viernes, 10 de octubre de 2014

Crítica: ATORMENTADA (1949) -Última Parte-

ALFRED HITCHCOCK













Uno de los aspectos temáticos más usados por Hitchcock en sus películas es la mujer sufriente, la tortura psicológica, la duda y la sospecha, la mujer perturbada, que ha sido protagonista principal o secundaria en muchos títulos del cineasta. “Atormentada”, por tanto, seguiría la corriente de cintas del maestro como “Rebeca” (1940) , con la que esta tiene muchísimos paralelismos, "Sospecha” (1941), “Encadenados” (1946), “Crimen perfecto” (1954)… algunas de ellas protagonizadas por la propia Bergman.




Otro ejemplo de virtuosismo en el plano secuencia, el intento de Charles por entrar en la habitación de Henrietta, que deja a Flusky solo en el porche momentáneamente, y la posterior escalada para entrar por la ventana. Extraña la insolencia y el atrevimiento de Milly, aunque se cuida de mostrarlo ante Flusky. En esta escena tendremos el primer beso de la pareja Henrietta-Charles.



Tras esta escena y debido a que Charles empieza a sospechar de Milly, nuestra pérfida doncella manipulará y mentirá a conciencia, desvelándose plenamente ante nosotros, fingiendo un ataque de dignidad para chantajear emocionalmente a su jefe, completamente desorientado y superado por esas circunstancias que se antojan demasiado sutiles para él. Un personaje extraordinario el de esta villana, aunque con poco tacto, ya que la declaración del joven del servicio que la contradice debería mermar su credibilidad, pero artificiosamente, desde el guión, se le impide hablar con claridad.




Milly además crea una relación de dependencia con Henrietta, hasta el punto de que la señora cree que no puede estar sin ella, se siente débil, insegura, en base al tiempo en el que la doncella ha estado castrando su voluntad y capacidad de acción y decisión. Bergman está magnífica en su personaje dubitativo, inseguro, vulnerable y deteriorado que trata esforzadamente de sobreponerse, de recuperar su autoestima.





La panorámica que va de la carta que Henrietta dicta a Charles a la silla donde antes estaba Flusky para terminar mostrándolo de espaldas alejándose de la escena, es otra muestra sublime de talento visual para contar una historia y los sentimientos de los personajes. Un hombre que siente alejarse de su mujer, que no tiene nada en común, que no parece poder compartir nada con ella… Resignado. El personaje que interpreta Cotten es magnífico también. Charles es un manipulador a su manera, planteando las cosas para separar a esa pareja en beneficio propio, aunque sus sentimientos hacia Henrietta sean sinceros.






Un plano muy clásico de Hitchcock es el encuadre en detalle de un objeto para luego abrir dicho encuadre y mostrar el entorno, de forma que la escena cobra una significación concreta y especial vinculada a ese objeto de importancia predominante. También lo hace a veces al revés, un plano general que acaba concretándose en un objeto al detalle, como el famoso plano de la llave en “Encadenados” (1946). Aquí tendremos un collar en las manos de Flusky, oculto para todos menos para nosotros, en primer lugar, para que el plano se abra a continuación y veamos la escena. Cuando Flusky trate de sumar puntos con su esposa regalándole el collar, Hitchcock volverá a centrarse en el objeto, pero en el momento en que oiga las críticas al mal gusto que supondría llevar un collar de rubíes como el que guarda con el vestido que lleva Henrietta, veremos que su mano titubea y acto seguido guarda la joya… De esta forma y sin mostrar el rostro de los personajes, el maestro Hitchcock nos sugiere una cantidad enorme de cosas y nos proporciona muchísima información, prescindiendo de la actuación de los actores, algo por lo que muchas veces  ha sido criticado. Flusky se avergüenza, nos muestra su inseguridad, su decepción, su vulnerabilidad, su lado sensible, con ese sencillo gesto, tierno y patético, que vuelve a mostrar su sentimiento de impotencia para acercarse a su mujer, a la que ama sobre todo, pero con la que parece no tener nada en común ni saber cómo complacerla. Un tormento interior no menor al de su esposa. Un plano de un maestro absoluto que tiene una seguridad plena en lo que cuenta y en cómo lo cuenta.



Con razón a Hitchcock no le gustaban los actores del método, sólo los naturales. A los actores del método les decía que no tenían que saber nada de la psicología de sus personajes, que sólo hicieran lo que les pedía porque el resto ya lo ponía él con su cámara.

Hitchcock se quedará con Cotten, solidario, cuando Charles y Henrietta se marchen. La aparición de Milly nuevamente la acaba confirmando con un Yago shakesperiano, azuzando los celos de Flusky como si de Otelo se tratara.


Esto nos lleva a la escena del baile, con momentos de humor, distensión y… celos, con la llegada de Flusky. El chasco para Charles viene cuando creyendo que podría sacar partido de la escenita y la vergüenza que Flusky hizo pasar a su mujer en público, la cosa torna en rememoración de los buenos momentos y los sacrificios que Henrietta reconoce y elogia de su marido, con mirada enamorada y encantada. Es el momento de la confesión, cuando sabremos hasta qué punto Flusky quiere a su mujer, el sacrificio que hizo por ella, cargando con la culpa del asesinato que en realidad cometió Henrietta contra su propio hermano, y cómo además puso su cuerpo entre el arma que éste portaba y ella para protegerla. Bergman está especialmente bella en esta escena.



