miércoles, 13 de febrero de 2013

Crítica: EL LADO BUENO DE LAS COSAS (2012) -Última Parte-

DAVID O. RUSSELL









La cara de Pat al ver, al día siguiente, a Tiffany para que le dé la carta a su mujer indica ya que lo que más ilusión le hace es verla a ella de nuevo, aunque no sea del todo consciente. Su misión radica en discernir por qué es feliz en ese momento. A este respecto tendremos una bella escena con un bello gesto, cuando Pat defiende a Tiffany, que lo escucha en secreto, ante un ex compañero de trabajo que quiere aprovechar la incontenible lascivia de ella. Esto reconforta.



Las uvas de la ira”.

En una nueva conversación de la pareja veremos cómo Pat tiene idealizada a Nikki, esa evasión irreal a la que ha decidido lanzarse, aunque sin darse cuenta él mismo confirma que jamás existió ese ideal que relata. Un complejo de inferioridad acentuado, se culpa de la infidelidad de su mujer, cree que fue su culpa que ella acabara con el profesor de historia.

En la película se dan muchas reflexiones en torno a la pareja, la relación de Pat con su mujer, Nikki, la de Pat con Tiffany, la de los padres de Pat, pero también la de Ronnie, al amigo del protagonista con su mujer Veronica. Un infeliz calzonazos que en su apariencia de normalidad parece algo perturbado también. La normalidad y la extravagancia o lo “distinto”, son temas importantes de la cinta. Al final de la misma casi ningún personaje nos parece del todo normal y a la vez resultarán encantadores. De hecho los más normales serán los más antipáticos a nuestros ojos, como la mencionada Veronica.


De igual forma hay otra sutil reflexión sobre las relaciones familiares, no sólo con respecto a los padres de Pat y él, también la veremos con los padres de Tiffany y con el hermano de Pat (Shea Whigham), que no parará de echarle en cara sus méritos y compararlos con sus fracasos.

También se aprecia una crítica social, relacionada con el tema mencionado de la normalidad, en la cantidad de gente que O. Russell muestra mirando desde sus ventanas, como hipócritas guardianes y juzgadores de la supuesta normalidad.

Pat deberá hacer otro favor a Tiffany en pago al suyo de dar la carta a su mujer, Nikki. Participar en un concurso de baile. Quid pro quo. Toca ensayar.



Tras los primeros momentos difíciles Tiffany contará cómo murió su marido, así volverá a crear un vinculo que se manifestará de forma visual acto seguido. Un plano donde ambos se reflejan en el espejo y un travelling circular que los encierra mientras oyen la canción que van a bailar, una intimidad compartida. Las clases comienzan a progresar.

La evolución de Pat se sigue mostrando en pequeños gestos, como cuando, cansado, tira los libros, que leía obsesivamente como forma de acercarse a su mujer, de la cama. Un hecho que resulta simbólico. La sinceridad, las confidencias, las discusiones, los enfados, los encontronazos, las simpatías, los rasgos comunes… los van uniendo cada vez más, se identifican plenamente el uno con el otro, desde el principio, pero Pat tiene barreras que superar, barreras y defensas que se van debilitando cada vez más.

Los seductores leggings y la seductora espalda de la voluptuosa Jennifer Lawrence son grandes ingredientes a favor de la cinta. Pat huirá de todo esto desconcertado ante lo que le ocurre y lo que siente, algo que no es capaz de canalizar o comprender.

La relación entre padre e hijo se sigue desarrollando, un padre que quiere pasar tiempo con su hijo, con un aparente ramalazo egoísta ya que cree que ver los partidos con él le da suerte (al final confesará que lo de los partidos era una simple excusa para estar con él), y un hijo hiperactivo, inquieto, que parece pensar que si se detiene se alejará de su fantasía creada de Nikki, su mujer. También es posible que pasar tiempo con su padre le obligue a pensar, cosa que no quiere.

No son pocas las referencias literarias que se dan en la cinta, como he comentado, “El señor de las moscas” de William Golding es otra a añadir.


