jueves, 24 de mayo de 2012

Crítica: SHAME (2011) -Última Parte-

STEVE MCQUEEN









La siguiente escena nos sigue mostrando la caída libre del personaje, que ve como sin comerlo ni beberlo su mundo se tambalea. Veremos que el amigo que ha mantenido una relación con la hermana de Brandon tiene familia. Mientras habla con su hijo, vía ordenador por webcam (una vez más el mundo virtual), mencionará que el disco duro del ordenador del protagonista, que lo estaban reparando, estaba repleto de material porno, y no cualquier porno sino material verdaderamente bizarro. Aunque su jefe no sabe cómo ha podido llegar allí e incluso le pregunta por si ha podido ser su becario todos sabemos que es del propio Brandon. Su mundo secreto empieza a ver la luz, su coraza de frialdad empieza a resquebrajarse, un viaje al infierno y a la consciencia. Una escena repleta de patetismo e ironía.

McQueen, como avancé, nos mostrará numerosos planos de Brandon en soledad por las calles, andando, corriendo o simplemente estando. Un vagar y un deambular constante.

La dirección de McQueen se basa, especialmente, en planos muy sostenidos, los ejemplos abundan por todo el metraje, esto permite una gran naturalidad en los actores que interpretan sueltos, como si no lo hicieran. Un buen ejemplo lo tenemos en la cita entre Brandon y su compañera de trabajo (Nicole Beharie). Nuestro personaje no se encuentra del todo cómodo en estas circunstancias, una cita formal, pero poco a poco irá sintiéndose más a gusto. Esa chica le ha llamado la atención, pero le pide algo más que las prostitutas o ligues de una noche.

En esta escena, con la conversación, conoceremos más del personaje, lo que nos ayudará a entenderlo. Brandon manifiesta que no le gustan las relaciones ni el compromiso, que lo ve absurdo, la más larga que ha tenido han sido 4 meses, no quiere ataduras. Algo que ya intuíamos.

Tendremos otro plano sostenido de la pareja paseando, es lo más cercano al romanticismo que veremos en la película. En la despedida un silencio tenso y sensual nos muestra a un Brandon que respeta a esa chica y no se lanza, de alguna forma la ve diferente, es una manifestación de sus fisuras que tendrá un posterior desarrollo.



Otro rasgo estilístico de McQueen está en los planos vacios con un personaje que entra y sale del encuadre, al estilo Woody Allen en muchas de sus cintas, dando importancia a esos objetos y ese entorno que vemos, en la onda de Robert Bresson, el maestro en estas lides. Se nos muestra un entorno que es casi más importante que él, que lo ha absorbido con objetos que adquieren personalidad propia como el ordenador, el sofá con las mantas revueltas… un mundo material que anula a nuestro personaje.




Llegamos a una de las escenas claves de la película, la que dará un giro a los acontecimientos, antes mencionada, es la escena donde Sissy descubre masturbándose a su hermano en el baño. Si antes fue él el que la sorprendió a ella, ahora será ella la que entrará de improviso y verá a su hermano en su frenético desahogo.

Este hecho resquebraja el mundo de Brandon por completo, ya no es secreto, ya no es sólo suyo, ya no puede esconderse en la apariencia de respetabilidad, su personalidad oculta y presuntamente misteriosa sale a la luz, de repente ve todo su mundo sucio, deshonesto y vergonzoso. Aquí la vergüenza de la que habla el título.



Su reacción no se hace esperar, recriminará violentamente a su hermana y destruirá todo su material porno. Al ver su mundo pervertido, perturbado, desvelado… se ve retratado, se ve obligado a aceptar algo para lo que no estaba preparado. Podía engañarse a sí mismo mientras engañara a los demás, así resulta fácil, disfrutar de su dependencia, pero ahora entiende que eso será complicado una vez todo se ha descubierto. Él cree ser como le ven los demás, en ese momento del descubrimiento se ve como realmente es.


Intentará una huida digna, al renunciar a su porno intenta convertirse en lo que creían que podía ser, irá a por Marianne (Nicole Beharie), defensora del compromiso y por la que quizá sienta algo más. La llevará a una habitación pero no podrá rematar, algo le impide hacer el amor con ella. Él folla, no hace el amor, si cede a eso no le queda nada, no puede renunciar a su dependencia. Aquí comprobamos nuevamente como intenta huir de los sentimientos, una relación con Marianne los supondría, por ello no puede hacerlo.


Cuando deje a Marianne contratará acto seguido a una prostituta para saciar su apetito, sexo frustrante, sexo desesperado, sexo frenético, sexo evasivo, sexo compulsivo…


Por supuesto con la prostituta sí podrá rematar.

Cuando termina con la prostituta, y la vemos mirándose al espejo, tendremos un plano de Fassbender mirando por la ventana convertido en una sombra, otro ejemplo más de esa paulatina personalidad perturbada y anulada mostrada desde lo visual.


Hasta la escena donde Sissy descubre a su hermano McQueen no muestra juicio alguno sobre su personaje, es a partir de aquí cuando el relato se hace más oscuro, el personaje caerá en un abismo autodestructivo, cuando se intuye una condena, muy matizada, hacia él, es lo que ha provocado alguna crítica, aunque en realidad es el retrato de una evolución lógica de este dependiente que ve tambalearse su mundo por la llegada de un elemento perturbador, su hermana en este caso.

La escena donde Brandon y Sissy vuelven a hablar acaba en dura discusión y reproche, Brandon juzgará a su hermana, hará justo lo que pretende evitar que hagan con él, un mecanismo de defensa por su propia frustración que le hará daño a ella, tremendamente vulnerable y dependiente de las personas. Reprochará que tuviera sexo con su jefe, que sea dependiente… Todo lo que él es. Nuestro protagonista va cayendo en el patetismo a pasos agigantados. Cuando Sissy se defienda poniéndole un espejo en la cara y diciéndole que él no es nadie para reprocharle esas cosas, Brandon cortará la conversación.

