viernes, 19 de abril de 2013

Crítica: CASABLANCA (1942) -Parte 5/6-

MICHAEL CURTIZ








Un triángulo amoroso perfecto.

Una de las claves que han hecho eterna esta historia de amor es lo bien tratado que está el triángulo amoroso. Aquí no hay un villano que hace que todos queramos que la chica se quede con el bueno, que nos preguntemos por qué está con semejante personaje, por qué no huye con el héroe. Aquí no hay villanos, todos nos caen bien e incluso son admirables en muchos sentidos, entendemos a la perfección la admiración que Ilsa siente por Victor, que es retratado como ideal, lejos de manipulaciones burdas para que nos parezca peor que Rick, de hecho Rick tiene aspectos más despreciables. Así veremos el incondicional amor de Victor a Ilsa, cómo intenta que ella escape a toda costa, echándole piadosas y evidentes mentiras para que acepte irse sin él, ya que sólo es posible lograr un visado para ella. Por supuesto Ilsa se negará, manteniéndose a su lado. No podemos más que respetar y admirar a Laszlo, como también hace Rick, un Rick que es clave en toda la trama de los salvoconductos, evidentemente.


Ferrari también aparecerá retratado a la perfección, con loros que siempre están a su lado, como la sombra de ese que vemos en el encuadre cuando les dé la pista sobre Rick a Ilsa y Laszlo, con su puro y su matamoscas. No hay ni un solo personaje, por pequeña que sea su participación, sin cuidar al máximo. Otro ejemplo de esto lo tenemos en el ladrón, que vimos al inicio de la película timar a dos pobres ingenuos y luego volverá a hacerlo con un cliente de Rick, de forma poco sutil, en un divertido gag.




Todas las escenas tienen un sabor especial gracias a un trabajo de dirección e interpretación de primer nivel, te quedas embobado viendo a Bogart, cómo sirve su copa a Renault en la conversación que ambos tienen a continuación, mientras nos dejan fascinados con los magistrales diálogos, en especial las líneas de Renault, siempre brillantes.

Le dije a Strasser que no encontraría los salvoconductos, pero a mis hombres les mandé ser muy destructivos. Ya sabe lo que eso impresiona a los alemanes."

La progresión narrativa es perfecta, con la tensión en aumento, como vemos en la pelea que interrumpe Rick. Crispación, tensión, odio entre bandos con una chica, Yvonne, como excusa.



Un camarero, un sentimental y La Marsellesa.

Entramos en la que es la fase más tensa pero sobre todo más emotiva de la película, con una sucesión de secuencias entrañables o de desbordante emoción. La primera es la simpática escena del camarero Carl (S. Z. Sakall), con la veterana pareja que ha conseguido sus pasajes para América y no tienen ni idea de inglés. Detalles como la copita que el camarero se lleva para brindar con ellos son los que hacen especial a esta película. Son judíos.

La segunda me emociona especialmente. He comentado las reiteradas apariciones de una parejita búlgara en segundo plano durante la narración. Primero mirando las detenciones de la policía, luego mirando el avión que lleva a Lisboa, posteriormente en la prefectura donde Laszlo e Ilsa van a ver a Renault y por último en el “Loro Azul”. Su historia acaba en el “Rick’s Café”. Todo acaba en el “Rick’s Café". El último destino al que encaminaron a la pareja fue al despacho del capitán Renault, allí nuestro cínico jefe de policía chantajeó a la joven pareja, a ella concretamente, Annina Brandel (Joy Page), para que la bonita joven le proporcionara sexo a cambio de dinero, el juego habitual de Renault. La virtud de esta historia es que gracias a su planteamiento y exposición (sus continuas apariciones) no es un episodio suelto, gratuito, que tiene la simple intención de retratar las dramáticas circunstancias de tanta gente en Casablanca, sino que se relacionará a varios niveles con la historia principal, vinculando a personajes con ella (Renault, Rick…), y haciendo que su historia se relacione de forma tangencial con la historia de amor principal, influyendo en ella, ya que logrará la identificación de Rick con el sacrificio que la chica está dispuesta a hacer.





Nadie me ha amado de ese modo."

