martes, 5 de noviembre de 2013

Crítica: PACIFIC RIM (2013) -Parte 2/3-

GUILLERMO DEL TORO











El artesano autor.

-Del Toro tiene rasgos perfectamente reconocibles, un toque autoral, y aunque no pueda considerársele un autor mayúsculo tiene sus constantes que logran que su cine tenga un estilo propio bien definido. Así su gran labor artesanal, su gran virtud, siempre tendrá esos detalles estéticos y conceptuales que dan un toque personal y que en ocasiones, como la actual, trascienden el mero entretenimiento, aunque esa sea la esencia de la película. Esa labor artesanal queda magníficamente ejemplificada en su talento para las presentaciones, perfectas para este tipo de cintas. Ya vimos cómo lo hizo con los dos hermanos y su preparación para el primer combate y lo volveremos a ver con la chica oriental del paraguas, Mako Mori (Rinko Kikuchi). De igual forma será brillante la presentación del mundo Jaeger, de lo que queda de él, los cuatro que restan, las miradas desafiantes, las rivalidades, los gestos chulescos y varoniles marcando territorio, la naturalidad, como ese cochecito que casi atropella a Raleigh, las explicaciones técnicas sobre los Jaeger, su presencia…




-Del Toro sabe lo que hace, comenté varias presentaciones muy notables desde lo visual, hará lo propio con otros personajes, por ejemplo el que interpreta Ron Perlman, Hannibal Chau, al cual dotará de peculiaridades en el vestuario y su look para hacerlo carismático, al estilo Leone o Tarantino, sus gafas, sus zapatos, el ojo perdido… le dan el sello especial.


-Uno de esos rasgos de autor, tic de tono que siempre encontramos en el cine de del Toro, lo tenemos en los momentos de humor, aquí lo tendremos a dos bandas aunque se unificarán. Los dos científicos que discuten sobre sus teorías, el doctor Gottlieb (Burn Gorman) y el doctor Geiszler (Charlie Day), también hay rivalidad en la ciencia, y toda la trama con Hannibal Chau (Ron Perlman), donde además podremos disfrutar de la aportación de Santiago Segura.


-Otro de los rasgos habituales del cine de del Toro, este a nivel estético, es la utilización de lo orgánico, en muchas ocasiones junto a lo metálico, aquí veremos cerebros, viscosidades y entrañas Kaijus de colores divertidos para aburrir, algo que recuerda a la estética de sus “Hellboy” (2004 y 2008), estilo cómic. Esto está muy bien mostrado durante toda la cinta. Veremos restos Kaijus en ciudades, el primitivismo mezclándose también con la modernidad.




-En general, como comento, no hay grandes rasgos de autor reseñables, ni estilísticos, algo bastante habitual y lógico en cintas de este tipo, aunque estará presente en la trama la comunicación entre dos mundos y la unión entre realidad y fantasía que vertebra buena parte de las historias de Guillermo del Toro, en realidad de todas.


La frecuencia de los ataques ha aumentado con lo que el plan a seguir será lanzar una bomba a la brecha. Llegados a este punto el espectador ya se habría preguntado por qué demonios no lo habían hecho antes, ir a la raíz del problema si estaba localizada, sería el plan lógico, y no 12 años después, aunque la explicación llegará pronto, ya se intentó y fue un fracaso, nada puede atravesarla…salvo los Kaijus. El caso es que ahora que podemos ver en primera persona los sucesos tendrán a bien acometer de nuevo el plan.


Además del plan del ataque a la brecha otro de los científicos plantea una opción alternativa, usar un cerebro Kaiju para que apliquen la misma técnica que fusiona las mentes de los pilotos de Jaeger, para así poder conocerlos mejor, ver de donde provienen y descubrir sus secretos.

La misión militar para bombardear la brecha nos remite de forma directa a Star Wars, como explicaré más adelante.



Hay que comentar que Rinko Kikuchi no hace una interpretación memorable precisamente, pero la forma que tiene de mirar al protagonista deja pocas dudas, lo mira como si fuera a entregarse a él allí mismo y en ese preciso momento… si se lo pidiera. Ella busca un compañero y venganza, pero parece ser que nuestro protagonista no se adecúa a sus exigencias.

