miércoles, 14 de septiembre de 2011

Crítica: SERPICO (1973)

SIDNEY LUMET






En grandes películas como “Doce hombres sin piedad” (1957), “Punto límite” (1964), “Asesinato en el Oriente Express” (1974), “Tarde de perros” (1975), “Network” (1976), “Veredicto Final” (1982) o esta misma que nos ocupa, tenemos a un protagonista fiel a sus principios que mantendrá hasta el final sus propósitos, en general suelen ser además personas sumamente íntegras que deberán hacer valer esos principios e ideas ante un entorno hostil. Todas estas películas mencionas son las más brillantes de la carrera de un soberbio director como es Sidney Lumet. En ocasiones como en “Tarde de perros” el protagonista, que llega hasta el final en sus propósitos y que es fiel a sí mismo en todo momento, no es de entrada un personaje que esté realizando un acto honorable precisamente, ya que está cometiendo un robo, pero su actitud en él y sus decisiones siempre mantendrán el respeto a sus ideas, se mantendrá fiel a sí mismo en todo momento. Por tanto es indiferente que el personaje esté involucrado en una actividad fraudulenta o tenga un pasado reprochable, en el momento en que Lumet muestra interés por estos personajes será en un momento catártico de su vida, bien como redención o como demostración de sus principios, pero sus personajes siempre serán fieles consigo mismos.

Si bien es cierto que el retrato que se hace de Serpico es, principalmente, hagiográfico también lo es que Lumet no evita mostrar defectos en la persona del protagonista, especialmente en su vida personal, con la intención de humanizarle.
El honesto, decidido, idealista, sincero, responsable personaje que vemos en su trabajo es mostrado por Lumet obstinado, cabezota, obsesivo, poco dado al compromiso en el ámbito sentimental, en su vida privada.
Esas cualidades idealistas de las que hace gala durante toda la película, esa decisión y convicción en sus ideas a las que nunca renuncia, lo emparentan con el Quijote, por eso la referencia al mismo en las clases de español que cursa nuestro protagonista no es nada gratuita. Serpico es un personaje profundamente quijotesco.

El comienzo es excelente, ambiguo y tenso, no se sabe que ha pasado pero mete de lleno al espectador en la historia. Serpico ha sido disparado, se intuye que por algún compañero, pero no se sabe si es así o si ha sido en acto de servicio, ni tampoco sabemos los motivos, si es porque Serpico es problemático o por todo lo contrario. La película de hecho va de más a menos.
Tras este comienzo, por medio de un flashback, vemos a nuestro protagonista licenciándose en la academia y su férreo carácter. Lumet va describiendo la personalidad de Serpico con precisión, ritmo y fuerza. Un joven idealista que cree en la justicia y en su trabajo, quizá hablar de idealismo sea demasiado ya que en realidad Serpico es policía y le gusta ser policía por lo que ello supone, sin idealismos, simplemente con la intención de cumplir su deber. Lejos de querer ser un héroe, Serpico se convierte en uno por la mera razón de ser consecuente y mantenerse firme en sus principios.


El mayor defecto de la película viene en la segunda parte o el último tercio, las elipsis temporales se hacen más seguidas y más grandes, las escenas se acortan y la idea de dar una mayor intensidad a la narración con estos métodos produce precisamente el efecto contrario, una menor fuerza, menor consistencia e intensidad en el clímax. Descompensación. Al llegar al punto culminante e ir saltando en el tiempo con mayor velocidad se pierde la intensidad dramática que debería tener la parte final del relato. Ese último tercio acumula situaciones, la narración se hace excesivamente episódica con la intención de mantener la mencionada intensidad prescindiendo de crearla mediante la narración. Lumet, quizá consciente de esa debilidad, decide empezar la película como mencioné, con un Serpico al que han disparado, para conservar la intriga, la incógnita, y así no perder el interés en la historia hasta el final donde el espectador querrá saber cómo y quién disparó al protagonista.

Serpico es un buen profesional, le vemos en acción resolviendo problemas y usando métodos inteligentes y diplomáticos. Es un buen policía. Todo cambia cuando recibe un sobre. Ese sobre con dinero dará un giro a la vida del protagonista que antepondrá su conflicto con la corrupción a su vida personal y sus seres queridos. Es bueno el retrato del contraste entre su compromiso con los principios y su dificultad para mantenerlo con las personas queridas.

