sábado, 19 de mayo de 2012

Crítica: CAZADOR DE FORAJIDOS (1957) -Última Parte-

ANTHONY MANN










El doctor (John McIntire), es el representante de la bondad y la sensatez. Tendrá una escena con la pareja de novios enfadados, Perkins y Mary Webster, que interpreta a Millie Parker, donde veremos un ejemplo de lo mencionado. Una sutil y perfecta dirección donde se usarán los planos medios cogiendo a dos personajes, los primeros planos para resaltar un sentimiento o mostrar la importancia preponderante de un personaje sobre el resto, según de lo que se hable, o bien planos generales cuando el tema vincule a los tres. Todo en tono de comedia y mostrando una sutileza extraordinaria, como en ese momento donde el médico recordará un mordisco que Ben le dio cuando era un niño y ella sonreirá un momento, con un termómetro en la boca, de forma casi inapreciable en un plano general donde se incluye a los tres personajes. Ejemplo perfecto de maestría en el encuadre, el lenguaje cinematográfico y la dirección de actores.


La responsabilidad, la vocación, la obligación… son temas presentes en el desarrollo de la historia y la evolución de los personajes de Morgan y Ben, uno se mantendrá firme en su deber y responsabilidad aprendiendo todo lo que no sabe, y el otro enseñará todo lo que pueda dejando de huir y de esconderse, asumiendo la responsabilidad y el deber como le muestra su alumno.

Otro rasgo estilístico muy presente en la cinta son los encuadres dentro de encuadres que realiza Mann para retratar la llegada de un personaje a un recinto concreto. Veremos el marco de la ventana con el personaje dirigiéndose a nosotros o sin apreciarse el marco, para luego hacer un travelling de retroceso y mostrarnos el lugar donde se desarrollará la escena. Así crea tensión y expectativa ante lo que va a acontecer, tomando el punto de vista de alguien más del pueblo, como en el mencionado plano inicial.


De hecho, comentado esto, hay que reseñar la cantidad de planos que rueda Mann donde alguien llega o viene hacia nosotros o la cámara. Otro ejemplo lo tendremos en el plano de una espuela mientras vemos como se acerca el carromato del doctor, la espuela de nada más y nada menos que Lee Van Cleef. Mann sólo moverá la cámara cuando sea preciso.

La mirada es otro elemento importante de la cinta. Fonda mira constantemente y enseñará a observar a su alumno, como cuando le impide intervenir en una pelea porque los contendientes no llevan armas.


La película abandona a nuestros protagonistas para seguir durante un tiempo al doctor, que cobra todo el protagonismo. Mann jugará una vez más con los contrastes, de un parto y el nacimiento de un bebé el médico pasará a tratar a un herido de muerte por un disparo. De dirigirse a su fiesta de cumpleaños a encontrarse con la muerte por el camino en una magistral escena. Una de las más brillantes de la película.




Llegados a este suceso la acción se desboca, persecuciones, tiroteos, peleas… Desde pequeño, cuando veía alguna película del oeste, siempre me fascinaron los tiroteos entre las rocas, cómo se escondían los contendientes, el sonido de las balas al rebotar con las piedras, los trucos para coger desprevenido al oponente, el polvo, la arena, el arrastrarse por el suelo, la puntería, los rifles, las pistolas, el vencedor, el vencido… Aquí tenemos un gran tiroteo de este tipo.


Los temas se suceden con naturalidad, la ingenuidad, el idealismo, la ley... la forma de confrontar todos estos aspectos de la manera más adecuada se muestra con las decisiones y actos de los personajes, especialmente el del sheriff interpretado por Anthony Perkins.


Anthony Mann siempre da más. Cuando parece que nos va a ofrecer un western notable sobre el aprendizaje, la ingenuidad, la responsabilidad, el maestro que aprende y el alumno que enseña, sobre la madurez, abandonar y superar los miedos, los complejos y los prejuicios, sobre la vida y la muerte, la relación de mentor y alumno… la película torna en la parte final a una aguda reflexión sobre el conflicto entre Ley y Justicia. Sobre este tema siempre recomendaré “Sed de mal” (Orson Welles, 1958).


