viernes, 28 de febrero de 2014

Crítica: NEBRASKA (2013) -Parte 1/4-

ALEXANDER PAYNE












El señor Alexander Payne ha facturado una pequeña joya incontestable, una película que se hinca muy dentro en su sencillez y naturalidad. Una de las mejores películas del año, si no la mejor, en un 2014 donde han abundado las joyas. Un año extraordinario. Esta magistral obra de Payne está destinada a hacerse inolvidable.

Payne ha logrado su mejor película siendo completamente fiel a sí mismo, a su estilo y sus obsesiones, a sus temas recurrentes de autor, convirtiéndose por derecho propio no solo en autor de culto sino en director de primera línea... si es que alguien aún dudaba de su talento.





En “Nebraska” el director muestras todos los rasgos autorales, estilísticos y conceptuales, que ha venido tocando y desarrollando a lo largo de su filmografía, pero lo hace sublimándolos, con más hondura, encanto, sensibilidad, autenticidad, sinceridad, con un tono siempre contenido, sensible, emotivo, entrañable y muy bello. Será difícil que el director alcance el virtuosismo minimalista y depurado que logra en esta sencilla obra de arte, pero estaremos expectantes por si lo logra y consigue volver a emocionarnos y reconfortarnos como sólo el gran cine, el cine de primera clase, sabe hacer.

Dentro de las constantes habituales de Payne a nivel conceptual debemos empezar por destacar la familia. La familia para Payne es la columna vertebral social, básica incluso para el individuo, para su formación y definición, pero no la idealiza ni usa la sensiblería, expone siempre con entrañable humor, contenido tacto y mucha sensibilidad sus miserias, sus defectos, sus problemas, sus conflictos, sus lados oscuros… pero también su cariño y amor sincero y verdadero… al menos en la familia más cercana. En las familias de Payne siempre hay mentiras y engaños (“Los descendientes”, “Nebraska”…), del mismo modo que perdón y cariño (“Nebraska”, “Los descendientes”…), hay egoísmo del mismo modo que generosidad (“A propósito de Schmidt”), hay afán controlador (“Los descendientes”, “A propósito de Schmidt”, “Nebraska”)... Hay poco cinismo en Payne, aunque mucha entrañable ironía. Payne es un gran defensor de la familia.


Los hijos en las cintas de Payne quieren realmente a sus padres, a pesar de sus defectos, lo vemos en “Los descendientes” y en “A propósito de Schmidt”, pero esta idea queda sublimada en “Nebraska”.



Relacionado con la familia tendremos varios temas que suelen ser importantes y claves en el cine de Payne. El legado, la tradición, el pasado, los antepasados… están vinculados a la idea de familia, de pertenecer a un todo, de sentirse enraizado, de manera que los personajes de Payne adquieren una plena conciencia de sí mismos cuando asumen ese legado, esas raíces. El personaje de Clooney es paradigmático en este sentido, su decisión de conservar la propiedad familiar termina con su viaje de madurez. Lo vemos aquí también, en “Nebraska”, en un momento maravilloso, cuando Woody le dice a su hijo que quería una camioneta para dejársela a ellos, para dejarles algo cuando ya no esté… El legado, la necesidad de sobrevivir a la muerte en nuestros descendientes. Padres que luchan por dejar el mejor legado posible.

Los personajes de Payne son tradicionales, asentados en sus costumbres, que en sus viajes de madurez pretenden despertar de su anodina vida, de su tristeza, melancolía, apatía… Esto no implica que dejen de ser tradicionales, al revés, en ocasiones incluso les convierte en ello, como al Clooney de “Los descendientes”.

Es muy común en el cine del director el adulterio o la traición en las parejas, que un cónyuge abandone al otro por distintas causas (la falta de compromiso de David en “Nebraska”, la muerte de la mujer de Schmidt en “A propósito de Schmidt”; el accidente de la mujer de Clooney en “Los descendientes”: Miles y su divorcio que le deprime en “Entre copas”…).

El viaje de madurez, generalmente mostrado en simbólicas road movies, es un rasgo de estilo y conceptual del director. Así tenemos “Entre copas”, “A propósito de Schimidt” o esta “Nebraska” que nos ocupa. Incluso en “Los descendientes" habrá viaje de madurez, aunque no sea una road movie.


