miércoles, 26 de septiembre de 2012

Crítica: LOS GOONIES (1985) -Parte 3/4-

RICHARD DONNER










El humor constante y el sacar el máximo partido a todas las situaciones es una de las muchas claves del éxito de la película.
La imaginería tenebrista y de terror es otro de los grandes aciertos de la cinta, ésta no nos abandonará desde que nuestros amigos se introduzcan en el restaurante donde están los Fratelli. Es necesario destacar a este respecto la presentación, de espaldas, de Sloth, tan impactante como terrorífica.




El amor y el hecho de que tiran más dos tetas que dos carretas provocará que toda la pandilla inicie su investigación. Todo impulsa a huir, la lógica, el ambiente, las circunstancias pero… pero la fascinación por el miedo, el riesgo, lo desconocido… es como una bombilla para un insecto. Irresistible. Cada vez que se hace un descubrimiento se quiere más, como adictos, cada descubrimiento es un aliciente para seguir. Los ruidos de Sloth, el agua cayendo, un pozo… El ritmo es trepidante, las situaciones se suceden en una gran narración regulada con magnífico pulso por Donner. No hay descanso y la idea del “un poco más” es la filosofía a seguir… un cadáver, el encuentro con la muerte, el regreso de los Fratelli… todo en 5 minutos.

Donner maneja los tiempos con total perfección, es la escuela clásica de los directores modernos, con Spielberg a la cabeza, que logra la perfección de ritmo, algo nada fácil de conseguir. Todo debe estar bien medido, sin caer en el apresuramiento ni el exceso, tan común en el cine actual. Esto se logra creando múltiples situaciones, estirándolas todo lo posible, haciendo que la imaginación predomine, introduciendo elementos nuevos de forma constante que compliquen las situaciones al máximo, pero sin colapsar con montajes sincopados y dando el tiempo suficiente a cada elemento para que el espectador lo disfrute, lo asimile y lo saboree. El sabor.


Aquí tenemos el ejemplo mencionado, la bajada por el tenebroso restaurante, los ruidos de Sloth y su aspecto terrorífico, el  descubrimiento de un pozo, luego de un cadáver, luego la llegada de los Fratelli… y todo tiene su momento justo.

También vemos una de esas licencias o trucos de guión que se usan en las películas de aventuras en ocasiones, y es que resulta extraño que nuestros protagonistas oigan a los villanos que se acercan pero no al escandalosísimo Gordi que está en la cámara con el cadáver. Una cámara que ni está insonorizada ni tan siquiera cerrada. Pequeños truquillos.

Gordi es posiblemente el personaje más recordado, sobre todo por su relación con Sloth y su entrañable torpeza, lo cierto es que al pobre le pasa todo lo pasable. Nos dejará un momento realmente hilarante con su confesión a los Fratelli. En esta confesión, Gordi hablará de una falsa vomitona, una travesura que en realidad fue realizada por el propio Steven Spielberg, y nos recordará a aquel otro momento escatológico, también con vomitonas entre medias, de “Cuenta conmigo” (Rob Reiner, 1986), lo escatológico siempre fascinando a los chavales.

La escena de las tuberías nos deja momentos del más típico cine ochentero, esos tics tan característicos de aquella década, especialmente en el cine juvenil. Las bromas con las consecuencias de remover dichas tuberías y la frase ¡Vámonos- de aquí- ahora- mismo!, donde cada palabra es dicha por uno de nuestros amigos, son ejemplos meridianos.




Lo escabroso, lo pavoroso, lo terrorífico... son elementos muy presentes en el cine de evasión, aventuras y comedia de Spielberg, los esqueletos, las cucarachas, los murciélagos… todo eso que está tan presente en Indiana Jones, aquí también lo vemos en primera línea, y resulta fascinante. Todo esto encaja como un guante en el cine de aventuras.

El esqueleto que descubren nuestros amigos será el de Chester Copperpot, el aventurero que buscaba a Willy, el tuerto, y fracasó en el intento, como comprueban. En su cartera verán un cromo de Lou Gehrig, famoso jugador de beisbol que inspiró esa joya que es “El orgullo de los Yankees” (Sam Wood, 1942).

Muertos, trampas artesanales, Willy, el tuerto… Sabor a cine de aventuras de toda la vida con el toque ochentero. 

Hay mucho de “Cuenta conmigo” (Rob Reiner, 1986), “E. T. El extraterrestre” (Steven Spielberg, 1982), Indiana Jones, en especial “El templo maldito” (Steven Spielberg, 1984), “La princesa prometida” (Rob Reiner, 1987)…. De hecho en las de Rob Reiner hay mucho de “Los Goonies”, para ser exactos.

Extendiéndonos en los puntos de contacto con las películas de Spielberg, la relación y continuo diálogo que mantiene Mikey con el espíritu de Willy, el tuerto, nos recuerda de forma clara a la relación identificativa que se crea entre E.T y Elliott en “E. T. El extraterrestre”. Un vínculo que se acrecienta con el gusto de Mikey por los artilugios artesanales, como el que vimos en su casa y que tendrá eco en las trampas de Willy.

