jueves, 6 de noviembre de 2014

Crítica: LUCHA EN LA SOMBRA (1941) -Última Parte-

VINCENT SHERMAN












La repentina aparición del miembro de la Resistencia cuando Hoffman ilumina la estancia al llegar a su casa es de un poderío visual extraordinario, un nuevo juego con la luz y la sombra perfecto, escalofriante. Si escalofriante es la aparición mencionada más aún lo será el relato de Hoffman para explicar los motivos de su traición, su suplicio y torturas en presidio, subrayado con la música, y cómo cedió finalmente por las atrocidades sufridas. Nuestros amigos no tendrán otra salida, pero querrán conservar la dignidad del desgraciado personaje, que se suicidará en off, un disparo que oiremos desde el expresionista callejón que vimos anteriormente. Eric está dispuesto a matar a Hoffman él mismo, incluso cita a su hermano, no hay excepciones para mantener viva su misión, pero el relato de Hoffman cambiará en cierta medida las cosas. Dignidad y suicidio.



 


La iglesia, que actuará como lugar simbólico, será un reducto de paz para nuestros personajes, que usarán para intercambiarse información clandestina. Kurt, por su parte, sólo tiene tiempo para Silvia, la sigue y acosa, una técnica de seducción como otra cualquiera. Estás escenas románticas serán rodadas con travellings mientras la pareja anda por las calles, ligando en movimiento, coherente con esa idea de dinamismo que tiene tan marcada Sherman.



La música se hace excesiva en ocasiones, muy intensa. Oímos el piano ante la mención de Eric a su hermano en la escena del suicidio de Hoffman, un piano vinculado a Kurt, y ahora oiremos un insistente violín, el instrumento de Silvia, precisamente. Un uso narrativo de la música.

El suspense no ceja, así que las pretendidas escenas de romance acaban convertidas en escenas de magnífica tensión de nuevo, ya que Silvia debe cumplir el encargo que recibió en la iglesia, recoger una maleta con material para una nueva radio, pero la presencia de Kurt lo complica todo. El manejo de estas pequeñas set pieces, el suspense con el que son tratadas por parte de Sherman y la imaginación para dar siempre un poco más con estos giros, demuestran el gran talento de director y los guionistas responsables de la cinta.




En esta secuencia tenemos otro de esos trucos de guión, artificios, que como mencioné antes se usan de vez en cuando durante la película para complicar las cosas o resolverlas. Sin que nadie nos explique por qué, los nazis saben lo de la estación, e incluso qué maleta concreta es la que se busca. Además informarán oportunamente a Flora para darla opción a avisar a nuestros protagonistas… Se repite así la estructura de suspense, muy bien llevado, como la que vimos en la escena del bar. La Resistencia de nuevo en apuros.




Silvia será avisada justo a tiempo para inventar una excusa que le permita salir del apuro, aunque no le evitará el interrogatorio ni las torturas. Kurt también será sospechoso e interrogado, pero su currículo de fidelidad extrema al partido y al ejército lo liberarán pronto, aunque tendrá el encargo de ser espía del objeto de su pasión. En su interrogatorio veremos a Kurt ya sentado, una novedad ya que Sherman siempre suele mostrar a los personajes entrando en escena, en busca del dinamismo que he destacado, pero esto no tarda en suceder, enseguida comenzarán a entrar personas en la habitación, por ejemplo su propio hermano Eric. Hay un confuso salto de eje en los primeros planos a los hermanos donde se nos muestra su reacción, siempre considerado un error de dirección en el cine clásico.




A partir de aquí Kurt (Jeffrey Lynn) va teniendo más peso en la narración. Un fiel y entregado nazi enamorado de una desvalida chica de la Resistencia. Los conflictos dramáticos planteados son excelentes, como es fácil entender.

