jueves, 7 de mayo de 2015

Crítica: SCREAM 2 (1997)

WES CRAVEN













Las sagas de terror adolescente siempre han sido una mina y parece que cíclicamente hay una que se convierte en icono de una época. Si ya surgieron las sagas de “Halloween”, “Pesadilla en Elm Street”, “Viernes 13”… ahora es el turno de “Scream”, referente del cine de terror y del slasher de los 90 con un ingrediente extra, el metalingüismo satírico sobre el propio género y, en el caso que nos ocupa, sobre la propia condición de secuela, algo más que apreciable.



Su influencia en los 90 y principios de 2000 es indiscutible, sin entrar a valorar la trascendencia de la misma, ya que dicha influencia se tradujo en productos infumables en casi todas las ocasiones. “Scream, vigila quien llama” (Wes Craven, 1996), y esta secuela, se elevan con suficiencia con respecto a todos los títulos que surgieron a su rebufo, incluidas las propias secuelas de esta saga, siendo un producto sano y divertido, que juega y se reboza en los mismos clichés que satiriza para diversión de los fans del género, dando un plus a los tópicos conocidos por todos. Un ejercicio más que aceptable. A partir de aquí, evidente y lamentablemente, ese juego se pierde y con las siguientes entregas la saga “Scream” se convirtió en aquello de lo que se reía con gusto.



Un nuevo boom del género surgió con “Scream” y subproductos de todo tipo empezaron a aparecer, copias poco disimuladas, nuevas sagas, reboots de sagas anteriores… “Sé lo que hicisteis el último verano” (Jim Gillespie, 1997) y sus secuelas, “Leyenda urbana” (Jamie Blanks, 1998), “Un San Valentín de muerte” (Jamies Blanks, 2001), “Destino final” (James Wong, 2000) y sus secuelas, “The Faculty” (Robert Rodriguez, 1998), nuevas “Pesadillas en Elm Street”, nuevos “Halloween” y “Viernes 13”, nuevos “Muñecos diabólicos”… nutrieron las pantallas durante varios años gracias al monumental éxito de “Scream”, el referente al que se debe esto… Que tampoco es motivo de orgullo.

Transcurridos dos años de los asesinatos de Woodsboro, Sidney Presscott (Neve Campbell) parece haber reconducido su vida. El curso finaliza y todo parece haber vuelto a la normalidad. Todo cambiará cuando, coincidiendo con el estreno de la película basada en la novela de la periodista Gale Weathers (Courteney Cox), “Puñalada”, que a su vez se basó en los hechos acontecidos en la anterior película, alguien es asesinado en el cine del campus universitario. Todo parece volver a comenzar.


Uno de los grandes culpables del éxito de este neo slasher adolescente, del terror en los 90 y primeros años de 2000, es el guionista Kevin Williamson, autor de los libretos de la saga que nos ocupa y de “Sé lo que hicisteis el último verano”. Tanto es así que incluso se lanzó a la dirección con un thriller con elementos de terror, discreto, como fue “Secuestrando a la señorita Tingle” (1999). Muchas de las virtudes de la saga se le deben a él, de hecho en la tercera ya no aparece, en la debacle de la misma. También escribió “The faculty” y fue creador de la exitosa serie “Dawson crece”. El mundo adolescente le apasiona, queda claro. Centrado en la televisión.


Esta segunda entrega de la saga saca un excelente partido al planteamiento metalingüístico que define la misma y ya disfrutamos en la original. Sus reflexiones, chistes, bromas e ironías acerca de las secuelas cinematográficas y en especial en el género de terror, enriquecen una propuesta consciente de sí misma de una manera inteligente y divertida, para caer en esos mismos tópicos sin autoindulgencia y con plena satisfacción, especialmente para el espectador que entre al juego.



Wes Craven es considerado uno de los "maestros" del slasher, un gran pionero, y aquí, con las dos primeras entregas de esta saga, acaba ejecutando uno de sus mejores trabajos como director. Siempre inmerso en el terror, desde su debut con “La última casa a la izquierda” (1972), ha dejado obras de culto para los fans del género, como “Las colinas tienen ojos” (1977). No fue hasta 1984, con el estreno de “Pesadilla en Elm Street”, cuando alcanzó el estrellato, convirtiéndose en referente del slasher. Una saga en la que no continuó hasta que en 1994 intentó una peculiar revisión de la misma.



Craven siempre ha querido dar un punto intelectualoide a muchas de sus obras, lo que en ocasiones resultaba un poco cargante y pedante, no funcionaba con propuestas tan arraigadas a una fórmula, además de que tampoco suele acertar en el modo de fusionar esos conceptos. Aquí, en cambio, la cosa funciona bastante mejor. 

