lunes, 12 de noviembre de 2012

Crítica: EL VIAJE DE CHIHIRO (2001) -Parte 1/3-

HAYAO MIYAZAKI










Hayao Miyazaki es uno de los más grandes cineastas de animación, no sólo de la actualidad, sino de todos los tiempos. Con un universo totalmente personal, único y reconocible no ha cedido a la tentación de la animación por ordenador y se ha mantenido fiel a la animación tradicional. La belleza de sus dibujos, de sus historias, su imaginación desbordante y conocimiento de la psicología infantil han hecho de él un referente ineludible. Pixar y uno de sus genios, John Lasseter, dan buena cuenta de la influencia de este cineasta, Lasseter de hecho es fan absoluto del japonés, no hay más que ver el homenaje que le hace en “Toy Story 3”, colocando a Totoro, la otra gran obra maestra indiscutible del cineasta, como uno de los personajes.

El universo de Miyazaki es increíblemente rico, un universo en continua expansión, desbordante de imaginación, repleto de metáforas, alegorías y capacidad de sugerencia, una orgía de detalles, personajes y elementos que estimulan la imaginación infantil o no. 

Su cine conecta de manera precisa con los niños, con la sensibilidad infantil. Es un conocedor absoluto de su psicología, de su sensibilidad, del funcionamiento de su naturaleza, su cine está repleto de magia, que lo une de forma directa con lo anteriormente comentado.

La infancia, el mundo de los niños, sus miedos, el mundo aéreo, con los aviones, personajes voladores o similares, siempre están muy presentes, lo aeronáutico es una de las pasiones de Miyazaki (“Porco Rosso” 1992, “Nausicaa del valle del viento” 1984, “El castillo en el cielo” 1986, “Nicky, la aprendiz de bruja” 1989, “El castillo ambulante” 2004… incluso ésta que nos ocupa). El amor por la naturaleza, esencial, donde plantas, rocas o todo tipo de elementos que la forman adquieren vida o son de vital importancia en sus narraciones, un mundo a proteger siempre protagonista en el cine del director japonés, que en sus mejores trabajos resulta un estimulante mensaje ecologista (“El viaje de Chihiro” 2001, “Ponyo en el acantilado” 2008, “El castillo ambulante” 2004… aunque es una idea que siempre está presente en mayor o menor grado), y en los peores, que Miyazaki también tiene borrones aunque su filmografía pocas veces pinche en hueso, demagógico o simplista (“Nausicaa del valle del viento” 1984, “La princesa Mononoke” 1997…). 

El amor, en sentido abstracto, es otro tema indispensable del cineasta, generalmente relacionado con un chico y una chica o un niño y una niña, como en la película que nos ocupa, pero que no tiene por qué estar ligado al amor sentimental o de pareja, trasciende todo eso. En “El viaje de Chihiro” ese amor acaba siendo una alegoría hacia la propia naturaleza, cuando descubrimos que el chico, Haku, es la personificación de un río. El amor en sentido abstracto, puro, a un ser que sólo ven los niños como en “Mi vecino Totoro”; a un río como en “El viaje de Chihiro”; de un niño de 5 años a una especie de “sirenita” en “Ponyo en el acantilado”; un amor romántico imposible en “Porco Rosso” o la relación entre los chicos protagonistas en “El castillo en el cielo” 1986… El cine de Miyazaki siempre contiene amor en todos los sentidos.

El mundo infantil, mágico, ajeno al adulto, donde todo es posible, creado por los niños que son los únicos que tienen acceso a él, es pilar fundamental de su cine, es la idea básica de esta “El viaje de Chihiro”, que desarrolla lo que ya se mostró en “Mi vecino Totoro”. Un mundo que sólo los niños pueden ver y al que sólo ellos pueden acceder, sólo abierto para ellos que son los que conocen sus claves, secretos y pueden moverse con naturalidad cumpliendo sus personales reglas. 

La invisibilidad, el descubrimiento, la fascinación por lo nuevo… todo relacionado con el mundo infantil que tan magistralmente retrata Miyazaki.


La aventura, la lucha del bien contra el mal, un mal que en numerosas ocasiones no lo es tanto y acaba también redimido, son aspectos que podemos ver en un buen número de películas de Miyazaki.

La familia, como lugar esencial para el buen desarrollo de la infancia, ya sea ésta la tradicional o más disfuncional, es un aspecto preeminente también, lo vemos en “Mi vecino Totoro”, “El viaje de Chihiro”, “Ponyo en el acantilado”…

El desarrollo de la imaginación en la infancia es clave para Miyazaki.

