lunes, 3 de junio de 2013

Crítica: UN GRAN EQUIPO (2012)

OLIVIER DAHAN










La comedia francesa ha dado un buen número de éxitos en los últimos años, no hay más que recordar el reciente de “Intocable” (Olivier Nakache, Eric Toledano, 2011) o el anterior de “Bienvenidos al norte” (Dany Boon, 2008). Una comedia que se ha exportado con éxito al resto del mundo y que ha generados remakes y nuevas versiones en distintos países.

Con estos antecedentes y en este contexto nos llega otra exitosa comedia francesa, muy bien recibida allí, que no se aleja un ápice de la estructura, ideas y conceptos de muchas cintas anteriores, donde el aliciente y el encanto está en los elementos externos de la historia a la que sacar partido para las escenas de humor, es decir, el mundo del fútbol en este caso, como el conflicto entre lugares o el encanto de la vida rural lo fueron en otros.



La estructura e ideas son las mismas que vemos en películas como “Bienvenidos al norte” (Dany Boon, 2008) o la canadiense “La gran seducción” (Jean- François Pouliot, 2003). Gente de ciudad, a menudo corrompidos y con prejuicios, que por circunstancias se ven obligados a ir a un pueblecito a trabajar. Las reticencias iniciales crean los enredos divertidos, pero todo acaba en seducción, cariño y redención. Además suele haber problemas económicos que el protagonista recién llegado ayudará a solucionar. Todos estos elementos están en las tres películas, aunque “Bienvenidos al norte” no tiene ese componente social y económico de las otras dos citadas.


En “La gran seducción” un médico de ciudad que abusa de las drogas llega a un pueblecito de mala muerte y allí se redimirá y renacerá con divertidas circunstancias y una farsa mediante. El protagonista ayudará a sostener la economía del pueblo, que necesitaba de un médico para subsistir. En “Bienvenidos al norte” un trabajador que pretendía ir al sur se verá abocado al infierno del norte, que contra todo pronóstico le enamorará y tirará a bajo todos sus prejuicios…


 










Películas donde el entorno aparentemente infernal acaba convertido en paraíso.

Aquí un ex jugador de fútbol alcoholizado y echado a perder, tras un incidente será contratado por un humilde club de fútbol de la Bretaña francesa, por recomendación de la juez que lleva su caso, para no perder la custodia de su hija. Allí deberá clasificarse para las últimas rondas de la Copa, única forma de evitar la bancarrota que se cierne sobre el pueblo.

Una defensa de lo rural y la integración que también se aprecia en otros títulos de la comedia francesa reciente como “Nada que declarar” (Dany Boon, 2010), por ejemplo.

El protagonista, Patrick Orbéra (Jose García), es un exitoso futbolista de cuerpo maradoniano que una vez retirado se da a la bebida y arma bochornosos espectáculos en la televisión. Veremos su progresivo declive en un buen detalle visual a través de revistas que van mostrando aspectos de su carrera, del éxito al fracaso conforme Orbéra se introduce en el túnel de vestuarios tras uno de sus éxitos deportivos. De los vítores al silencio, de la muchedumbre a la soledad en un paseo. Hacia la oscuridad de la salida…



Tormentos por jugadas pasadas, fingimientos, la mala relación con su ex mujer y su amor por su hija, van definiendo al personaje en su estado actual… Un estado lamentable que nos encamina a la consabida historia de redención a través de un humilde equipo en la Bretaña. La estructura, por tanto, es idéntica a la de otros títulos que mencioné anteriormente.



Este equipo debe pasar dos rondas para enfrentarse a un Primera División y así solucionar los problemas económicos del pueblo, mantener la conservera que es la base de su economía. Un equipo formado por pesqueros sin mucha idea de fútbol que apenas tiene opciones.





Pueblo y entrenador, Orbéra, están en una situación similar, al límite, en las últimas, el pueblo agonizante y él necesitado de ese trabajo para mantener la custodia compartida. Nadie lo quiere contratar y ese trabajo es lo único a lo que puede aspirar. Destinados a entenderse.

Sabía que estaba acabado, pero no tanto”.

