martes, 31 de julio de 2012

Crítica: CUENTA CONMIGO (1986) -Parte 1/3-

ROB REINER



















Rob Reiner es un director que cuando acierta lo hace por todo lo alto, un artesano al que tengo especial cariño por lo que me ha hecho disfrutar, y si bien es cierto que su filmografía es irregular con muchos títulos intrascendentes también lo es que en todas sus obras hay aspectos interesantes, ya sea por el humor siempre acertado que contienen, con grandes diálogos, o por los momentos de sensibilidad exquisita que nos muestra.

Reiner es un director que se maneja excelentemente con las relaciones humanas, las de amistad, las amorosas, la mezcla y el conflicto entre ambas, sacándoles un partido extraordinario sobre todo cuando se mueve en comedias o dramas donde poder mostrar su sentido del humor, ahí tenemos la imprescindible historia de amor puro y amistad que es “La princesa prometida” (1987), el estudio y reflexión sobre los límites que separan la amistad del amor en la excelente “Cuando Harry encontró a Sally” (1989), las dificultades de las relaciones de pareja en la esa versión light de “Dos en la carretera” (Stanley Donen, 1967), que es “Historia de lo nuestro” (1999), o sus cintas donde la amistad es la relación principal que mueve y motiva a los personajes, algo que de alguna forma lo define también como uno de esos cineastas de la amistad, como podemos comprobar en cintas como “Ahora o nunca” (2007), “Algunos hombres buenos” (1992), donde la relación entre Demi Moore y Tom Cruise jamás traspasa los estrictos límites de la amistad y la admiración en una idea sumamente original, o en la que nos ocupa, “Cuenta conmigo”, una cinta sobre la amistad en la infancia y adolescencia, sobre la amistad más pura.


Es evidente que hay unas claras constantes en el cine de Reiner si bien es cierto que en su carácter de buen artesano nos ha dejado joyas en el cine de género, ahí tenemos la soberbia “Misery” (1990), que como “Cuenta conmigo” está basada en un relato de Stephen King, y donde en realidad vuelve a reflexionar sobre los límites en las relaciones, en esta ocasión de la pasión a la obsesión psicopática.

Cuenta conmigo” inicia la mejor época del cineasta, donde encadenó joya tras joya de forma consecutiva, su época de esplendor. “Cuenta conmigo” (1986), “La princesa prometida” (1987), “Cuando Harry encontró a Sally” (1989), “Misery” (1990) y “Algunos hombres buenos” (1992).

La cinta cuenta una historia de amistad pero también del punto culminante de una relación y una etapa, donde la inocencia que lo inundaba todo hasta ese momento se acabará perdiendo en medio de la experiencia que vivirán los cuatro amigos. Una historia de transición y conocimiento hacia lo adulto con las pérdidas que eso conlleva.









En el mismo comienzo Reiner marca la pauta de su estilo clásico y preciso, sin alardes. Tres planos, uno general mostrando el paisaje donde vemos un coche, un segundo plano medio centrándonos en el automóvil y el último que nos presenta al conductor (Richard Dreyfuss). A estos planos de preciso lenguaje clásico les sigue un inserto de un periódico que anuncia la muerte de Christopher Chambers, justo en el momento en el que dos chavales con sus bicicletas llaman la atención del conductor, que pierde su mirada en ellos viendo como se alejan. De esta sutil manera Reiner no sólo logra una atmósfera nostálgica, que será la que impregne su cinta en líneas generales, sino que sin palabras es capaz de introducirnos en el drama y lo que sucede, un conductor solitario en medio de la nada que necesita espacio y tiempo para pensar y sentir la muerte de un amigo de la infancia, un amigo muy especial con el que compartió vagabundeos infantiles como el de los chicos que se cruzan con él. Un amigo que además será inspirador e impulsor a su carrera de escritor.

La magia ha comenzado.

