viernes, 26 de diciembre de 2014

Crítica: DE ILUSIÓN TAMBIÉN SE VIVE (1947) -Parte 2/3-

GEORGE SEATON












Macy’s, una especie de El Corte Inglés de allí, será el centro comercial donde se desarrollará parte de la historia, donde trabaja Doris y donde contratarán a Kris. Es aquí donde el éxito de ese sensacional Santa Claus se hace patente. Conoceremos a Alfred, un simpático chaval al que le gusta hacer de Santa Claus y es fiel defensor del espíritu navideño, aliado de Kris.

Cuando los pequeñines cogen los juguetes, el reflejo en su cara es el espíritu de la Navidad…”.

Eso es lo que he querido evitar siempre, que se comercialice la Navidad”.





La esencia navideña.

Las reflexiones sobre la Navidad, casi siempre sugeridas y maravillosamente expuestas sin necesidad de discursos, son francamente acertadas. Kris no pone problemas con que su imagen se copie y multiplique, le satisface la intención con la que se hace y lo que se trasluce de ello, la ilusión, el cariño, el amor, la generosidad… nada malo.

Todas estas ideas quedarán magníficamente expuestas con el pequeño giro que pega la trama una vez Kris empieza a trabajar en Macy’s. Allí será fiel a sí mismo y al espíritu navideño, como no puede ser de otra forma, ya que esto no es negociable. Así, hará de sí mismo, lo que no encajará bien con los tópicos mercantiles y del comercio en esas fechas, ya que mandará a los clientes, sin complejo ni preocupación alguna, a otros centros comerciales, competencia directa de Macy’s, que tienen los productos que faltan allí… Es decir, ejemplificando la esencia navideña de generosidad e ilusión. Una sensacional idea, transgresora en su realismo.







Esto, como es lógico, perturbará al encargado, pero que viendo las reacciones de la gente, que lo ven como un acto positivo y por tanto lo agradecen, quedará desconcertado sin saber si censurar o alabar a Kris, con lo que pasará la cuestión a instancias superiores. Thelma Ritter y su hijo serán los protagonistas del pistoletazo de salida de esta cadena solidaria.

La generosidad y el altruismo por encima del comercio, sin que sean excluyentes y como manifestación de unos valores siempre positivos. Una aparente paradoja que no tiene porqué serlo. La tienda del buen corazón, una generosidad aceptada porque da beneficios.




De hecho, todos los comercios seguirán el modelo ejemplarizante de Macy’s, haciéndose la competencia  por la generosidad, una buena competencia. Todos quieren ser los más generosos. Incluso lo serán con el bueno de Kris.

La primera vez que la cordura de Kris sea puesta en cuestión será con un gran movimiento de cámara, un travelling con panorámica que sigue a la escéptica Doris y al encargado (Philip Tongue). De hecho, es ella la principal, aunque moderada, instigadora de la idea de la locura de ese entrañable Papá Noel. Aquí también se mencionará a los Reyes Magos, en un estupendo guiño.



Desgraciadamente nos perdemos el momento en el que Kris acepta el trabajo, algo que resulta confuso, ya que en su presentación él parece negarse inicialmente a participar en el desfile pero acaba accediendo no solo a él, sino como reclamo de un centro comercial.

Otro travelling virtuoso seguirá a Doris y el doctor que recomienda que Kris viva con alguien cercano, lo que llevará a unos estupendos momentos de humor blanco, con los intentos del encargado, el señor Shellhammer (Philip Tonge), de convencer a su mujer (Lela Bliss) para que Kris viva con ellos emborrachándola. El personaje del encargado es encantador.



La cena de Kris con Doris, Susan y el abogado Fred (John Payne), cambiará ese plan previsto, donde el humor y el tema de la imaginación vuelven a resultar vinculantes. Una escena donde Kris resquebraja las barreras de Susan, incitándola a usar la imaginación. Vivirá con el abogado y cerca de Susan (Natalie Wood).

-Kris: ¿Tú sabes lo que es la imaginación?

-Susan: Pues claro. Consiste en ver cosas que no existen en la realidad.

-Kris: Bueno, eso también puede ocurrir por otros motivos.

La verdad de la magia, la magia verdadera.