La mayoría de los personajes de Payne están desorientados en la vida, quizá con la salvedad de la protagonista de “Election” (1999), es por ello que emprenden un viaje. Así ocurre con Jack Nicholson en “A propósito de Schmidt”, con George Clooney en “Los descendientes”, con los protagonistas de “Entre copas” o con el Bruce Dern de la cinta que nos ocupa, que es un desorientado con un plan muy concreto y fijado. Su desorientación suele ser provocada por un suceso traumático, en muchas ocasiones la separación o muerte de la pareja, este hecho también desorienta al otro protagonista de "Nebraska", David, interpretado por Will Forte. Esta desorientación desemboca en las mencionadas road movies (“Entre copas”, “Nebraska”, “Apropósito de Schmidt”…) o viajes (“Los descendientes”) muy a menudo, viajes iniciáticos, de madurez o transformación. Viajes purificadores, liberadores y catárticos.


Son personajes que sienten que se les acaba el tiempo. Tempus fugit. Quieren reconciliarse con su entorno, con los suyos y con la vida cuando sienten que termina una etapa.


Son personajes que necesitan una catarsis, personajes excesivamente contenidos, que parece se han negado a sí mismos, a vivir, y que necesitan soltarse, expresarse, manifestar sus sentimientos. Además suelen ser bastante ingenuos e inocentes.

De alguna forma a menudo estos viajes son viajes al pasado, al recuerdo, a los orígenes, a la tierra, al nacimiento y, por tanto, a la idea de legado mencionada anteriormente. Hay una intensa necesidad de arraigo en los personajes, de pertenecer a un todo. “Los descendientes” es paradigmática en esta idea, pero también “Nebraska”.

Payne trata todos estos temas logrando transmitir a menudo una gran autenticidad y honestidad. En el estilo y tono de Payne el humor es piedra angular, un humor sutil, como con sordina, con elementos similares al que usa Wes Anderson, director al que también se parece en ciertos rasgos de estilo de dirección, que frivoliza con lo aparentemente serio, muy irónico y a la vez entrañable. Todo rezuma naturalidad en su cine.

Siguiendo con los rasgos de estilo a nivel cinematográfico, es característico de Alexander Payne la frontalidad, planos frontales muy expresivos para retratarlo todo, a un personaje, una pareja, un coche que llega… La frontalidad es, de hecho, su principal rasgo de estilo. También acostumbra a usar las transiciones con paisajes naturales, como dando un respiro entre los sucesos y que suelen estar acorde con los estados de ánimo de los personajes o incidentes que ocurren en la historia.


El cine de Payne es contenido, sobrio, austero, dirige de forma clásica, con planos muy sostenidos y con el encuadre fijo como idea esencial. Mueve muy poco la cámara y cuando lo hace es por necesidad narrativa, suaves panorámicas descriptivas o tranquilos travellings que acompañan a sus vagabundos personajes.

El primer plano de “Nebraska” describe muchas de las ideas aquí comentadas. Un hombre vagando, ajeno a todo, a su entorno, a la moderna sociedad que pasa en coches a su lado, hasta que descubrimos que en realidad no vaga, sino que tiene muy claro a donde va… y de donde viene. Payne situará su cámara a distancia y le esperará para que cuando llegue a nosotros desde la lejanía le cobijemos en nuestro seno. Una escena que deja un detalle de humor cuando Woody (Bruce Dern) señala a las preguntas de un agente el indefinido lugar al que va y del que viene…




La ingenuidad mencionada en los personajes de Payne se hace patente enseguida con el motivo principal que movilizará a todos ellos y justificará la historia. El timo del millón de dólares, una publicidad fraudulenta.

Woody Grant piensa que le ha tocado un millón de dólares al recibir una de esas cartas de publicidad fraudulenta que se lo dice, por lo que desde ese mismo momento ir a recoger el dinero a Lincoln será su obsesión y único objetivo. Tras varios intentos de escaparse su hijo David aceptará llevarle.



Así se inicia el viaje de madurez de los personajes en la estructura típica de Payne. Hay que mencionar que este guión le fue ofrecido a Alexander Payne tras “Entre copas” y renunció hacerlo porque acababa de realizar una road movie y no quería repetir esa fórmula. 10 años después repescó el guión para hacer su mejor película hasta la fecha.


Los planos estáticos y frontales comienzan a definir el estilo de la película. Lo apreciamos a la perfección en las primeras escenas donde además se presentará a un portentoso personaje, el de la esposa de Woody y madre de David,  Kate Grant, interpretada por la justísimamente nominada al Oscar a mejor actriz de reparto June Squibb. Sus frases y diálogos dejan momentos de humor antológicos.