Los culpables del asesinato del doctor deben cumplir una pena, un castigo, pero la jauría social quiere saltarse cualquier tipo de derecho en aras de esa justicia a lo que se opondrá el sheriff que quiere defender la Ley. La ley y la justicia no tienen por qué coincidir, y a menudo no coinciden, pero Mann nos muestra la importancia de las reglas, de lo normativo para un mejor proceder y buscar el segundo y más importante de los conceptos, la justicia. Sin el mínimo procedimiento la justicia queda al libre albedrío y expuesta al abuso, lo gratuito y la manipulación, eso sin contar con derechos humanos imprescindibles. Los asesinos son culpables, nadie lo duda, pero es pasando por el filtro de las reglas que nosotros mismos nos damos, aunque parezcan algo meramente burocrático, cuando se da el verdadero valor a la justicia y sobre todo a la vida de las personas. Un respeto necesario a las instituciones por la sociedad, unas instituciones que deben cumplir su función aunque contradigan a la variable mayoría. La defensa de la ley que hará el personaje de Perkins será lo que haga rectificar su postura al que interpreta Fonda. Cuando ve que Ben va a enfrentarse a todo el pueblo, Morgan se pondrá la estrella de sheriff que ha estado rechazando continuamente ante la insistencia del joven.



Los héroes solitarios son personajes comunes en las películas de Mann, aquí la soledad también es un tema importante, la soledad voluntaria, provocada por los tormentos pasados, los miedos, prejuicios, complejos… pero también la soledad sobrevenida por la defensa de tus principios, de tu responsabilidad, por tu propia valentía ante lo injusto, por defender la ley… Son las soledades de Ben y Morgan en distintos momentos de la película.




El silencio de la espera. La mirada.

El destino impulsa al personaje de Fonda, siempre que se va a ir sucede algo que se lo impide o le llama la atención. El destino y esa esperanza oculta e interna, comentada, que le hace ayudar al sheriff en su cruzada a favor de la ley. Cuando se va a ir, una vez a cobrado lo que le corresponde, llegará un carromato con un muerto que le frenará en seco.





En la escena que sucede a la tensa espera silenciosa mencionada, Ben se enfrentará a Bart y todo el pueblo que lo acompaña, es en ese momento cuando Morgan aparecerá con su estrella de sheriff al pecho (a la que hace referencia el título original). Cuando Ben mate a Bart, Morgan se mirará, con una sonrisa, precisamente esa estrella que tanto rechazó. El viaje de madurez de los dos protagonistas ha concluido.

Lo único necesario para que el mal triunfe es que los hombre buenos no hagan nada”. Edmund Burke.

Es ahora, una vez finalizado todo este proceso de madurez, cuando Kip, el niño, liberará a las palomas, que acaban siendo el símbolo de libertad mencionado con anterioridad.

Los personajes son en muchos casos estereotipos, pero estereotipos muy bien desarrollados y matizados, hasta el punto de que en algunos casos los trascienden. En este sentido ya hemos mencionado lo que representa Ben Owens, en cambio Morgan es un personaje mucho más complejo y matizado.

Al final de la cinta se han forjado familias, no sólo Ben se ha reconciliado, de manera algo apresurada ya que no se nos muestra cómo sucedió, con su novia, sino que Morgan se irá con esa madre y su hijo que le acogieron en su casa.


Aquí, en el plano final, Mann vuelve a demostrar su maestría cerrando de forma circular su película, haciendo un plano exacto al inicial pero de forma invertida. Ahora el travelling no sale curioso de un porche para ver la llegada de un forastero, sino que abandona a ese forastero que llegó al comienzo para refugiarse en el porche del cual salió como un ciudadano relajado y satisfecho con la situación en la que han quedado las cosas.

