jueves, 7 de julio de 2016

CHARLES BUKOWSKI: Cartero

LITERATURA











Tengo cierta debilidad y cariño por Bukowski, me ha hecho pasar ratos muy divertidos, incluso con sus relatos más etílicos. Una prosa tan gamberra y libre como amarga e hilarante. Un derroche imaginativo e ingenioso, casi nihilista y profundamente individualista que te rinde con su autenticidad.

Libro eminentemente autobiográfico, como buena parte de su obra, “Cartero” cuenta las andanzas de Henry Chinasky, el alter ego del autor, durante los 12 años que pasó trabajando para el servicio postal de Los Ángeles.

Bukowski nos cuenta, precisamente, como llegó hasta esta novela, la primera que escribió, tras pasar 12 años en el servicio postal (en dos temporadas distintas) antes de dedicarse en exclusiva a esto de las letras.

Con un estilo irreverente, fresco, directo y descarado, Bukowski se describe así mismo, su particular filosofía de vida, así como sus andanzas en un trabajo que no le satisface, aunque en un principio pensaba lo contrario. El escritor de origen alemán retrata una burocracia surrealista y lisérgica, dando una vuelta de tuerca al mundo kafkiano, en una hilarante descripción de un lugar completamente desquiciado.

El retrato del servicio de correos y de su proceder en el mismo es sencillamente desternillante, y por extensión preocupante para el usuario… Confío, poco, en que ni fuera ni sea así...

Su lenguaje mundano, cercano, vulgar, coloquial, como el que relata una aventura o correría nocturna a su grupo de amigos, incluso grosero y soez, son claves de su estilo y lo que da ese aire tan fresco y ágil a su prosa, llena de descripciones explícitas y nada pudorosas, que hace que una vez empiezas a leer sea difícil dejarlo. Así escribe Bukowski. Como le da la gana.

Bukowski cuenta las aventuras y desventuras de Henry Chinaski, o sea, él mismo y su vida. Un personaje sarcástico, cínico, ingenioso, hedonista, hastiado, apático, nihilista, de placeres sencillos como el sexo, la bebida y las apuestas, que cree encontrar en el servicio de correos el trabajo ideal para su conformismo y aletargamiento vital, que le reportará un sueldo y además numerosas y variadas relaciones sexuales. La cosa es que la rutina pesa, y más teniendo el carácter del bueno de Chinaski.

Sí, Chinaski es un pesimista de tintes nihilistas, por eso odiará su trabajo pero se zambullirá en él durante 12 años para dar rienda suelta a su conformismo y falta de ambición. Pura contradicción, abominando de la rutina pero sumido en ella.

Un rebelde desvalido y hastiado de geniales e ingeniosas replicas, de desbordante humor y con una filosofía vital particular y atractiva que logran la inmediata complicidad con el lector, que no puede evitar identificarse y desternillarse con sus andanzas y anécdotas. Fue una suerte que el editor John Martin decidiera pagarle 100 dólares mensuales de por vida para que se dedicara a escribir a tiempo completo. Un mes tardó en escribir ésta, su primera novela.

Cartero” es tan hilarante y descacharrante, tan gamberro, como amargo y tormentoso, causa tantas risas como desazón. Desvaríos etílicos, sucesos increíbles, locuras y orgías sexuales entre carta y carta, entre paquete y paquete; novias acomplejadas y críticas con su vaguería, ninfómanas sin remilgos, pasotismo y excentricidad laboral… Esto es lo que acaba haciendo grande a esta obra, esa fusión perfecta de sentimientos y sensaciones antagónicas en apariencia, que detrás de su humor subyace ese poso amargo, decepcionado, que no oculta el lado oscuro de la vida, donde se incluyen adicciones que llevaron tanto él como gente a su alrededor. Ese lado oscuro del sueño americano, que dicen algunos.

No hay romanticismo en su fatalismo, sus retratos son descarnados y realistas, no escatima o disimula la crudeza de los ambientes de suburbio o marginales en los que se sumergió y en los que vivió. Estas cualidades son las que le alejaban de la generación Beat, por ejemplo de un Kerouac, mucho más romántico, pero siempre fue incluido, injustamente, en la misma.

De igual manera, han colocado a Bukowski, junto a Raymond Carver, esa etiqueta denominada como “realismo sucio” -naturalismo de toda la vida-, donde el estilo directo, escueto y de escabroso realismo se conjugan, pero lo cierto es que en realidad ambos autores estaban lejos uno del otro.

Bukowski tenía una personalidad brutal y la influencia de su estilo literario es indiscutible en multitud de autores modernos. Auténtico y maldito.

Cartero” es, sin duda, la obra ideal, la mejor opción, para comenzar a adentrarte en el universo de Bukowski y no asustarte a las primeras de cambio. Te lo leerás sin darte cuenta y te reirás. Merece la pena.



2 comentarios:

  1. Buscaré el título. Leí una y me produjo un gran rechazo. Y eso q leí (y disfruté) a Carver. Realismo sucio, sí. Esa terminología cool. Jajaja!
    Gracias sensei!

    Bss

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    1. Desde luego éste es sucio jajaja. Mucho más que Carver, que el pobre se duchaba seguro!

      No es raro, Reina. Muchos aborrecen a Bukowski, otros lo adoran. Para empezar el mejor libro es este, sino te gusta, no insistas jajaja

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