miércoles, 10 de diciembre de 2014

Crítica: DUELO EN SILVER CREEK (1952)

DON SIEGEL













Don Siegel, uno de los grandes directores que surgieron en los 40 y siguieron regalando joyas hasta finales de los 70, las dos películas que hizo en los 80 no son muy allá, nos entrega un simpático y curioso western, irónico y divertido, en la época gloriosa del género, uno de sus primeros trabajos. Un western que casi de forma inconsciente se ríe de los tópicos del género y sus personajes, narrado con la habitual agilidad del director. Una cinta que no llega a la hora y cuarto.




Duelo en Silver Creek” no es nada del otro mundo, un western para pasar el rato sin muchos alicientes, pero los ingredientes que lo componen no forman un mal conjunto gracias a la ironía y esa cierta perversión de tópicos. Un toque casi paródico.

Episodios sueltos de cruel violencia inician la cinta con una voz over explicándonos los acontecimientos, el abuso de unos salteadores de minas que se hacen por la fuerza con las concesiones para enriquecerse. Cuando la banda ataque la concesión de Luke Cromwell, Silver Kid (Audie Murphy), y maten a su padre, además de robarle a él, se aliará con el Marshal de Silver Creek para enfrentarse a la banda de forajidos.




En la primera escena de acción veremos la habilidad con el arma y la valentía de Silver Kid, en un tiroteo y una persecución a caballo con momentos muy bien rodados y en ambos casos con magníficos planos generales.




Silver Kid es interpretado por Audie Murphy, un actor que llegó a Hollywood de la mano de James Cagney y que fue un hombre de variados talentos. Tras ser rechazado en el ejercito por su pequeño tamaño logró ingresar en el mismo, falsificando sus datos, y acabó convirtiéndose en el soldado más condecorado de la 2ª Guerra Mundial. Resultó ser un buen compositor de Country, logrando algunos grandes éxitos con sus temas, y actuó en 44 películas, la mayoría westerns sin mucha calidad, entre las que puedo destacar “Medalla roja al valor” (John Huston, 1951), “Balas de contrabando” (Don Siegel, 1958), “El americano tranquilo” (Joseph. L. Mankiewicz, 1958) o “Los que no perdonan” (John Huston, 1960)…

Este defensor de los veteranos de Vietnam y Corea murió en 1971 con 46 años.

Stephen McNally, que aquí interpreta a Relámpago, apareció en películas tan notables como “Ojos en la noche” (Fred Zinnemann, 1942), “La llama sagrada” (George Cukor, 1942), “El abrazo de la muerte” (Robert Siodmak, 1949), “Winchester 73” (Anthony Mann, 1950), “Un rayo de luz” (Joseph L. Mankiewicz, 1950) o “Correo diplomático” (Henry Hathaway, 1952), entre otras, lo que no está nada mal.

La presentación del Marshal, Relámpago Tyrone, será a través de su estrella de sheriff, momento en el que además descubriremos que la voz over es suya. Una voz over que resulta redundante. También se nos presenta a uno de los villanos, “Johnny Sombrero”, que es para ver sus pintas, donde no cabrá duda del porqué del apelativo… Los nombres, Relámpago, Sombrero… son algunos de los ejemplos de ese tono irónico de la cinta, que se ríe de los clichés del género. En este inicio se elogiará desmedidamente la habilidad y velocidad con las pistolas del Marshal, creando un héroe clásico del western al que se va transgrediendo poco a poco de una manera bastante divertida, pero nunca paródica. 


Johnny Sombrero (Eugene Iglesias) es uno de los villanos menos amenazadores que ha dado la historia del cine, un crío con un vestuario que parece sacado de un carnaval mexicano y pose de chulito de instituto. Un villano que además pinta bien poco…



Un héroe de pacotilla.

¿En qué consiste esta perversión? Pues que el supuesto héroe, ese pistolero excelso que trabaja como Marshal, nuestro aparente protagonista, no dará una, no conseguirá resolver ningún problema ni solucionar nada por sí mismo, cayendo en un desastre detrás de otro y siendo salvado en cada ocasión por Silver Kid, una vez se alíe con él. Así, lo primero que le ocurrirá será que le pegarán un tiro según salga en busca de la banda de forajidos que aterra a los mineros, nada más salir, sin esperar… La bala le dará en el hombro, un clásico, lo que le impedirá demostrar su supuesta habilidad con el arma que nos habían anunciado antes… Esto dará para otra persecución a caballo de un grupo a otro.


Habrá dos mujeres, dos morenas, una pérfida y mala como ella sola, Opal Lacy (Faith Domergue), y la otra pura bondad y generosidad, Jane “Dusty” Fargo (Susan Cabot). Las dos beberán los vientos, en apariencia, por nuestro Marshal, una de verdad y otra de forma fingida… ¿a que no sabéis en cuál de las dos se fijará el Marshal Relámpago? Exacto…



A nuestro Marshal le engaña todo el mundo, aunque en alguna ocasión sacará su revólver antes que su oponente…

-Tras ir a casa de Lacy a coquetear un rato, un pistolero esperará a nuestro incompetente Marshal para matarle, algo que hubiera logrado si Silver Kid no hubiera aparecido providencialmente. Otro ejemplo más de la categoría de héroe que tiene Relámpago. También se hará íntimo amigo del líder de los forajidos, Rod Lacy (Gerald Mohr)... Es un no parar que resulta francamente divertido, sobre todo porque Silver Kid irá constantemente por detrás advirtiendo de todo a su jefe, sin que haga el más mínimo caso…








-Por supuesto, el hábil truco de fingir el encarcelamiento del villano no será ocurrencia del Marshal, sino de Silver Kid, faltaría más… En la trampa que Opal Lacy pretende tender a Relámpago volverá a ser Silver Kid el que sospeche, investigue e interrogue con acierto, ante la ciega credulidad del Marshal, que resulta desesperante. Un torpe a tiempo completo del que te preguntas cómo ha logrados sobrevivir tanto tiempo como Marshal en el oeste.

