lunes, 11 de marzo de 2013

Crítica: LOS MUERTOS ANDAN (1936)

MICHAEL CURTIZ










El director de "Casablanca" (1942), Michael Curtiz, es uno de los directores más reputados y respetados del Hollywood clásico, un artesano capaz de tratar cualquier género y hacerlo con absoluta solvencia, así como cualquier tema, sin ningún tipo de problema.

Curtiz representa a la perfección el talento, en todos los sentidos, que había en Hollywood en la época dorada, un talento visual y narrativo francamente asombroso. Curtiz brilló en casi todos los géneros, nos dejó auténticas obras maestras para el recuerdo, aunque donde mejor se movía parecía ser en el cine de aventuras o de acción. A Curtiz le gustaba el cine, hacer cine, y su pasión y pulso narrativo lo demuestra, incluso en sus películas más discretas.


Cineasta que mamó del expresionismo, usó a la perfección ese aprendizaje en la mayoría de sus cintas, rara es la vez que Curtiz se resiste a jugar con las sombras, y lo hizo en todos los géneros, western, ciencia ficción, cine negro… Además venía del mudo, con lo que eso supone, y hace entender más su poderío y talento visual. Obras maestras como la mencionada “Casablanca”; dramas como “20.000 años en Sing Sing” (1932); cintas de aventuras, que es donde mejor se movía, que son auténticos referentes indispensables del género como “El capitán Blood” (1935), “Robin de los bosques” (1938), “El halcón del mar” (1940), “El lobo del mar” (1941); obras de arte del cine negro como “Ángeles con caras sucias” (1938), “Alma en suplicio” (1945), “Flamingo road” (1949); westerns como “Dodge, ciudad sin ley” (1939) o “Los comancheros” (1961), su último film; películas tan peculiares y cuestionables ideológicamente como “Camino de Santa Fe” (1940); comedias como la simpática “No somos ángeles” (1955)…



Todo eso y mucho más nos dejo este extraordinario director, casi nada.

La cinta que nos ocupa es una desconocida película que mezcla elementos de cine negro, en su primera parte, y de ciencia ficción, a lo largo de la segunda, fundiendo ambos al final.


Una película de ritmo y diálogos asombrosamente trepidantes, frenéticos, donde se cuenta todo a velocidad de vértigo, donde se va al grano en todo momento y donde se nos cuenta la historia en poco más de una hora. El talento narrativo de los clásicos, en este caso de Michael Curtiz.

The Walking dead”, la serie, está muy de moda en la actualidad, pero Curtiz ya trató el tema de los muertos que vuelven a la vida poniéndole el mismo título a su trabajo. No busquen comparar porque no tienen nada que ver, esta cinta no tiene los zombies que acostumbramos a ver, está mucho más cercana a “Frankenstein” que a cualquier otra cosa, de hecho la protagoniza el gran Boris Karloff, que hace un estupendo trabajo.

La cinta se inicia con un juicio, todos dan por absuelto al acusado por tener como abogado a un conocido mafioso y además ser él mismo miembro de la organización. Todos suponen que el juez cederá a las presiones, incluso de su propia mujer, que teme por su vida y le aconseja que absuelva, que no se complique la vida, como es lógico. Contra todo pronóstico el juez se mantendrá honesto, no se dejará achantar ni hará caso de las amenazas de muerte contra su persona, condenando a dicho acusado.




He mencionado el ritmo aceleradísimo de la cinta, Curtiz usará todos los recursos disponibles para lograr ese extraordinario ritmo, diálogos a todo tren, un montaje muy ágil y continuos movimientos de cámara, travellings incluidos.

El aspecto visual y los recursos técnicos y de puesta en escena son excelentes, un ejemplo lo tenemos en la siguiente secuencia, donde los mafiosos reunidos juegan al billar. Desde un plano corto de la mesa de juego, Curtiz irá abriendo el plano mediante un travelling de retroceso y pequeños cortes hasta uno general, hasta en tres ocasiones se detendrá para hacer evolucionar la escena, mientras el escenario y el encuadre se hacen cada vez más amplios, mostrando toda la habitación con la mesa de juego al fondo. Un encuadre perfecto, lleno de texturas y dimensiones, con tres capas utilizadas para diálogos en dicho retroceso. Gran juego con la profundidad de foco y de campo.


Boris Karloff hace un extraordinario trabajo interpretando a John Ellman, un hombre recién salido de la cárcel y que está absolutamente perdido. Por eso será utilizado de mala manera por los mafiosos. Karloff se muestra notable en ese contraste que hace en su interpretación de un hombre desvalido que se convierte en determinados momentos en alguien firme y decidido, despiadado. Sus juegos de miradas lo dicen todo. Grandes matices.


