sábado, 17 de septiembre de 2016

Crítica: LA PEQUEÑA TIENDA DE LOS HORRORES (1986)

FRANK OZ










Vi este remake musical mucho antes que la original y siempre recordaré la célebre escena con Bill Murray haciendo de masoquista que visita al dentista. Es una escena que despertó carcajadas en mi infancia, y eso es imposible de olvidar. Siempre recordaré esta escena, incluso la he visto suelta porque me encanta. Ese sádico dentista que encuentra su némesis en ese masoquista que disfruta como un enano con los dolores y torturas que recibe. Es una secuencia hilarante y antológica. Bill Murray está, como es costumbre, sencillamente sublime, recibiendo una excelente contrarréplica de Steve Martin. Los gestos orgásmicos de Murray al ver el instrumental y cuando Martin se lanza hacia su boca con desenfreno son inolvidables.



Pequeña joya remake de la original película de Roger Corman de 1960, reinventándola y convirtiéndola en un musical, que por otra parte ya se representaba en Broadway.

Surrealista, alocada, disparatada, con estética de comic, se disfruta desde que empieza hasta que acaba, con una música vitalista y que contagia optimismo, una banda sonora extraordinaria que consigue algo extraño, y es que un musical sin apenas coreografías no canse, pero sí entusiasme y divierta.


Una extraña planta surgida de un eclipse salva de la ruina a una pobre floristería de suburbio. Una planta que repentinamente comenzará a hablar y a pedir sangre humana a su dueño, Seymour, que vive enamorado de su compañera Audrey, maltratada por un sádico novio dentista.


Los personajes son clichés, pero en su caricaturesco retrato funcionan a la perfección, logrando que sus relaciones y conflictos resulten de una eficacia extraordinaria. El timorato Seymour Krelborn (Rick Moranis), enamorado de la voluptuosa, romántica y sensible Audrey (Ellen Green), que vive atemorizada por su macarra, machista y psicópata novio, el desfasado dentista Orin Scrivello, interpretado por Steve Martin… Mención aparte merece la planta carnívora, Audrey II (Levi Stubbs, que pone la voz), que es un personaje absolutamente extraordinario, manipulador, seductor, ambicioso, insaciable, lascivo y francamente malvado. Audrey II es verdaderamente tronchante. Una mefistofélica planta que prometerá todo a Seymour a cambio de sangre humana fresca. O cuerpos, ya puestos. Un estratosférico villano.



Escenas realmente divertidas y conseguidas (la mencionada visita de Bill Murray al dentista es de antología, un papel que en la de Corman interpretó Jack Nicholson en una de sus primeras apariciones en la gran pantalla) y unas interpretaciones en algunos casos insuperables (impagables los pequeños papeles del propio Murray o de Steve Martin, sin desmerecer a los protagonistas, como Rick Moranis o Ellen Green) son sólo algunas de sus virtudes.




La pobre Audrey recibe palizas puntuales de Orin, porque según él tiene que mantenerla a raya, y ella no se atreve a denunciarle, encontrando en Seymour todo lo que busca, sin que ninguno se atreva a dar el paso por miedo al rechazo y compromisos adquiridos. Desde la puesta en escena la veremos en muchas ocasiones ocultar su rostro o colocarse tras elementos del decorado (cristales, por ejemplo) incidiendo en esa vida clandestina y sufrida que soporta con extenuante sacrificio y vergüenza. Complejo de inferioridad y perfecto retrato de la mujer maltratada, tema de plena actualidad.




Seymour es la pura torpeza e incompetencia, un pazguato, un pusilánime incapaz de actuar, pero que despierta todos los instintos protectores y maternales en Audrey. Ambos personajes, débiles, se sienten atraídos y se comprenden a la perfección, se identifican el uno con el otro y defienden sensiblemente.


Es divertido oír a Audrey, que posee un bestial complejo de inferioridad, diagnosticar complejo de inferioridad, precisamente, a Seymour… que efectivamente también lo tiene. También es divertido oírla por ese deje tan característico de la actriz, Ellen Green.
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En su evolución, Audrey pasará de madre a novia y amante, de la ternura al amor pasional, mientras que Seymour se convertirá en alguien decidido y que tendrá que actuar para conquistarla y alejarla del maníaco de Orin.

Para ello, la malvada planta será clave, ya que sacará determinados aspectos de la personalidad de Seymour que permanecían ocultos, atenuados, adormecidos, lo que es un punto a favor de la planta, aunque lo hiciera en beneficio propio.



De aquí podríamos extraer, que teniendo en cuenta la repentina aparición de la planta, Audrey II no es más que una personificación y creación de la psique de Seymour, el medio para sacar toda esa rabia y frustración, para conducir, focalizar y expresar todo eso que permanece oculto, que no se atreve a mostrar, esa parte de su carácter que reprime. Es por ello llamativo que la llame como a su adorada enamorada.


Cuando esos instintos se desmadren no le quedará más remedio que deshacerse de la planta, que amenazaba con engullirlo a él mismo. Una planta que es justo lo opuesto a Seymour, descarada, macarra, gamberra, lasciva, sin escrúpulos… Una vez Seymour es capaz de actuar y dar la cara, de mostrar firmeza de carácter, Audrey II, esa carismática planta carnívora, no tendrá sentido. Por fortuna no se verá obligado a matar a Orin, sino que éste morirá en un afortunado (para Seymour) accidente con su gas de la risa.





Steve Martin se lo pasa en grande con su encarnación de sádico dentista. Su chupa de cuero, su tupé, sus ademanes rockero-macarras, definen un personaje extraordinario. El actor está francamente hilarante y tronchante, con esas miradas y juegos a cámara y esa cara de disfrute en sus tropelías sádicas.