La progresión narrativa y dramática es soberbia, no sólo cabe destacar lo bien regulada que está la intriga y el suspense en las escenas cumbre, o por si cogerán o no a alguien de la Resistencia o qué le ocurrirá a Silvia (Kaaren Verne), sino a lo largo de toda la trama, una tensión perfectamente modulada y cada vez más intensa y asfixiante. Valga como ejemplo el hecho de cómo tras cada escena las pérdidas son cada vez mayores, primero será un objeto material, la radio móvil; luego perderá la vida un miembro de la Resistencia con poca presencia; luego Silvia será arrestada y torturada, siendo un personaje importante de la historia, para llegar al final donde uno de los protagonistas será ajusticiado…




La escena de la tortura está muy bien rodada, un reloj será utilizado para mostrar una elipsis temporal y Sherman se centrará en objetos para escenificar la amenaza que supone el coronel Heller (Martin Kosleck), sus botas, su fusta… Torturas, los resultados de esas torturas y los objetos usados para ellas. Además usará el contrapicado para enfatizar la violencia y la amenaza, de igual forma que utilizará primerísimos planos claustrofóbicos, asfixiantes, sudorosos, como la situación.


En esta secuencia habrá otro de esos detalles que hacen grande la película, que retrata la hipocresía y el gusto por las formas nazi, la firma del documento que se le exige a Silvia, tras la paliza, donde dice que se la ha tratado muy bien… 


Finalmente la dejarán libre para seguirla y poder espiarla viendo que no logran sacarla información. Postura inteligente.

Más detalles de esos sutiles con los que la cinta está salpicada, la mujer que quiere ayudar a Silvia, pero por miedo se arrepiente, a pesar de verla hecha polvo tras la paliza recibida, en el portal de su casa. Con este pequeño detalle se visualiza a la perfección el estado dictatorial en el que están sumidos, el miedo, el pánico. Esta situación permitirá la evolución en la relación de Kurt y Silvia.



En casa de los Franken los dos hermanos tendrán una intensa charla. Veremos la sombra de Eric (Philip Dorn), un mal presagio, premonitorio siempre, y una escalera donde los dos hablarán. Una escalera simbólica, ya que Kurt se sentará y sincerará con su hermano, hablando de sus sentimientos hacia Silvia, planteando sus primeras dudas, tomando conciencia de lo que ocurre en ese régimen a través de su amor hacia Silvia, sin que ella le diga nada, simplemente viendo lo que hacen “los suyos”, interrumpiendo, por tanto, su fluido y tranquilo transitar al abrigo nazi… Con todo, resulta algo forzado el repentino enamoramiento, aunque es obligado como impulso motivador para la evolución del personaje además del hecho de haber pasado largo tiempo en el frente, lo que conlleva ciertas necesidades… El propio Eric hará hincapié en el poco tiempo que hace que la conoce, para justificar mejor este hecho.




Tendremos otra conversación entre hermanos poco después, una vez Kurt descubra que Silvia pertenece, efectivamente, a la Resistencia. Tras su decepción inicial no podrá delatarla. Las sensatas e inteligentes palabras de su hermano Eric, que lo prueba para ver hasta dónde llega su fidelidad al partido, al régimen y a Silvia, le ayudarán. El contagio de amor hará cambiar las prioridades de Kurt. Esta conversación será en la habitación del militar, decorada con aviones, y tendrá a Eric en posición de superioridad ante su sentado hermano. Poco después se igualarán, poniéndose a la misma altura, cuando Kurt reconozca no ser capaz de delatar a la chica y su hermano no tenga que matarlo como estaba dispuesto a hacer… Tensa escena donde se escenifica de forma cruda cómo unos ideales se anteponen a la familia incluso. Cariño de hermanos y acuerdo puestos a prueba. También la madre (Ilka Gruning) hablará en las escaleras con su hijo Eric, revelando la detención del amigo de la familia Müller (Ludwig Stossel).




En otro detalle y giro de guión, de la numerosa cantidad que hay en la cinta, todos muy interesantes cuando no decididamente brillantes, y que definen de nuevo a la perfección el entorno, la situación y el clima de terror, crispación y opresión que rodea a los personajes, está el hecho de que el cortejo de Kurt se convierta en espionaje, un cortejo con segundas intenciones, el de sacar información a la chica. En cualquier caso, nuestro enamorado nazi no se podrá resistir a los encantos de la chica y confesará que sus encuentros tenían la segunda intención mencionada, haciéndole una propuesta romántica, huir juntos lejos de aquel ambiente. Lo curioso de esta relación es que el más honesto es él, ella miente, lógicamente y por necesidad, lo que incita una aguda reflexión, lo fácil que es ser sincero con viento a favor, pero en un entorno de miedo y donde te la juegas muchos de los valores y principios sobre los que debe sostenerse una sociedad cambian obligadamente para sostener lo mejor de esa sociedad.