La interpretación de Al Pacino es magistral, no en balde estaba en su mejor época y nos dejó trabajos que no se olvidarán jamás, situándole como uno de los mejores actores de su generación e incluso entre los más grandes de todos los tiempos. Pacino nos presenta un Serpico bohemio, desastrado que juega con su físico y su vestuario de forma magistral, un personaje original, vulnerable y firme a la vez. Imperecedero.
El retrato de la corrupción policial es espléndido así como el de época. La claustrofobia que produce ese ambiente de trabajo enrarecido sin saber en quien confiar dota de intensidad a la película, trabajo que se echa por tierra en la segunda parte de la misma por las circunstancias mencionadas, un exceso de elipsis, demasiado marcadas en los saltos temporales que restan la intensidad lograda anteriormente, entre otras cosas.


Lo mejor sin duda es el análisis de ese idealista personaje que alcanza gran altura por la ya destacada interpretación de Pacino, le vemos en lo profesional y lo personal sin escatimar nada. Las continuas tentativas para corromper a Serpico van desde las explícitas a las peticiones de rendición más sutiles, como la historia sobre del “rey sabio” que su novia le cuenta en su casa. Serpico se erige así como un personaje de doble sentido, un ser humano con debilidades y un icono sobre la fidelidad a los ideales, a la honestidad. En esto también existe cierta descompensación ya que la película tiende a la hagiografía, pero no es algo que la perjudique ya que el personaje de Serpico es, sin duda, muy rico en matices.

Una de las grandes cintas de Lumet, personal y acertada aunque algo descompensada.


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9 comentarios:

  1. Es uno de los pocos libros (cada vez van siendo más numerosos) que no he concluido. No sé; seria una mala racha... unas páginas que no me captaron... Total. Que hace poco vi la película (en dos trozos porque cuando me puse a verla me dormí o algo y la tuve que terminar meses después en cinetube) y me dejó una grata impresión, después de todo. Creo que principalmente debido a la magistral interpretación de Pacino, de esas con las que nos deleitó hace ya algunas décadas y que se ha empeñado en hacernos olvidar a fuerza de gestitos, operaciones y gansadas.

    Ah, qué grande Pacino antes de quedarse ciego.

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  2. Ésta era una peli que me daba pereza ver, no sé porqué, y un día me la puse en casa (mientras planchaba, jeje) y la verdad es que me gustó. Te deja un regusta amargo, el imaginar cómo era (se supone que gracias a Serpico se limpió la policía de NY) la "ley" en Nueva York hace tan sólo 30 años. Pero en conjunto la película está muy bien. Quizás, por ponerle un pero, el hincapié que hace el director en su lado "íntimo", ésas ganas de mostrar a un Serpico (no sé si exagerado o no) muy diferente dentro y fuera de su hogar.

    Morgoth

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  3. Me interesó el personaje real e incluso bicheé en guguel y encontré su página web. Ná, le eché un vistazo y nada más.

    Por cierto que a ver cuándo encuentro un hueco para reponerme Veredicto final.

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  4. Hola mrsambo.

    De las mejores interpretaciones de la historia, magistral Pacino, hasta justo después de quedarse ciego, en mi opinión... ;-) Me encanta el personaje de Frank Slade.

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  5. Un gran personaje ciertamente. Pacino creo que está aún mejor en "Tarde de Perros", y ya era difícil.

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  6. Magnifica película, (yo le doy más nota que tú ;)), Lumet es un director que me gusta mucho (estupendas las películas que mencionas al inicio de la crítica), y Pacino como comentáis todos está sensacional

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  7. Pondré varias de Lumet para que disfrutes.

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  8. yo la vi dos veces, la primera no me gusto nada, no me concentre en memorizar la cara y los nombres de los distintos jefes de policias y policias y la cague,,,, pero un dia con unos amigos hablando de la corrupcion que existe en mi pueblo que es mucha uno de ellos menciono muy emocionado esta obra maestra, y conto algunas cosas que pasaba,,la corrupcion empieza cuando eres poli,entras a un bar y te tienen pagado ya un cafe,,, me dio de nuevo mucha curiosidad por verla de nuevo concentrarme a tope, y hoy por hoy es para mi una de las mejores peliculas policiacas y una de mis favoritas en general, me encanta su escencia su recreacion el papelon que hace al paccino,es un incomprendido!!la escena a la que le vaila al policia y otro cree que es homosexual por ello, pero al izo un gesto muy amariconado, que le salio solo,,, me encanto, igual que la redada que hace pasando por los tejados con ese fondo neoyorkino, impresionante escenas dios:::: cambie totalmente de opinion al verla la segunda vez.....

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    1. Muchas gracias por el aporte. Me ha gustado mucho tu forma de contarlo y la pasión que has puesto. Ciertamente es un gran título...

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