martes, 26 de mayo de 2015

Crítica: LA TORRE DE LOS SIETE JOROBADOS (1944)

EDGAR NEVILLE













Magnífica joya del gran Edgar Neville, uno de los grandes de nuestro cine, también menospreciado e infravalorado por nosotros, para ser fieles a nuestra tradición, que es sin duda, a parte de un extraordinario director, uno de los mejores retratistas de Madrid y de la época que le tocó vivir. 

Esta película que nos ocupa, única en su género, la podríamos definir como casticismo expresionista madrileño. Ahí queda eso.

Aquí nos entrega una extraña, sugerente y tremendamente divertida película que mezcla mitología, fantasía, ciudades subterráneas, venganzas de ultratumba, asociaciones mafiosas, delictivas y asesinas de jorobados, fantasmas, aventura detectivesca… en 80 minutos. Una película insólita y sorprendente para deleite de todo cinéfilo.



Neville adapta la novela de Emilio Carrere y Jesús de Aragón y Soldado, “El Julio Verne español”, de forma fresca, divertida y manejando a la perfección los variados tonos que en la película se suceden, desde la comedia al suspense detectivesco llegando a momentos de terror gótico incluso. Una película con dos fases bien diferenciadas, la primera de ellas, rica en elementos cómicos, con la fase detectivesca y fantástica, donde el protagonista descubrirá una ciudad subterránea creada por los judíos para ocultarse. La segunda es la que tiene lugar en dicha ciudad comandada por un grupo de pérfidos jorobados, al menos algunos, y donde la historia se vuelve oscura y lindante con el terror gótico y el thriller.

El fantasma del doctor Robinson de Mantua (Félix de Pomés) contacta con un joven ingenuo y apurado de dinero para que le ayude a descubrir a sus asesinos y proteja a su sobrina.

Durante los títulos de crédito se marca una sensacional atmósfera fantasmagórica y surrealista con la niebla, la noche, misteriosos paseos por los callejones madrileños y jorobados violinistas que se ponen a tocar ante nadie…


Neville retrata el Madrid castizo en esta primera parte, sus calles, sus vecinos, sus bares… Un Madrid poco glamouroso. En uno de esos garitos se nos presentará a buena parte de los personajes importantes de la película, la “Bella Medusa” (Manolita Morán), artista de variedades que nos cantará canciones castizas madrileñas ambientadas en Chamberí sobre supersticiosas a las que poner un piso con piano y ascensor; el inocente Basilio (Antonio Casal), que será nuestro protagonista; varios de los jorobados y el propio espectro del doctor Mantua… Un gran retrato de época con sombreros de copa.





El retrato del casticismo es sutil, por ejemplo en los porteros del edificio donde vive Inés, la sobrina del doctor Robinson de Mantua, sus cotilleos y chismorreos ocasionales.




La cara de pánfilo del pobre Basilio, protagonista de nuestra historia, absolutamente embelesado con la estrafalaria coreografía de esa gran artista que es la “Bella Medusa”, describe al personaje sin necesidad de líneas de guión. Un personaje manejable, débil, poco decidido, apurado económicamente, dominado, que vivirá una aventura que la hará un hombre y le cambiará de forma sutil. Ver a este pobre desgraciado intentando conseguir dinero a la ruleta para poder pagar una cena junto a su novia, la “Bella Medusa”, y su madre, eterna carabina de eterno apetito, deja momentos impagables de comedia. La cena a la que invita a las dos mujeres es francamente divertida.


Antonio Casal está estupendo en la piel de Basilio, ese personaje ingenuo, inocente, educado, formal, pánfilo, cándido, sin maldad, que resulta francamente amoroso. Su comicidad es excepcional, humorísticamente es un triunfo de la cinta. Un personaje tan entrañable como lastimoso.


Los espejos serán el vínculo con el más allá, el doctor Mantua se manifestará y aparecerá ante Basilio a través de ellos. El primero que veremos será en el bar-casino, un espejo gigantesco de cuerpo entero donde el espectro se personificará y observará a Basilio, al que ayudará a conseguir una importante suma de dinero. Un efectivo trato, dinero a cambio de ayuda.



Habrá en la ciudad subterránea uno deformante para ocultar la joroba del doctor Sabatino (Guillermo Marín), es posible que en planos posteriores sí se vea la joroba, pero es lo de menos. Un interesante detalle que también parece impedir la entrada al espíritu de Mantua en esa zona.


Al primero que veremos cruzar ante el gran espejo del bar-casino será, precisamente, a Basilio, perfecta escenificación de que está cruzando a otro mundo, que estará en contacto con él, y que se encamina hacia una íntima aventura de madurez y descubrimiento.

La superstición estará presente en este inicio para acabar convertida en un ridículo sueño. A la canción que cantó la “Bella Medusa” se suman los gestos supersticiosos de Basilio, especialmente para jugar a la ruleta. Se lamentará por ver un gato negro, pasará sus fichas por la joroba de uno de los jorobados, un colmillo como talismán…


Todo en clave de comedia, con personajes oscuros que ahora son tratados de forma cómica para ir tornando en la segunda parte de la película, los jorobados, por ejemplo.