En menos de 90 minutos el director y sus jóvenes actores nos transportarán a un tiempo no tan lejano en nuestras vidas donde todo era fascinante y misterioso, donde cualquier cosa podía ser una aventura, o convertirse en tal.

Los chavales que nuestro narrador ve pasar serán el vehículo perfecto para introducirnos en el flashback que será el grueso de la película. Un cruce, el de los chicos con el conductor, que está lleno de contrastes, las bicis con respecto al coche, el progreso con respecto a lo auténtico, la madurez y evolución con respecto a la inocencia perdida… La noticia de la muerte de su amigo provoca una gran perturbación y añoranza en el personaje. Todo esto genera un cúmulo de recuerdos y dudas en Gordie (Dreyfuss adulto). Es verdad que nunca queda afianzado que “el escritor” (Dreyfuss), como pone en los títulos de crédito, sea el Gordie que aparece en el flashback, pero no cabe duda de que se identifica con él.

Tenía 12 años, estaba a punto de cumplir los 13, cuando vi por primera vez un ser humano muerto…”. Así comienza el flashback donde Reiner nos retrata la vida en un pequeñísimo pueblo de Oregón, típicamente americano, ideal para universalizar su mensaje, con chavales como los de todos los pueblos, con amigos como los de todos los pueblos que hacen cosas como los chicos de todos los pueblos. Ellos vivirán su particular aventura inolvidable en el viaje de iniciación en que se convertirá su búsqueda del cadáver de un chico muerto.


La radio, la fascinación por la música de moda, la libertad, las escapadas, las tiendas de campaña, las vidas cotidianas, las tiendas donde comprar comestibles y revistas, las casas árboles, contraseñas, las pandillas de amigos, las noches en el jardín de alguno de ellos, las bromas privadas, el sexo… Un mundo que Reiner retrata con absoluta precisión, sin recalcar nada y con una concisión y agilidad narrativa de enorme talento. Un simple travelling siguiendo al protagonista nos muestra el pueblo.

Es en una casa árbol, punto de reunión de la pandilla, donde se nos presenta a los cuatro amigos. Gordie (Wil Wheaton), Chris (River Phoenix), Teddy (Corey Feldman) y Vern (Jerry O’Connell). Diálogos descarados, bromas y vaciles y la voz over del narrador describiendo a los componentes de la pandilla. Como mandan los cánones cada amigo es totalmente distinto a los demás, contrastes en todos los sentidos. Un friki perdedor y alocado, Teddy; el jefe, y uno de los grandes personajes de los 80, Chris; el gordito, inseguro e ingenuo Vern; y nuestro protagonista, el más maduro en apariencia.


En la infancia y la adolescencia jugar a ser adulto o convertir en la más apasionante aventura cualquier noticia o circunstancia que se salga mínimamente de lo cotidiano, y cuando no pues se inventa, es norma obligada. Si encima se trata de un muerto envuelto en un misterio la atracción para nuestros jóvenes amigos es irrefrenable, como una lámpara para una mariposa. Las aventuras y los secretos no son nada si no son en pandilla, si no son algo que compartir, las noticias sorprendentes sólo valen algo si se las podemos contar a nuestros amigos, es un momento de orgullo y egocentrismo sin igual, sentir el respeto y atención de tus amigos al recibir la noticia o al compartir una aventura con ellos.

Vern contará su secreto a la pandilla y Reiner nos introducirá entonces en un flashback dentro de un flashback, rodando el descubrimiento de la noticia con la fascinación de un niño, con planos “secretos” desde el punto de vista oculto de Vern oyendo la conversación donde se desvela el misterio. Planos espías, en contrapicado la mayoría, entre rejas de madera y con encuadres dentro del propio encuadre que acentúan el carácter especial y fascinador del momento del descubrimiento bajo el porche. Un porche donde Vern escondió otro secreto, su tesoro… que ahora no encuentra. El clasicismo artesanal de Reiner es total.