Indeciso y suplicante, buscando un trabajo como músico desesperadamente, se presentará en la casa donde se reúnen los mafiosos. Estos mafiosos tienen un plan bien pensado. Ante los palos que están recibiendo de ese juez sin tacha deciden acabar con él, la idea será captar a un recién salido de la cárcel, Ellman, para ofrecerle un trabajo de vigilante y poder colgarle el crimen del juez que piensan cometer. Una cabeza de turco. Además el líder de ellos se encargaría de su defensa para no dejar cabos sueltos y que lo condenen rápidamente a la silla eléctrica. A esto se añade que Ellman fue condenado por el mismo juez al que debe vigilar y que los mafiosos pretenden asesinar.



Pronto Curtiz nos presenta a los otros protagonistas de la historia, un trío de científicos, una pareja que pretende casarse y su profesor. Un choque fortuito de la pareja cuando se dirigía a casa los hará testigos de la trampa a la que Ellman es sometido. En cualquier caso Ellman no tarda en ser acusado y los indicios y pruebas deciden al juez, injustamente, a condenarlo. El móvil será la venganza. Condenado.


La trama hasta ese momento está muy bien hilvanada. Curtiz recurrirá al calendario al que se le caen las hojas como imagen para mostrar el paso del tiempo. Aquí comienzan las debilidades, quizá también por esa falta de presupuesto y corta duración de la película, pero la indecisión de la pareja por su cobardía, fueron amenazados, entre contar lo que vieron y evitar la muerte de Ellman y callarse, no está bien desarrollada. No acabamos de entender por qué esperan hasta cuando ya resulta imposible salvarlo… Truco de guión.



La escena donde vemos el pase de Ellman hacia la silla eléctrica sirve a Curtiz para regodearse en esa estética expresionista que tan bien dominaba. Ellman en su celda, del que sólo vemos la silueta de su sombra como presagio de su muerte, las sombras de los barrotes que se extienden por toda la escena, los planos inclinadísimos, oblicuos, mientras seguimos el pesaroso y fatal paseo de nuestro protagonista… Una atmósfera pesadillesca ante un hecho horrible perfectamente tratada por Curtiz. Ellman además pedirá un músico para que toque en su camino hacia la muerte. Este músico será mostrado en picado apareciendo intermitentemente bajo las aspas de un ventilador. Otra imagen de muerte, los últimos momentos de una vida. Un réquiem que tendrá de coro los ánimos del resto de presos ante lo que va a sufrir, injustamente, Ellman.

El abogado mafioso, Nolan, interpretado por Ricardo Cortez, sólo tendrá que dejar pasar un poco el tiempo para que el indulto no llegue a la hora. Toda esta parte resulta algo artificiosa.

Como es de suponer el indulto no llegará a tiempo y Ellman será ejecutado, pero conociendo su inocencia el médico, profesor de la pareja protagonista (Edmund Gwenn), querrá el cadáver para probar un experimento revolucionario. Devolverle la vida. Aquí la trama negra torna en trama de ciencia ficción.



El universo de los científicos es mostrado por Curtiz con sencillez, montones de cubetas y material científico inundan los encuadres. Picados, contrapicados y encuadres muy marcados y llamativos que expresan visualmente el acontecimiento que hará girar la trama. La resurrección.

Un zombie frankensteiniano. Ellman irá progresando poco a poco, recordando algunas cosas y hablando cada vez con mayor fluidez, todo bajo la supervisión y ayuda de nuestro trío de médicos. La música que toca Nancy (Margueritte Churchuill) hará reaccionar a Ellman, que recordará su talento musical. En ese momento entrará Nolan, al que Ellman verá a través de un espejo, la forma que tiene Curtiz de mostrar la mirada perturbada del protagonista. Ellman en su renacimiento parece haber adquirido algún tipo de poder paranormal, reconoce a la perfección quiénes son sus amigos y sus enemigos. Identifica a Nolan como uno de éstos últimos.



Curtiz introduce una escena donde la parejita de enamorados tiene un conflicto, por la poca atención que recibe Jimmy (Warren Hull) de Nancy. Esto desarrolla brevemente sus relaciones, aunque aporta más bien poco, quizá no hubiera hecho falta haberla introducido debido a la escasez de medios, resulta ingenuo y falto de desarrollo.





El doctor, sospechando que los poderes paranormales de Ellman pueden llevar a la resolución del caso, plantea una farsa al estilo Hamlet, donde Ellman actuará antes los mafiosos que lo llevaron a su muerte. Allí Curtiz recurrirá a sus juegos expresionistas de iluminación, resaltando el rostro y la mirada de Karloff al reconocer a los mafiosos reunidos mientras toca el piano para todos. Este juego de luces ya lo vimos en alguna escena anterior, por ejemplo cuando vuelve a tocar el piano al revivir. Toda esta tensión se subraya con travellings de acercamiento a cada uno de los mafiosos, que nos muestran su crispación e incomodidad ante las penetrantes miradas de Ellman.