Tras perderlo casi todo con sus habituales manías supersticiosas, la aparición de Mantua le enriquecerá. Es de reseñar que la figura de Félix de Pomés, que interpreta a Robinson de Mantua, un doctor tuerto, es imponente. Tuerto, sinónimo de mala suerte que viene a contradecir de nuevo todas las creencias del bueno de Basilio.

Hay un exceso de subrayados para recalcar el hecho de que al doctor Mantua sólo puede verlo Basilio, con bastante menos queda claro, pero se reiteran comentarios y se añaden personajes para insistir en este aspecto.


Con el pacto con Mantua retomaremos los paseos neblinosos del inicio en los títulos de crédito, donde fusionaremos las dos claves de la cinta, el tenebrismo mágico e inquietante con la comedia. Mantua comentará con asombrosa naturalidad que está muerto, su naturaleza fantasmal, primero al despedirse en esta secuencia y luego al visitar a Basilio en su habitación en la escena más hilarante de la película, pero nuestro protagonista parece no darse por enterado, reaccionando como si nada… Es tronchante.

-Robinson de Mantua: No se asuste, es una vieja herida, la que causó mi muerte.

-Basilio: ¿Ah sí? Pues buenas noches, a su disposición. Adiós.

Neville introduce los elementos fantásticos o intrigantes con una naturalidad tan sorprendente y sencilla como desconcertante. Así, aparte de las apariciones de Mantua, dedicará su tiempo a los jorobados, que van apareciendo ocasionalmente para puntualizar escenas, extraños y risueños observadores de nuestro protagonista.

El otro gran personaje de la historia es la sobrina del doctor Mantua, Inés, encarnada por Isabel de Pomés, hija de Félix de Pomés, que como he comentado interpreta al propio doctor Robinson de Mantua. Todo queda en familia.


La escena donde Basilio acepta la misión de proteger a Inés y descubrir a los asesinos de su tío es la más divertida e hilarante de la película. El momento donde aparece el espectro de Napoleón, al que citaron en otro piso, en el cuarto de Basilio, siempre a través de un espejo, es tronchante, especialmente por el desconcierto de nuestro protagonista, que hasta el final no parece asumir lo que ha ocurrido. Sensacional escena.



Es verdad que “La torre de los siete jorobados” tiene limitaciones y ciertos defectos, desde los excesos de subrayados innecesarios, nada raros en la época, a cuestiones técnicas de dirección, como en el montaje, desastrado a veces, el sonido, la fotografía, que en ocasiones oculta los rostros en exceso sin motivo, o algunas interpretaciones, limitadas, así como un apresurado final que ya comentaré, pero nada logra enturbiar en lo más mínimo el encanto de una propuesta excepcional, sobre todo en nuestro cine.

En este sentido hay ciertas fisuras dramáticas en la relación entre Basilio e Inés, que hará olvidar a la “Bella Medusa”, evidentemente, porque la repentina confianza de esa chica con la historia que trae el atolondrado muchacho resulta poco creíble. Más allá de una leve queja desconcertada es pura amabilidad, comprensión y disposición. Basilio además es mal mentiroso, fingirá ser un gran aficionado a la arqueología, como Indiana Jones, vamos. Una pista encontrada en el estudio del profesor iniciará la investigación de Basilio. Un jeroglífico.

También hay defectos en la puesta en escena, que resulta forzada o artificiosa en algunos momentos. Un ejemplo, el experto en jeroglíficos, que para resolver el que le presenta Basilio tiene, precisamente, al lado el libro adecuado que le hace falta para tal labor…

Esta noche en la torre de los siete jorobados”.

Hay un poco o un mucho de kafkiano en “La torre de los siete jorobados”, algo que se hace muy patente en la escena en el archivo donde Basilio va a entrevistarse con un experto en jeroglíficos, donde el casticismo y el caos burocrático lucen en todo su esplendor con esas gentes que discuten sin parar sin que entendamos nada y con la asistencia perpleja del protagonista y de nosotros mismos.



Robinson de Mantua murió a la vez que su socio, don Zacarías, desaparecía misteriosamente.

A partir de aquí el relato se convierte en trama detectivesca pura y dura, con pistas, investigaciones, registros y descubrimientos para nuestro deleite. Unos jorobados hipnotizadores, el robo de unos documentos y Basilio siguiendo el rastro hasta la Plaza de la Paja y la Calle de la Morería, castizos emplazamientos de la capital, donde encontrará el mismo jeroglífico pintado en una pared, una misteriosa y abandonada casa. Es aquí donde, por primera vez, uno de los jorobados nos resulta especialmente inquietante, es el inquisitivo doctor Sabatino, que descubriremos como líder de la banda de jorobados.






Narrativamente la aparición del jefe de policía sobra, no aporta nada, aunque su desaparición resulta un gran momento, tan sólo es útil para informar de un caso sobre tráfico de billetes falsos que descubriremos también relacionado con la banda de jorobados… Una arista en la trama que podría haberse ahorrado tranquilamente.