Los personajes y dibujos de Miyazaki son tremendamente reconocibles, en ellos es capaz de transmitir miedo e inquietud al espectador, sentimientos muy característicos de los niños ante lo desconocido, para luego tornar a dichos personajes en todo lo contrario, un ejemplo lo tenemos en el Gatobús de “Mi vecino Totoro”. Los gatos, de hecho, tienen una especial importancia en la obra del cineasta.


La transformación, la metamorfosis, es algo omnipresente en el cine de Miyazaki, no ya porque lo veamos en otras muchas de sus películas (“La princesa Mononoke”, “Ponyo en el acantilado”, “Porco Rosso”…) sino porque en ésta que nos ocupa la tenemos por todos lados, casi la vertebra (la de Yubaba en pájaro, la de su hijo y el pequeño pajarito de Yubaba, la de los padres de Chihiro, la de Haku en dragón…).


Es de reseñar que, en general, Miyazaki apuesta más por las niñas o personajes femeninos para sus películas, hay excepciones, pero en líneas generales es así, “Mi vecino Totoro”, “Nicky, la aprendiz de bruja”, “Nausicaa del valle del viento”,  El castillo en el cielo”, “El viaje de Chihiro”, “El castillo ambulante”… En otros casos son chicos los protagonistas como en “Ponyo en el acantilado”, esto relativamente, o “La princesa Mononoke”, pero en ambos casos, sea el protagonista chico o chica, se le suele unir un amigo o colaborador del sexo opuesto.


La dualidad es mostrada de múltiples formas en el cine del director japonés, parejas protagonistas, personajes con doble cara o distintas personalidades… Aquí en “El viaje de Chihiro” lo vemos en muchas ocasiones, Haku parecerá tener dos personalidades, una amable con Chihiro y otra de fiel servidor de Yububa, incluso se transforma en dragón; el dios pestilente en realidad acaba siendo un dios del río; Yububa tiene una gemela que es su contraria; el “Sin Cara” será un personaje amable hasta que se entrega a sus impulsos más incontrolados…


Miyazaki comienza Chihiro con la sutileza que acostumbra en sus grandes obras, dos pequeñas pinceladas que definen el estado y circunstancias en las que se encuentra la protagonista. Un plano del ramo de flores que le regalaron sus compañeros de clase para despedirla inunda el encuadre, el mundo natural presente desde el inicio. Esta imagen, postiza, se transforma enseguida. Nuestra protagonista está triste, esa despedida es debida a la mudanza que está haciendo su familia, lo que conlleva perder a los amigos y cambiar la vida y relaciones que había llevado hasta ese momento, volver a comenzar con las dificultades que eso supone. Una realidad incómoda, la sensación de sentirse desarraigado, arrancado de lo que se había forjado (amistades, rutinas…), perdido, obligado a comenzar de nuevo y a sentir los miedos de los inicios.




Es fascinante la forma en la que Miyazaki nos va introduciendo en ese mundo de fantasía en el que Chihiro vivirá sus aventuras. Veremos pequeños y extraños altares en honor a divinidades, estatuas, un camino misterioso en medio de la vegetación… todo cada vez más sugerente y que parece alejarse de lo “real”. Hasta llegar a un túnel.


Este tránsito con el coche a través del bosque y de la familia por el túnel nos remite a la imprescindible “Alicia en el país de las maravillas” y “A través del espejo”. Un viaje al lugar de la fantasía, un lugar solamente posible en la mente de un niño. La entrada al túnel, con una temerosa Chihiro, muestra a la perfección los más íntimos miedos infantiles.

La construcción de “El viaje de Chihiro” es realmente extraordinaria, la evolución de la historia, de los personajes o de elementos más concretos dentro de la narración usando distintos aspectos de la puesta en escena, las metáforas visuales y recursos de todo tipo son de una riqueza asombrosa. Todo el entramado y los detalles denotan el mimo y cuidado de Miyazaki en esta cinta. Un ejemplo de esa evolución y progresión, comentaré más, lo tenemos en la paulatina animalización del padre de Chihiro. Primero lo veremos olisqueando como si fuera un sabueso siguiendo el rastro del olor a comida, acto seguido, una vez encuentre el lugar de donde procede dicho olor, lo veremos en un plano junto a una gran cabeza de pescado situada debajo… Poco después sucederá la terrible transformación en cerdo.