Así tendremos un hermosísimo gesto de Rick, cuando se había negado inicialmente a seguir hablando con la chica, manipulando la ruleta para que el chaval que está jugando y perdiendo el dinero gane el suficiente para que su amada no necesite rebajarse al chantaje de Renault. Rick parece que sí es un sentimental, como le recordará de nuevo Renault poco después, y las palabras de la chica surtieron más efecto del que quiso dejar ver. Los gestos de Carl, las miradas de la novia, de Renault, el abrazo de la chica con Rick… acaban definiendo una escena magistral. Me conmueve especialmente.



Además hay otro pequeño detalle que me encanta personalmente, el gesto de cariño de Rick a su crupier, demostrándole su total confianza y complicidad, un eco del pequeño “desliz” que tuvo al “permitir” que un cliente consiguiera 20 mil francos. Como dije, nada queda suelto en “Casablanca” y todos los personajes y sus relaciones quedan perfectamente definidas y tratadas con mimo. Todas las historias se cerrarán, por pequeñas que sean. Por esto, y otras muchas cosas, es una de las mayores joyas del cine.

Todos los personajes de “Casablanca” están perfectamente dibujados, por pequeño que sea su papel.


Es un chico con suerte."

Esta escena tiene su paralelismo con la tercera de esta terna mencionada, que es una de las más recordadas, míticas e inolvidables de la cinta. La de La Marsellesa cantada a coro por todo el “Rick’s Café”. Dos escenas que tienen mucho en común en su contraste. Una es un acto casi secreto, altruista, discreto, pequeño, el de Rick. La otra es un acto heroico, grandilocuente, público, simbólico, el de Laszlo. Dos luchas, dos formas, la de Laszlo constante, firme y decidida; la de Rick progresando en su evolución, como avergonzado por no poder contener su pulsión interna con su coraza. El idealista resquebrajado de Rick.


Una escena de exaltación patriótica y emoción absolutamente desbordada que es muy difícil que no conmueva, imposible. Un gesto y un momento de liberación ante la opresión usando elementos simbólicos, un himno, que permite hacer sentirse un poco libres a los allí congregados, que se sienten presos y oprimidos, asfixiados, y a los que La Marsellesa les hará respirar un poco de aire fresco. De nuevo una canción, la música, liberadora y canalizadora de sentimientos, emociones, recuerdos… Símbolo y motivadora de compromisos. 


Un pulso entre el himno alemán, prepotente, imponiéndose aunque son pocos, que debe ceder finalmente ante la decisión de la mayoría y La Marsellesa, una mayoría falta de un líder hasta que llega Laszlo. El juego de miradas aquí se hace apoteósico, épico, magistral. Una dirección digna de un genio, no falta un solo plano. Las miradas de Rick, su permiso para que la banda inicie La Marsellesa, la panorámica a Renault, la frustración alemana, el plano a la frívola, emocionada y conmovida Yvonne cantando, la agitada respiración de Ilsa, que es la de todos, la cantante y su guitarra afinando, la pasión de Laszlo comandando, que cuando tiene su primer plano en el momento álgido de La Marsellesa emociona a todo espectador de forma sublime, la mirada de Ilsa de absoluta admiración y amor hacia su marido… una victoria simbólica ante los alemanes, premonitoria, quizá, comandada por un firme, impulsivo e irreductible director de orquesta. Victor Laszlo. Admirable.





El humor salpica toda la narración, no sólo en los diálogos sino también con gags visuales, alguno he comentado. Otro ejemplo lo tenemos en el juego con la copita de licor que Carl le quita a Rick y como éste lo fulmina con la mirada. Es especialmente divertida por lo que tiene de descriptivo del personaje protagonista, Rick, un duro sin fisuras.


La relación entre Renault y Rick es uno de los elementos indispensables de “Casablanca”, un vínculo casi invisible, dos personajes muy similares que se tienen un especial aprecio, por eso Renault no se enfadará por la actuación de Rick con la pareja búlgara que le evitó una noche de pasión.

La relación de amor-odio entre Rick y Laszlo, sobre todo por parte de Rick, sigue su curso. Laszlo querrá conseguir los salvoconductos que tiene Rick, apelará a su pasado idealista, pero nuestro protagonista no cederá, el rencor e Ilsa se lo impiden.

Pregunte a su mujer."

La reacción alemana a la osadía de Laszlo no se hará esperar. El “Rick’s Café” cerrado. La tensión aumenta, las amenazas aparecen sin disimulos.

-Renault: ¡Qué escándalo! ¡Qué escándalo! ¡He descubierto que aquí se juega!

-Crupier: Sus ganancias, señor.