El dibujo de los personajes va quedando definido, el duro pero en el fondo sensible Mariscal, el díscolo e imprevisible protagonista, que tiene en esa imprevisibilidad su mayor defecto y su mayor virtud y al que se le ve más maduro y hecho, más matizado en el entusiasmo que le vimos en la primera secuencia.


Esta fase la dedicara del Toro a desarrollar las relaciones de los personajes y sus rivalidades, por ejemplo entre el protagonista y el piloto chulito Chuck Hansen (Robert Kazinsky), incluyendo vaciles y enfrentamientos con el Mariscal y la relación entre Mako y Raleigh, que aligerará esta parte cuando les veamos enfrentarse en combate de artes marciales. Una evidente pausa narrativa en la acción que en realidad es todo lo contrario. Del mismo modo se sugiere una misteriosa relación entre la joven Mako y el Mariscal. Además del Toro ira dejando cebos, como la sangre que le sale de la nariz al Mariscal y que insinúa un pasado como piloto de Jaegers. Ella quiere combatir y se da a valer, pero él, que se lo había prometido, no está por la labor de dejarla. Ella demuestra ser un copiloto competente para Raleigh, aunque no piensa que él dé el perfil adecuado. Para Raleigh primará la meritocracia, y a pesar de los traumas infantiles, de su valoración negativa y de que lo venza en el combate, apostará por la chica.






No es obediencia, señor Becket, es respeto”.

Charlie Hunnam, que es posible que de aquí se lance al estrellato, luce músculo cada vez que puede, lo veremos ponerse la camiseta en multitud de ocasiones. Este actor tiene tics parecidos a Matt Damon. También tiene un toque a Mark Wahlberg.





Todos estos conflictos irán evolucionando con buen ritmo narrativo y sin que en ningún momento baje el interés a pesar de que no se entre en el meollo de las escenas espectaculares. Las relaciones y conflictos amenizan la historia con fluidez, con combates como el mencionado entre Mako y Raleigh o la merecida paliza que nuestro protagonista le da al chulito Hansen (Robert Kazinsky). Buenas y contundentes peleas.



Del Toro utiliza numerosos recursos narrativos para desarrollar su historia y mantener su carácter global, el más evidente es el uso de los noticiarios y elementos documentales para informarnos al mismo tiempo que a los personajes de distintos sucesos. Así también usará el montaje muy sincopado con “las derivas”, de donde se rescata mucha información con flashes.

El conflicto científico se resolverá con uno de ellos experimentando por su cuenta con "la deriva" a un Kaiju, concretamente el dicharachero Geiszler, lo que desembocará en una subtrama que explicará el por qué no se logra introducir nada en “La Brecha”.

Resulta extraño que Raleigh no conozca a su compañero hasta el momento cumbre, sobre todo por la necesidad de una buena compatibilidad que deben tener los pilotos… licencias dramáticas.


Uno de los mayores defectos, a priori, que pueden achacarse a la cinta, es la falta de concreción en las motivaciones de esos bicharracos, los Kaijus, del mismo modo que no sabemos muy bien por qué no salen más y más a menudo. No se explica por qué tienen ese afán destructivo si es que hay un motivo, sería un defecto en la historia, aunque por otra parte puede acabar convertido en virtud, huyendo de cualquier coartada o explicación, depurando el enfrentamiento, centrándose en un suceso excepcional para el que no hay explicación sin más.

Raleigh y Mako se probarán, harán “la deriva” pero algo saldrá mal. Licencias oníricas nos llevarán a un recuerdo traumático de la chica, cuando perdió a su familia en un ataque Kaiju y fue rescatada por el Mariscal.

La búsqueda de un cerebro Kaiju de Geiszler nos presenta a Hannibal Chau, nombre que recoge por ser el cartaginés Hannibal su personaje favorito.








