sábado, 16 de marzo de 2013

Crítica: FRANKENWEENIE (2012) -Última Parte-

TIM BURTON










Tendremos una hermosísima escena en la que se nos muestra ese estado de ánimo de Victor, su tristeza, cuando vemos pasar el tiempo, el día, en un solo plano sobre su rostro mientras cambian los decorados tras él.

Tras una clase inspiradora llegaremos al cementerio de mascotas para recuperar el cadáver de Sparky. Allí veremos varias tumbas, una de ellas reza “Adiós Kitty”, que parece una broma a la famosa “Hello Kitty” ya que es una gatita muy parecida, que recibe la arena que lanza Victor en la búsqueda de su difunto amigo.



Un detalle pudoroso de Burton, veremos un plano general y lluvioso mientras Victor desentierra a Sparky, todo ello con el objetivo de que no se vea el cadáver del perro, que efectivamente no veremos en ningún momento, de igual forma que no vimos su muerte. Por supuesto esto será un secreto que Victor ocultará a sus padres, un detalle que siempre fascinará a la infancia, el secreto a los padres.

Frankenweenie” está rodada en un bello y diáfano blanco y negro que sirve a Burton para jugar con las sombras en los momentos adecuados, dar el toque expresionista tan ligado al género de terror clásico.


Hay artificios, como ese detalle para justificar la orgía de resurrecciones con los rayos de las continuas tormentas que asolan el pueblo de New Holland, por mucho que se explique que eso es así no deja de ser un truco de guión para hacer posible la trama. Se agradece, con todo, la línea de guión donde se dice que las tormentas son habituales para no dejar la cosa en algo gratuito y “porque sí”, ya que siempre habrá una tormenta cuando se necesite una resurrección. Resulta simpática la broma, en cualquier caso.


El experimento de Victor será un éxito, captará un rayo y logrará revivir a su perro, remiendo mediante. 

Una de las grandes virtudes de la cinta es su poder visual y narrativo, la mayor parte de la película de Burton no tiene diálogos, no se usan las palabras, sobra con la imagen y la música de Danny Elfman para contarlo todo con perfección, un homenaje al mudo realmente extraordinario. La reunión de los dos amigos es un nuevo ejemplo de la ternura burtoniana.


He comentado la gran previsibilidad de todo lo que se cuenta, gracias a Dios la brillantez está en los detalles y matices, que la hacen salir a flote. En este sentido y como era de prever, serán los personajes más siniestros los que descubran al renacido Sparky antes que nadie, con Edgar a la cabeza. Tenemos en Sparky a un perrito eléctrico, que como tal necesitará recargar energía mediante enchufe. 



La trama debía complicarse, de ahí que Edgar se convierta en chantajista, logrará que Victor le enseñe su método resucitador y tendremos un pez muerto convertido en invisible para este amigo poco fiable. Este secreto no se mantendrá oculto mucho tiempo, la competencia por el concurso de ciencias es dura y no habrá compasión, por ello Edgar no tardará en irse de la lengua. El tesoro de Edgar, el pez invisible, no tardará en desaparecer, aunque no sabremos cómo.


Momentos lúdicos, veremos a los alumnos acometer experimentos fallidos de ciencias para intentar superar el sorprendente hallazgo de Edgar, su pez invisible. Este concurso acabará repercutiendo en el profesor Rzykruski, a lo que no ayuda su excéntrica personalidad. Su discurso ante los intolerantes padres acaba por colmar el vaso. El mentor de Victor resultará despedido pero tendrá tiempo para darle unos últimos y sabios consejos, reflexionará sobre la genialidad y la locura, sobre el alma que necesita la ciencia… Tim Burton no iba a ser nunca tan cerebral.




El humor es indispensable en el cine de Tim Burton, así tendremos guiños e ironías muy divertidas con ese alumno que parece Frankenstein, Nassor, diciendo que “es imposible revivir a los muertos”. Posteriormente este mismo personaje, cuando los alumnos descubran cómo se resucitan a los muertos, dirá “esta noche resucitaremos a los muertos”. Más guiños, entre las mascotas del cementerio veremos nombres como Hércules o Shelley, la tortuga de Toshiaki, otro homenaje, en este caso a la autora de “Frankenstein”. Recordar que al inicio de la cinta fue el propio Nassor, esa copia de Frankenstein, el que señala al molino desde el aula de su clase. Magníficas bromas.


