jueves, 24 de agosto de 2017

UNA CÁLIDA LUZ

RELATO










Era tremendamente seductora y atractiva, sugerente y cautivadora, como una sirena resplandeciente que llamara a sus conquistas con el más hermoso de sus destellos.

La polilla sabía que aquello no podía ser real, no podía ser tan bueno, intuía que le llevaría a la perdición, pero ¿cómo no caer en la tentación?

No había visto nada igual. Aproximarse a ella tenía el encanto de lo prohibido, el hechicero embrujo de la primera vez. Su atracción era irresistible, de una fatalidad irremediable, pero no podía dejar de avanzar hacia ella. Con decisión al principio, con timidez cuando estaba más cerca, como si no quisiera molestar, como con miedo a ser rechazada.

Su calidez era incontenible, se sentía embriagada, seducida, dispuesta. No podía pensar en otro sitio mejor que ese en el que estaba. Éxtasis experimental, cúmulo de sensaciones y experiencias, placer supremo, deleite primerizo, pasión insaciable, calor extremo…


Cuando la polilla agonizaba, con sus alas chamuscadas, viendo la inmóvil luminosidad que la había traicionado en su fugaz encuentro de verano, lo único que pensó es que mereció la pena.

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