martes, 24 de enero de 2012

Crítica: SOMEWHERE (2010) -Última Parte-

SOFIA COPPOLA






David Foster Wallace ha sido, y es, aunque su suicidio nos prive de nuevas obras suyas, uno de los grandes escritores de la actualidad, el mejor de su generación para muchos. Wallace retrató, como pocos, ese aburrimiento, esa apatía, la superficialidad suma de una época embotada y anestesiada, de divagaciones maniáticas como escape de una realidad que adormece. Lo retrató con la autenticidad y sinceridad, además de talento, del que sabe de lo que habla. Parece claro que la buena de Coppola tiene entre sus lecturas al bueno de Wallace. Un buen gusto a valorar.
Como he comentado, en esta ocasión la estética es más naïf incluso que new age, esos tonos pálidos, azules y blancos predominantes  (como el traje que lleva la hija para patinar, los azulejos del baño, el vestuario o los cielos), que surcan la película, dan apoyo a lo comentado y crean una nebulosa sensación de bienestar narcotizado e insatisfactorio. Una insatisfacción que se matiza y olvida de manera paulatina con la aparición de la sonriente Elle Fanning. Un desarrollo dramático bien llevado dentro de su ingenuidad. En la escena de la piscina donde padre e hija fingen tomar unas tazas de té uno tiene la sensación de que en cualquier momento va a asistir a un cameo de Agatha Ruiz de la Prada.



La caída que sufre Dorff al inicio de la película le obliga a llevar una escayola que acaba siendo metafórica de su tara emocional. La llevará durante todo el tránsito negativo, será firmada por su hija en el inicio de su evolución y acabará arrancándosela cuando la relación con su hija está afianzada.
La hipnótica fascinación que provoca en el padre ver patinar a su hija resume a las claras la idea de la película, resumible porque tampoco es un gran misterio. Un padre en principio distraído con el móvil que se queda prendado de la habilidad patinadora de su hija, que desconocía. De alguna manera este personaje empieza a ver, por fin, cosas que siempre estuvieron ahí, las auténticas.
Benicio Del Toro aparece en un cameo.


No hay historia, no hay narración, hay un retrato de un vagar apático, hastiado, que poco a poco se reactiva gracias a una hija, un retrato psicológico, de personaje, documental.
Coppola omite en muchas ocasiones el contraplano, o algún inserto, de lo que miran los personajes, algo que puede resultar incómodo pero que en muchas ocasiones (especialmente las que se refiere al protagonista, casi todas), tiene una intención conceptual, es decir, justificado por el fondo de la temática comentada. Lo que mira no es trascendente porque mira por mirar, ni observa ni le importa lo que está frente a él, mira por no cerrar los ojos, por pasar el rato. Esa ausencia del contraplano acentúa la apatía, el aburrimiento, el tedio, la indolencia de nuestro protagonista.
Johnny Marco es un actor famoso, lo tiene todo pero está tan aburrido y saciado que hasta la narcolepsia que padece parece lógica. Un personaje que se niega a sí mismo en esta primera parte de la cinta.


Es un acierto que el personaje se trate de un actor, esta idea redunda en lo comentado sobre que no se refiere tanto a la idea de Hollywood y estas cuestiones como a una intención universal. Un actor que es un personaje sin personalidad, que la ha perdido, que no sabe quién es, que se deja llevar y que tendrá una escena cumbre a este respecto, la del maquillaje.
Una escena de unos tres minutos y medio donde dos de ellos son en un plano sostenido sobre el protagonista con una máscara que le tapa el rostro, una máscara de cara indefinida, y que Coppola muestra desde un plano medio que va acercando de forma sutil a un primer plano durante ese tiempo. Es la única escena donde se le ve en el trabajo, lo cual también es significativo. En ese tiempo Dorff no se mueve, no hace nada, está quieto, no sabemos quién es ni si duerme o no, exactamente como le hemos visto durante el metraje anterior. Una masa blanca que tapa su rostro y es un símbolo perfecto de lo comentado. No hay diferencia, no es nadie discernible.




La película en su ingenuo infantilismo tiene sentido del humor, especialmente en las escenas de sexo y la narcolepsia.


El coche del protagonista es casi un personaje más, está omnipresente, es su cascarón de protección, un sustitutivo de su personalidad, en él se siente alguien, o cree ser alguien, cuando se le estropea se siente como perdido y al final, cuando su evolución y madurez sea completa, renunciará a él.


La paulatina presencia de la hija en la vida de Johnny será la catapulta adecuada para su cambio de rumbo, la causa fundamental, lo cual deja a las claras como sería su relación anterior, meramente funcional.


Las interpretaciones son magníficas y rezuman naturalidad por todos lados, especialmente encantadora Ellen Fanning. Coppola se recrea en los pequeños detalles cotidianos y sobre todo de una relación, lo que dota a la película en su parte clave, la relación paterno-filial, de una gran autenticidad. Los diálogos distendidos entre el amigo de Johnny y Cleo (Elle Fanning), los del propio padre con su hija, los gestos como la escena en la piscina del hotel intentando hacer un largo aguantando la respiración… Esos detalles, que son innumerables, son los que elevan la calidad de la cinta.


Nuestro protagonista recibe sms reprobatorios, críticos, de alguien desconocido, su propia conciencia. Un recurso que puede resultar también bastante inocente.
Por supuesto el uso de las tecnologías, los móviles, la Wii etc. estará muy presente en la cinta.