En la parte final todo el mundo descubrirá al renacido perro, los alumnos y los padres de Victor, como es lógico. El perro asustado huirá, mientras los siniestros chicos buscan las claves del hallazgo de nuestro protagonista. Estos alumnos serán mostrados mediante sombras en su deambular por la casa de los Frankenstein. Una parte final más oscura y terrorífica, las transformaciones, lo gótico, el terror y las sombras expresionistas se multiplican. Mientras los alumnos entran en el cementerio de mascotas para desenterrar a sus difuntos amigos o experimentan con distintos animales muertos, Sparky dormirá sobre su tumba.


Una narración repleta de silencios, sin palabras… un placer cinéfilo.

Un montaje paralelo nos mostrará a los chicos desenterrando mascotas (Shelley de Toshiaki, Colossus de Nassor), y a Elsa cantando la canción holandesa tan importante para su tío. Una orgía resucitadora, tortugas, ratas, murciélagos… todo tipo de animales, incluso Sea-Monkeys.





El alma necesaria para la ciencia que reivindicó el profesor Rzykruski, no se apreciará en ninguno de estos chavales, con lo que sus resurrecciones y experimentos serán monstruosos. Se vincula, por tanto, los resultados de los experimentos con las intenciones y alma con los que se hacen. Una rata gigante, una tortuga convertida en tortugasaurio, traviesos monos marinos y un gato-murciélago producto de la mezcla de un murciélago muerto y el gato de la inquietante niña, “The Weird Girl”, que lo mordía en el momento de impactar el rayo en las cometas que colocó su dueña. El gato muerde el cuello del murciélago, guiño vampírico.



El optimista Nassor lanzará a su micro mascota Colossus contra la tortugasaurio de Toshiaki, y como es lógico morirá aplastada por ésta.

Sparky, en esta parte final, se comportará como un auténtico héroe y protector de su amo, será una protección mutua en realidad, de dos amigos inseparables. Acabará sin querer con la rata gigante de una descarga, recordemos que es casi un perro eléctrico.


Dentro de los múltiples aspectos que entroncan de forma evidente “Frankenweenie” con “Frankenstein” tenemos la parte final con la jauría humana persiguiendo a la “bestia” hasta el molino, culpando al pobre perro de la supuesta muerte, falsa, de Elsa. Por supuesto el molino se quemará, como manda la tradición.

Además de las tormentas constantes, otra particularidad de ese pueblo es que las correas tampoco son muy resistentes, el número de veces que se suelta Sparky de su amarre es francamente sorprendente…

Los personajes no tienen una gran expresividad, son marionetas burtonianas, tan solo los ojos dicen algo.

He comentado que la parte final se hace más oscura y lo cierto es que deja imágenes bastante potentes y sobrecogedoras, especialmente para los niños, como ver al “gatociélago” atravesado por una estaca que cae del techo del molino, la debida muerte de un “vampiro”. También impacta la transformación en gatociélago. Sorprendentes imágenes en una cinta de animación Disney. Por supuesto este duelo entre el gatociélago y Sparky nos dejará una nueva muerte del perro.


Si bien la moraleja de la historia es similar a la que plantea “Frankenstein” (y un gran número de cintas de ciencia ficción, lo malo de la ambición de jugar a ser Dios), Tim Burton le dará su giro tierno característico, si bien mantiene que no debe jugarse a ser Dios, planteará una excepción, la ciencia con alma, por tanto valida el caso de Victor con su perro y hará que el pueblo causante de su muerte ahora ejerza de resucitador de Sparky. Una nueva resucitación.



La reunión de los dos amigos es muy emotiva, incluso con redención final incluida de algunos de los personajes más despreciables, como el tío holandés de Elsa, que después de mostrarse estricto y tener un gesto lamentable con su sobrina, huyendo y dejándola desamparada ante el ataque de los monstruos, rectificará y cambiará su actitud.

Los personajes que consigue Burton en esta cinta son realmente entrañables, en especial ese inolvidable perrete. Quizá nos falta por ver qué ocurre con algún personaje, darle una mejor finalización y también el resultado del macguffin de la feria de ciencia.

Todo esto da como resultado una cinta muy agradable y entrañable, que recupera a Burton pero sin deslumbrar, una película disfrutable con muchos detalles interesantes y talentosos y otros rutinarios y más previsibles. Una correcta y entretenida cinta de animación para volver a esperar lo mejor de Tim Burton.


 



Lee aquí la 1ª Parte del análisis.


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