martes, 27 de marzo de 2018

TEATRO: Les Noies De Mossbank Road (Di and Viv and Rose) (Las Chicas de Mossbank Road)

TEATRO












Un precioso canto a la amistad.

Una tragicomedia alegre y divertida en ocasiones, conmovedora y triste en otras, que pasa en segundos de la risa desinhibida y la calidez de las relaciones al puñetazo seco del dolor. Como la misma vida.

La universidad, tres amigas, los 18 años, la vida que se abre deslumbrando, sentirse poderoso, establecer alianzas voluntarias más allá de la familia y de su peso, y el progresivo devenir vital de las tres chicas a lo largo de casi 30 años. Veremos en escena las sucesivas fases de la relación de tres muchachas primero, tres jóvenes después y tres mujeres finalmente, acompasadas al crecimiento personal, las vicisitudes de cada una, la madurez y las distancias, pero, al fin, manteniendo los posos indelebles de esos primeros años en el pisito de Mossbank Road, donde se paladeó la primera libertad, se vivió sólo en presente y el futuro se vislumbraba aún lejano, donde todo parecía posible.

Amelia Bullmore es una actriz, guionista y dramaturga londinense de 54 años, que ideó esta pieza en 2009, aunque se publicó en 2013. La obra ha sido interpretada en distintas ocasiones con gran acogida, y retrata de una manera fresca, muy real, cómplice, la vivencia de la amistad (de las amistades concretas), y las improntas que nos deja. Y cómo la vida (con sus golpes despiadados), también deja marcas en esa amistad (en esas amistades concretas).




Una obra que se estrenó en Barcelona y que colgaba, función tras función, el cartel de "No hay entradas". Ha sido vista por 30.000 espectadores la pasada temporada, con un éxito continuado en las 13 semanas que estuvo en cartel, lo que ha supuesto el anuncio de su reposición para el próximo 1 de mayo y hasta el 22 de junio de 2019. Quien no la haya visto, que se lo apunte y no pierda la oportunidad.

No valdrá lamentarse si os quedáis sin poder entrar a la sala... ¡Os hemos avisado!



Dátiles con los que sobrevivir

Di, Viv y Rose son tres jóvenes que se encuentran en la universidad: Di es una chica siempre enfundada en chándales, amante del ejercicio y del deporte, pero frágil, que busca novia, porque es abiertamente lesbiana; Viv es estudiante de sociología, la más seria de las tres, intensita en sus manifestaciones, decidida y disciplinada, viste con ropa de aire militar; Rose es una alocada y promiscua estudiante de arte, la vemos con mallas de colores, faldas de vuelo, es la alegría, la campanilla de la casa, la despreocupación y el hedonismo. Di y Rose se encuentran y congenian. Di es amiga de Viv y, aunque las tres son muy distintas, deciden compartir un piso de estudiantes en el Manchester de los 80. Ese piso (en el que pasarán dos años), es un espacio de libertad y de ilusión, en el que las tres jóvenes se complementarán aportando sus habilidades (dibujar en el suelo a modo de alfombra, cocinar comida casera, compartir los manjares que vienen de casa de los padres), sintiéndose felices, unidas, dejando la familia un segundo plano, creando su propia “familia”, en la que la amistad teje su manto con hilos indestructibles: “dicen que en el desierto se puede sobrevivir sólo con dátiles… ¡vosotras sois mis dátiles!” dice Rose, una frase que resume perfectamente esa comunión que sienten… Escuchan música, se cuentan sus cuitas y penas, se olvidan de limpiar y se riñen, se dan consejos sobre sus estudios, sobre cómo ligar… viven en armonía, abiertas a la vida y sus posibilidades…




De repente, una noche todo cambia drásticamente: Rose llama a la policía para denunciar una violación. Pero no la ha sufrido ella, como pensamos a bote pronto: la víctima es Di. Alguien ha forzado la puerta y ha agredido sexualmente a la más frágil, emocionalmente, de las tres.


Este mazazo hace que las tres amigas hagan piña y, de alguna manera, marca para siempre su relación.

Asistimos, posteriormente, al momento inevitable en que deben dejar el piso, la vida ha ido saliendo al encuentro con las primeras oportunidades laborales. A partir de ahora, su pisito será, más que un lugar físico, un espacio anímico existente entre las tres.

Pasan los años, cada una ha encauzado su vida, siendo Viv la que quizá aparece como triunfadora al haber logrado con creces su objetivo de trabajar con la renombrada profesional a la que admiraba, tras enviarle su tesis sobre el corsé como instrumento de dominación de la mujer (algo que, curiosamente, entronca con Barbes de Balena, que también trajimos a Cinemelodic, siendo Dolors Aleu una médico que, efectivamente, realizó ese estudio). Rose, por el contrario, ha abandonado sus estudios; un embarazo inesperado y la decisión de asumir la maternidad y volver con la familia ha truncado sus planes universitarios. Di pivota entre las dos, como siempre hizo, y organiza un encuentro rescatando por unas horas, en una estación de tren, a una agotada Rose que cría a sus gemelos y que se queda dormida sobre el regazo de sus dos amigas.

Sigue pasando el tiempo y asistimos al éxito de Viv, que las ha invitado a pasar un fin de año en su lujoso piso de Manhattan, independizada por fin de su mentora. Allí comentan sus vicisitudes, recuperando la vieja complicidad. Percibimos cómo sus vidas han tenido caminos distintos, pero su amistad sigue cálida en los corazones, y se planean futuros encuentros.