Su dirección aquí es digna de elogio a nivel técnico, modulando muy bien las escenas de suspense y rodando las secuencias más tensas recurriendo con acierto al plano general, donde se ve toda la acción y las persecuciones, lo que logra hacer más eficaces los sustos. Esto no evita todos los clichés del género, los sustos gratuitos y las truculencias.





El ejercicio metalingüístico en el que Kevin Williamson convierte a “Scream” es de agradecer y gustará a los cinéfilos y a los amantes del terror, convirtiéndose en la principal virtud de una película que, aunque carece del efecto sorpresa de su predecesora, como toda secuela, sí mantiene esas virtudes reflexivas y juguetonas que hicieron especial a la original, ampliándolas y mejorándolas, incluso. 


Se pretende ridiculizar y parodiar todos y cada uno de los tópicos, tics y clichés del cine de terror con psicópata asesino, todo ello para usarlo debidamente en la película y no saltarse ni una sola de dichas normas, jugando irónicamente con ello, en este caso las secuelas, desarrollando el concepto ya propuesto en la cinta original. Y funciona.

Conversaciones analizando películas clásicas de terror, clases de cine comentando fallos y tópicos, el estreno de una película, "Puñalada", basada en los asesinatos de la primera parte etc. acaban dotando de profundidad y de un subtexto al film que lo elevan por encima de otras cintas de su género. Esas dosis de cinismo, ironía y sentido del humor, dan un giro y aire fresco a un género de capa caída. 


Como digo, en esta segunda parte todo está más desarrollado y elaborado, más maduro, su planteamiento metalingüístico es incluso más divertido y complejo, hay referencias a clásicos del terror, por supuesto, pero también a segundas partes famosas de la historia del cine, "El Padrino II" (Francis Ford Coppola, 1974), "Terminator 2" (James Cameron, 1991), "Aliens: El regreso" (James Cameron, 1986)... El resto es más de lo mismo.



Dentro de esta aspiración metalingüística hay que destacar a Randy (Jamie Kennedy), el personaje experto en secuelas y cintas de terror que va analizando, como en la primera parte, los típicos fallos y tópicos de las pelis de terror y sus secuelas. Una secuela será más enrevesada, tendrá escenas de muerte más retorcidas, más sangre… todas las claves que se irán sucediendo durante la propia trama, los tópicos del slasher y de sus secuelas.



Como en la cinta original, uno de los mejores momentos lo tenemos en la primera escena, el asesinato en el cine. Los inicios en "Scream" son de lo mejor de la saga, santo y seña de la misma. Habrá numerosas escenas de acertado suspense y momentos de tensión, algo obligado en una cinta de estas características, además de ironía, sarcasmo, aceptables interpretaciones y referencias a clásicos de la mitología, como Casandra, que hacen de "Scream 2" un buen entretenimiento, que sin descubrir nada nuevo da un punto de vista levemente original a los manidos estereotipos del género. Tenemos personajes más elaborados, escenas de suspense más elaboradas, como la del coche de la protagonista con el asesino o el apuñalamiento a Dewey (David Arquette), y un excelente manejo de la ironía, lo que hace de esta secuela una digna continuación de la original si es que no llega a superarla. 







Por eso, sin ser ninguna genialidad y estando repleta de (autoconscientes) tópicos, es eficaz y acertada. 

Aceptables interpretaciones, en general todo el mundo está correcto en su rol, Neve Campbell, Courteney Cox, David Arquette, Jamie Kennedy, Liev Schreiber, Sarah Michelle Gellar, Jerry O’ Connell, Heather Graham, Luke Wilson, Portia de Rossi... Incluso veremos a Tori Spelling, que se hizo merecedora de un Razzie por su interpretación o breve aparición.






Los defectos son los típicos en este tipo de cintas, ya los conoce todo el mundo... Sustos gratitos, apariciones de la nada, ciertas incoherencias, licencias de todo tipo… errores que ve cualquiera y que en muchos casos son necesarios para mantener una trama tan artificial y rocambolesca… Además tendremos salidas de tono poco adecuadas y un final tremendamente rebuscado, vamos, nada nuevo en este tipo de películas.

Un referente de los 90, sin alardes pero eficaz, y mucho menos perverso que sus hermanos mayores de los 80, que rezumaban sexualidad y mala leche, aquí sustituidas por ironía y referencialidad inteligente. Ver sin prejuicios.




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