-Se pondrá en contra de su único aliado en la lucha contra los forajidos, Silver Kid, y vagará como un aspirante a detective siguiendo siempre pistas faltas y cayendo en cuantas trampas le ponen, librándose de suerte o por la buena labor de su Ángel de la Guarda.


-Cuando por fin parezca que Relámpago va a hacer algo en la película, demostrar su competencia en algo, enfrentándose en un duelo con Johnny Sombrero (Eugene Iglesias), volverá a aparecer Silver Kid para ¡ocupar su lugar!



-A la hora de película, de la hora y cuarto que dura el film, en el colmo de la ironía, nuestro Marshal dirá: “Empezaba a pensar que me había equivocado al sospechar de Johnny Sombrero”… Una lumbrera.

Lo que hace que toda esta transgresión e ironía funcione es que la película no se hace parodia nunca, sino que se muestra aparentemente seria en todo momento.

Como habrán deducido el inexperto joven llamado Silver Kid será el verdadero héroe en la sombra, en otra perversión del tópico. Las villanas sin escrúpulos ni ambigüedades, las malas elecciones a todos los niveles del héroe y la resolución romántica donde dicho héroe no se queda con la chica buena, son más ejemplos de la mencionada perversión de tópicos, desmitificación de los clichés clásicos.


Lee Marvin tiene un pequeño papel haciendo de fanfarrón bromista de bar, lo que recordará a tantos de los villanos interpretados por el estupendo actor, por ejemplo en “El hombre que mató a Liberty Valance” (John Ford, 1962), donde una escena de cantina con un filete le hizo inmortal. También estará presente en el encuentro entre el Marshal y Silver Kid, un Silver Kid con una chaqueta de cuero molona que se enfrentará a Marvin a las cartas y con las armas, venciendo en las dos modalidades. Lejos de que esto suponga la detención del joven provocará su reclutamiento como ayudante del Marshal, así son las cosas en el viejo Oeste…

El asesinato del mentor de Relámpago convertirá también para el Marshal el caso en algo personal, como ocurre con Silver Kid. De esta forma las motivaciones se desvían de la pura justicia a la venganza.


También habrá un cuarteto amoroso, Dusty quiere al Marshal, el Marshal quiere a Lacy, Lacy no quiere a nadie, pero Silver Kid se fijará en Dusty… Lo bueno es que la villana Lacy, que en realidad mantiene una relación con Johnny Sombrero, y seguramente con Rod, que finge ser su hermano, en ningún momento siente el más mínimo cariño por el Marshal ni titubea en conspirar contra él, como si de una Milady de Winter de “Los tres mosqueteros” se tratara.



Hay un divertido plano en el que Silver Kid trata de arrancarle un colgante a un villano al que golpeó en la cabeza, se le resistirá en primera instancia, pero al segundo intento y tras un poco sutil corte en la escena la cosa saldrá mejor. Se debió resistir la cosa…


Esta fase será tremendamente nocturna, lo que le da mayor fuerza dramática y visual a la cinta y al creciente clímax que se va gestando. Hábiles y divertidos giros de guión para una cinta trepidante que mezcla acción y suspense.

El clímax nos seguirá deleitando con los planes del Marshal, al que no sabemos por qué alguien le hace caso, dejando ir a Opal Lacy porque sí. Al menos la malvada mujer recibirá su merecido por traidora a manos de su propio “hermano”. Tampoco serán muy discretos a la llegada a la guarida de los forajidos, que quedan completamente advertidos de la misma, pero nuestro lúcido Marshal se sorprenderá de que les tiendan una emboscada.




A pesar de la citada emboscada nuestros protagonistas se recompondrán y el clímax tendrá su punto álgido con otra persecución a caballo, magníficamente rodada por Siegel de nuevo, con excelentes planos generales incluyendo a ambos en el encuadre, y un tiroteo entre las rocas, que son mi debilidad. Aquí, y contra todo pronóstico, Relámpago sí será hábil y competente y logrará matar a Rod, en el único momento en el que hace su papel de héroe como se le suponía… Un final para compensar.




Al menos a la chica se la llevará Silver Kid en justo premio… Algo es algo.

En “Duelo en Silver Creek” no vamos a encontrar nada especialmente reseñable pero se agradece ese distanciamiento y desmitificación de los clichés más recurrentes del género. Un western clásico vulgar y correcto pero con un punto de vista peculiar que si se aprecia puede complacer. En ese sentido la película resulta divertida y original, muy entretenida, si bien es cierto que ni trama ni guión se elevan a mucha altura, los personajes son completamente planos y sin matices y no hay la más mínima profundidad, ni la pretende, cabría decir. Se agradecen determinados giros en la trama y el mencionado distanciamiento, así como la ágil realización de este director de enorme talento. Discreto pero pasable western.




2 comentarios:

  1. Jojojo!!! El chulito de instituto!!!
    Q fotografía más saturada!!
    Los paisajes son estupendos, eso sí!!!
    Y q joven Lee Marvin!!
    Gracias Sensei!!!
    Un beso!!

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    Respuestas
    1. Es tronchante! Saturada y muy bien dirigida, peculiar. Grande Lee Marvin!

      Un beso, Reina.

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