La perfecta evolución y signos que nos deja O. Russell sobre el creciente amor de la pareja son muy simpáticos, así en la escena donde el amigo de Pat, Danny (Chris Tucker), les da algunos consejos de baile y se acerca “demasiado” a Tiffany despertarán unos pequeños celos posesivos en nuestro protagonista. Detalles pequeños, divertidos y acertados.


He hablado del gran papel de De Niro en esta cinta, donde ha recuperado el tono y vuelto a demostrar lo grandísimo actor que es. La escena íntima de la conversación con su hijo donde se emociona es uno de los grandes momentos conmovedores de la película.

La película defiende la unión familiar, a pesar de los conflictos, diferencias y rarezas de cada miembro. Esto lleva a un problema a nuestro protagonista, que tiene el partido más importante de la temporada el mismo día que el concurso de baile.



Pat recibirá su contestación a la carta que escribió a su mujer, un momento importante para él que se sentirá algo decepcionado con el contenido, aunque éste no es negativo. Tiffany se mostrará muy empática con él, bonito instante. Muy bien los dos protagonistas en la escena.

Pat necesita que lo valoren, especialmente por cómo es, cuando lo lea se emocionará, evidentemente. Su complejo de inferioridad necesita una cura efectiva.




Pat intentará congeniar las dos actividades, irá al partido y luego al baile. Día de partido, la cosa comenzará bien, relacionándose con sus amigos, su hermano y hasta su doctor. Su padre le advierte de que no pegue a nadie, él no puede entrar porque sí lo hizo, son tal para cual. Cuando su hermano se meta en una reyerta Pat tampoco podrá contenerse.


El plantón a Tiffany por la pelea será el desencadenante de una de las mejores escenas de la cinta. La conversación con todos los personajes en el salón de la casa del protagonista.

Supersticiones, estadísticas, resultados, suerte, apuestas, Tiffany dando la vuelta a todo, Lawrence en su línea de chica dura.


Aquí subyace una aguda reflexión sobre la fe y la confianza, la de De Niro en su hijo y “los signos”, por lo que se apostará todo el negocio y ahorros a una apuesta combinada, un resultado de fútbol americano y una nota de 5 en el concurso de baile. Es muy divertido el cambio de De Niro con respecto a Lawrence conforme da datos estadísticos y resultados para argumentar que la cosa iría mejor para su equipo si Pat estuviera con ella durante los partidos.

Con todo hay un exceso de coincidencias en la película, si bien es cierto que reflexiona sobre el azar, la suerte y las supersticiones como agarraderos de la sociedad moderna. Sobre la fe en definitiva.

Pequeñas incógnitas se van resolviendo, Pat descubrirá que la carta no la escribió Nikki sino Tiffany, resaltado con un travelling de acercamiento. Del mismo modo sabremos que los "fortuitos" encuentros de Tiffany y Pat cuando corrían eran forzados, los chivaba la madre del protagonista.


Una carrera liberadora.

Estamos en Navidad y llega el concurso, un buen clímax para el final de la película. Todos los personajes se darán cita, habrá explosión de sentimientos, confusiones, contrastes, altibajos… Tiffany se decepcionará y deprimirá al ver a Nikki, sus depresiones las suele resolver con sexo, como ya nos comentaron, así que se lanzará a beber y coquetear. Sus coqueteos son su evasión, la manera en la que intenta sentirse aceptada. Cree que pierde su oportunidad y a su hombre. El director nos dejará las reacciones y decisiones de Pat sin concretar, manteniendo el suspense. Cambiando el punto de vista.

En esta fase de la película el director recurrirá a muchos travellings y movimientos bruscos de cámara, además la música lo inundará todo. Adecuados recursos para mostrar la mencionada explosión de sentimientos que está aconteciendo. Así veremos el largo travelling que sigue a Tiffany en su tristeza.