Un plano que vuelve a jugar con los contrastes, no sólo por la contraria dirección y sentido mencionado del travelling, sino por los elementos que lo componen, de la inquietud a la relajación, del solitario que llega a la familia que se va…

Dudley Nichols, habitual de John Ford, es el guionista.

Otra excepcional película de Mann, que nos habla de la integridad moral, la ley, la justicia y todos los temas mencionados de forma maestra, sencilla, como si no costara, con una dirección depurada y precisa, como el maestro que es, y que merece todo el reconocimiento que se le pueda dar.



Dedicada a Rojo4, con el que siempre es un placer hablar y que además tiene un blog extraordinario, aprovechad y pinchad. http://rojo4.wordpress.com/
  


5 comentarios:

  1. Muchas gracias, otra vez. Gran crítica, como siempre.

    La acabo de volver a ver y me ha gustado como la primera vez o más. De hecho, en el recuerdo pensaba que Perkins metía un discurso, bueno, pero no es así. Se dirige a Bart sobriamente, revelando el vacío tras su bravuconería. Y anteriormente en el bar, una gran frase que condensa más de lo que en otras películas dicen con largos discursos pretenciosos: "if you don't stand up for what law and order means, then it means nothing". Si no defiendes y aplicas lo que significan la ley y el orden ahora, entonces no significan nada.

    Esa frase me recuerda a algo que no puse en la crítica de GoT: Eddard Stark es un completo gilipollas, porque mucho honor y mucha gaita, pero cuando llega el momento más duro, aquel en que el honor significa más es cuando se echa atrás como una gallina. Por mucho que también se entienda que como un padre, es el momento en que si no cumple con el honor todo su afán por él de toda su vida queda vacío. En el momento más difícil es en el que el honor, y la justicia, brillan con más fuerza y con su pleno significado; seguirlo sólo cuando es fácil es convertirlos en jueguecitos infantiles, en nada.

    Y no sólo en ese momento en que se pretende cometer un linchamiento, éste es sobre un culpable confeso e innegable, sino que además lo es de asesinar al personaje secundario que más simpatía ha generado en el espectador, cuando está a un día de retirarse con su fam-¹ digo en su cumpleaños que celebra todo el pueblo... la mayoría de lo precedente iría encaminado a que el espectador se incline emocionalmente del lado linchador. Hubiera sido mejor en mi opinión de ser todo en vez de sólo la mayoría (no cuento, obviamente, con la simpatía que pueda tenerse por Morgan y Ben, que esa es necesaria) y se hubiera evitado el pequeño toque de evidar repugnancia total al mostrar a Zeke contrario al asesinato del médico.

    ¹ ¡MENDOOOZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAaaaaaaaaaaaaa.....!

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  2. Muchas gracias Rojo4, me alegra que la revisión la elevara más aún, suele pasar con los clásicos.

    Exactamente, las cosas cobran valor, y además se conoce verdaderamente a las personas, en los momentos difíciles, cuando hacer algo supone ir en contra de todos, cuando ese algo sabemos que es lo que está bien y, o bien decidimos acometerlo cueste lo que cueste o nos dejamos seducir por la mayoría engañándonos a nosotros mismos y quitándonos de en medio.

    Me alegro de qué te hayan gustado la película en la revisión y la crítica. Verías que la deje para verla al final de la entrada, por si alguien no la tiene… y sabe inglés jajaja

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  3. Ah, pues no la había visto. Creía que era un fragmento como en esta, no miré la duración. Igualmente se agradece.

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  4. (Conste que suelo mirar los fragmentos de vídeo que pones de las películas; pero ayer no sé por qué no me di cuenta de hacerlo)

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  5. Jajajaja, bueno pues estar está. A veces sólo se puede recurrir a lo que hay más que a la idea que a veces tienes en la cabeza...

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