lunes, 3 de noviembre de 2014

Crítica: THE AMAZING SPIDERMAN 2: El Poder De Electro (2014)

MARC WEBB












Segunda entrega de este innecesario reboot que cada episodio que presenta hace preguntarse aún más al espectador el motivo de este relanzamiento. Una secuela que pretende ser más espectacular que su predecesora, lo consigue, y no sé si pretende ser más hortera, pero también lo consigue.

Al ajetreo de la vida de superhéroe a Peter Parker se le suma la dificultad de conservar su relación con Gwen, especialmente por la promesa que le hizo a su padre de mantenerla alejada de todo eso, algo que ya vimos en la primera parte… Además, un nuevo villano amenaza la ciudad, Electro, y su viejo amigo Harry Osborn (Dane DeHaan) regresa para complicar las cosas.






La película comienza con un montaje muy sincopado para la presentación del padre de Peter, Richard Parker (Campbell Scott). Se repiten escenas de la primera, que se retoma en este inicio pero ampliando la información sobre la extraña huida de Richard, cuando dejó a Peter con sus tíos. En esta ocasión la cámara de Webb no se quedará con el futuro superhéroe, sino que seguirá a sus padres, al peligro que supone su descubrimiento y a una escena de acción en un avión. No hay mucho papel para los padres de Peter, interpretados por Campbell Scott y Embeth Davidtz.







Esta segunda entrega de “The amazing Spiderman” es como una montaña rusa frenética, con continuas escenas de acción psicodélicas y kitsch, entre las que se filtran las tramas más dramáticas y el desarrollo de los personajes a duras penas, de forma superficial, manida y con poca fuerza. Así, sin solución de continuidad, llega una nueva escena de acción, en este caso para presentar al héroe, donde disfrutamos de los mejores momentos de la película, los que muestran las habilidades de Spiderman y sus vuelos por la ciudad. Puro goce visual.





Lamentablemente los excesos frenéticos, muy de cómic, no siempre sacan lo mejor en estas escenas de acción, por ejemplo el juego con los “tubitos”. Esto se mezcla con momentos de aparente perturbación psicológica, con apariciones del padre de Gwen para recriminar a Peter su actitud mientras salva la ciudad en medio de la excentricidad, frivolidad y aparente desenfado de nuestro egocéntrico y vacilón protagonista en acción. Vemos también a Paul Giamatti en un desfasado papel. Parece ser que será uno de los villanos de la tercera entrega de la saga, Rhino.




El conflicto con el padre de Gwen (Emma Stone) ya quedó marcado en la anterior parte de la saga. Aquel, lógicamente, quería que el superhéroe mantuviera alejada a su hija de todo su universo por su seguridad, algo que Peter tiene dificultades en cumplir a pesar de la promesa. En relación a esto Gwen hará un discurso en su graduación apelando a vivir la vida propia, tomar las propias decisiones, aprovechar el tiempo con quien queremos y para lo que queremos, argumento sobre la libre elección que contradice a su padre. Peter llegará tarde al evento, demostrando que falla en lo cotidiano por sus obligaciones como superhéroe… algo que Gwen está dispuesta a aceptar. Gwen es valiente y una sana individualista que simplemente no quiere que tomen sus decisiones por ella. Lógico y legítimo.



Este conflicto dramático, que desemboca en ruptura en la escena siguiente, pasando de la felicidad despreocupada al tormento repentino tras ver un par de apariciones del padre de Gwen, resulta sencillamente lamentable tal y como está aquí planteado. De hecho, el desarrollo de personajes y sus relaciones no pueden ser más mediocres en líneas generales. Ruptura en Chinatown. En su soledad, Peter mirará las fotos de su novia, una relación que ya lleva tiempo, con lo que los cambios drásticos y las decisiones radicales repentinas quedan desproporcionadas e ilógicas.




Otro tema que se planteará pero no se desarrollará, lamentablemente, quizá por no querer parecerse a ciertos aspectos temáticos de “El caballero oscuro” de Christopher Nolan, es el de la legitimidad de Spiderman y su rango de “parapolicía”. Por desgracia esto no llevará a ningún lado, más ideas que salpican al tuntún sin rigor y en consonancia con el aspecto caótico y frenético de la película… Mala consonancia.