Pero de repente, la vida vuelve a sacudir a las amigas.Vemos a una Di circunspecta realizando una intervención en la que conoceremos la repentina pérdida de Rose, que ha muerto atropellada, y nos damos cuenta de que su intervención es para recordarla en su funeral: menciona a sus hijos, su vitalidad, y hace un bellísimo panegírico de su amiga y lo que esa amistad significó para ella. Viv ha acudido también, y se hace cargo de una destrozada Di, que se ha emborrachado para dejar atrás el desgarro de perder a la más luminosa y alegre de las tres.

Vuelve a transcurrir el tiempo y asistimos a un nuevo encuentro de Viv y Di. Di está gravemente enferma y reprocha a Viv su distanciamiento, pero ese reproche deja paso a un reencuentro emocional, en el que las dos amigas recuperan el recuerdo de Rose, de su piso de Mossbank Road y, juntas, se acompañan en este nuevo trecho del camino de sus vidas.


Valoración


Una maravilla. Un recital interpretativo de tres actrices (a dos de ellas, Marta Marco y Clara Segura, las hemos visto en otros registros en diversos montajes que hemos traído a este espacio: Vides Privades, La Treva, Bodas de Sangre, y a Cristina Genebat la conocíamos por su trabajo de traducción de adaptaciones como la mencionada Vides Privades), con la genial dirección de Sílvia Munt (actriz, guionista y premiada directora de cine y teatro), que es un plus. Munt contaba con el beneficio de haberlas dirigido en cine con anterioridad y en otros proyectos, lo cual sin duda le ha ayudado a sacar de sus actrices el máximo partido en el montaje. Pero si una cosa hay que destacar es la química que se percibe entre las tres intérpretes, y que fluye continuamente en las casi dos horas que dura la obra. Unas actrices que bordan las distintas franjas de edad y sus cambios, evolucionando los personajes, que nos comunican a la vez frescura y verdad, en unas interpretaciones en clave alocada, de complicidad, de madurez, de melancolía, de dolor…Están perfectas y creíbles en todas las franjas de edad.





Papel destacado tiene la música. En la ‘banda sonora’ de la obra tenemos éxitos de los 80 que retrotraen a los espectadores a sus propias vivencias de esa época (cobra especial protagonismo “I’m so excited” de las Pointer Sisters, pero escuchamos “Kissing a fool” de George Michael, “Slave to Love” de Bryan Ferry, ”True Blue” de Madonna, “Comming Around Again” de Carly Simon.…).

Un escenario muy escueto, porque la riqueza la proporcionan las actrices; oscuro, con apenas una pequeña estructura de madera que será la cabina telefónica de la universidad y que se convertirá en mesa, un sofá, una lámpara… poco más. Con estos pocos elementos y con unas magníficas proyecciones en determinados momentos (la estación, el lujoso piso), se construirá el entorno en el que no echaremos de menos nada, pendientes como estamos del paso del tiempo y los acontecimientos, que se reflejarán en las actitudes y también en el vestuario de los personajes: Rose lejos de la estética de la primera Madonna o de Cyndi Lauper, aunque llevará un vestido de color; Viv con una estética muy minimalista y elegante, y Di con una ropa muy masculina. Sobre éste último personaje, debemos destacar su progresiva relevancia a medida que avanza la obra, pues además de ser el emulgente entre la divertidísima Rose (Clara Segura juega con sus faldas, es lenguaraz y construye ese personaje hedonista de tal manera que no podemos más que encariñarnos… y llorar su pérdida), y la cerebral Viv (que pese a esa mayor intelectualidad, podemos entrever sus sentimientos), es quien aporta la intensidad dramática, el mayor desgarro en escena. Y también apuntar que su marcada delgadez ¡beneficia al tramo final de la obra!

Me divertí sobremanera en mil momentos (las escenas de Di sin nada deportivo que ponerse y finalmente engalanada con un vestido de graduación espantoso, regalo de su madre, para ir al encuentro de la chica que le gusta, es hilarante), me tocó la fibra nostálgica (tras la violación las amigas construyen un “reducto” para llorar y apoyarse, muy parecido a las “casitas” que nos montábamos en mi casa, mis hermanos y yo, con mantas como paredes en las literas para crear nuestro propio “espacio”), me emocionó hasta tener un nudo en la garganta la muerte de Rose y el sentido discurso de Di en su funeral, como si me la hubiera arrebatado también a mí la muerte…

Es una obra estupenda. Llena de vida, un canto a la juventud desde la calidez de la madurez plena.

Merece muchísimo la pena.



Vídeo oficial: 

Otro Vídeo: 





FICHA TÉCNICA

Les Noies de Mossbank Road  (Di and Viv and Rose) de Amelia Bullmore (Traducción al catalán de Roser Batalla)
Sala: La Villaroel, primera función el 5 de diciembre de 2017.
Dirección: Sílvia Munt
Intérpretes: Cristina Genebat, Marta Marco, Clara Segura
Escenografía: Enric Planas
Iluminación: Sam Lee
Espacio sonoro: Jordi Bonet
Producción: Bitó, con la coproducción de La Villarroel y la colaboración del Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya.




Por @MenudaReina

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