sábado, 30 de marzo de 2013

Crítica: EL ORFANATO (2007)

JUAN ANTONIO BAYONA










Juan Antonio Bayona, que ahora triunfa de forma total con “Lo imposible” (2012), pegó el pelotazo con su ópera prima, una cinta de terror que aprovechó el tirón de títulos de enorme éxito como “El sexto sentido” o “Los otros” (Alejandro Amenábar, 2001) (a pesar de ser de varios años después recuerda mucho a éstas, entre otras), de las cuales difiere más bien poco. Una cinta de terror que recurre, acertadamente, a la atmósfera y la tensión creciente, limitando todo lo posible los golpes de efectos. Así nos regala una aseada cinta de fantasmas y casa encantada sin mucha novedad pero bastante aceptable.


Belén Rueda interpreta a Laura, una niña que creció en un orfanato al que vuelve para abrir una pequeña residencia para niños discapacitados. Allí su hijo, Simón, comenzará a jugar con una serie de amigos invisibles que despiertan la inquietud de su madre. Un día Simón desaparecerá repentinamente y Laura tendrá que recurrir a esos invisibles amigos de su hijo para encontrarlo.

La residencia” (Narciso Ibáñez Serrador, 1969) es otro referente, tratándose de un orfanato en esta ocasión, que vendrá con facilidad a la cabeza.



Si bien es cierto que Bayona acierta en su atmósfera, recurriendo a referentes de talento, también lo es que desde el guión y la dirección no se limita a manipular al espectador, lo cual sería legítimo y coherente como ya he comentado en otras muchas ocasiones, sino que se le hace trampa de forma bastante descarada, lo cual nunca es positivo. Son muchos los detalles gratuitos, el comportamiento aleatorio y sin sentido de los niños fantasma, que Belén Rueda tarde tanto en jugar a su juego, el personaje de la anciana que visita a Belén Rueda, su comportamiento, las decisiones de muchos de los personajes, el artificio de la sorpresa final, que el niño sea incapaz de emitir sonido al quedar atrapado…



Si indagamos la película tiene evidentes fisuras pero lo fascinante del terror no es eso, sino las atmósferas que crea y la poesía que se extrae de sus imágenes, siempre sugerentes en los casos más brillantes.

Bayona renuncia casi por completo al golpe de efecto sin que por ello el terror y el suspense se reduzca, precisamente su apuesta por la atmósfera es lo que acaba erizando la piel en distintos momentos. Un terror en lo sugerido, en lo que descubriremos, en lo que no conocemos y no basado en el susto repentino y gratuito. Con todo es un terror light, no hay nada que no hayamos visto mil veces con mayor acierto y diera más miedo.



El planteamiento es el clásico de casa encantada donde referentes indispensable como “Suspense” (1961) de Jack Clayton o “Al final de la escalera” (Peter Medak, 1980) son más que evidentes, incluso se calcan escenas. Es imprescindible en estas películas tener una secuencia sobre una sesión espiritista, aquí no faltará y nos recordará a la citada película de Medak o incluso a ese maravilloso momento con el magnetófono en “El sexto sentido” (M. Night Shyamalan, 1999).


Hay escenas muy notables de verdadero terror donde Bayona demuestra su talento, por ejemplo el juego del “1,2,3, toca la pared” donde Belén Rueda ve a sus antiguo amigos de orfanato en la desesperada búsqueda de su hijo. La aparición del niño con la cabeza cubierta con un saco que ataca a nuestra protagonista… La resolución sorpresa y posteriormente poética (pretendidamente), donde el artificio se resuelve con buenos recursos visuales.



Por lo demás la cinta no escapa del tópico, los movimientos de cámara sugerentes y flotantes por la casa, los travellings lentos para acrecentar la tensión, la iluminación y juego con la oscuridad… están correctamente utilizados.


La trama paranormal acaba resultando bastante incoherente, no acaba de saberse nunca lo que quieren los niños, más allá de jugar, además cuando les interesa son tremendamente comunicativos… La progresión dramática tampoco es un acierto, la manera de actuar de Belén Rueda y su lentitud para darse cuenta de las cosas acaban desesperando un poco.