Más acción en el debate parapolicia y mucho humor, como ese Spiderman (Andrew Garfield) resfriado. La escena de la tía May (Sally Field) y Peter con su cara manchada. Los diálogos “pisados” entre tía May y Spiderman resultan simpáticos a veces. Oiremos al que será el villano de la función, Max Dillon/Electro (Jamie Foxx), defendiendo a nuestro protagonista en la radio, un buen cebo. Max es un sensible solitario, algo “piradillo”, necesitado de atención porque todos le ignoran y desprecian, admira y envidia a Spiderman y cumple años, celebración a la que espera que acuda su salvador, Spiderman... Lo mismo ocurrirá con Gwen cuando se acuerde de su nombre en un ascensor, tendrá un gesto de entusiasmo que resulta burdo… Con estos parámetros de su personalidad queda clara cuál será su evolución, en un ejemplo de simplismo bochornoso. Penoso retrato del villano y sus conflictos internos, de un infantilismo extremo y evidente, sin la menor complejidad, profundidad o interés. Un evidente villano rencoroso al no recibir lo que espera de Spiderman para un desarrollo donde adjetivos como mediocre o vulgar serían elogiosos.









Su conversión, siendo electrocutado salvajemente, pero que lejos de matarle le convierte en un electrizante rival para Spiderman ante el que, por fin, se posarán las miradas, no deja de resultar ridículo, con ese brillante experto manejando peligrosos cables y aparatos sin la más mínima precaución. Además el look de toda la escena es hortera y chillón. Su resurrección tiene una estética completamente ligada al género de terror con reminiscencias a Frankenstein e incluso La Momia.




Webb usará el mismo contrapicado para Oscorp a la salida del padre de Peter de la empresa, lloviendo, al inicio de la película, que con la entrada de Max, con tiempo soleado a la misma. La dirección es chillona, pero sin rasgos de estilo reseñables salvo en momentos sueltos. Por ejemplo, el exceso de pantallas y monitores no desembocará en ningún sentido concreto, salvo una vaga referencia al pasado… En cambio, la presentación del que será el otro villano de la función, Harry Oscorp (Dane DeHaan), es muy aceptable desde el aspecto visual, primero tras un cristal de un coche, luego tras una cortina en la habitación de su agonizante padre… Una imagen perturbada, una personalidad difusa. Con su padre mantendrá una discusión donde recriminará su dura infancia y la dureza y crueldad de su progenitor. En su herencia quedará mucho dinero, una enfermedad terminal y los avances para su cura… Harry es inteligente, está blindado y vive en el rencor, sólo su relación con Peter supondrá una pequeña brecha en este peligroso caldo de cultivo. Lejos de amilanarse, Harry se confirmará como presidente con mando en la empresa de su padre, no dejándose gobernar por todos los directivos ansiosos de poder. Se van forjando en esta parte de la película los retratos y conversiones de los dos villanos… con torpeza, simplismo y prisas.





También habrá otros rasgos destacables, por ejemplo esos encuadres inclinados, oblicuos, que utiliza en algunos momentos. Destacable a este respecto es la escena donde la tía May se sincera y desahoga, reivindicando su papel esencial en la educación de Peter. Una buena escena desde el punto de vista dramático bien subrayada desde la dirección con esos planos que muestran su estado anímico y perturbación. Momentos íntimos.


El reencuentro entre Peter y Harry deja una buena escena. Con una escalera como protagonista que marca el alejamiento de los amigos, su distancia, con Harry en lo alto y Peter abajo, veremos como cuando Harry baje sus defensas esa distancia se reducirá hasta que se fundan en un abrazo en medio de la misma. Cuando hablen de Gwen, ya distendidos y fuera de la lúgubre mansión de Harry, será Peter el que ponga un muro entre ambos.






Andrew Garfield, nuestro Spiderman, es feo con ganas, un feo simpático, pero acierta en su retrato de los tics juveniles, inseguros, adolescentes casi, nerviosos. Su vaivenes, dudas, indecisión y disimulo son sus claves de estilo. Más vaivenes en la relación entre Gwen y Peter, sacados de la manga. Una buena escena, al menos en sus intenciones, aunque el resultado no acabe de convencer. El momento de la confesión de Peter sobre sus seguimientos a Gwen es muy bonito.