Nada explica la tardanza de Basilio en acudir a su cita con Inés, sólo le vemos ir a la Plaza de la Paja, que no está lejos de la casa de la muchacha… Esa tardanza posibilita el secuestro de la sobrina de Mantua, por lo que resulta un truco de guión poco elaborado.




El expresionismo comienza a hacerse con las riendas. Las sombras, la noche, la escena de la hipnosis a Inés para raptarla, el robo, la investigación de Basilio junto al agente de policía… Una atmósfera estilo “Nosferatu” (F. W. Murnau, 1922) sobrevolándolo todo. En este momento, en plena y sugerente noche, descubriremos el sentido del jorobado violinista que nos extraño en los títulos de crédito, una contraseña para acceder a la abandonada casa donde Basilio encontró pintado el jeroglífico. Su desaparición e imperiosa necesidad de encontrarle aumenta el interés de la película en esta segunda parte, dando inicio a una sucesión de descubrimientos apasionantes.



Baúles que ocultan pasadizos, estancias desastradas, catacumbas gigantescas, sombras y expresionismo, escenarios kafkianos de pesadilla, como la escalera en espiral que se hunde en las profundidades, puertas ocultas, pasadizos secretos que llevan a la casa del doctor Mantua, una ciudad que había permanecido oculta, creada por los judíos para protegerse de su expulsión, sepultada por un accidente ferroviario y que puede albergar oro… Tenemos de todo.






Esta parte es casi hipnótica, sin palabras, sugerente y sugestiva, sensacional a nivel visual y de atmósfera, como entrar en un mundo de fantasía, quizá el de “Blancanieves y los 7 jorobados”… Una perversión a los cuentos.



Aquí encontraremos a Zacarías (Antonio Riquelme), el socio y amigo del doctor Robinson de Mantua, un tanto loco, desorientado, cantando canciones infantiles, de nuevo el cuento a la cabeza, y obsesionado con su trabajo. Un inocente confesor. Del mismo modo el jorobado Sabatino mostrará toda su maldad detrás de las buenas maneras. Su interpretación en el cambio de rostro es muy expresionista también. Él dará una tercera versión a la muerte de Mantua, para sospechas de nuestro ingenuo detective, Basilio.



Freaks” (Tod Browning, 1932), con la monstruosidad y la deformidad ligándose a la maldad, la atmósfera gótica de "Drácula" (1931) con su Igor y la chica reducida a su voluntad, es decir, el terror muy en la línea de Tod Browning es fácil que también venga a la cabeza. La estética en las catacumbas, además de expresionista, será tenebrista y truculenta, con esqueletos presidiendo algunas estancias.




Lejos de ser siete, vemos salir jorobados por todas partes, a cascoporro, con un líder maquiavélico, Sabatino, pero una sociedad que Neville presenta alejada del maniqueísmo, con jorobados bondadosos o positivos, como el desventurado Malato, que perecerá por hablar de más, como el detective que acompañó a Basilio hasta allí.


El intento de asesinato de la hipnotizada Inés a nuestro protagonista y la persecución por las catacumbas a ambos, dispara la acción y el suspense en la parte final. Grandes escenas y soberbios decorados.


El final es uno de los mayores defectos del film. La buscada ambigüedad entre la ensoñación pesadillesca y la realidad no funciona por la cantidad de cabos sueltos y una conclusión apresurada, donde los jorobados lograrán ocultar la ciudad secreta y Basilio, al menos, parece quedarse con la chica, con Inés. Nadie creerá su versión, incluso Inés manifestará sus recuerdos, producto de la hipnosis, como una ensoñación, pero nuestro protagonista tiene fácil demostrar su aventura o hacerla creíble. ¿Por qué nadie se acuerda del agente desaparecido que acompañó a Basilio? ¿Por qué no pregunta al ama de llaves para que confirme su versión, ya que como él vio que Inés había desaparecido?



No sé. Tal vez… Tal vez sea esto lo único que recuerdo… algo… como un sueño”.






Un clásico de nuestro cine, perfecta definición de película de culto, que aunque con algún defectillo sin importancia y ante los que hay que ser indulgente, satisfará a todos los grandes cinéfilos, especialmente los que gusten de nuestros clásicos. Final con lagunas, pero gratamente inconcluso. Una pequeña joya. Puro encanto. Recomendada.




2 comentarios:

  1. La joya q prometiste!!\
    Desconocía totalmente la peli, pero me parece muy interesante, gracias a tu detalladídsimo comentario.\
    Tienen un no sé qué estas pelis en B/N y m encanta ver cómo en nuestro cine hay historia y cintas honrosas y destacable!!\
    Muchas gracias por tu trabajo, y por la atención a las imágenes, marca de la casa.\
    Muy entretenida la lectura. A mi saco de pendientes. Gracias de nuevo!!\
    Bss

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    1. Muchísimas gracias Reina, es muy interesante. Una joya sorprendentes. No te la pierdas.

      Un beso.

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