domingo, 7 de agosto de 2011

JOURNEY: Trial By Fire (1996)



Nada más y nada menos que el último disco del gran Steve Perry, hasta la fecha, como cantante de Journey. ¡Menudo testamento! ¡Menuda despedida! Una de las mayores obras que jamás se han grabado ejecutada por un grupo que tiene varias de este nivel en su discografía.
Un disco donde todo es perfecto. Todo. Con una de las mejores producciones que he oído jamás, donde cada nota, cada instrumento, cada ínfimo detalle se aprecia con claridad cristalina, un sonido absolutamente limpio, nítido, puro. Un deleite para los oídos.
La marcha de Perry dejó un poco huérfanos a los fans de Journey, aunque el grupo ha seguido sacando discos grandiosos y alguna obra maestra más, y las seguirá sacando, pero siempre quedarán estos testimonios eternos de lo que han sido Journey con Steve Perry, el mejor cantante de rock melódico, de AOR, de la historia.
A diferencia de Arnel Pineda, el actual cantante de Journey y de Hugo, uno de sus imitadores más destacados, la amplitud de registros de Perry es total. Pineda es más rockero y no tiene ni la modulación ni la sensibilidad para los registros más melódicos que tiene Perry, a pesar de ser un magnífico cantante. Hugo no tiene la potencia ni la fuerza para llegar a los más altos y de exigencia más intensa y rockera, aunque es sumamente efectivo en los temas más intimistas. Steve Perry se pasea con una superioridad y naturalidad por todos los registros, superando a ambos cantantes en lo que son sus fuertes y pasando y modelando cada frase en cada canción con una sensibilidad y maestría que seguramente jamás será igualada. Oír a Perry te hipnotiza, te acoge, te eriza el vello y desde luego hace sentir mejor. Uno de los fines de la música.
Clase, elegancia, virtuosismo instrumental absoluto, en un disco intimista, muy tranquilo, pero intenso, lleno de fuerza y pasión, sutileza, delicadeza, exquisitez, gusto.
Dejando adjetivos aparte, que serían inabarcables y los necesitaré para otros momentos de este comentario, nos meteremos a analizar un poco cada tema.