La apuesta deportiva va viento en popa, todo depende del baile, como era de suponer. Un detalle magnífico lo tenemos cuando vemos perfeccionados en el baile definitivo los pasos que fuimos viendo de manera fraccionada en los ensayos. Además el baile en sí resulta una perfecta metáfora de sus personalidades, de sus cambios de ánimo, de su inestabilidad, con esa mezcla de estilos y ritmos. Un baile entrañable, imperfecto, con errores y un salto que casi recuerda a un minimalista “Dirty Dancing” (Emile Ardolino, 1987).Un baile y una escena que reconduce, de hecho, sus personalidades.




Por supuesto superarán la apuesta, de manera realmente divertida en esa reacción al conseguir un pobre 5 como nota final, pero suficiente para ganar dicha apuesta.

El susurro al oído de Pat a Nikki, dejando a Tiffany sin contemplaciones, nos recuerda a ese otro susurro inolvidable del cine romántico reciente que vimos en “Lost in Translation" (Sofia Coppola, 2003). Aquí también supondrá la separación de esa pareja, aunque los sentimientos del espectador serán distintos.



El final feliz resulta gratificante, el precioso abrazo con su padre, sus consejos y la bella declaración de amor, dejan un gran sabor de boca, como he comentado. La reunión final de la pareja, antes de la declaración, será corriendo, como en sus “fortuitos” encuentros.

Otro travelling circular, un recurso que como he comentado aparece en varias ocasiones en la cinta, sellará el amor de la pareja. Un romántico y bonito plano. El director, acto seguido, se alejará para mostrarnos los lugares y escenarios, ahora solitarios, donde antes vimos a los personajes convivir.

Los domingos que vuelven a ser felices, la familia vuelve a estar reunida, el restaurante va por buen camino, los amigos presentes… todo como una piña.



La superación; la familia como soporte, como una roca irreductible donde se incluyen los amigos, una piña; la valoración de uno mismo; la superación de complejos; la normalidad y la extravagancia; la necesidad de aceptación; la presión social que señala al que no se somete al rígido esquema de lo que ella considera normal, en forma de crítica; la fe en los nuestros; el amor como sanador… Son algunos de los muchos temas que nos deja está estupenda cinta.




La película además tiene buena música, Stevie Wonder, Led Zeppelin, Bob Dylan, Diane Warren en la composición, Frank Sinatra, incluso acordes de “Goodnight Moon” de Shivaree, tema que ya disfrutamos en “Kill Bill” de Quentin Tarantino, referencias a Megadeth o Metallica, también referencias literarias o cinéfilas, como ese momento en el que ven “Cantando bajo la lluvia” (Stanley Donen, 1952)…

Grandes interpretaciones con un De Niro fantástico, lo mismo que Bradley Cooper, muy acertado; algo por debajo está Jennifer Lawrence, quizá algo sobrevalorada en estos momentos aunque sus curvas se disfrutan mucho; aceptable guión; muy buena dirección de O. Russell, que acierta con el tono y los recursos visuales… Sincera, entrañable, divertida, romántica, dulce, alegre, previsible, algo superficial, tierna... Da lo que promete.

Ideal para pasar un buen rato.


 





6 comentarios:

  1. "Ideal para pasar un buen rato" que es justo lo que pretende y para lo que muchos vamos al cine. Suelo tener manía a las películas exesivamente "de moda" o nominadas, pero ésta (como "Intocable") me dejó la sonrisa en la cara. Me gustó, buena crítica y un saludo.


    MIGUEL

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí Miguel, ese es el estado que me dejó a mí también, sales del cine o de donde la veas con la sonrisa y satisfecho por haber pasado un buen rato.

      Muchas gracias y un saludo.

      Eliminar
  2. Pues definitivamente, voy a verla!!
    Creo que me será utilísima!!

    (Y De Niro me chifla!)

    Besos sensei!! Gracias!!

    ResponderEliminar
  3. Es la película exacta para recomendar y que después recurran a ti, para que sugieras otra. De esas que no te dejan en mal.

    ResponderEliminar