domingo, 1 de diciembre de 2013

SYLVAN: Sceneries (2011)








Ha sido un enorme placer y una gran satisfacción descubrir este disco y a este grupo, un conjunto alemán que practica un Rock Sinfónico y Progresivo con un talento para las melodías, las progresiones melódicas, los crescendos y las atmósferas indiscutible.

El estilo de este disco los asemeja más a Pink Floyd que a Dream Theater, para hacerse una idea, un sonido suave, denso, nostálgico, triste y épico, emocionante siempre. Sylvan, dentro de su estilo entre sinfónico y progresivo, ha coqueteado con otros estilos musicales, Hard Rock, Pop-Rock, AOR… pero siempre con sus personales atmósferas y enraizados en el estilo que los define. Incluso han apostado por sonidos más accesibles y comerciales.

Aquí tenemos de todo un poco pero sin concesiones a lo facilón, atmósferas perfectas, nostálgicas, épicas, tristes, esperanzadas… un desarrollo compositivo magnífico, complejo unas veces más sencillo en otras, con un sonido muy accesible. Sylvan es una buena opción para introducirse en este tipo de música.

Aquí, dentro del estilo sinfónico que lo adorna todo, se intuyen ciertos ecos Pop, AOR, algo de Funky, fases decididamente progresivas… todo muy matizado y muy bien integrado.

La música que Sylvan ofrece en "Sceneries" es suave, tranquila, profunda, evocadora, en ocasiones casi etérea, donde todo rezuma autenticidad, no hay abusos virtuosos, lucimientos gratuitos, exhibiciones instrumentales cansinas y pretenciosas, todo se amolda a la composición, la melodía y la atmósfera. Esto no significa que no haya brillantes solos, los hay, pero en los que predomina la melodía y el sentimiento, especialmente en la guitarra de Jan Petersen e incluso en las teclas de Volker Söhl. Todos los componente son grandes músicos y su vocalista, Marco Glühmann, logra una gran cantidad de matices moviéndose por los estilos mencionados con anterioridad en muchas fases.




Este “Sceneries” nos deja maravillosas armonías de teclado y guitarra, de una elegancia incuestionable y gran sentimiento. La guitarra será la más vistosa pero todo está muy equilibrado. Un estilo progresivo, sinfónico, muy suave, de elaboradas melodías, donde los guiños a otros estilos que subyacen son realmente vistosos y muy acertados. Hora y media de buena música.

Toda la discografía de Sylvan ha sido muy valorada por su calidad, desde su debut con “Deliverence” (1999) y su continuación con “Encounters” (2000), un disco mejor considerado. Su sonido se ha ido depurando, así se aprecia en sus siguientes obras “Artificial Paradise” (2002), “X-Rayed” (2004) y el que para algunos es su obra cumbre y la más exitosa, “Posthumous Silence” (2006). La trayectoria de Sylvan no empieza con este nombre para el grupo, sino en 1990 cuando el teclista Volker Söhl y el batería Matthias Harder fundan Temporal Temptation, que al año siguiente pasaría a denominarse Chameleon. Pre-bandas de la actual o protobandas.

Sylvan no renuncian a las melodías y estilos accesibles, algo que puede verse en algunas de las obras anteriores, en “Presets” (2007), “Leaving Backstage” (2008) y “Force Of Gravity” (2009). Por supuesto esto también se aprecia en el disco que nos ocupa, donde las atmósferas melancólicas, nostálgicas, a veces bucólicas y casi oníricas, hacen guiños al Pop más actual, al Modern Rock o al AOR, como he comentado, y que se pone especialmente de manifiesto con el trabajo vocal de Glühmann.




No es raro que al oír a este grupo vengan a la cabeza clásicos como Marillion, Genesis, los Queen más sinfónicos o los imprescindibles Pink Floyd, todas ellas influencias confesadas por el propio grupo, del mismo modo que el nombre de Dream Theater también debe aparecer al relacionarlo con el Rock Progresivo. Influencias de primera categoría que sumadas a la especial sensibilidad del grupo y su personalidad a nadie extrañará que realicen trabajos de la calidad del que nos ocupa.

 Sceneries” de Sylvan es como una travesía por aguas tranquilas con suave marejadilla ocasional, bajo un bello cielo encapotado y con una templada brisa envolviéndonos, un viaje relajado en el que podremos disfrutar de parajes y paisajes verdaderamente hermosos.

Marco Glühmann a las voces, Jan Petersen en las guitarras, Volker Söhl al teclado, Matthias Harder en la batería y Sebastian Harnack es el encargado del bajo.