La insinuación a un pasado y un lugar duros como posible causa de sus caracteres es el punto más negativo de la cinta.

Brandon se irá y lo volveremos a ver en el metro, la escena se inicia con otro plano de nuestro protagonista reflejado en el cristal rayado y pintado del metro, una persona rota.

Haremos un flashback, ya que vemos el rostro del personaje deteriorado y golpeado, así que McQueen nos mostrará cómo se llegó a eso.




Un viaje a la autodestrucción.

Una vez más Brandon escapa, provocará y excitará a una chica en un bar, buscará pelea con el novio de ésta diciéndole las cosas que le ha dicho, cosa que logrará, entrará en un bar gay y mantendrá relaciones con un desconocido…

Una personalidad que se cae a pedazos y se nos vuelve a mostrar visualmente en ese plano donde vemos su reflejo deformado en unos cristales mientras llama por teléfono para contratar a unas prostitutas…


Recibirá una llamada desesperada de Sissy, a la que dejó al borde del abismo sabiendo sus tendencias y su personalidad, y acudirá a su cita con las prostitutas, una escena a tres donde el rostro demacrado, desesperado, agónico, de Fassbender mientras tiene sexo desenfrenado con ellas nos retrata esa patética búsqueda del orgasmo como evasión, un orgasmo triste, obsesivo, ansioso, patético, un alivio vacuo. Un orgasmo doloroso que supone el clímax a la debacle de su personalidad.


El metro es un lugar simbólico, como he explicado, es el tránsito, la vida, el camino, y nos muestra, incluso, la psicología del personaje. Vemos como lo trae de vuelta pero al final de su viaje las puertas no se abrirán, una muerte o algo parecido ha sucedido en uno de los vagones y tienen que desalojar el metro, es un presagio de lo que acontecerá y nuestro protagonista se dará cuenta. El metro nos marca su vida.




Ahora Brandon correrá, como en una escena ya comentada, pero no para huir o como evasión sino regresando y con preocupación.

Un aséptico baño teñido de rojo.

Brandon se derrumbará en soledad, una vez más en la calle, en una zona apartada llorará desconsolado y roto. Es posible que sea el momento que muchos cuestionen.

La desolación, dureza y tristeza que transmite “Shame” es más soterrada de lo que parece, no es una dureza descarnada como pudiera pensarse y sus escenas, potentes, tienen un aire liviano a lo que ayuda una magnífica banda sonora en ocasiones usada como contraste.


El metro vuelve a definir su vida, casi de forma circular la mujer que vimos la inicio de la película vuelve a aparecer, tenemos la misma situación, ella se levantará como en aquella ocasión pero Brandon sólo la mira hasta el corte final. Un final ambiguo que no define una redención o una negación a su evolución. El hecho es que levantarse no se levanta.

Michael Fassbender está esplendoroso, espectacular, se ha desnudado tanto física como interiormente de una forma apabullante. Una interpretación excepcional. Carey Mulligan también está maravillosa. Steve McQueen es un director a tener verdaderamente presente.

No es raro que se lean comparativas a “El último tango en París” (Bernardo Bertolucci, 1972) ni que con respecto a la interpretación de Fassbender se mencione a Marlon Brando.

No es una película apta para todos los públicos pero es realmente notable, un viaje al abismo, al vacío existencial, amargo, desnudo y sincero. Una película profundamente contemporánea. 




Dedicada a Hermano Muzón, que la entendió a la perfección.





4 comentarios:

  1. Ciertamente inquietante, esta peli...

    Y no por las escenas explícitas, que me parecen lo de menos. Estoy contigo en que lo más áspero es el estallido de un mundo interior.

    No sé si la intención de McQuinn era juzgar el personaje y su adicción, o si en realidad (como creo) buscaba explicar la soledad de un mundo aparentemente ordenado, pulcro, pero interiormente vacío. El dominio de una compulsión (que podría haber sido, creo, cualquier otra, pero que es el siempre eficaz tema del sexo) y el estallido que este mundo experimenta cuando algo, inesperado e incontrolable, transtorna las rutinas.

    El sexo. Un elemento que acompaña a la humanidad desde que ésta existe; tan antiguo y, aún así, tan perturbador. Es curioso...

    Muy buen análisis, Sambo. De veras.

    Y el mushasho, limpio y aseado, mola. Oh, sí. ;-P

    Besos,

    R

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  2. Muy buenas R. Creo que el hecho de que la dependencia sea al sexo, algo poco visto en realidad, es bastante importante e interesante. Esa dependencia no deteriora físicamente y el deterioro psicológico es distinto, permite aparentar indefinidamente la normalidad, además subraya aún mejor la voluntariedad del encierro en su burbuja, como mostrar más eficazmente la perturbación que sufre el personaje con la inclusión de un simple elemento. Es significativo que su mundo lo destroza el amor, el de su hermana, aunque por el hecho de que él es un adicto, pero no deja de ser interesante. Es una película muy notable.

    Espero haber acertado con las fotos del chico aseado jajajaa

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  3. Es una película ciertamente compleja. Salvo las excenas de sexo no es nada fácil de ver ni de seguir. Una cosa. En la escena del metro no veo mención al hecho del anillo en la mano de la mujer que se levanta. Es un anillo de compromiso. Volved a ver las dos escenas y me contais. A mi el detalle me gustó. Contadme.

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  4. Es un buen anillo, aunque sé si es de compromiso o de qué. Es una gran película, muy notable!

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