La escena de la aceptación y conversión de Max en villano, en Electro, tiene buenos rasgos estilísticos, por ejemplo el travelling circular que retrata la satisfacción de ese ser hasta ese momento invisible convertido en el objeto de todas las miradas, un travelling que retrata la satisfacción de su ego. Un ser sediento de atención bebiendo a tragos gigantes su recién adquirida fama. Otro travelling circular retratará su asunción como villano. La escena es espectacular una vez se dispara la acción enfrentando a héroe y villano, repleta de colores en honor a ese look kitsch que tiene la cinta, cámaras lentas espectaculares, momentos muy emocionantes (el de la escalera…) y otros algo confusos en cuanto a la dirección y el montaje (el golpe con la fuente a Electro…). Una vez Electro es vencido en primera instancia no vemos lo que ocurre con él, desgraciadamente, esto lo veremos luego aunque perdiéndonos el proceso. Una vez se retome su trama, mostrándonos dónde se encuentra, comprobaremos que de la admiración y cariño a Spiderman ha pasado a un odio radical y repentino, así sin anestesia. Mientras lo investigan él aprovechará para bautizarse a sí mismo con su nombre de villano. Nace Electro.


La película pega otro salto hacia ninguna parte, en esa alarmante falta de cohesión que tiene el guión, para que veamos a un Peter atormentado que vuelve a obsesionarse con su padre e investigar sobre él, mientras se refugia en la autocompasión sobre Gwen y planifica mejoras en su traje para hacerlo resistente a la electricidad, punto débil con Electro.



El conflicto entre Harry y Spiderman vendrá de que la investigación de su padre concluye que con la sangre de Spiderman él podría sanarse. Ya tenemos un nuevo y repentino villano.



Escenas mal tratadas, el seguimiento a Gwen (Emma Stone) en la Oscorp al verla sospechosa, sólo saca pocos metros a sus perseguidores, pero se entretendrá charlando con Peter un ratillo antes de que decidan esconderse… En esta fase se atan cabos con una facilidad francamente sorprendente, una mala y apresurada elaboración de guión. La conversación entre Gwen y Harry, de nuevo en un ascensor, hablando de Peter deja incógnitas sobre el nivel de conocimiento y relación que tienen todos ellos.



Dentro de todo este caos hay que destacar que el conflicto más interesante que plantea la película, ni si quiera de forma explícita o directa, es el del propio Spiderman y la idea de un personaje capaz de ayudar a todo el mundo y su sentimiento de impotencia por no poder hacerlo con los más cercanos, no poder resolver sus problemas con la gente que quiere. Esto cobra especial envergadura en su relación con Gwen, de la que se vuelve a alejar en una especie de relación yoyó.




Peter viajará al pasado para reencontrarse con su padre, una estación oculta donde descubrirá algunos de sus secretos en un video, la verdad de Richard Parker. En esa estación habrá arañas y telarañas, lo que indica que entramos de lleno en el mundo de Peter, que se había mantenido oculto hasta ese momento, y se hacen patentes sus vínculos con su padre, como hilos de araña que se hacen visibles. Para ese viaje se utilizarán varios objetos, una calculadora, monedas y el torno de la estación Roosevelt. La emoción de Peter (Andrew Garfield) es retratada con su rostro semioculto.



El encuentro entre los dos villanos, Harry y Electro, dejará algún plano interesante, como ese donde vemos reflejado a Electro en la mitad del rostro de Harry cuando descubre su paradero. Un vínculo. Todo esto viene motivado por su despido de su propia empresa, a cargo de los ejecutivos que ansiaban su puesto. Dicho encuentro entre los villanos tiene un toque ochentero en su look. La psicología de parvulario de Electro y la amistad variante de HarryDane Dehaan, que interpreta a Harry Osborn, tiene un toque a Leonardo DiCaprio realmente notable en ocasiones.