Toda esta exploración parece destinada, como si una magia especial impulsara a la familia hacia ese misterioso lugar, algo que se mostrará con elementos naturales, como no puede ser de otra manera en Miyazaki, con ese viento que parece empujarlos hacia dentro. El lugar parece ser un parque temático abandonado. La idea de un parque temático se puede relacionar de forma sutil con esa crítica habitual del cine de Miyazaki hacia el maltrato a la naturaleza y todo lo que la daña, construcciones, industrialización, contaminación…

El tren.

Uno de los elementos de la película que mejor muestra esa evolución mencionada, esa progresión, es el tren. En la construcción interna de “El viaje de Chihiro” tendremos multitud de detalles a tener en cuanta con evoluciones de este tipo, el uso de ecos o cebos que van forjando las situaciones y a los personajes… El tren simboliza el tránsito, la idea de la madurez, de la superación de los miedos y temores de Chihiro, un viaje que debe hacer. De este modo el tren se irá acercando paulatinamente a Chihiro según vaya avanzando en ese aprendizaje, hasta que finalmente, cuando esté lista, podrá realizar ese viaje final, como si de un videojuego en el que hay que ir pasando misiones para llegar a los siguientes niveles se tratara.


-La primera vez que tenemos consciencia del tren es cuando la familia se dispone a cruzar el oscuro túnel, un tren casi sugerido, evocado, lejano aún, que nuestros personajes no ven, tan solo oyen. Posteriormente el tren irá apareciendo en distintos momentos bajo la atenta mirada de Chihiro. En el puente, justo antes de su primer encuentro con Haku, Chihiro verá al tren por primera vez, el puente, otro símbolo de tránsito, es el lugar perfecto para todo esto, la visión del tren y su encuentro con Haku. Está dando sus primeros pasos en esa madurez y hacia la pérdida de sus miedos e inseguridades.

Poco después llegará la noche, Chihiro encontrará en ese misterioso chico, Haku, un guía, un amigo que la ayudará. Él intentará que ella se vaya de allí a tiempo.



En su huida, de regreso a donde están sus padres, tendrá lugar una de las escenas más escalofriantes de la película, realmente terrorífica. La transformación en cerdos de éstos. El miedo, el desarraigo, la soledad, el abandono, la sensación de desprotección y de pérdida, invaden a Chihiro, sentimientos análogos, aunque en menor medida, a los que le provocaba la mudanza. Un mundo fantástico que servirá a la niña como evasión y liberación para sobrellevar mejor ese cambio, esa transición, en su vida que supone la mudanza y que viene  representado con la presencia del tren. Es decir, en el mundo fantástico en el que se ve Chihiro se manifiestan los temores de la niña creados por una mente infantil.


La superación de todo eso es el verdadero viaje de Chihiro.

-El tren volverá a aparecer cuando Chihiro siga el camino marcado por Haku hacia las calderas donde se encuentra Kamajii. Un camino que Haku grabó en la cabeza de la cría.

-Tras ser contratada el tren aparecerá de nuevo. Cada progreso en la madurez personal de Chihiro viene subrayado con la aparición del tren. La tenacidad, la constancia, el progreso, el aprendizaje, la superación…

-Volveremos a ver al tren a través del mar después del ajetreado trabajo de Chihiro con el dios del río que es confundido con un dios pestilente. Como de costumbre aparecerá tras un nuevo éxito en el progreso de la pequeña.

-Por fin el viaje final hacia su destino, el final de su madurez, su encuentro con Zeniba y con Haku, alcanzando la paz de espíritu y la seguridad necesaria para seguir su vida. Montada en el tren.


Chihiro está obligada a superar los miedos, las inseguridades que va a encontrarse en su nueva vida, tendrá que confiar, superar las vergüenzas, el miedo a presentarse, a hablar, tendrá que luchar por lo suyo, hacerse valer… todo lo necesario cuando se llega a un nuevo lugar. Además la niña se buscará un motivo poderoso para lograr todos estos propósitos. Reencontrarse con sus padres.

 


Dedicada a Reina, es un orgullo conocerte y un honor tu fidelidad




15 comentarios:

  1. A Reina??????? pero si fui yo quién te dio la brasaaaaaaaaa con la peli,jejejejejeje.

    Vi esta pelicula ya con unos años y me encantó. Es asombroso como Miyazaki crea un mundo nuevo y consigue que te emociones con la aventura de la niña protagonista.