-Renault: Muchas gracias.

Bueno, ya habrá podido usted observar que la vida en Casablanca tiene muy escaso valor."

Ilsa y Laszlo.

La relación de Ilsa y Laszlo tiene una escena clave, su conversación en el hotel antes de que él salga a una reunión clandestina. Allí veremos el absoluto amor y comprensión de ese bendito que es Laszlo, su conocimiento, aunque no lo parezca ni de síntomas de afectación, sobre lo que ocurrió entre Rick y su mujer en París. Los besos de la pareja son castos, en la cara, lo que denota falta de pasión y da una pista sobre los verdaderos sentimientos de Ilsa, que no dudará en succionar la boca de Rick a conciencia en cuanto se dé la ocasión. Hay un evidente desfase entre el amor de Victor y el de Ilsa. Él lo declarará explícitamente, ella no.



Los dos saldrán del hotel, cada uno por su lado, ella en secreto. Los dos luchando a su manera por el otro, por sus ideales y por amor. Si bien Ilsa no declara su amor sí hará gestos que demuestran sus sentimientos de cariño y fidelidad a Laszlo, aunque se rendirá cuando Rick se ponga dramático.

Un plano “encarcelado” de Rick y Carl muestra el estado en el que se encuentra el Café, otro detalle magistral. La relación de Rick con sus trabajadores es fantástica, cariño y respeto, amistad y fidelidad sin matices ni fisuras. En la versión doblada se hablarán respetuosamente de usted, lo que traslada de forma adecuada el tipo de relación que tienen, donde Rick es el jefe firme, pero donde el cariño es evidente. Respeto y cariño. Una relación que es complicado ver en el cine actual, desgraciadamente.


Si bien la cinta es tremendamente fluida gracias a los movimientos de cámara, travellings, panorámicas, ágil montaje y movimiento de los personajes dentro del encuadre típicos de Curtiz, la cinta también tiene, como es normal en el cine clásico, grandes planos sostenidos.

Ahora soy Richard, como en París."

El esperado nuevo encuentro entre Ilsa y Rick se iniciará con un ligero contrapicado y durante la conversación Rick verbalizará su nueva filosofía.


Ya no lucho por otra causa más que por la mía propia. La mía es la única que me interesa ahora."

Ilsa, dispuesta a todo, amenazará a Rick con un arma, el recurso característico para mostrar un hecho tan sorprendente será el travelling rápido de acercamiento.

Anda dispara, me harás un favor."

Ilsa no podrá y lo que no logró un arma lo lograrán sus lágrimas, enternecer a Rick, no olvidemos que es un sentimental. Por supuesto que con Rick sí que habrá un buen beso en la boca, el contraste en escenas sucesivas es evidente y marcan muy bien la diferencia. También se sugiere algo más que un simple beso.

El día que te fuiste de París no sabes lo que pude sufrir, no sabes cómo te he querido… y te quiero todavía”.


El foco volverá a aparecer, iluminando intermitentemente a un Bogart que se asomaba entre sombras a la ventana. Luces y sombras para esa tormentosa relación. Ilsa explicará que creyó muerto a Laszlo, que se enteró de que vivía justo el día en que debía irse con Rick de París y que la necesitaba, esa fue la causa del abandono. Mientras Ilsa habla Rick descubre que sí le amó de “esa manera”, al contrario de lo que le dijo a la joven búlgara. Ilsa actuó de forma responsable, protegiendo a los dos hombres de su vida. Aquí los primeros planos volverán a ser un auténtico monumento, íntimos, acogedores, después de los generales que situaron la escena.


Tienes que pensar por los dos, por todos nosotros."

Sacrificios y renuncias por amor, la verdadera esencia del mismo. Carl llevará a un herido Laszlo al Café y allí descubrirá a Ilsa, la cara de ésta aparecerá reflejada en un espejo y se ensombrecerá, mostrando su doble juego de forma visual. Lo mismo ocurrirá poco después cuando Rick vaya a atender a Laszlo, veremos cómo éste desciende las escaleras a través de otro espejo, retratando la ocultación y la mentira ante Laszlo. No faltarán las breves notas intensas del “As time goes by” cuando Carl vea a Ilsa.





Rick y Laszlo tendrán una clarificadora conversación con diálogos maravillosos, como es costumbre. “Casablanca” es una película para deleitarse viéndola… y escuchándola.

No respire y morirá. No combata al mal y morirá el mundo."

