshonesta… pero atractiva para algunas chicas.

La virtud de Goff, su gran poder, es el miedo, conoce cómo funciona y sabe manejarlo, es consciente de ello. El miedo es la clave y el conocimiento del alma humana y su debilidad le sirven para aprovecharse, atacar las debilidades, las bondades, los miedos, las servidumbres, los afectos…



El típico chico malo al que algunas chicas aspiran a cambiar…absurdamente.

Stella no siente afinidad por los valores que representa su novio o su padre, ni siquiera por los más positivos. Odia la rutina, su trabajo, su vida, el conformismo y la aceptación de esa vida sin lujos, sólo quiere excesos y luces de colores. Lo que le dará Garfield, precisamente.

Como curiosidad hay que comentar que en una línea de diálogo Lupino dirá “número equivocado”, que nos lleva a la obra maestra “Voces de muerte” que el propio Litvak realizaría años después, en 1948. También, en un impulso que no puedo controlar, debo comentar la increíble cara de viejo que tiene el niño que interrumpe a la pareja mientras están hablando rodeados por la niebla.


La permanente niebla que vemos en el puerto, casi siempre de noche, recalca la duda, lo difuso, lo indeciso, la desorientación de los personajes, la incomodidad, la necesidad de elegir un camino…

Así oiremos los sueños de Stella y poco después los de su padre y su amigo en uno de sus paseos pesqueros, en divertidos diálogos. Sueños de algo mejor, comprar un barco, poder viajar a otros lugares a pescar. Sueños lícitos, donde lo que se cuestionará serán las formas para conseguirlos.

-Olaf: Me recuerda a una gorda que cantaba desafinado.

-Jonah: Entonces no hay problema. Dile que no es tu tipo. Que te gustan las mujeres jóvenes y con curvas.

-Olaf: Entonces me despedirá… o se ceñirá el vestido.

Todos los personajes parece atrapados, asfixiados, quieren huir de allí, anhelan algo mejor, unos un barco, otras huir de la rutina… salvo quizá George, contento con su trabajo y con Stella

La cuestión que acabará contrastando Litvak será la forma de hacerlo, unos intentarán escapar y cumplir sus sueños trabajando y ahorrando, los otros robando…


El retrato familiar que Litvak desarrolla en su película no puede ser más desalentador. El matrimonio entre Jonah y Florence (Aline MacMahon) se tienen el cariño justo, la mujer es chillona y criticona, siempre cuestionando a su marido que encuentra la verdadera libertad y evasión en su relación de amistad con Olaf. Stella, la hija de ambos, no tiene ninguna confianza con su madre, a la que ignora, aunque con su padre sí se lleva bien. A pesar de esto preferirá al matón y extorsionador antes que a él. Sólo Jonah mostrará apego familiar, luchando y haciendo todo lo que está en su mano por evitar que su hija vaya por mal camino… y George, que añora el ideal de familia.




En este mismo sentido tendremos la opción de un matrimonio de conveniencia para Olaf con Caroline, poco deseado por parte de él, y en el juicio al que asisten los amigos por su denuncia a Goff, veremos un caso de maltrato de un marido a su esposa, otra familia bien avenida…

La decepcionada con la vida, la mustia y amargada Stella, volverá tremendamente luminosa y feliz de una secreta cita con Goff, lo prohibido, la aventura, el dinero y las burbujas de champagne… hasta el punto de mentir al padre. La adicción haciendo mella en ella, no tiene salida, capaz de vender a cualquiera por esa relación.



-Jonah: Usted morirá joven.

-Goff: Pero no será de hambre.

Esa frase del padre resultará irónicamente premonitoria.

Goff hará exhibición de poder y dinero, pagando sin mirar regalos para Stella y mostrando una actitud prepotente, chulesca, altanera y presuntuosa, orgulloso de que le conozcan en sitios de moda y poder pagárselos para obnubilar a Stella. En otra exhibición de cinismo, en este retrato de una pieza que encarna Garfield, lo veremos pagar un perfume a Stella con el dinero recién extorsionado a su propio padre.


Es interesante la conversación que mantienen padre e hija tras la nueva cita con Goff. Se desarrollarán los aires de grandeza de ella mientras que el padre hace una apología de la mediocridad, una filosofía conformista que tampoco hace bien a su hija, aunque su idea sea mantenerla con los pies en la tierra. Un conflicto de difícil solución, con Goff al fondo, que sólo puede resolverse de forma traumática, dándose de bruces con la realidad y exponiéndose la máximo.



Esta exposición la hará al padre, que comprende que la inacción, la cobardía, la mediocridad y la aceptación no son actitudes válidas, que hay que involucrarse y actuar ante los abusos… Es decir, “Para que el mal triunfe basta con que los hombre buenos no hagan nada”, como dijo Edmund Burke.

En contraste a esto Lupino reivindicará la ley del más fuerte, a los despiadados, porque le conviene y porque es débil, incapaz de renunciar a sus obsesiones y ambiciones, sus aires de ficticia grandeza.








El padre renunciará a su sueño por alejar a su hija de Goff, demostrando su amor incondicional.

Stella se embriaga con el glamour, los locales de ambiente y el lujo, emborrachándose de irrealidad, sostenida por una nube que no aguantará mucho tiempo.

Será el propio Goff quien confiese sus negocios y lo que hace con su propio padre, y aunque la reacción visceral será de repulsión, Stella, más húmeda que la bahía, no logrará resistirse a los cantos de sirena, y la testosterona, que emite ese malote. La muñeca que cae al agua de mano de Stella, al recibir el beso de Goff, anuncia la futura muerte del villano y cómo será.