Encantadora toda ella, con unos decorados que recuerdan al cine clásico, también a la serie B, y una historia de perdedores y de reivindicación del individuo que no hacen sino enriquecer el conjunto. Unos decorados fantásticos recreando varias calles de ese barrio. Un buscado artificio perfectamente coherente con su esencia de musical, donde tendremos incluso narradoras cantarinas, como esas tres chicas que presentan la película y advierten de la venida de la famosa planta cantando “Little Shop Of Horrors”. Tres chicas que aparecerán durante casi todos los temas de la película de forma protagónica o haciendo coros. “Skid Row”, con la descripción de ese deprimente barrio suburbial es un nuevo ejemplo. “Some Fun Now”, un estupendo tema, servirá de transición en el crecimiento de Audrey II con nuestras tres amigas cantantes. “The Meek Shall Inherit”, será otro breve interludio.






Las canciones sirven tanto para desarrollar a los personajes como para que expongan sus ocultos sentimientos y dramas. La mencionada “Skid Row” es un primer ejemplo, pero hay muchos más. “Somewhere That’s Green” describe los sentimientos de Audrey, sus miedos a dejar a su novio, la conciencia de cómo es, sus afinidades hacia Seymour y sus sueños de tener una casa con jardín. “Dentist!” es la memorable e impagable presentación del personaje interpretado por Steve Martin. Muy bonita, realmente magnífica, es “Suddenly, Seymour”, donde el bueno de Seymour se declara. “Mean Green Mother From Outerspace”, un estupendo Rock, con la planta reivindicándose ante Seymour en el psicodélico clímax...




Hay temas realmente buenos en una onda Opera-Rock que merecen mucho la pena. Los actores están más que competentes en sus labores vocales, además. Especialmente una Ellen Green que se sale, por ejemplo en esa maravillosa "Suddenly, Seymour". También temas narrativos, como ese “Da-Doo” que nos enseña como descubrió Seymour la planta. “Grow For Me” hace coros al momento donde Seymour descubre la pasión sangrienta de su planta. “Feed Me (Git It)” será la canción con la que Audrey II hable (y cante) por primera vez… un estupendo tema Rock. “Suppertime” supone la complicidad de Seymour con la planta, que se zampa a su jefe, que pretendía chantajearle. Luego sonará morbosamente, al estilo manga, con esa planta intentado meter mano a Audrey… y comérsela.





No puedo dejar de mencionar los efectos especiales, con esa planta carnívora, que es un personaje realmente insuperable y a reivindicar. Un trabajo excelso. El crecimiento de la planta es espléndido y se puede leer en sus labios tranquilamente (es verdad que la explosión final es muy cutre, pero se lo pasaremos). Una maravilla. Sencillamente deliciosa. La podríamos considerar un antecedente a la comedia negra musical que hizo Tim Burton en “Sweeney Todd” (2007). Aunque aquella se estrenara antes en Broadway.




El final previsto fue censurado o rechazado. Se quería que la extraterrestre planta acabara tanto con Audrey como con Seymour. Luego se comercializaría por todas las casas del mundo, para así destruir ciudades y devorar a la humanidad. Un final un tanto tétrico y apocalíptico.



Podemos disfrutar de la presencia de John Candy, un habitual en muchas comedias ochenteras, como locutor de radio. Y James Belushi, interrumpiendo divertidamente una canción. Vincent Gardenia, apellido floral también, está magnífico como jefe de Rick Moranis.



Frank Oz deja una estupenda realización, con planos cuidados y largos y un acierto en su artificio. Gran ritmo e inmejorable estética.





A los que no les guste el musical pueden tener ciertas reticencias, pero lo cierto es que las canciones no molestan, entre otras cosas porque la mayoría son muy buenas. Es verdad que en ocasiones se acumulan muy seguidas, pero es un mal menor que no impide su disfrute.








Una comedia (y también drama, ciencia ficción, romántica, musical, terror…) muy divertida, basada en la película de Corman y el musical de Howard Ashman con canciones de Miles Goodman; con ocurrencias extraordinarias en diálogos y situaciones, muchos de los cuales ya aparecían en la original de Corman, pero que aquí van un poco más allá. Una inmejorable opción para los amantes del musical (o no), un pequeño clásico ochentero.






2 comentarios:

  1. comorrrrrrr un 4??????jajajaja,no en serio,se lo merece.....yo como tu,siempre me acuerdo de bill murray y lo que no me acordaba es de la cantidad de caras conocidas que participaban en la pelicula.....tengo que volver a verla porque desde pequeño no la he vuelto a ver......despues de tanto tiempo sigues pensando que watchmen sigue siendo mala???creo que siempre sera mi pelicula preferida de superheroes...,,,,,,,te lo digo porque te iba a retar con una reseña de esta pelicula pero he visto que hiciste una muy brebe hace años.....lastima sobre todo una version de 3 horas y pico que salio en suelo gringo y habria que analizarla mas detenidamente.........saludos amigo

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    1. Siempre es un placer recibirte, Metaleros! Sí, se lo merece, cumple a la perfección con lo que pretende y es complicado atacarla en errores jejeje.

      No me parece mala WATCHMEN! Sí creo que está sobrevalorada, tiene indudables virtudes, pero hay algo que encaja mal en la adaptación con esos diálogos filosóficos algo pedantes, que seguramente funcionarán mejor en la novela gráfica. Snyder no es un director que me convenza, y me lo ha confirmado muchas veces...

      Me interesa esa versión que dices de 3 horas.

      Un saludo, crack.

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