“¿Sabe usted la impresión que me da? La de un hombre que intenta convencerse a sí mismo de algo que no puede creer. Cada uno tiene su destino, para bien o para mal."

Sabe usted mucho sobre mi destino."

“… como no hubo culpables no le pido explicaciones."

Aquí Laszlo conquista a todos los espectadores, su sabiduría, elocuencia, la forma de retratar con acierto al bueno de Rick, su disposición a sacrificarse, su gesto altruista y de amor puro hacia Ilsa para que Rick la salve… hacen de este alegórico personaje un dechado de virtudes consciente de todo, lúcido y auténtico, incluso más humanizado gracias a esta escena.

“… también soy un ser humano. Sí, la quiero hasta ese punto."



Una intensísima y significativa conversación en estricto plano y contraplano. La sonrisa cínica y de autocomplacencia y la calada a su cigarro de Bogart en ligero contrapicado que se acerca a su rostro cuando arrestan a Laszlo, en uno de los planos más recordados y fotografiados de la cinta.




Rick se pondrá manos a la obra, manipulará a Renault y fingirá una completa falta de escrúpulos para hacerle creer que quiere a Laszlo encerrado, pero con cargos graves y así poder huir con Ilsa. Es posible que se piense que Renault no acabó de entender del todo a Rick y por eso cae en el engaño… o quizá lo entiende perfectamente. Además venderá su Café a Ferrari, un sueño húmedo del personaje interpretado magníficamente por Sydney Greenstreet, dejando perfectamente colocados a todos sus trabajadores, sobre todo a Sam. Ferrari seguirá rodeado de loros y usando su matamoscas.





Un picado general mostrará el mítico Café de Rick vacio mientras él se dirige a abrir la puerta a Renault. Un plano maravilloso de ese bar que a estas alturas conocemos a la perfección.



Aquí Rick desvelará parte de sus intenciones, su engaño a Renault, que se muestra algo contrariado. Como curiosidad debo mencionar que cuando Renault pregunta por los salvoconductos hace el amago de mirar al piano de Sam, que es donde Rick los tenía escondidos, sin que éste se lo haya dicho aún, lo que hará en la siguiente línea de diálogo, si bien es cierto que es una apreciación muy personal.




-Rick: No olvide que le estoy apuntando derecho al corazón.

-Renault: Ese es mi punto menos vulnerable.

Todos los personajes en “Casablanca” son hábiles e inteligentes, llegados a este punto tenemos varias muestras seguidas, el engaño de Rick o la falsa llamada de Renault al aeropuerto que en realidad hace a Strasser. Strasser también andará avispado.

Vimos niebla a la entrada de Renault en el Café y veremos aún más en el aeropuerto, un elemento que le da todavía más sabor al esplendoroso final. Un recurso, usado para ocultar limitaciones de producción y en los decorados, convertido en virtud. Un clímax maravilloso.









 


Dedicada a Pablo Lázaro y Penny Lane, que seguro se emocionaron con La Masellesa







6 comentarios:

  1. Me encantan tu manea de explicarnos las cosas!! Gracias!!!

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    1. ¿Sí? Genial Reina, me alegra mucho que te agrade. Un besazo.

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  2. Tiene que ser una escena maravillosa para conseguir que yo me emocione con la Marsellesa, con el cariño que les tengo a los franceses...

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    1. Jajaja eso hemos pansado unos cuantos amigo Keyser, creo que se logra porque lo universaliza, lo convierte en abstracto, no es el himno de Francia sino que acaba simbolizando el concepto de Libertad. Además es un himno muy bonito.

      Un abrazo.

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    2. Pues sí MrSambo, es un himno muy bonito, las cosas como sean, y el significado de simbólico himno universal del liberalismo en la época del nazismo, fascismo y comunismo (aunque "aliado" a última hora...), y eso, el personaje de Víctor Laszlo en esa escena gana muchos enteros. Es una enorme película MrSambo, el master de ironía con todas las réplicas de Rick, estas escenas que comentas, la de trucar la ruleta a mí también me emocionó, dan ganas de volverla a ver. Nunca envejecerá.

      Ese abrazo de vuelta!

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    3. Sí, creo que nos pasa a muchos, seguramente a ti también, que de alguna forma cada cierto tiempo te llama de nuevo para que la vuelvas a ver, quizá para ver si Ilsa esta vez se queda y no sube al avión jaja.

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