La naturalidad es otro de los elementos que hacen de “Cuenta conmigo” algo especial, ya mencioné como Reiner no se recrea ni subraya, pero además la relación entre los protagonistas y los diálogos de la cinta en general transmiten esa naturalidad, cómo se interrumpen o dicen burradas tremendas… Como ejemplo, cuando Vern espía a los dos jóvenes que desvelan el secreto del chico muerto, escucha como uno dice “podríamos hacer una llamada homónima”, y se dice con total naturalidad, sin subrayar la broma y sin que nadie la corrija para hacer hincapié en ella.

La idea del flashback dentro del flashback es muy buena y se repite en varias ocasiones, un interesante juego con los puntos de vista. Aquí Dreyfuss, el narrador, nos cuenta lo que les contó Vern, que era el único testigo presencial de la escena. Esto, que podría presentar problemas de punto de vista, se salva con la idea de que el narrador no sólo nos cuenta la historia, sino que escribe un libro y aplica en él su carácter omnisciente. Un magnífico uso del punto de vista.

En la amistad hay vaciles crueles, meterse con el resto es un hobbie, pero todos saben las reglas, y lo que es más importante, los límites, y así además de los vaciles que se aguantan y respetan también habrá reconocimientos a los méritos de cada uno. La amistad en suma.


Uno de los puntos más importantes de la historia, que la dota de profundidad, así como desarrolla y nos adentra en la psicología de los personajes, son las referencias y las descripciones de los entornos familiares de los jóvenes amigos, casi todos problemáticos.

Chis viene de un entorno familiar difícil, Gordie se siente ignorado por sus padres y siempre acomplejado por las continuas comparaciones que su padre le hace con respecto a su hermano, Teddy fue atacado por su padre que está internado en un psiquiátrico…

El hermano mayor del protagonista murió joven en un accidente, un hermano que lo quería con locura y al que él quería y admiraba igualmente. Siempre cariñoso con Gordie, el personaje que interpreta en los flashback John Cusack es absolutamente encantador. La muerte de Denny, Cusack, un prometedor jugador de fútbol americano, afectó dramáticamente a la familia.

Otro buen detalle del manejo preciso del lenguaje cinematográfico clásico y el punto de vista lo tenemos en la escena donde vemos a los padres trabajando, tendiendo y arando. Vemos en contrapicado como Gordie se asoma a la ventana para preguntar algo pero la madre lo ignorará. Cuando su padre le conteste tendremos un primer plano del chico en la ventana y el punto de vista pasará a ser el de él, así veremos a los padres en picado desde la ventana de Gordie haciendo sus labores. Se muestra así la lejanía e indiferencia, la distancia, entre su familia y Gordie, así como el dramatismo, en los picados y contrapicados, de la situación. No hace falta más.

La habitación-santuario de Denny hace rememorar algunos momentos a Gordie con su hermano, todos hermosos, en un nuevo flashback dentro del flashback.

Se convierte así la amistad, además de todo lo que menciono y mencionaré, en un refugio, en el lugar en el que refugiarse de la familia y los entornos difíciles u hostiles. Seremos testigos de cómo el padre acosa a Gordie y desprecia a sus amigos comparándolos con los de su hermano Denny.



Dedicada a Kufisto, que sé que aprecia esta cinta.





2 comentarios:

  1. Encantadora cinta y estupendo análisis.
    Las historias que narran el paso de la lumInosa infancia a la realidad me suelen gustar mucho.
    Provocan en mí ese sentimiento de melancolía, la hermana guapa de la tristeza.

    Enhorabena al gran Kufis, que se merece este detalle.

    Ya ti Sensei, por volver con esta linda peli.

    Besos

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  2. Muchas gracias R, la verdad que sí, son temas que me gustan especialmente. La película es una pequeña joya. Me alegra tu vuelta también jeje.

    Un beso.

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