-The Fountain Of Glow (Tres Partes): Un piano nostálgico marca la melodía inicialmente, un tema muy lento, una balada de teclado atmosférico y ambiental. La aparición de la guitarra solista es sensacional, sutil, tranquila, relajada y emotiva, entrando junto a una breve línea de percusión. Luego la cosa crecerá, la guitarra nos deleitará con brillantes y virtuosos punteos y los cadenciosos ritmos nos embriagarán y envolverán majestuosamente, con una calidez sinfónica de primer nivel. Excepcional todo ello, su progresión, sentimiento y composición. Gran final intenso e instrumental, con mucho sentimiento. La línea vocal también es muy sutil, casi dulce. Un excelente y atrevido inicio, apostando por un tema lento.

2ª Parte. Los ritmos se hacen más alegres y vacilones, reminiscencias funkys y jazzísticas se hacen patentes y donde la guitarra define una desenfadada melodía junto a un virtuoso bajo. El piano también marcará el ritmo. La entrada de la línea vocal nos lleva a un Pop actual de toque british que se hace más orquestal en la parte del estribillo. El vocalista Marco Glühmann marca cada palabra con devoción durante las estrofas. El estribillo es casi un quejido popero, excelente, con un dramático contraste en las teclas de piano que lo salpican y hacen unas elegantísimas armonías. El trabajo de piano en este tema es realmente excepcional. Los agudo de Glühmann un acierto. El tema pegará un drástico cambio, pasando de la intensidad sinfónica de sonido ampuloso a la calma comandada por el piano. Nos cuentan una dramática historia con cambios de intensidades, melodías, ritmos y tonos. Es un tema nuevo casi por completo, solemnes estrofas, de suaves coros y ritmos lentos y sugestivos que acabarán enmarcando una bella y muy melódica guitarra solista que termina en orgía de musicalidad. El trabajo de la batería es excelso en esta parte final del tema.

3ª Parte. Sylvan crea atmósferas sugerentes con su tono sinfónico suave, algo onírico, melancólico. El inicio de esta tercera parte del primer tema es un buen ejemplo. La parte vocal tiene un toque rítmico en las primeras estrofas hasta que arranca en un poderoso estribillo muy Modern Rock elegante en su grandilocuencia y fuerza. Órgano y guitarra acompañan a la perfección. Glühmann juega con los agudos por las estrofas y nos lleva de camino a un nuevo estribillo que dará paso a una transición instrumental que cambia el ritmo y tono del tema. Solemne y ampulosa, dramática. El bajo se luce, rítmico, así como la batería. Estribillo y lirismo sinfónico liderado por el teclado, tremendamente atmosférico y ambiental el grupo crea un tono de ensoñación francamente conseguido. Esta parte final es exquisita, una fina base de ritmos y unas armonías de guitarra por detrás de la línea vocal de sentimiento desmedido, como si de una resurrección y despedida celestial se tratara. Una gozada.

-Share The World With Me (Cuatro Partes): Acústicas suaves que decoran la sutil voz con agudos de Glühmann. El piano se suma en un tema que parece una balada Pop de bonitos arreglos. Todo estallará en un intenso y eterno estribillo, atmosférico, como siempre, y lleno de musicalidad, donde la voz de Glühmann parece sacada de un grupo de Rock alternativo o Modern Hard Rock. Todo se convierte en un temazo intenso, de nostálgica pasión donde se contrasta el lirismo de la voz de Glühmann con la intensidad de la base de ritmos y los preciosistas arreglos de teclado. Elegancia y calidad a raudales, sin alardes.

2ª Parte. Un piano clásico rasga el silencio, sensacional, sinfonismo relajado. El sintetizador matiza el ambiente hasta la repentina entrada de los ritmos y la guitarra solista. Una guitarra de punteos tranquilos, limpios y agudos que se clavan en tu cabeza, no hay virtuosa frialdad, es sinfonismo con alma y sentimiento. La parte final acelera y endurece sus ritmos incluyendo una fase vocal que se relajará adornada en todo momento por las impecables notas del piano de Volker Söhl. Un tema de transición francamente exquisito.

3ª Parte.  Es turno de las acústicas, más presentes en este segundo tema y muy bonitas siempre. Las primeras estrofas son delicadas y preciosas, tanto el sutil acompañamiento de guitarra como la línea vocal. Batería y piano se suman a la delicada fiesta. Glühmann sigue deleitándonos con esos agudos brillantes tan poperos mientras el piano va cogiendo fuerza con intervenciones vistosas, sensibles y virtuosas, como ese inicio de la parte instrumental y su continuación, de una belleza excepcional. Un tema lento y melódico donde los arreglos vuelven a ser gloria bendita, con especial mención al piano, pero donde hasta el bajo resulta vistoso cuando aparece más. En el último minuto tendremos una rockera y dramática ruptura de ritmos intensos, mucha atmósfera y potentes guitarras, líneas Pop convirtiéndose en sinfónicas. Sylvan siguen llevándonos por un viaje de sensaciones, atmósferas y giros dramáticos con exquisitas melodías melancólicas y nostálgicas, generando ambientes envolventes.