-La clave del éxito de esta sensacional cinta, está en la concepción realista de la magia, en la descripción que hace de la Navidad, su magia y sus valores, desde el realismo, sin recurrir a soluciones fantásticas o escapistas. Así, la perfecta integración de un Papá Noel verdadero en el funcionamiento de la Navidad tal y como la conocemos, sin ningún tipo de artificio, con los padres haciendo su labor, comprando regalos y transmitiendo y sirviendo a ese espíritu que representa el orondo y encantador hombre barbado que nos visita en esas fechas, es una genialidad absoluta y da una fuerza al conjunto absolutamente indiscutible y incontestable.

-El contraste entre realidad y magia, la duda razonable sobre quién es ese peculiar personaje que dice ser el verdadero Papá Noel, la posibilidad de que sea cierto y lograr dar la sensación de ello sin recurrir a la fantasía, que el espectador sienta que es posible que ese señor sea Papá Noel desde el realismo, es una de las cosas que hacen mágica a esta película, que la hacen funcionar tan bien. Su columna vertebral narrativa.

-El primer encuentro entre la realista niña Susan y la personificación de la magia que es Kris (Edmund Gwenn), Papá Noel, será el comienzo de la lucha de estas dos posturas enfrentadas. Kris se tomará como algo personal hacer que crean en él, que sepulten sus prejuicios. Lo mismo pretenderá el abogado Fred. Esta escena es clave y deja detalles sensacionales, será donde Doris confirme su decepcionante pasado amoroso que la hizo recelar de toda ilusión y fantasía, y al mismo tiempo Seaton describirá la esencia infantil, cuando Susan abandone a la adulta pareja para saciar su curiosidad con ese Papá Noel tan majo y creíble al que vio antes.



Si quiero algo me lo comprará mi madre, si es razonable y no es muy caro, claro”.

Ese momento observado por la niña, donde Kris se pone a hablar holandés con una joven extranjera que no domina el inglés, fascina a la escéptica niña y le genera las primeras dudas ante las aseveraciones de su madre, a la par que emociona a la madre de la chiquilla que está recibiendo las atenciones de tan ilustre personaje adorado por todos los niños. Doris, la madre de Susan, será más dura.


Y yo hablo francés y no por eso soy Juana de Arco”.

 “Tan viejo como mi lengua y un poquito más viejo que mis dientes”. Memorable la ficha del bueno de Kris Kringle.

-Con esta misma idea que fusiona magia y realidad de una manera tan natural como sorprendente, tendremos la reacción del jefe de los grandes almacenes, Macy’s, que modificará su política viendo la aceptación que el comportamiento de Kris está teniendo. De esta manera el consumismo y los grandes almacenes salen ganando, es bueno para su negocio, pero compaginado a la perfección con la esencia de la magia y valores navideños, donde un simple gesto de altruismo y generosidad de Papá Noel hace que ese mismo valor se extienda más allá del centro comercial.





Doris (Maureen O' Hara) se sorprenderá con la reacción de su jefe, pero el encargado quedará satisfecho, al fin y al cabo fue decisión suya consultarle. Un éxito halagado por todos.

-La cordura de Kris será puesta en duda durante casi toda la narración, un ejemplo más de esa concepción realista que tiene la cinta, donde si alguien nos dijera que es Papá Noel en la actualidad también le tomaríamos por loco, algo perfectamente consecuente y actual.

-Los realistas, los descreídos, intentarán huir de cualquier atisbo que insinúe contradecir sus afirmaciones, pero las circunstancias les llevan de manera irremediable hacia la magia. Una gran idea de guión. Kris se identifica con la Navidad, lo verbaliza en varias ocasiones, y hace hincapié en las nuevas tendencias, la pérdida de los valores navideños en este nuevo siglo.

Llevaba 50 años, cada vez más preocupado por la Navidad. Estamos tan ocupados intentando aplastar a los demás y haciendo que todo vaya más deprisa y que esté más brillante y que cueste menos, que la Navidad y yo nos sentimos perdidos”.

La Navidad no es sólo un día, es una actitud, y eso es lo que está cambiando”.

-La reacción de Kris cuando le piden que pase un examen psicológico, acostumbrado a que le tomen por loco, es de un humor blanco extraordinario. De nuevo la fusión perfecta de realismo con esencia mágica. En “De ilusión también se vive” la magia nunca actúa, sólo sugiere.

-Encerrar a Kris en una residencia es el mejor ejemplo de ese escapismo o temor de los “realistas” de la película. Es como un clavo ardiendo al que agarrarse para no tener ilusiones que puedan llevar a la decepción, el miedo a la decepción.