La escena en el pozo de los deseos nos enseña otra de las trampas artesanales que dejaron los hombre de Willy, el tuerto, y además tendremos la resolución del triángulo amoroso, o pseudo triángulo, cuando Andy, que quería salir de allí y vio la opción del insoportable Troy (Steve Antin), como plausible, rectifica tras oír el emotivo discurso de Mikey. Se convertirá en una Goonie tras pasar el juramento, que luego pondré. La chica es un poco veleta y frívola, pero finalmente elige bien. El otro amor latente, el de Bocazas y Stef, sigue como el perro y el gato. Mikey es un asmático muy romántico.


Gordi es encerrado con el “monstruoso” Sloth, y harán buenas migas, es difícil no tenerlas con el entrañable y deforme personaje con ese gusto cinéfilo que tiene. Está viendo “El halcón del mar” (Michael Curtiz, 1940), la banda sonora que oímos es la de “El burlador de Castilla” (Vincent Sherman, 1948). La escena que vemos en pantalla tendrá un eco posterior, el irremediable poder evocador y seductor del cine alimentado heroicidades.

Hay muchas referencias cinéfilas que iré comentando.


Aquí se inicia la relación entre Gordi y Sloth, que es quizá uno de los puntos más recordados de la película, su vínculo a través de la chocolatina y gusto goloso es delicioso. Los comienzos son difíciles, colocan al pobre chico ante semejante criatura y el impacto es tremendo. Los villanos tienen pocos escrúpulos.



Los villanos.

Los villanos, la familia Fratelli, son el eslabón más débil de la película, su mayor defecto. Si bien es cierto que en el inicio parecen tener cierto ingenio con la huida de Jake de la cárcel y las planificaciones de mamá Fratelli, luego sólo vemos un comportamiento torpe, estúpido, necio, tonto y ridículo, son excesivamente caricaturescos, casi de cómic, y aunque puedan divertir en algunos momentos no resultan jamás una amenaza para nuestros chavales ni para el espectador, la película funciona a nivel de suspense y aventura con todo lo que tiene que ver con Willy, el tuerto, el verdadero villano, en lo que corresponde a los Fratelli la cosa deja un poco que desear. Con todo, hay que destacar que el casting es un verdadero acierto y que esta crítica no anula su labor, que al menos cumple en cierto sentido. La verdad es que con unos malos que atemorizaran más la película sería verdaderamente redonda.

Mama Fratelli.

El rostro de Anne Ramsey ya da miedo de por sí, es la que mejor funciona de la familia y de la que te puedes esperar las peores crueldades, pero poco a poco se va desvaneciendo. Su psicopática personalidad asombra, sobre todo en su relación con Sloth, al cual maltrataba y dejaba caer cuando era un bebé. El tono de comedia sirve para aligerar semejante barbaridad.

Jake.

Un rostro visto en mil películas, uno de esos malos con cara de malo de toda la vida, aquí Robert Davi realiza un divertido papel en ese delincuente aficionado a la ópera. Ideal para el papel, pero tratado de forma muy caricaturesca.

Francis.

Joe Pantoliano, actor de culto al ser visto en “Matrix” (hermanos Wachowsky, 1999), o “Memento” (Christopher Nolan, 2000), es el hermano más débil y más tonto, el que parece más inofensivo, la verdad es que no tiene grandes cualidades como villano, al menos para atemorizar, salvo su pistola.



 







Dedicada a Parisina y Luneseleva. Espero que la cosa esté cubriendo las expectativas.

8 comentarios:

  1. Bien, bien. Gran crítica para una gran peli. Muy fan de Data. XD


    En los 80 se hicieron las mejores pelis para niños y adolescentes, las grandes aventuras, unas maravillas. Quién de esta generación no ha jugado con sus amigos a buscar el tesoro durante las vacaciones de verano? Son pelis que marcan, y que a veces es mejor no volver a ver de adulto. Mis favoritas son: los Goonies, La historia interminable, y dentro del laberinto.

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  2. Así es Rincewindcat, quizá sea una de las peores décadas de la historia dle cine, pero tuvo en el cine de entretenimiento y pelis de este tipo un bastión, que por ejemplo en la pasada década ni si quiera hubo. DENTRO DEL LABERINTO, peli inquietante y oscura, sí jeje

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  3. Esa conexión que hay entre Mikey y Willy es una de las cosas que mas me fascinan de la peli, en mi entorno estábamos todas enamoradas de Mikey y de su gran espíritu Gonnie sin dejar de ser muy fans de los inventos de Data.

    hay unas frases que dices que me encanta "Todo impulsa a huir, la lógica, el ambiente, las circunstancias pero… pero la fascinación por el miedo, el riesgo, lo desconocido… es como una bombilla para un insecto. Irresistible. Cada vez que se hace un descubrimiento se quiere más, como adictos, cada descubrimiento es un aliciente para seguir..."

    Es como la vida misma.

    genial!!

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  4. Así es Luna, no hay cotos para la curiosidad de un nño. Gracias guapa.

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  5. Joe Pantoliano es el terrorífico Ralph Cifaretto de Los Soprano, dicho sea de paso.

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  6. Muchas gracias por el acertado apunte Nemo.
    Un saludo.

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  7. deberían reeditarla para el cine como hicieron con ET, volvería a verla

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