Una vez acaba la película uno observa que le sobran muchas escenas, el personaje de Benigna (Montserrat Carulla) o la misma escena del espiritismo y todos los personajes que están involucrados… aportan más bien poco. Y eso que la escena del espiritismo es una de las más notables, pero sin ella la película hubiera avanzado y desembocado en lo mismo.



Es por ello que en base a esa tensión, esa búsqueda de engañar al espectador, la película acaba cayendo en ciertos baches narrativos.

Expectantes sobre cómo evolucionará la carrera de Bayona, que parece haber absorbido con eficacia  y acierto las influencias hollywoodienses y estar muy dotado para el entretenimiento, parece observarse un gusto por temas como el sentimiento de pérdida, la familia, la estructura de búsqueda, muy de Spielberg… lo cual indica ciertas constantes y tener las ideas claras.





Es normal que en el limitado espectro en el que lleva años moviéndose el cine español sea bien acogida una película que se sale del tópico (dentro de nuestro cine), con una propuesta bien elaborada y que procura hacer algo potable, pero esto no puede evitar que se aprecien sus debilidades. 



El trabajo de Belén Rueda ha sido justamente alabado, pero en realidad todo el reparto está muy correcto, desde Fernando Cayo, que interpreta al marido, a los niños que aparecen en escena, en especial Roger Príncep, que interpreta al hijo de Belén Rueda, Simón.

La dirección de Bayona es acertada, tiene lo que tiene que tener en cada momento, creando la tensión adecuada. La factura del film es impecable.


Con todo, a los amantes del terror sugerido, de atmósfera, del buen terror, no creo que les disguste y pasarán un rato entretenido y lleno de tensión.

Un digno trabajo, sin sobrevaloraciones. Sin más.


5 comentarios:

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  2. Nunca semejante homenaje al cutrerío hispano pudo llegar más alto que a ocupar una crónica de Mr. Sambo...

    En fin, supongo que será una penitencia impuesta para prepararse convenientemente para la Pascua, porque no se me ocurre otra justificación de tratar a este engendro como si fuese una película de verdad.


    La película no es que sea tramposa, es que a su lado Busquets es un caballero británico y Alves el nuevo Barón de Coubertin.

    El nivel de chapuza llega a ser inenarrable porque, ¿cuántos años tienen los protagonistas si los acontecimientos y personajes de su infancia parecen ubicados en la posguerra? La manipulación es tan burda que se convierte en un verdadero insulto al espectador... El problema es que muchos espectadores españoles se merecen dicho insulto porque a pesar de que el final de la película se advierte con no menos de una hora de adelanto ¡muchos en la sala donde yo la ví no lo entendieron! Incluyendo a mi cuñada y su novio, ambos titulados superiores y a los que hubo que explicar el final con gráficos...

    En fin, que bien está que se haga aquí cine "de género" (es decir, no del género "cine español"). Pero si se hiciera un poquito bien tampoco estaría mal...

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    1. Buenísimo el comentario Archiduque, y muy bien visto ese look de posguerra jajajaja. Con todo no es de lo peor, al menos es distinto. Todavía estamos muy verdes, pero eso es la falta de experiencia, ya se sabe que estábamos más preocupados de otras cosas, la Guerra Civil y todo eso...

      Un abrazo fuerte.

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  3. A ver, no he visto la cinta. Porque, efectivamente, recuerda mucho a las cintas de terror dq mencionas. Y bueno, ante la falta de tiempo, no puedo estar a todo.

    Algo sí diré: me gusta su fotografía. Consigue transmitir la atmósfera q se pretende. Y, visualmente, el niño con un saco en la cabeza me parece más inquietante q un efecto especial deforme.

    Gracias por tus análisis. Esperando la gran CASABLANCA!!!

    Un beso, sensei!!



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    1. Pues sí Reina, si tienes listado hay muchas más interesantes que ésta, que dentro de lo que cabe es potable, siendo de nuestro cine.

      A ver que tal sale CASABLANCA.

      Un beso.

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