    Siempre será una de mis pelis favoritas

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  2. Chu4che jajaja no te pongas celoso. No tenía consciencia de la petición, sabía que te gustaba porque lo comentabas cuando la citaba, pero no como petición. De Reina viene de hace mucho. En cualquier caso sería fallo mio. Sí tengo apuntado RÍO BRAVO, que estará tan currada como ésta, no lo dudes.

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  3. Excelente.
    Leer tus análisis es como volver a mis años de bachillerato y a esas inolvidables clases de estudio simbólico de la poesía, MrSambo.
    Espero con impaciencia las dos próximas entregas de Miyazaki, el Genio.
    Un abrazo.

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  4. Muchas gracias maestro Herep, gran responsabilidad encarar a Miyazaki, a ver si cumplimos bien.

    Un abrazo fuerte.

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  5. mrsambo

    era broma, Reina también se lo merece

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  6. Chu4che tú sabes que tienes bula y derecho a todo jaja

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  7. Mi querido MrSambo!!!
    Muchas muchas muchas gracias!!
    Primero por la deficatoria, que me ha emocionado (chu4che, no te enfades…) y desde luego por traer este análisis.
    Sí, de todas las pelis de HM es la que más me gusta. Cuando la vi me fascinó. Completamente fascinada por esa imaginería japonesa (algunos símbolos se me escapan, pero me siguen hechizando), la sensibilidad, la dulzura, los contrastes, desde luego el propio trazo de la animación, distinta de la perfección de Pixar pero precisamente por eso más delicada…
    Lloré con esta peli. Pero entre que soy muy blandurri y que la primera vez estaba especialmente hipersensible…
    Viaje iniciático, es cierto. Y el amor, el amor más allá del amor romántico; la naturaleza antropoformizada, que ayuda (o cura…) y a la que hay que cuidar.
    Códigos que los niños asumen por sorprendentes que sean, su adaptación a las situaciones, la bondad…
    Tanto…
    Estoy completamente de acuerdo con Herep.

    Me encantan tus análisis. Tu forma de plantearlos. Lirismo en esta ocasión. Fruto de tu exquisita sensibilidad.

    Esperando las otras entregas…impaciente.

    Y perdona que no sea un comentario más preciso. Me siento tan honrada, agradecida y entusiasmada que se me puerden las palabras…

    Muchos besos y abrazos muy cálidos!

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  8. Pues yo lo veo muy preciso Reina, y no tienes nada que agradecer, el agradecido soy yo.

    Es la marca de casa, su sensibilidad, cuando conectas emociona intensamente. Alguna vez se le fue la mano en alguna peli, pero sirve especialmente para valorar aún más sus obras maestras.

    A ver si te sigue gustando.

    Besos y abrazos.

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  9. Ay que bonita!
    Esta peli la vi por recomendación tuya y me encantó igual que tu crítica, siempre genial.
    Como en cada peli siempre me enamoro de algún personaje, en esta Haku me parece de lo más entrañable.

    Bonita película y gran critica.

    Besos chikitillo

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  10. Muchas gracias Luna, un placer y me alegra mucho que te gustara la recomendación. La verdad es que es cierto lo que comentas, son personajes que enamoran.

    Besos guapa.

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  11. Esa fue la primera película de Ghibli que vi, de ahí me enamore de todos sus demás trabajos.

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  12. No me extraña amigo Rolando. Un abrazo.

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  13. Normalmente la gente se "estrena" en Ghibli con Porco Rosso, por la publicidad que tuvo en los medios en su momento. Pero sin lugar a dudas "Sen to Chihiro no Kamikakushi", mal traducida al inglés como "Spirited away", es la cinta más apasionante de Miyazaki.

    Algunos, por contra, prefieren Mononoke [Hime] o [Tonari no] Totoro, ambas muy interesantes en su género. Sin embargo, Chihiro (quizás también "Ponyo" y "El castillo ambulante de Howl" en menor medida) es de las pocas de Miyazaki que puedes ir a ver con tus hijos sin riesgo a que terminen traumatizados por la violencia o con cara de no haber entendido nada.

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  14. Es posible Reboot, un buen viaje por su filmografía. Tengo debilidad por Totoro, ciertamente.

    Un saludo y gracias por el aporte.

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  15. Miyazaki y su mágico mundo... Siempre sera así...

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