Una petaca omnipresente, el perrito follador, el F.C. Molene, el presidente del club (Jean-Pierre Marielle)… su hija. Todo presentado. La hija del presidente, Anne, (Clémentine Baert), es un aliciente, el obligado componente romántico, la conquista. Ella irá redimiendo y calmando sus ansias alcohólicas, será una motivación para Orbéra, junto al tratamiento bretón del padre. El ego de Orbéra se impondrá a su dependencia.


 
 
El equipo resulta excesivamente esperpéntico para haberse clasificado para la Copa francesa, licencias de comedia…

La única solución para albergar alguna esperanza radica en reclutar a un grupo de jugadores caídos en desgracia, antiguos jugadores compañeros de Orbéra que se sumen al proyecto. Un grupo de mercenarios. Pasamos por tanto a una fase en que la estructura será la de reclutamiento, que dejará simpáticas escenas. Marandella (Ramzy Bedia), un portero que quiere jugar de delantero, reivindicador social y admirador de Fidel y el Ché, será el primero. En su mansión de excesos, drogas, alcohol y chicas, veremos fotos con Fidel, con el Papa… Ex de Boca Juniors. Lo pasará mal al principio encontrando motivación en la coca, como en esa divertida escena del primer entrenamiento del equipo. Dopado. Se creerá el Samuel Eto’o blanco.






Una bofetada al fútbol capitalista”.


Ziani (Gad Elmaleh), ex del Milán, presenta trastornos psicológicos, es adicto a la Play Station y no está muy bien de lo suyo… está como una regadera. Director y guionista deben sentir gran admiración por el Barcelona, al que se cita en varias ocasiones, también al Milán y a la Juventus. Omar Sy interpreta a N‘Dogo, defensa con problemas de corazón, que salvo la oposición de su mujer no pone el más mínimo problema para sumarse al equipo, de hecho está deseando jugar, con lo que se inventará un falso tratamiento en la Bretaña para esquivar el control de su esposa. Disfrutará como un enano de la experiencia. Es el más equilibrado.

Hay una probabilidad entre quinientas de que me dé un ataque, pero estoy bien”.

David Léandri (Franck Dubosc) es un ex futbolista convertido en actor, con ínfulas de artista además. Su broma con Jean Reno, que hace un cameo, es simpática. Un penalti lanzado a lo “panenka” cuando jugaba en el Atlético de Madrid lo martiriza. También jugó en el Bayern. No aceptará el ofrecimiento. El último en ser reclutado será Berda (Joey Starr), centrocampista defensivo y ex del Manchester, polémico y captado justo cuando sale de la cárcel, un auténtico marrullero que vendrá bien. No escatimará elogios para sus compañeros cuando hagan entradas dignas de su aprobación.



La mayoría son hombres de palabra, por ejemplo Berda aceptará al verse atrapado por unos matones que quieren acabar con él, suplicando a Orbéra que le deje montar en el coche. Luego no rectificará y mantendrá su apresurada promesa.

Entre los distintos jugadores se desarrollarán relaciones, sin excesiva profundidad y de forma ocasional, por ejemplo entre Berda y Marandella, con una infidelidad del pasado entre ellos, el portero se acostó con la mujer de Berda.


Recibidos como héroes.

Aquí se desarrolla sucintamente el contraste de la moderna ciudad y el tradicional y poco avanzado pueblecito. Ni wifi, banda ancha, cobertura o Play Station... el infierno de un moderno… otro mundo que acaba enamorando en esa apuesta por lo natural y lo rural ya mencionada.


Todos tenemos algo que no queremos perder… o que queremos encontrar”.

Los jugadores se comportan con poca profesionalidad, como era de esperar, pero las arengas de Orbéra serán efectivas. Todos ellos son perdedores fracasados que buscan, y encontrarán, una redención, aunque sea espiritual. Una cinta de perdedores, que tiene en esa faceta el elemento más efectivo a nivel emocional y dramático.


Qué manera de acabar una carrera, parezco el Ché reunido en un sindicato”.

Los partidos dejan simpáticas escenas. Marandella desastroso como delantero; pasando a juego defensivo; las habilidades de Ziani; su gol de falta en el último segundo… Todo básico y paródico, pero efectivo desde el punto de vista de la comedia.