4ª parte. Seguimos con el mismo tono, predominancia de las teclas y sutiles guitarras, a las que se suman coros muy ambientales para romper con una gran melodía que rescata el estribillo de la primera parte donde subyace una esencia de Rock melódico y AOR intenso. Uno de los grandes momentos del disco. Guitarras para un solo melódico y cálido. Melodías de notas alargadas en la línea vocal, armonías con guitarras por detrás de las voces en una nueva orgía musical de elegancia e intensidad ambiental. Glühmann se luce en esta parte final, donde disfrutamos de una portentosa musicalidad casi onírica.

-The Words You Hide (Cuatro Partes): Un piano de notas tristes da paso a la voz de Glühmann, un lamento en las teclas y un pesar en la voz. Ruptura sinfónica con el sintetizador inundándolo todo e intermitente entrada de la batería. Una guitarra oscura también aparecerá para tomar los mandos y hacer avanzar a los pesados y contundentes ritmos. Los teclados ambientales dan aún más dramatismo a esta fase instrumental. La calma regresa en la voz de Glühmann aunque el piano mantiene la melodía dramática de forma sutil. Extraños arreglos van salpicando el tema en las estrofas. Un tema dramático, casi de aspiración operística, de raptos violentos y calma melódica tensa. La parte final volverá a crecer en intensidad, pero ahora liderada por la línea vocal, hasta que ese desgarro parece dejar paso a unos teclados, un piano, más luminoso y esperanzado. Narración musical.

2ª Parte. Ese final más positivo parece confirmarse con el inicio de la segunda parte del tema, con unas guitarras acústicas vivarachas y fluidas, alegres. Las estrofas crecen en un tema de melodía Pop y toques de Rock melódico con grandes arreglos de bajo y piano. Las vistosas guitarras acústicas no nos abandonan en ningún momento. En mitad del tema tenemos una estrofa de lirismo extraordinario con arreglos ambientales de sintetizador realmente bellos que dan a la melodía una intensidad exquisita. La elegancia siempre presente. Un tema muy sencillo y agradable.

3ª Parte. Contundentes y pesados ritmos vuelven a transformar el tema, solemne batería, teclas majestuosas y guitarra muy presente en sus acordes. Tras las primeras estrofas todo cesará menos un tímido piano, de igual forma aparecerá la voz principal, tímida. Un nuevo arranque sinfónico con el bajo y el sintetizador rellenando nuestros oídos presentan los potentes ritmos que oímos en la primera parte del tema, así como las oscuras estrofas. Un tema dramático, una montaña rusa que va de la calma al lamento desesperado. El tema nos abandonará casi con lástima, con decepción.

4ª Parte. Un nuevo amanecer musicalizado de detalles sutiles en la percusión, en la guitarra y en el sintetizador inicia la última parte del tema. Estrofas ya conocidas vuelven a nuestros oídos, momentos de gusto melódico. Como siempre el piano rellenando cualquier hueco espléndidamente. El tema avanza hasta el final en una cadencia melancólica y rica en matices sinfónicos. Un tema menos vistoso, más dramático, pero con momentos verdaderamente brillantes.

-The Waters I Traveled (Cuatro Partes): La melodía de piano que guía este tema es excelsa. La potente batería y la guitarra rítmica le dan peso y fuerza en el inicio. Una introducción soberbia. Las primeras estrofas suavizarán la grandilocuencia inicial con ritmos más secos y distorsiones vocales. El solo de la parte final es muy bonito, sencillo y marcando la melodía simplemente, perfecto modo de concluir esta primera parte del tema.

2ª Parte. Desnudas guitarras definen la melodía del tema, en consonancia con el anterior corte. Delicadas partes vocales donde los teclados ambientales y ocasionales teclas crean una atmósfera casi otoñal. La progresión melódica es excelente, la sutil entrada de la batería y los apuntes de piano van embelleciéndolo todo. Una esencia aorera en la melodía. Es una auténtica exquisitez de tema, el trabajo vocal de Glühmann es magnífico con esas inflexiones hacia los agudos donde casi quiebra la voz. Todo se hace ampuloso, suntuoso, hacia la mitad del disco, con espectaculares arreglos de sintetizador y teclados. Intensidad y elegancia dramática. La calma tras la tempestad regresa, con un piano acompañando brevemente al quejido de Glühmann. El estallido sinfónico, apocalíptico, pone los pelos de punta, espectacular. La guitarra solista tendrá gran peso en la parte final, con espectaculares solos, a la que se suman armonías vocales, uno de los grandes cortes del álbum. Tremendo.