“…Yo creía que ya no podía aprenderse nada de memoria”.

Cebos.

-El guión es excepcional, de una gran riqueza de elementos y un juego con los cebos (elementos que se mencionan que tendrá un eco en el futuro), absolutamente magistral, por ejemplo el robo/préstamo del compresor de Woody. Tras la discusión en el primer bar entre padre e hijo iremos a otro bar donde se presenta a uno de los personajes importantes de la cinta, Ed Pegram (Stacy Keach), así continuamos con el cebo planteado al inicio del compresor y su ladrón, que deja momentos hilarantes. En relación a esto tendremos luego un comentario de los hermanos, Ross y David, sobre ir a recuperar el compresor, algo que queda en nada, pero que tendrá un nuevo eco y conclusión en la extraordinaria escena de la “recuperación” del mismo en “casa” de Ed Pegram.


- Woody y su hijo son representantes de otro mundo e incluso otra época. Hay un detalle excepcional, otro cebo que deja un momento sublime de humor además que ser ejemplo perfecto de cómo usarlos con maestría. En el viaje veremos cómo moteros, camiones y todo tipo de automóviles adelantan al coche de David, un ser cauto, contenido, de ahí que no arriesgue corriendo de más. Esto, que puede pasar desapercibido o ser interpretado de forma simbólica al estilo de “Una historia verdadera” (David Lynch, 1999), película con la que esta que nos ocupa tiene muchas similitudes, en realidad acaba definiendo el carácter de David y sirve para retratar el carácter de sus primos con ese humor tan personal de Payne, con sordina y sutileza. Este cebo tendrá su eco cuando David se encuentre con sus primos en la casa de su tía Martha (Mary Louise Wilson). Los garrulos primos parecen vivir obsesionados con la velocidad, por lo que preguntarán a David cuánto ha tardado en llegar, la contestación de éste será ridiculizada en una divertida escena por considerarlo lento, no podrán parar de reír y presumir de su velocidad conduciendo. El tema saldrá de forma recurrente en escenas posteriores. El remate a este cebo iniciado de forma casi imperceptible lo tendremos a la llegada de Ross, el hermano de David, cuando nuestro protagonista le pregunta cuánto ha tardado tras varios diálogos intrascendentes de los allí reunidos en lo que es una sublime rúbrica al gag y la escena. El aparentemente inmune a las críticas y al tema de la velocidad David, en el fondo preocupado por si efectivamente resulta lento su tiempo. Esto nos describe a David como inseguro, comedido, contenido y precavido, que no se compromete por no arriesgarse, con lo que se vincula a su relación con Nöel. Verle preocuparse nos indica que está adquiriendo conciencia de sí mismo y su carácter, y todo ello de una forma aparentemente intrascendente, anecdótica…


¡Dos putos días desde Billings…!"

-La reunión familiar es otro cebo, parte culminante de esta road movie. La anunciará David en el hospital donde le ponen puntos a su padre y luego se irá mencionado ocasionalmente hasta que lleguen todos los parientes. Woody no querrá saber nada de esas historias ni de cualquier cosa que suponga un retraso en su objetivo.

-Habrá dos robos, que si bien no son cebos se relacionan de forma inmediata, del mismo modo que habrá dos búsquedas, la de los dientes de Woody y la de la carta que le robaron, en una escena donde se recordará, precisamente, a la de los dientes. Encontrarán las dos cosas.





 





4 comentarios:

  1. Ay, creo q me va a gustar esta peli!!!
    Aunq ya estoy viendo q sufriré un poco con el ancianito, y mucho con lo de las relaciones familiares.
    Gracias Sambo!!

    Bss!

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    1. Lo raro es que le disguste a alguien esta película, Reine. Hay dureza, pero muy matizada y al final uno acaba bastante reconfortado.

      Besos.

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  2. Muy oportuna la referencia a Una Historia Verdadera, película con la que comparte esa obstinación del protagonista por llegar a un lugar, acaso porque a esas edades ya se tiene muy claro el camino obligado.

    Para pocas películas más apropiadas que esta la frase (creo que de Quevedo), de que el tiempo cambia a las personas y el dinero las descubre.

    Saludos

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    1. Gran frase! En la siguiente entrega mencionó más sobre el toque Lynch en esta película. Somos víctimas de nuestro momento, en base a él surgen nuestras obsesiones

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