George, el personaje del novio, acaba resultando algo cargante en su conservadurismo, su falta de iniciativa, dignidad y orgullo, un calzonazos en toda regla que se arrastrará en todo momento por ella, apelando a su corazón y a la vida convencional que él ofrece, a la felicidad no materialista. Ella tiene otras ideas, cegada por cócteles y vestidos largos.




Es notable el juego de contraste que se propone en la cinta, los anhelos de los personajes y sus distintas formas de conseguirlos, los distintos puntos de vista sobre la vida en familia…

La escena del juicio resulta algo superficial, una justicia poco diligente. La firma a la que se vieron obligados los amigos a punta de pistola por Goff acabará siendo concluyente.

Un espejo reflejará a padre e hija tras la paliza que Jonah recibe de Goff, por haberle acusado y llevado a juicio, un espejo testigo de la conversación de ambos, donde se pondrán las cartas sobre la mesa. Todos los esfuerzos del padre por reconducir a su hija han sido inútiles, ella se irá con Goff a Cuba con el dinero que el extorsionador pretende quitarle y que él quería dar a su hija para el mismo viaje…


La escena de la sauna es importante. Allí, depurándose, Jonah y Olaf planearán acabar con Goff, con la compañía de un rudo ruso que nos cuenta su vida y sus desgracias por un embargo…Al que vimos en la escena inicial. Da el contrapunto cómico aunque carga un poco. Los diálogos de Olaf sí funcionan muy bien en ese sentido.



Los inactivos y nada violentos amigos obligados, con Jonah a la cabeza, a actuar… Renunciando a la civilización donde nada sirve para hacer justicia, por ello la mención en esta escena a la selva y los animales es completamente adecuada y coherente.

La película presenta debilidades en determinados aspectos de la historia, algunos pueden ser asumibles, pero todos resultan excesivos. Además la resolución del “crimen” es la mayor debilidad de la cinta, artificiosa y absurda, supongo que por servidumbres de la censura.

En este sentido podemos comentar algunos aspectos y momentos.

-El cinismo de Goff es máximo, no tendrá problemas en ir a la casa de los Goodwin a esperar a Stella tras haber extorsionado al padre. Esto resulta algo forzado, ya que si le interesa una cosa sus métodos no son los más eficaces ni sutiles para ello, la justificación del miedo puede valer en cierta medida para algunas cosas, pero aquí resulta precipitado y necesitado de más desarrollo.

- Resulta absurdo que el padre no le cuente toda la verdad a su hija sobre los abusos de Goff con él y Olaf… Un ligero truco de guión que, como he comentado, tiene determinados aspectos algo forzados en la descripción del personaje de Goff, con l aintención de justificar las posteriores consecuencias que este comportamiento tendrá. 

-Que Stella acabe desvelando los ahorros del padre al hombre del que éste la previene resulta nuevamente forzado… aunque muchas chicas puedan llegar a hacer estas cosas.



-La escena del intento de asesinato por parte de Olaf y Jonah es el colmo de lo artificioso. El director y su guionista, supongo que por obligación de la censura, evitan que estos cometan el crimen, que no logren hacerlo, pero se acabe produciendo la muerte de Goff por accidente, incluso se evita que puedan negarse a prestarle socorro porque se hunde inmediatamente (anuncia que no sabe nadar)… De esta forma se pretende salvar, liberar moralmente, a los personajes, pero todo queda forzado y artificioso, incluso se hará mención a algunos pasajes de la Biblia en el colmo del subrayado.

Por el contrario, que Goff acceda a ir con los dos amigos en el bote es creíble porque no teme nada de ellos, se siente superior, que los tiene controlados y atemorizados, la confianza en sí mismo le acaba traicionando, los infravalora… aunque la excusa para acceder a acompañarles de “coger color” siendo de noche y que se decida a perder el tiempo con ellos  también puede resultar cuestionable…

Esta escena en el bote en medio de la noche y de la nada, cubiertos por la niebla, deja excelentes momentos de tensión mezclados con humor, donde ambos aspectos funcionan a la perfección, con la salvedad comentada.




Al final Mitchell recuperará su dinero y demostrará una gran inteligencia, el valor de la acción y la inteligencia contraponiéndose a la fuerza y la intimidación de Goff, algo que el villano infravaloró.

Tienes más sesos que un banquero”.




Lupino acabará su tránsito por las nubes con el anunciado golpe de realidad, el reconocimiento del cadáver, los interrogatorios policiales y la comprensión del sacrificio y consejos de su padre. Un padre y una hija, que junto a Olaf, podrán salir de la bruma a cumplir un poco sus sueños, camino a Cuba. Una reconciliación lógica donde se perdonan los errores y donde es el padre el que pone casi todo de su parte. Incluso el paciente George puede que tenga su opción.



La película termina de forma circular, con otro travelling sobre el nebuloso puerto. Un interesante título, irregular y con ciertas debilidades, un final falsamente feliz (la insatisfecha Stella seguirá siéndolo, no nos engañemos), pero por el que merece la pena pasar.




2 comentarios:

  1. Chicas seducidas por los malotes, con nefastas consecuencias. Hummmm…ninguna lo hace inconscientemente. Ni obligada por una pistola. Y es probable q no gaya siquiera pretensión d cambiar nada.
    Y en el pecado se lleva la penitencia. O no.
    :-)))

    Me gusta Ida Lupino. No conocía la peli. Gracias Sambo!!

    Un beso!!!

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    1. Es lo que suelen verbalizar, que "en el fondo no son así", "que tienen buen corazón" y piensan, y en general no lo desmienten, que pueden cambiarlos. Puede que en alguna de ellas haya cierto sentimiento masoquista, peeeero... jajaja

      Un beso

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