-Es una idea de guión sencillamente magistral, que en este juego entre realidad y ficción, entre realistas e idealistas, el villano de la función sea un pseudo psiquiatra. Su primer encuentro, donde es Kris el que acaba analizando al supuesto psicoanalista, es muy simpático y divertido. Un hombre que tiene un tic nervioso, pellizcarse la ceja, exactamente igual que el de su secretaria, y al que Kris diagnostica tensión familiar acertando de pleno.

El personaje del señor Sawyer (Porter Hall), el pseudo psicoanalista, es digno de estudio, una especie de Mr. Scrooge neurótico que es pura maldad, envidia y aires de grandeza. Sus diagnósticos, siempre negativos, tendrán un glorioso momento en forma de diálogo con Kris y el entrañable chavalote Alfred (Alvin Greenman).



Sólo que odio a mi padre. Yo no lo sabía, pero él dice que sí”.

Por este motivo, el demencial diagnóstico a Alfred, será la única vez que veamos a Kris enfadado y lleno de ira, hasta llegar a la agresión con su imprescindible bastón, algo plenamente coherente como el defensor de la infancia y su espíritu que es. Complejos de culpa de la infancia y uso torticero de Freud… Casi nada. También es cierto que vimos a Kris ofendido al inicio de la cinta, con su representación borracha en el desfile. No extraña, Sawyer es un auténtico villano, manipulador y retorcido, incluso fingirá para exagerar la agresión… ¡Es malísimo!







-Más realismo y sugerencia mágica. Dos supuestos médicos diagnosticando a Kris. Parecen coincidir en que está loco, algo que se descubrirá como un error, pero sólo el analista desquiciado y villano de la función verá a Kris peligroso y violento, por lo que recomienda su encierro. Tiene narices ver violento y peligroso a ese entrañable viejecillo.



-Kris enseñará a fingir e imaginar a Susan, contraviniendo las ideas de la madre y sus adoctrinamientos y en plena coherencia con la tesis de la cinta, ese conflicto entre la realidad y lo fantástico. Santa Claus “malcriando" a la niña, cada vez más fascinada con las imágenes recurrentes que le sugiere esa increíble persona.

En la presentación de Kris no se aprecia locura en ningún momento, es más, salvo por el prejuicio que supone su identidad, en ningún momento se observa locura en él. Incluso sabe guardar su coartada y su identidad en muchos momentos cuando es necesario.

-El gran reto para Kris, que pretende que tanto Susan como Doris crean en él, será conseguir una bonita casa para la pequeña, que es el regalo que ansía ocultamente y que confesará al venerable anciano. La pequeña vinculará al éxito de la empresa su creencia… Es decir, a los hechos. Su gesto haciendo un globo con el chicle y luego guardándolo para aprovecharlo al día siguiente, escenifica la dualidad en la que se mece Susan, responsable y sensata como su madre, pero con deseos juguetones como le propone Kris Kringle







-Que el fiscal ceda ante la sonrisa de su propio hijo reconociendo la existencia de Santa Claus es un momento brillante que escenifica a la perfección esa fusión de realismo, fantasía e ilusión. Habrá más extraordinarios ejemplos de esto durante el juicio, por ejemplo con la declaración del dueño de Macy’s, que antes de contestar examinará los pros y los contras para su negocio, declarando finalmente a favor de Kris en un punto nada complaciente, realista, donde la magia va ligada al beneficio económico. Es decir, la motivación del señor Macy (Harry Antrim) no es romántica o idealista, o al menos no en exclusiva.



-Una de las cimas de esta concepción realista de la magia, la tenemos con la carta de Susan a Kris y la reacción del departamento de correos de Nueva York. Personalmente me angustié un poco al ver que el cartero que da la idea de mandar todas las cartas al juzgado tiraba la de Susan como una más, pero Seaton me calma enseguida, en la escena siguiente, cuando vemos a Kris leyendo la carta de la pequeña. El añadido final de Doris en dicha carta es muy bonito.






-El fiscal saliendo a la carrera para comprar el casco que su hijo pidió a Papá Noel, al propio Kris en el juicio, es un ejemplo más de esa fusión de la magia y la realidad. Concepción realista del milagro navideño.


-La presencia del bastón de Kris en la casa de los sueños de Susan, es la rúbrica perfecta a este aspecto que desarrollo, el clímax ideal, creando la ambigüedad justa que mezcla magia y realismo, fantasía y voluntad individual. Una maravilla.




 





2 comentarios:

  1. Calorcito en el alma. Ilusión.
    Y esperanza.
    Recuperar la fe para decir: "y si…"
    Gracias Sambo

    ResponderEliminar