El sacrificio de la yegua nos recuerda a otra película hitchcockiana, “Marnie, la ladrona” (1964), donde tenemos un sacrificio parecido. No se entiende bien el comportamiento de Flusky, ya que parece dejar vía libre a Charles, sus acercamientos a Henrietta son evidentes y descarados, pero repentinamente reaccionará en la virulenta escena de la fiesta azuzado por Milly, como si se percatara en ese momento… No acaba de encajar bien ya que parece ceder terreno voluntariamente y luego recuperarlo de manera sutil, asumiendo su impotencia, para transformarse de manera radical… Al final tendría que agradecer a Milly la advertencia…



Además Charles quedará herido de forma fortuita, lo que provocará que Herientta confiese el crimen cometido tiempo atrás y que Flusky ocultó. Aquí también escama la poca claridad de Henrietta, con decir que no siente nada por Charles resolvería todo, pero se limita a decir a su marido que está equivocado o no entiende, sin explicar absolutamente nada… Lagunas de guión muy típicas, que se basan en que los personajes no se expliquen para dejar cosas colgadas en el aire de manera artificial, en enredos absurdos. Esto es bastante frustrante cuando uno de los defectos más llamativos de la película lo tenemos en el exceso de diálogos, conversaciones larguísimas y estiradas…




Una simbólica tormenta será el ambiente en el que se enmarcará el excelente clímax final. Un paralelismo, otro delirio de Henrietta, que vuelve a ver una rata, es tratado por Flusky de manera distinta a Charles. Con este paralelismo vemos la esencia de los dos personajes, el "bienquedismo" de Charles, que la miente para complacerla, siempre diciendo lo que quiere oír, fiel representante de las apariencias y la sociedad hipócrita, y la autenticidad de Flusky, que la tranquiliza, dice la verdad y muestra que no hay nada, que son visiones suyas.







En este clímax tenemos al Hitchcock más reconocible, pura perversión, suspense, intriga, tensión creciente y elementos que sorprenden, truculentos incluso, como la cabeza reducida que vimos al inicio de la cinta y que Henrietta encuentra cuando parecía más tranquila por los cuidados de su marido. Hitchcock se deleita en sutiles panorámicas sin ningún aderezo ni subrayado musical ni de ningún tipo, sólo el sonido de la tormenta. Panorámicas que acarician la cama donde cayó desmayada Henrietta para que veamos como Milly guarda la desagradable sorpresa. Desde el punto de vista de Henrietta (Ingird Bergman), veremos el proceder de la perversa ama de llaves, silencioso, metódico, con determinación, mientras coloca una dosis letal en una copa. Aquí volvemos a ver el recurso comentado anteriormente, un plano general que acaba centrándose en un objeto, la copa envenenada, como en un cuento infantil, como con el vaso que porta Cary Grant en “Sospecha” (1941).





La resolución es tan seca como eficaz, sin recrearse en el habitual suspense, con Cotten descubriendo enseguida el pastel tras los gritos de su mujer. Un final sobrecogedor y realmente escalofriante en su sequedad… Un intento de asesinato por amor.













Todo se clarifica, Henrietta por fin es clara y nuestra pareja, una vez descubierta Milly, luchará por su matrimonio y su amor. Charles se redimirá contando la verdad, e incluso dulcificándola, para ayudar a Flusky y, sobre todo, a su enamorada, un acto generoso, una renuncia de amor, otro sacrificio.



Atormentada” es una estupenda película que presenta muchos de los grandes temas del maestro Hitchcock, uno de los más grandes cineastas de todos los tiempos. El pasado perturbador que sale a la luz, la duda, los trastornos psicológicos, el crimen, la ambigüedad, las intrigas, los falsos culpables, las mujeres martirizadas por las circunstancias, el humor… así como los mencionados rasgos de estilo con los planos secuencia, los brillantes movimientos de cámara, la maestría en el encuadre y muchos otros temas que dan una indudable riqueza al conjunto de la obra, en lo que supone un brillante estudio de las inseguridades, la entrega, el sacrificio y la manipulación, elementos básicos en el amor y las relaciones, en su gestación, mantenimiento o en su destrucción.



Jane Eyre” de Charlotte Brontë y “Cumbres borrascosas” de Emily Brontë vienen a la memoria. Aquí se adapta una novela de Helen Simpson.

El trabajo de los actores es muy correcto, tanto de Joseph Cotten, que tiene aquí inmerecidamente algunos detractores, como de Ingrid Bergman. Michael Wilding tampoco está mal, afectado y socarrón.





Es cierto que son achacables algunos defectos, como el exceso de diálogo, que aunque de gran calidad y belleza ralentiza el ritmo, escenas excesivamente estiradas sin necesidad, un guión defectuoso y que la parte final pierde intensidad una vez disfrutamos de la mencionada escena del ama de llaves y su intento de asesinato. Un final algo anticlimático, pero en definitiva estamos ante una muestra más de la maestría de Hitchcock. Una cinta que no está lo suficientemente valorada.





 



Lee aquí la 1ª Parte del análisis.

2 comentarios:

  1. Pues he disfrutado mucho con este análisis.
    Gracias de nuevo.
    Y enhorabuena por tu visión y acierto a la hora de valorar pelis, música o…libros.
    Un beso y a seguir. Miles de buenos ratos de la mano de tus análisis.

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    1. Me alegra que lo hayas pasado bien, tiene muchos puntos interesantes. Tu fidelidad siempre es un aliciente y un orgullo.

      Un beso.

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