Es divertida la referencia a la saga “Crepúsculo” en otro diálogo distendido entre padre e hija (la hermana de Elle participa en la mencionada saga, Dakota Fanning).
Los largos planos del Ferrari de Johnny por la carretera, siguiendo al coche por la autopista, es un paso más en la evolución del personaje. En medio veremos a Cleo llorar por la situación de sus padres y porque su madre se haya ido por un tiempo, la escena se cerrará nuevamente con la parte trasera del coche dirigiéndose a Las Vegas, ya no da círculos como en la primera escena, ahora al menos parece tener un destino.


La despedida entre padre e hija, con el ensordecedor sonido del helicóptero que apenas nos deja oír que se dicen, nos recuerda al memorable final de “Lost in Translation” donde Sofia Coppola sólo sugería entre susurros lo que se decía la pareja protagonista en una maravillosa escena que contenía toda la esencia del amor, su intangibilidad, su invisibilidad, su fragilidad y sobre todo su intimidad, algo que todos entendemos pero es un lenguaje abstracto y cada uno tiene el suyo. Un sentimiento que se nos escapa de las manos, como el agua, y que a la vez nos envuelve y llevamos dentro.
Siento no haber estado ahí”.
Magnífico Stephen Dorff. En la parte final, una vez su hija se ha marchado al campamento, siente la pérdida, la pérdida verdadera, lo que de verdad importa, es el último paso en su madurez. Volveremos a verlo solo en su salón mirando al vacio, suplicar a su mujer que vaya a verlo llorando y tomar el riesgo de empezar de nuevo, reiniciar. La huella que Cleo dejó en su vida ya no se borrará. Múltiples planos en soledad, comiendo, en la piscina… lo que antes compartía con su hija ahora queda más cojo. Esa idea se transmite al espectador que al ver esas mismas secuencias al inicio no siente lo mismo que al verlas al final, el vacío ahora sí es real, ahora sí se entiende y es por algo auténtico.





El final se inicia con la marcha de Johnny de su hotel, sin destino fijo, cogiendo su coche que es tomado nuevamente desde la parte de atrás en largos planos por autopistas y carreteras cada vez menos transitadas y de menor grado hasta que el coche se detiene a un lado. Es el momento cumbre en la evolución del personaje. Johnny decide salir de su burbuja e implicarse en su vida, sin saber lo que le deparará. Una satisfecha sonrisa se dibujará sutilmente en el rostro del actor.
La banda sonora de la cinta es una maravilla, muy acorde con el universo de la hija de Francis Ford Coppola, como en todas sus películas, desde la gran colección de temas que suenan a la música original de Phoenix.


Muchos se preguntarán cómo es posible escribir tanto de una cinta tan ingenua y naïf como ésta, además de aburrida, pero el hecho es que como se puede comprobar había material para ello y cuando me pongo… me pongo.
Una obra que lejos de ser brillante sí tiene el suficiente interés para seguir confiando en Sofia Coppola, aunque quede muy lejos de esa obra de arte que es “Lost in Translation”.




 


6 comentarios:

  1. Offtopic total. Te cuelgo aquí las recomendaciones que me pediste de S.King. Obras no tan conocidas pero que a mi parecer son incluso mejores que las más famosas. Ya de paso digo que las versiones cinematográficas de King son horrorosas en su mayoría, con grandes excepciones como The Green Mile. Vamos allá:

    1978- El umbral de la noche. Gran libro de relatos cortos, uno de los primeros libros de King. Recomendación especial para Campo de batalla, Soy la puerta, Chicos del maíz(diferente y mejor que la peli), Los misterios del gusano(Lovecraft puro) y Un trago de despedida.

    1989- The dark half. Buena novela sobre el escritor y el personaje de sus obras.

    Continuo más abajo.

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  2. 1990- Los langoliers. Magnífico relato incluido en la recopilación Las cuatro después de la medianoche. Se hizo una versión televisiva decente, pero sin ser una joya.

    1993- Pesadillas y alucinaciones. Especialmente el relato Crouch End.

    1998-Saco de huesos. Se prepara la versión cinematográfica, miedo me da.

    2001- La casa negra. Gran novela y muy poco conocida. Una de las escenas más horrorosas que he leído, y he leído muchas cosas...

    2003-Montando la bala. Incluido en Todo es eventual. Terror del bueno, psicológico, un terror familiar.

    Termino con un bonus track.

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  3. Danza Macabra- No ficción. El terror en el siglo XX según King. Muy recomendable, análisis del terror en el cine, cómic, libros, televisión, radio... Desde The King in yellow a El exorcista, pasando por las películas en blanco y negro de los 50, Lovecraft, las primeras series de la televisión americana o los seriales radiofónicos.

    Todos los libros se encuentran fácilmente en castellano y a un buen precio. Se pueden conseguir ilegalmente por el interné, pero tal como están las cosas últimamente...

    Espero haberte sido de ayuda, para lo que quieras ya sabes. Mi vena friki es muy grande. XD

    Buenos días y perdón a los otros por el tocho.

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  4. Genial Dosflores, compraré varios de los que has mencionado para empezar. Me ha intrigado mucho el de El terror en el siglo XX según King, ya sabes jeje.

    King me parece un escritor discreto, entretenido y efectivo pero discreto. La adaptación de El resplandor me parece buena, más intelectualizada por los cambios y las novedades que incluyó Kubrick pero que para mí gana. A los encargados de esa peli les parecía lo mismo además pero particularmente me gustó el resultado. Cintas como Christine o Carrie me gustan también.

    Muchas gracias crack, muy currado, tengo material para el blog también aquí jajaja

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  5. El libro del terror del sigloXX es "Danza macabra" de 1981. El comentario había quedado un poco confuso.

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  6. Lo había comprobado, gracias de nuevo.

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