Como en el 98”.

Las celebraciones sí serán con ganas… Anne tendrá un romántico gesto, mostrando su preocupación y confianza, con Orbéra. Momentos poéticos y románticos aunque muy explícitos, hubiera quedado mejor que se eliminara la duda de ella para entrar. En esta fase emotiva tengo que mencionar también el cuento de Orbéra a su hija por teléfono. Una hija que es la principal motivación.



Habrá historias paralelas para rellenar, como la de la prostituta, que tienen poco recorrido y a las que se le saca poco partido. Ella es Floria, una camarera con la misión de mantener “calientes” a los jugadores para que tengan un aliciente y un incentivo extra para quedarse allí.


De todos es sabido que Gérard Depardieu es uno de los actores franceses más famosos, sino el que más, aquí no aparece pero se le mencionará como homenaje en un simpático chiste. Habrá más chistes de este tipo, como Léandri confundiendo a Molière con el autor de Cyrano, que también confundirá al autor de Cyrano con el presidente del Molene; las menciones y admiración desmedida del delantero por Tom Cruise; menciones a James Dean...

Esto no parece Cyrano, parece Pinocho”.

La ironía sobre los futbolistas actores, hay algunos rondando por ahí, es evidente. Se montará una farsa en forma de obra, Cyrano, para convencer al futbolista con ínfulas artísticas.


El lamentable espectáculo de Marandella como delantero obliga a contar con Léandri, al que se engañará para hacerlo ir a la Bretaña y que juegue con el equipo, como era de prever. Para ello se hará un chantaje pesquero a Marandella, en otra divertida escena.

Las redenciones irán llegando. Marandella, de pasado turbio, no aceptará un chantaje para dejarse ganar y cederá el dinero “al pueblo”; Orbéra logrará superar su dependencia al alcohol; Berda hará las paces con el portero; Léandri jugará a cambio de montar Cyrano de verdad…




En el segundo partido y con el apoyo del público desde los barcos volverán a ganar gracias a Léandri. El pelo de Léandri, el penalti parado por Marandella y demás elementos le darán sabor al asunto.



El clímax final llegará con el partido contra el Olympique de Marsella, campeón de Primera División, al cual hay que ganar para lograr mantener la conservera, algo que no estaba previsto. Orbéra recaerá en una borrachera, pero nada que lastime su relación con Anne

Si Tom Cruise viera esto”.

Orbéra tendrá su redención definitiva sustituyendo a Ziani, superado por las circunstancias. Un partido heroico, con amagos de infarto, remontando dos goles, la mujer de N'Dogo (Omar Sy) descubriendo su engaño... Épica, prórroga y tanda de penaltis donde Léandri volverá a errar a “lo panenka” en una divertida conclusión digna del equipo de perdedores redimidos que son.




Hay que destacar el momento del primer penalti del Molene, muy divertido.

Pues sí, porque ahora podré matarlo yo”.




Por supuesto habrá final feliz y, aunque derrotado, una apuesta acertada proporcionará el dinero que el pueblo necesita. Frases redentoras sobre salvar la vida, agradecimientos y demás culminan el viaje de depuración de ese equipo de mercenarios. Amistades, amores florecientes y otros afianzados, reencuentros y objetivos personales cumplidos son los protagonistas del epílogo. Orbéra reuniéndose con su hija y firmando por el Molene para varios años, Léandri protagonizando Cyrano con todo el equipo como espectadores ilustres…  El F. C. Molene quizá renueve a sus jugadores por otra temporada. Lo rural de nuevo redentor.





Los títulos de crédito finales, con cromos, son un acierto.

Comedia simpática e intrascendente, ideal para futboleros, que cuenta una historia muy vista de forma tan agradable como superficial.



2 comentarios:

  1. Pelicula muy simpatica para ver, Omar Sy es Thuram por lo menos guarda un gran parecido, los otros futbolistas tambien recuerdan algun jugador famoso de la francia del 98, aunque no tan claramente, Ziani podria ser Dugarry auque este jamas tuvo tanta clase.

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    1. Gran aporte Ray, si se te ocurren más... ya sabes. Dugarry quizá no tuviera tanta clase, pero tenía muchos "valors"

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