sábado, 26 de mayo de 2012

Crítica: DETECTIVE PRIVADO (1978)

MICHAEL WINNER








 Decepcionante adaptación protagonizada por Robert Mitchum de la novela “El sueño eterno” de Raymond Chandler, y remake de la obra maestra que hizo Howard Hawks en 1946.

La potencia y el talento visual y narrativo de Hawks queda aquí reducido a la mínima potencia, la única razón de ser de esta película es hacerla más fiel al original literario donde la adaptación del maestro americano se alejaba más, además de ver a Mitchum, el otro gran detective del cine negro junto a Humphrey Bogart, interpretando al imprescindible Philip Marlowe.


Una cinta que desde la dirección, la fotografía, a nivel narrativo y, como dije, visual, se acerca más a un telefilm que a otra cosa.

Evidentemente la historia es tan buena que la película se sigue con cierto interés pero no hay absolutamente nada que destaque en ella, incluso la interpretación de Mitchum parece desganada y sin fuerza, con el automático puesto, un Marlowe pobre, pulcro en exceso, aunque con esto le sobra para ser uno de los mejores en este tipo de papeles. Lo cierto es que el actor ha volado a mucha más altura en muchos otros momentos, ya fuera en papeles de cine negro en general, como detective o incluso como Marlowe en “Adiós, muñeca” (Dick Richards, 1975).


Todas y cada una de las escenas que componen la cinta son alarmantemente convencionales, una película de sobremesa con un buen texto a sus espaldas.

Al menos, además de a Mitchum, podemos disfrutar de James Stewart como el General Sternwood, en dos escenas donde él está muy bien.

Cualquier aspecto que queramos comparar con respecto a la obra de Howard Hawks es para ponerse a llorar e ir enseguida a poner en tu DVD la adaptación del maestro. No haré comentarios sobre las dos hermanas Sternwood, especialmente Charlotte, por no ser sangrante. ¡Socorro! ¡Lauren Bacall, vuelve!

La novela de Chandler es extraordinaria, como todas las suyas, pero Michael Winner, el director de esta cinta, consigue que casi nos desentendamos completamente de lo que sucede en pantalla, no lo logra porque el texto es muy bueno, como he dicho, pero por momentos está a punto de conseguirlo, lo cual es un mérito considerable. Una dirección y una narración anodina, también con el piloto automático puesto, sin la más mínima garra. La potencia narrativa, la nocturnidad, el juego con la lluvia, el virtuosismo en el encuadre, en la dirección de actores, el sacar partido a todo el carisma y elementos que contiene la historia en la cinta de Howard Hawks aquí es sustituido por lo convencional y la insustancialidad. No puede ser más insulsa.


Philip Marlowe es contratado por el general Sternwood (James Stewart), para que investigue y resuelva un asunto de chantaje a una de sus hijas, también menciona la desaparición del marido de la otra hija, alguien a quien el general tenía mucho aprecio… Lo que en apariencia parece un caso sin excesiva dificultad esconde un entramado de secretos, asesinatos, relaciones, mafiosos, prostitución, pornografía, mentiras…

La relación entre Marlowe y Charlotte Sternwood, uno de los puntos fuertes del film de Hawks con esos diálogos trepidantes y excepcionales, aquí es mejor ni mencionarla. Lo que sí tendremos serán algunos desnudos, una mayor fidelidad al texto ya mencionada, y una mayor explicitud a la hora de tratar temas como la pornografía… La nada.


Un coche en plano subjetivo mientras se suceden los títulos de crédito se dirige a la mansión de los Sternwood, cuando está llegando una voz over nos recita el inicio del libro de Chandler, un Marlowe más envejecido que en la novela. Disfrutaremos, tras la aparición de la pequeña de los Sternwood, de la primera conversación entre el general interpretado por Stewart y el propio Marlowe, donde se sentarán las bases del caso. Siempre es un placer. De la dirección no podemos decir lo mismo, con saltos de eje sin más justificación que su torpeza en la puesta en escena.


Una película más fiel a la novela, especialmente en cuanto a la relación entre Charlotte Sternwood (Sarah Miles) y Marlowe, y su final.


Joan Collins interpreta a la atractiva librera cómplice de la red de pornografía, como elemento de tensión en esa escena veremos sus uñas repiquetear en la mesa al verse importunada por la presencia de Marlowe, unas uñas bien cuidadas y pintadas.