A Silvia no se le ve un ápice de enamoramiento, más preocupada por no ser descubierta, es normal que evite ciertas cosas, así que la veremos casi siempre esquiva, fría. Él en cambio está completamente entregado.

La escena que viene a continuación es otro de esos ejemplos de situación forzada o artificiosa, en este caso de puesta en escena. Es cuando Kurt descubre a Silvia. Sabiendo que él está ahí no es normal ni lógica su actuación, que no muestre un poco de precaución o discreción… Ponerse a guardar material en su habitación con la puerta abierta son ganas de delatarse…





Otro detalle en este sentido, un nuevo truco de guión que busca impulsar la acción con otro giro, lo tenemos cuando se nos dice que los nazis saben que la Resistencia va a volver a emitir por radio, pero se nos vuelve a omitir cómo lo saben, por qué lo saben… Es un truco narrativo para movilizar a Kurt, que siga los movimientos de Silvia y que acabe descubriendo a su hermano también.

Cuando una cinta es introspectiva, que haya ciertas lagunas narrativas en la trama, que no se expliquen ciertos aspectos, no es tan importante, ya que el foco está puesto en la psicología de los personajes, lo que importa no es dicha trama, que es una simple excusa, sino la elaboración de los distintos roles, personajes, relaciones. En cambio, en citas de este tipo, con mucha trama, donde ésta es muy importante, con mucho giro imprevisto, donde el suspense y la intriga juegan un papel esencial, sí es importante explicar, definir y cerrar bien las posibles lagunas, ya que si no las incongruencias, los trucos y las inverosimilitudes molestan, se notan demasiado y perjudican al resultado global.

Habrá incluso tiempo para dedicarle a la psicología de Heller, que se lamenta de que sus sacrificios, su concienzudo, aunque a veces torpe, trabajo no sea justamente reconocido y recompensado.


Todo se dispara en esta parte final, la espada de Damocles pende sobre la Resistencia, incluso el hombre que fue a pedir medicinas a la casa de los Franken ha sido denunciado, encontrando por fin el sentido a la gran cantidad de planos que Sherman dedicó a la doncella, Adela, en aquella escena, ya que ella es la delatora. De hecho también denunciará al padre de los Franken (Erwin Kalser). Un régimen del miedo donde la mentira, la delación, la traición, el arribismo… están a la orden del día.

La persecución tendrá a la niebla como protagonista, los valores establecidos de Kurt son cada vez más difusos, visualmente mostrado en este simbolismo.

La evolución y desarrollo de las relaciones y personajes son excelentes, ver como Silvia trata de proteger a su grupo al darse cuenta de que Kurt los ha denunciado haciéndole ver que Eric, su hermano, está entre ellos, es otro detalle de guión magnífico. Que la detención sea retransmitida por la radio clandestina, en voz de Eric ante la atenta escucha de su hermano Kurt, es otro detalle magistral de suma crueldad.


Todo esto lleva al límite a Kurt, a la decepción y al arrepentimiento. Una manera perfecta de escenificar como el nazismo destroza familias haciéndola cometer atrocidades sin ni siquiera saberlo, forzando a la mentira, la ocultación, la delación, la traición…

Además la evolución del personaje central, Kurt, es perfecta, pasando de ser un nazi convencido a su arrepentimiento, un proceso sólo posible humanizando al personaje, resaltando la idea de que Kurt es un convencido nazi pero no un fanático, única manera en que podría darse esa evolución que presenciamos. 



Las panorámicas drásticas en esta parte final de la cinta, aunque han estado presentes siempre, para ver entrar y salir personajes o simplemente seguir conversaciones, resalta a la perfección el clima de crispación y tensión creciente y reinante. Se harán especialmente patentes en el despacho de Heller (Martin Kosleck).

A partir de aquí tendrá vital importancia el personaje de Flora (Mona Maris), esencial en su rol de topo, haciéndole ver a Kurt las atrocidades de aquellos a los que defiende, incluso a su propia familia, un puñetazo de realidad cruel y despiadado. Aprovechará el pequeño momento de fragilidad y debilidad para unirle a la causa de la Resistencia, mostrándole las infernales torturas que ejecutan como si nada, las mentiras cínicas lanzadas a su cara…




En el momento de mostrarle la tortura a su propio padre tendremos otro sutil detalle de puesta en escena, la presencia de un gato negro, nuevamente simbólico.