 

Hay una magnífica escena simbólica previa al clímax final en relación a la pareja protagonista. Peter saliendo de un oscuro túnel y deteniéndose en mitad de una vía para hablar con Gwen por teléfono, que a su vez está detenida en un atasco. Perfecto retrato de una  relación interrumpida, en stand by, que lucha por salir hacia delante. Un destino interrumpido. La declaración de amor y de intenciones de la pareja será interrumpida, una vez más, por las obligaciones de superhéroe de Spiderman, con la aparición de Electro. Gwen se dedicará a dar claves científicas superficiales en esta parte final.





En los laboratorios secretos de Oscorp, Harry verá el traje de Duende Verde y no dudará en usarlo sin preparación alguna, por las bravas. En esa escena y otra al final, veremos otros trajes que servirán a diversos villanos de Spiderman, como Octopus, Rhino, Buitre… Broma metalingüística para futuras entregas.

El clímax comienza con humor, con Gwen llamando Peter a Spiderman, y momentos muy en la onda cómic dentro de la indefinición de tono que tiene la película en todo su metraje. Buenas escenas de acción, como corresponde al clímax, bien dirigidas, con planos generales bastante sostenidos para que se aprecie todo bien y un Spiderman un tanto exagerado en su trabajo corporal. Cámaras lentas de nuevo. El recurso de los aviones en peligro para crear suspense resulta forzado y poco creíble, se lo podían haber ahorrado.








El final de Electro no puede ser más cruel e irónico, hacerse invisible y acabar desapareciendo, justo lo que le atormentaba ser, invisible para los demás. Una vez un villano desaparece otro se reincorpora a la lucha, en este caso Harry Osborn /El Duende Verde, al que se le ha puesto la boca en su última transformación física como al Willem Dafoe de la primera entrega de la saga de Spiderman dirigida por Sam Raimi.



La muerte de Gwen nos lleva a la tragedia extrema, en otro cambio de tono sin sentido, que no funciona ni impacta, desfasado, incluso a nivel dramático. Una cinta en tono de comedia y desvarío kitsch no resulta creíble con estos giros dramáticos, hasta el punto de llegar a pensar si ha muerto de verdad... Una muerte extraña.




Harry sobrevivirá, veremos su rostro distorsionado en la cárcel, en un reflejo. Allí aparecerá el señor Fiers, “The Gentleman”, esbirro de Harry que acudirá a Oscorp para mostrarnos más armaduras de futuros villanos, antes mencionadas. El primero será Rhino, con la reaparición de Paul Giamatti, protagonista de la escena final en el regreso de Spiderman, que desapareció para guardar luto a su amada Gwen. Ese tiempo desaparecido convertirá a Spiderman en símbolo, símbolo de esperanza, lo que regenerará al héroe rememorando el discurso que Gwen dio al inicio de la película. El duelo de Peter por Gwen es poético, lo veremos velar su tumba con el paso de las estaciones.



La mencionada escena final con Rhino pretende ser épica, pero parece un combate de boxeo amateur, con el niño, los policías que se preocupan más de que la madre no se salte la barrera que de parar al chaval que se escapa, Spiderman con el megáfono, el villano esperando pacientemente el show… En coherencia con el estilo absurdo, ilógico, chillón y hortera de casi toda la película. 




Una secuela vitriólica y psicodélica, un frenesí visual que resulta peor que la anterior, que no resultó ser gran cosa en su indefinición, y eso a pesar de que se ha procurado ser todo lo espectacular posible, consiguiendo ser más dinámica que su predecesora. Banda sonora típica de Hans Zimmer con momentos que recuerdan a “Origen” (Cristopher Nolan, 2010) e interpretaciones correctas. Una saga que pretendía más seriedad en la onda de los Batman de Nolan pero que finalmente difiere más bien poco de las joviales de Raimi, solo que con ínfulas… Para pasar el rato sin más.








4 comentarios:

  1. Uyyyyy otra de estas entretenidas pero que no dan para mucho más...la verdad es que empiezan a cansarme tantas partes...

    Otra película de 3...como la "innombrable"....jejejeje

    Gracias por el post!! Bss

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    1. Muy prescindible Sara, una saga que sobra completamente.

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  2. Pues para lo maloncia q resulta aún destacas cosas buenas.
    :-)
    Gracias por tu trabajo!!!

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    1. Las tiene! Hay que ser justos jajaja. El caso es que el cómputo global es regulero. Gracias a ti Reina.

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