Marlowe hará seguimientos insípidos mientras la voz over sigue su curso. El doblaje tampoco es excesivamente bueno, vuelve a faltar garra y carisma. En estos seguimientos veremos la espera y la vida aburrida de un detective al acecho de algo interesante para comenzar a desarrollar la investigación. Observación, espera, vigilancia… La película se muestra fiel al punto de vista subjetivo que requiere la novela de Chandler. Marlowe jugará al ajedrez, juego que veremos también en su casa y que muestra el cerebral funcionamiento de su cabeza.


No vayamos a creernos que la película es el colmo de la transgresión y el atrevimiento, es más explícita ya que es de 1978 pero tiene muchísima menos violencia, sordidez, complejidad y turbiedad… que la obra de Hawks.

Correcto uso de los primeros planos con intención expresiva, un ejemplo de esto lo tenemos en la conversación entre Marlowe y Eddie Mars (Oliver Reed).




La estética, la fotografía casi de telefilm, el aire británico, está ambientada en Londres, no ayuda tampoco a mejorar el resultado de la película. Toques setenteros, bastante kitsch, que chocan un poco, aunque es justo reconocer que la sobriedad es el elemento predominante. Como ejemplo de estos elementos estéticos, aparte de la decoración de algunas habitaciones, tenemos el uso del zoom en varios momentos.

Como suele ser habitual en Chandler, aunque variará esto en alguna novela, tendremos una familia rica degenerada y una sociedad podrida que tiene en el dinero a su único dios. Aquí veremos todos los vicios posibles y pocos valores respetables, porno, drogas, sexo, chantajes, asesinatos, juego… El único personaje con dignidad es el propio general Sternwood, el padre de las despreciables protagonistas.



La puesta en escena es mediocre, sin matices, rígida, una narración esquemática… como defectos a añadir a los mencionados.

Si bien el rigor en el punto de vista es total, el uso del flashback se antoja completamente innecesario, nos recuerda casi a episodios de “Se ha escrito un crimen”. Además estos flashback contienen la voz over de los que cuentan la historia a Marlowe, redundando en lo mismo, subrayando de forma gratuita lo que vemos en imágenes.

Todo es tan sumamente correcto que no se aprecia en ningún momento el ambiente turbio, violento, de tensión y amenaza constante, enfermizo, en el que se sumerge Marlowe, tampoco la tensión ni el estrés del caso, ni su cansancio o abatimiento, lo retorcido del entramado…


Canino, el personaje que interpreta Richard Boone, es el más amenazante de los villanos. Tendremos detalles de tensión con el uso de la bebida que hace este personaje, Marlowe lo verá envenenar con una a Harry Jones (Colin Blakely), cuando se encuentre con él en un taller al serle ofrecido una copa éste esperará a que Canino la beba para asegurarse, famosas escenas que estaban en la novela bien traídas aquí.

Volveremos a ver a James Stewart, magnífico, en su segunda escena, breves apariciones en las que desprende talento por todos lados, interpreta a un hombre rico que intenta agarrarse a cualquier persona que le demuestra estima o ser honrado en sus últimos momentos de vida, algo que no encuentra en el entorno que le rodea, especialmente en sus hijas.



La explicitud del discurso final de Marlowe, de un burdo adoctrinamiento, es otro de los puntos negros del film. Muy vulgar.

La película concluye con un plano idéntico al inicial, un plano subjetivo desde el coche que recorre el camino inverso, desde la mansión se incorporará a una carretera cualquiera, dando una estructura circular al relato.

Una decepción predecible, como película y como decepción.




Pongo un trailer de la clásica de Hawks, porque de ésta no lo he encontrado y así la echáis más de menos de paso. 




2 comentarios:

  1. Estoy contigo. Un telefilm. Una novela tan buena no se merecevesta adaptación cinematográfica tan descafeinada. Parece como si todos hubieran firmado para pagar facturas (menos J Stewart, le tengo un cariño especial).

    Gracias sensei!!

    Beso,

    R

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  2. Totalmente R, además aciertas, Stewart es el que se muestra más acertado, el resto parece querer acabar cuanto antes.

    Gracias a tí. Un beso.

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