El gran aliciente de “Pacific Rim” son sus espectaculares escenas de acción, lo que más recuerda y recordará la gente, pero es necesario destacar que ahí no acaba la cosa. Del Toro no sólo demuestra su talento en los momentos espectaculares, que por supuesto son muy notables, sino también en los íntimos, uno de los mejores ejemplos lo tenemos en la conversación que mantienen Raleigh y el Mariscal Stacker, cuando el segundo marca distancia y corta las confianzas de su subordinado. Casi sentimos como el personaje se agiganta, incluso a través de los encuadres, empequeñeciendo a nuestro protagonista. Todo ello se rubricará con unas gigantescas puertas cerrándose como imagen simbólica de lo anterior, de esa distancia que no debe cruzarse, que debe mantenerse, de ese blindaje que pretende el Mariscal.




Pasada la hora de metraje comienza a lanzarse el que será el duelo final entre Jaegers y Kaijus. La espectacularidad parece volver a hacerse con las riendas, la batalla a coger forma. Todo aumenta el ritmo, la frecuencia de los ataques y el número de Kaijus que los protagonizan, ahora dos a la vez.







Así tendremos una de las escenas más espectaculares, y brillantes, del último cine espectáculo, la batalla marítima entre Kaijus y Jaegers, larguísima y sacándole todo el partido a todos los elementos posibles, con ingenio, efectos especiales virtuosos, destrucción por todos lados, sensación de imprevisibilidad y amenaza, épica y la filosofía de dar un poco más siempre en cada situación… Un auténtico goce y una orgía de destrucción que ejemplifica con meridiana claridad la diferencia entre una buena película de acción de una mala con similares elementos, la diferencia que hay entre “Pacific Rim” y “Transformers” (Michael Bay, 2007) y sus secuelas. Los Kaijus serán momentáneos vencedores, pero falta la intervención de nuestro protagonista y su copiloto.









El mayor problema que plantea esta escena lo tenemos en la primera parte de la misma, en la victoria de los Kaijus sobre los dos primeros Jaeger. Resulta absurdo que teniendo a merced al Jaeger del chulito y su padre, tras acabar con los otros dos, el Kaiju no acabe con él, hay un respeto reverencial en ese momento que deja perplejo. Es evidente que uno de los Jaeger no será destruido porque tendrá que lleva la bomba a “La Brecha”, cuestiones narrativas, pero resulta muy forzado la forma de hacerlo, no consumándose su derrota completa. Tampoco queda muy claro que querían hacer los Hansen con la bengala, ¿asustar al bicho?


 






8 comentarios:

  1. Ron Perlman…le sigo tras impresionarme en El Nombre de la Rosa.
    La japo no derá buena, pero las imágenes q has elegido me la hacen muy atractiva.
    Y tgo muchas ganas de ver la batalla final. Mucha luz y agua y "mostruos" y sangre sudor y lágrimas. Yeah!!

    Mola sensei!!

    Graaaciaaas!!!!

    Bss

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    1. Un rostro inolvidable, me marcó en EN BUSCA DEL FUEGO, su cara de primitivo total.

      Merece la pena, es un gran espectáculo.

      Besos.

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  2. Ya tenía ganas de que comentaras esta peli...

    A ver si me dices como puedo leer la primera parte, que no se encontrarla... xDxD

    Un saludo.

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    1. Sí Taillon, el jodido blogger me está dando problemas para añadir a la lista las nuevas... Para otra vez que te suceda algo parecido si pones el nombre en el buscador que hay a la derecha, bajo la lista de entradas y la cita de Cary Grant te saldrá en la parte de arriba. Te la dejo aquí y la copias jaja http://cinemelodic.blogspot.com.es/2013/11/critica-pacific-rim-2013-parte-13.html

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  3. La batalla final es alucinante, con sus fallos, como bien dices, pero alucinante....jejejeje

    Tampoco es de mis favoritas, de este estilo me gustó más Transformers ;)

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  4. Merce, no me digas que te gusta Transformers!! Lee las críticas, sobre todo la segunda jajaja

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  5. Jajajajaja...pues sí, me gustó!!
    No es que sea mi película favorita, pero me lo pasé bien.
    Ya sabes que yo no "exprimo" tanto las películas...eso te lo dejo a ti....jajajaj
    Muaks!! :D

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  6. Si me encanta que te gusten esas películas, cualquier película pero léelas, que quizà te rías jaja

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