3ª Parte. Teclas que suena como pequeñas gotas melódicas cayendo despiertan el tercer corte de este tema. Tras la onírica introducción la canción adquiere ritmos más convencionales, siempre liderados por el piano y la voz principal. El tema cobra intensidad al llegar al estribillo, que tiene momentos soberbios, especialmente la segunda parte. La melodía de base de todo el tema, la guiada por el piano, aparece también en este corte. La guitarra vuelve a hacer una transición de agudos intensos. También retornan las estrofas distorsionadas, más sosas y menos llamativas. Jan Petersen y su guitarra se lucen a conciencia en la parte final, de los finos punteos pasamos a una orgía rockera con cambio de ritmo y batería heavy, los Sylvan más progresivos desbocándose.

4ª Parte. El último corte del tema vuelve a comenzar de forma pausada con las teclas de Volker Söhl y sutiles quejidos de Glühmann. La progresión de este tema, esa subida en la intensidad, con armonías de guitarra que se añaden, coros de fondo, armonías vocales, ritmos enriqueciéndose, voz fortaleciéndose en sus agudos, la melodía sublimándose hasta el infinito añadiéndose elementos... es una de las mayores genialidades del tema. Absolutamente increíble, caviar para los oídos más exigentes. Más de tres minutos de musicalidad y progresión melódica deslumbrantes. Llegado el clímax todo va cediendo, es un gemido, un lamento, sin letra, sin nada más. Excelso.

-Farewell To Old Friends (Cuatro Partes): Acústica y voz vuelven a llevar el peso en el inicio de un corte. Larga transición instrumental en progresión, gemidos oníricos y arranque intenso con una onda AOR en la melodía de las estrofas y el estribillo. Las acústicas siguen llevando el peso, aunque los ritmos se aceleren. Más fases oníricas, excesivas. El tema concluye volviendo al estribillo aorero, muy ambiental y acústico, lo mejor del corte.

2ª Parte. Ritmos y acompañamiento más vivo en este inicio, con unas primeras estrofas saltarinas que se atemperan con la cadencia habitual que tiene el disco, pausada y suave. Alternamos esos momentos semioníricos con otros saltarines y algo funkys. Parón en el desarrollo de la canción donde el piano, una guitarra desnuda y la voz se hacen delicadas y comienzan una progresión de melodía más aorera de nuevo. Intensa melodía, aumento de la fuerza y elementos añadiéndose para crear un ambiente de musicalidad exacerbada. La habilidad del grupo para lograr esa épica es sorprendente.

3ª Parte. Solemne inicio de ritmos casi militares en la batería. Virtuosa y a la par sencilla y elegante guitarra de Jan Petersen definiendo marcados ritmos y melodía progresiva. El trabajo de la base de ritmos es notable. Variaremos a ritmos y una melodía más oscura, de corte oriental. Poderosos riffs y juego con el plato en la percusión. Los teclados crean un perfecto dramatismo, un sintetizador protagonista. Los ritmos vuelven a hacerse solemnes y la guitarra vuelve a entrar frenética. Los Sylvan más progresivos volviendo a hacerse presentes. Coros oníricos, como ecos lejanos, también añadirán su granito de arena a la dramática ambientación donde el sintetizador va haciéndose con las riendas. Variaciones rítmicas y guitarra solista con un solo de buen sentimiento despedirán está parte del tema.

4ª Parte. El piano retorna para acompañar a la voz principal en un inicio, el último corte del disco. Sutil, íntimo y delicado inicio. La batería nos despierta de la ensoñación y las estrofas cobran intensidad y melodía, muy aorera. Gran armonía de guitarra de fondo, que pasa a convertirse en la línea principal de la canción. Bello solo de Petersen y con el uso de los punteos acelerados. Estrofas de tono nostálgico, adecuado a la despedida, armonías guitarreras siderales y luminosas y aceleración en ritmos, con una melodía más intensa. Sylvan vuelve a hacer crecer un tema introduciendo elementos y aumentando la intensidad. Una espléndida despedida.

Una auténtica joya de la que sale elegancia y clase a cada segundo, un disco ideal para empezar a sumergirse en el mundo del Rock Sinfónico y el Rock Progresivo. Atmósferas conseguidas, brillantes fases instrumentales, melodías exquisitas para evocar recuerdos y dejarse mecer en un mar de sentimientos placenteros.

Dedicada a Iban MG, que además me descubrió esta joya.

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