La farsa parece surtir efecto y los mafiosos, cada vez más nerviosos, contratarán de nuevo al asesino que mató al juez.




A partir de ahora la película gira hacía una espiral de venganza y muerte. El asesino, Trigger, no tardará en encontrarse con Ellman, justo en el momento en el que es contratado de hecho. Esta escena es tremendamente brillante, sólo por ver como apaga la lámpara Karloff al acercarse a su víctima merece la pena, el resto son sombras y sonido, puro expresionismo llevado al terror. La escena se iniciará con otro espejo que nos mostrará a Karloff y su víctima.


La sombra de Karloff va acariciando todas las paredes del decorado, parece un ser omnipresente. Uno a uno irán cayendo, Blackstone, atropellado por un tren, veremos a Ellman a través de un cristal; el tercero, Merrit, en medio de una tormenta y donde las puertas se abren o cierran, los guardaespaldas huyen, las luces se apagan y las sombras adquieren todo el protagonismo. Por supuesto Ellman aparecerá en escena a través de otro espejo, terrorífico momento, sólo visible al iluminarse la estancia por un relámpago.


Los poderes mentales se hacen cada vez más evidentes y desde la puesta en escena. Como he comentado, Curtiz recurrirá a espejos o cristales para mostrar ese lado oscuro que surge en Ellman poco antes de sus crímenes en busca de venganza.


El final no renuncia a cierta poética truculenta, con Ellman vagando por cementerios, buscando el lugar que le corresponde, perdido. En el clímax tendremos al doctor Beaumount (Edmund Gwenn) con la intención de operar a Ellman y a Nolan buscándole también para acabar definitivamente con él. Un cementerio será el lugar donde coincidan la mayoría de los personajes para la resolución.


Por supuesto los fenómenos climatológicos serán simbólicos, adecuados a la tensión y sentir de los protagonistas, ya vimos el uso de la tormenta en la muerte de uno de los mafiosos y de igual forma se usará en el clímax final. Más lluvia y más tormenta.
Ellman seguirá demostrando sus poderes, detectará desde la distancia como se acercan sus asesinos. En el duelo final los mafiosos acabarán con Ellman, que parece buscar con agrado el descanso eterno, aunque los mafiosos no se irán de rositas y morirán todos en su huida en un accidente.


Como suele ocurrir en este tipo de cintas el final será el momento en el que se recurrirá a la moraleja y las supuestas reflexiones profundas, uno de los grandes defectos del género, por ingenuas y repetitivas. El médico querrá saber qué hay tras la muerte y Karloff mencionará al Creador, advirtiendo de la peligrosidad de alterar las leyes de Dios. La tesis moral del film.

dejar los muertos al creador. Es un Dios muy celoso”.



Ellman alcanzando la paz con la muerte.

Los muertos andan” es una cinta tan entretenida como manida e intrascendente, pero se ve de un tirón sin problemas. Es víctima de sus limitaciones en todos los sentidos, especialmente debidas al bajo presupuesto. Por ello todo parece quedarse a medio camino y sin elaboración, ni en la trama negra, más acertada, ni en la de ciencia ficción, más débil. Con todo el planteamiento es muy interesante, con un desarrollo inicial acertado, y donde subyace una evidente crítica al sistema judicial y contra la pena de muerte, aunque sin desarrollo tampoco. Todo acaba resultando una sencilla y simple historia de venganza.



4 comentarios:

  1. Hizo Karloff otro tipo de pelis q no fueran de teror?

    Esa cara diempre será Frankenstein. Para mi y para todos. Cualquier dibujo animado o serie cómica tiene esos rasgos…

    Gracias Sambo! No conocía esta cinta!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Alguna otra cosa hizo, pero en aquella época el encasillamiento era habitual. Su Frankenstein es el Frankenstein, un icono asombroso y de los años 30... Casi nada el trabajo de maquillaje.

      Un beso.

      Eliminar
  2. Otra muy cuidada crítica, MrSambo, de otro clásico del cine. Apasionado por el género "zombie", reconozco que se me quedó corta cuando la vi por primera vez, hace ya algunos años... aunque salía de ver a Romero y las expectativas no estaban bien fundadas.
    El trabajo de Karloff, como en tantas y tantas obras, es excepcional, al igual que el tratamiento de la iluminación. Puro expresionismo, como bien dices.
    No recuerdo demasiado la música, pero si no me falla la memoria estaba dirigida por Bernhard Kaun, ¿no?
    Excelente película de la Warner, aunque me confieso más fan de la Universal...

    ... y de tus críticas, por supuesto.

    Un saludo, genio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Herep, un honor siempre. Me alegra que la conozcas, una rareza que no es de las más famosas. He mirado lo de la música y aciertas de pleno, Kaun. Karloff era un magnífico actor, ciertamente.

      Que sepas que en esta casa se te sigue, no sólo un servidor jaja. Un abrazo crack.

      Eliminar