Massage of love. Memorable tema de inicio. Único. AOR, fuera de catalogación, absolutamente original y que se sale de todos los esquemas, con un inicio que es ideal para despertarse, es como un amanecer luminoso, el tema se llena de fuerza y melodía con una memorable base de bajo y una guitarra, que como en todos los discos de Journey, y en este de manera especial, parece de otro mundo. La parte final, con la voz de Perry, una guitara desenfrenada y una batería absolutamente espectacular, consiguen algo mágico al sublimar la melodía en el más absoluto caos aparente.
One more. Sigue en la línea de la anterior, grandes coros, Perry espectacular y un trabajo de Ross Valory al bajo maravilloso. Inicio dramático y bajo atronador. Un trabajo de sintetizador, emulando violines, extraordinario en mitad de canción, acentuando ese carácter dramático, intenso y rockero del tema. Para finalizar solazo de guitarra, clásico de Schon, primero melódico y luego estallando en puro virtuosismo en un final colosal, algo típico de los Journey.
When you love a woman: Balada que sacaron de single. El súmmum de la elegancia y el saber hacer. Perry derritiendo al oyente en cada frase, una guitarra que acaricia y eriza, la introducción al solo con esos teclados es un ejemplo concluyente de lo que hablo cuando repito la palabra elegancia referida a este grupo. Absolutamente perfecto. Desde que oyes el piano de inicio sabes que vas a oír una canción preciosa, deliciosa, de las que te emocionarán sin poder resistirte. Coros y voz mezclados de forma sublime.
If he should break your heart: Un medio tiempo de gusto exquisito, una vez más, estribillo perfecto realzado por los coros de manera sutil en los momentos adecuados del mismo. Sutil base de batería en las estrofas y delicados detalles de guitarra. La canción va subiendo en intensidad desde las estrofas que anteceden al solo, que una vez más es precioso. Esas estrofas son extraordinarias con diálogo de voces incluidos. Desde eso hasta el final, puro placer para los oídos. La riqueza de matices, y el uso del los platos de Steve Smith en la batería son pura magia. Las armonías finales con la guitarra un ejemplo más de final perfecto.
Forever in blue: Una juguetona y sensible guitarra nos introduce en este medio tiempo cantado como si de una golosina se tratara. Estribillo inspiradísimo, otra vez. Asombra como este grupo encuentra vías para sorprender con estribillos que se alejan del tópico. Los juegos de voces enriquecen el tema sobre manera. Como siempre según avanza el tema la intensidad aumenta, lo coros se enriquecen jugando con la voz principal que sube en emoción y fuerza.
Castles burning: La más floja del disco, pero aunque sólo sea por el trabajo de guitarra no puede menos que entusiasmar. Es las más dura con diferencia y la que más se sale del estilo general. Reiterar el descomunal trabajo y solo de guitarra. Neal Schon es algo excepcional.
Don’t be down on me baby: Otro ejemplo de los matices soul y blues de Perry en la ejecución de los temas, y en su composición. Una balada descomunal, viaje al paraíso de la mano de la voz de Steve Perry y la guitarra de Neal Schon traspasando el cielo de las melodías. Imprescindible.
Still she cries: Balada de toques jazzísticos y un piano de otro mundo. Nada comercial, un tema para escuchar con deleite y detenimiento, logrando que te deshagas de gusto. Pocas veces sonó mejor un piano. El final, con ese instrumento al mando, es antológico, de sensibilidad primorosa. Jonathan Cain deleitando.
Colors of the spirit. Tema de base rítmica étnica y perfectamente engarzado con una melodía AOR, se usan instrumentos y coros característicos de música tribal. La magia del asunto está en lo bien que resulta el conjunto. La variedad y cantidad de matices en este disco es ingente, asombrosa, inagotable. El sonido de caja en este medio tiempo es magnífico. Los demás aspectos habituales, voz, guitarras… impecables como siempre. La parte final para perderse pensando en sitios remotos.
When i think of you. Otra balada para derretirse, un piano que vuelve a iniciar una melodía irresistible al que se une una guitarra que parecen matrimonio enamorado de años, luego entra la voz y todo es tan natural que parece increíble y no puedes más que preguntarte cómo se posible que no se haya hecho antes esta canción. Una balada de ensueño con Perry jugueteando y haciendo lo que quiere en cada estrofa, la voz alargando las notas con ese timbre inigualable y una guitarra, que en perfecta armonía con todo, deja otro solo absolutamente delicioso. El trabajo “violinístico” es exquisito durante todo el disco.
Easy to fall. Es absurdo mencionar las mejores canciones en este disco, o las favoritas, porque es un no parar de calidad. Esta “Easy to fall”, es de las que más me gustan, con eso lo digo todo. Basada en las melodías de guitarra, esta nueva  balada es como una mañana de sábado en intimidad con la pareja, un amanecer gustoso y placentero. Los coros son de elegancia sin igual, muy destacados en este tema, y ya es decir porque durante todo el disco son majestuosos. El solo de guitarra conjuntándose con lo anterior de forma perfecta y subiendo en intensidad con coros intensos y sutiles, y Perry espectacular hasta el final, donde volvemos a la calma y un solo blusero nos acompaña mientras abandonamos la canción despacito.
Can’t tame the lion. Intercalada entre todos estos temas lentos encontramos este rock melódico modélico. Comenzamos con un solitario riff de guitarra contundente y melódico, original, para enseguida oír la voz de Perry recitando la primera estrofa, los teclados acompañan poco a poco de fondo hasta que rompe la batería y la melodía descubre sus cartas. Coros mezclados con voz solista más contundentes e integrados en el tema de forma perfecta. Un tema muy alegre en un estilo donde Journey tampoco falla nunca. Schon en la guitarra se vuelve a exhibir. La segunda mitad es impresionante y Schon directamente se desmelena, sus solos con esa mezcla de intensidad y melodía son verdaderamente emocionantes.
It´s just the rain y Trial by fire, son los temas con los que acaba el disco, dos temas muy lentos que son pura sutileza y que indefectiblemente te transportarán a otros lugares. Dos temas que para mí están íntimamente unidos, su suavidad, finura y profundidad los hacen verdaderamente especiales. La voz de Perry, que adquiere toques bluseros en ocasiones, la guitarra lánguida de Schon y, sobre todo, el trabajo a la batería de Steve Smith, que especialmente con los platillos es impresionante y en la primera de las citadas casi sugieren la caída de la lluvia, como si oyeras llover, para acabar el tema fundiéndose con el sonido real de una llovizna, crean una atmósfera de volatilidad y melancolía maravillosa y junto a Trial by fire, que tiene una melodía algo más pegadiza y un trabajo de guitarra magistral, sensaciones e imágenes de nostalgia y evasión,  como si te trasportasen en una burbuja por el aire protegiéndote de toda inclemencia. En ésta última el trabajo de platos es perfecto nuevamente.
Como regalo tenemos un tema extra de ritmos reggae que es muy simpática.
Los toques soul y blues, en la inmensidad de matices del disco, siempre están presentes, especialmente de la mano de Perry y sus composiciones, algo que se apreciará también  en el “Raised on the radio”.
Un disco muy tranquilo, muy relajado pero que desborda sentimiento, sensibilidad, belleza y elegancia. Una descomunal obra de arte.

7 comentarios:

  1. Sin duda hasta el mismisimo Perry se emocionaría al leer lo que has escrito...

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  2. Jajajaja pues oye, ojalá fuera así y volviera al grupo, pero me da que no. Muchas gracias.

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  3. Rústico (con acento)8 de agosto de 2011, 14:10

    El jodío se quedó a gusto.

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  4. La verdad es que es una maravilla la manera de describir cada tema del disco. Te puedes hacer una idea de como sera la canción sin haberla oído, mira que es complicado lograr eso, sigue asi muchacho, un beso

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  5. "Erizar el bello"??? jajaja los nervios...

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  6. Magnifica reseña, llevo años escuchando este álbum y no me fastidia en lo absoluto.

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    1. Muchas gracias Mauricio, alegra descubrir gente a la que le gusta. Un saludo.

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