Kurt, ha llegado su hora como hombre, ¿lo acepta o no?


Kurt aceptará, por supuesto, pero estas escenas son de una crueldad casi insoportable. El momento donde debe coger un cigarro ofrecido por el asesino de su familia es significativo. Al ver el rostro torturado de su hermano tendremos otro de esos momentos culminantes, otra de esas situaciones y giros fantásticos que tiene la película para generar momentos límite, extremos. Dos hermanos frente a frente que cambian los roles de forma magistral, ya que Eric no lo sabrá. Kurt mentirá, dirá que conocía la presencia de su hermano para así lograr pasar desapercibido en el mando alemán, ganándose su confianza de forma definitiva, pero implica romper de dolor a su hermano. Un sacrifico más. El sufrimiento de Kurt, el dolor y la decepción de Eric y la tristeza de Flora quedan magistralmente plasmados en primeros planos por Sherman. Tal y como hacía Eric, mintiendo a su hermano y dispuesto a cualquier cosa para mantener viva a la Resistencia, hace ahora Kurt, con la crueldad de que aquel no lo sabe.









Un locutor y su sombra anuncian la muerte de la radio clandestina y los miembros de la Resistencia, preámbulo para la hermosa escena final, un magnífico y tenso clímax redentor.

Veremos a los miembros de la Resistencia dirigiéndose a la muerte, sus caras de horror, decepción y abatimiento, cuando la radio clandestina emerge de nuevo por los altavoces repentinamente. Aquí tenemos otra de esas licencias, trucos y elipsis a los que recurre la película más veces de las aconsejables, ya que nadie explicará cómo han logrado introducir los altavoces en el lugar de la ejecución. Debe haber más topos de los que se piensan y además ser muy discretos… En el mensaje de radio se insertará el lema que el padre hacía recordar a sus hijos y que leímos al inicio del film, en la comida de bienvenida dedicada al propio Kurt. Con este mensaje Eric lo comprenderá todo al reconocer a su hermano como locutor, la necesaria mentira, el relevo y la vigencia de la radio clandestina y la Resistencia. La forma de emerger es casi simbólica, de la nada, como un espíritu irrefrenable que impulsa un final esperanzador en una película realizada en medio de la 2ª Guerra Mundial.



Así Eric, un mártir, asumirá su muerte con una digna, orgullosa y satisfecha sonrisa, llena de paz interior gracias a esa victoria.

Kurt toma el relevo con devoción y con Silvia a su lado, una relación muy bien llevada, con sutileza, para rematar un excelente film con un final triste, duro, pero esperanzador.







En definitiva, estamos ante un excepcional título que acierta de lleno en todos sus elementos, en el retrato y evolución de los personajes, sus comportamientos, sus relaciones, así como en el retrato del miedo, del terror, en un régimen dictatorial, asesino y despiadado, repleto de amenazas, violencia, chantaje, espionaje, opresión, torturas, control obsesivo, toques de queda, cartillas de racionamiento, mentiras… De igual forma acierta en el tono y apuesta narrativa, con una modulación del suspense realmente ejemplar, una progresión de la intriga y la tensión perfecta y un poderío visual y agilidad en la puesta en escena deslumbrante. Algunas de las escenas son verdaderamente virtuosas, con un suspense digno del propio Alfred Hitchcock. Sus únicos problemas están en ciertas licencias de guión o puesta en escena, lagunas argumentales o narrativas para impulsar las acciones de los personajes, que aunque crean brillantes situaciones son trucos bastante gratuitos que necesitaban más elaboración y explicación.



Una cinta sobre el sacrificio, la defensa de los ideales, de los grandes valores, la necesidad de luchar por lo que se cree, sobre la esperanza, la posibilidad de cambio y la abominación de los fanatismos, entre otras muchas cosas, que es altamente recomendable.


2 comentarios:

  1. Muchas gracias por traerla. Gran selección de imágenes. Disfruto mucho con ellas.
    Bss, Sambo.

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    1. Gracias a ti, Reina. Me gusta que también se valore ese aspecto, que es el que más trabajo da, o al menos el que más pesado resulta.

      Besos.

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