miércoles, 26 de marzo de 2014

Crítica: CON ÉL LLEGÓ EL ESCÁNDALO (1960) -Parte 2/3-

VINCENTE MINNELLI












De niño a hombre.

El cuarto de decoración infantil será el primer motivo de reproche del padre al hijo y Theron acusará a su padre de su ignorancia, avergonzado. Wade se mostrará comprensivo y firme, una figura a la que admirar por fin.






En contraste con el dormitorio de Theron tendremos una de las salas más importantes de la película, el despacho de Wade. Minnelli lo decora de forma barroca, casi como el salón del trono de un rey. Allí Wade se siente rey, la sublimación de su poder, con trono rojo incluido. Minnelli y sus colores intensos. Su dinero, sus tierras y su carisma le dan poder. Un imperio enfangado en su vida familiar.

Manejar, controlar y ser respetado, la propuesta y lo que se compromete a enseñar a su hijo el bueno de Mitchum.



En esta escena de acercamiento paterno-filiar pasaremos de la distancia en los planos iniciales a una mayor cercanía con la aceptación de Theron. De las colecciones de mariposas, piedras y sellos a los rifles cargados en una noche… De niño a hombre.

“…porque todo hombre tiene que ir a la caza de sí mismo”.


El despacho de Wade es un entorno civilizado, lujoso, pero dedicado a sus trofeos, la muerte, las cabezas de jabalí, de ciervos, donde predomina el control, para ir despertando los instintos de su hijo. La sonrisa de Hamilton al disparar a la chimenea indica que Wade ha logrado captarlo para la causa.



Eleanor Parker volverá a aparecer enmarcada en una puerta al entrar en el despacho de Wade alarmada por el disparo. La música parece resaltar la conciencia de la mujer sobre lo que ha ocurrido y ocurre, ha comenzado a perder a su hijo o a perderlo un poco.

Aquí volveremos a la planificación clásica, de los planos más generales mostrando el entorno dominador de Mitchum a otros más cortos donde Hannah (Elarnor Parker) parece un trofeo más de lo que tiene allí el patriarcal, minimizada entre rifles (símbolos fálicos), cabezas de jabalíes y ciervos.



Se inicia así el partido de tenis del matrimonio con Theron como pelota. Se inicia así su caza. Una lucha de cazadores.

Desde hoy el chico es mío”.

El retrato de Wade en su despacho tiene toques demoniacos, al uso del color de Minnelli, con el rojo del sofá y la seductora y tentadora verborrea de Mitchum, hay que añadir del fuego de la chimenea y el uso de la pipa, un pacto para su hijo…

En esta escena y en la conversación con su mujer tenemos uno de los momentos inolvidables de la película, Mitchum chasqueando los dedos para llamar a sus perros en contestación a Hannah. Una personalidad arrebatadora, el señor de las bestias.

Hannah verbalizará su confianza en su hijo, Mitchum demostrará la que tiene en él mismo.



En el proceso de enseñanza Mitchum contará con Rafe (George Peppard), para guiarle. Explorar, tirar, disparar… las chicas. Habrá una línea de diálogos repleta de ironía, algo que sabremos posteriormente, por parte del personaje que interpreta Peppard y que Mitchum acepta con naturalidad, es cuando dice “¿Quiere que sea como un hermano mayor para él, capitán?"

Naciendo a la vida varonil.

Theron se descubrirá como un alumno aplicado, habilidoso en la caza, con las armas y con todo lo que su padre y Rafe le van enseñando, incluso haciéndolo primar a sus estudios. Aquí las tornas cambian. Wade se mostrará sensato, querrá que su hijo siga estudiando, pero Hannah aprovechará ese momento para ganar puntos con Theron apoyando su decisión, abandonar los estudios. El egoísmo en la guerra y en la caza a costa de lo que es mejor para el chico. La confesión de esto Minnelli la rodará en ligeros picados sobre Hamilton.






Negar el beso a su madre como gesto de supuesta hombría marca la evolución de Theron, aunque Hannah no lo tomará como una derrota, al menos de cara a su rival. Eleanor Parker como siempre llegando o marchándose…

Una grúa en retroceso a ligero picado presenta a los arrendatarios que plantearán la gran prueba para Theron. Escena en estricto plano-contraplano en la conversación sobre el gran jabalí. Wade y su hijo aparecen juntos en los encuadres, separados de los arrendatarios, su unión manifiesta ante ese crucial momento perfectamente mostrado desde dichos encuadres y el uso del plano-contraplano.


Wade delegará el asunto en su hijo, la gran prueba, la gran reivindicación, el gran gesto, la gran unión… Wade quiere a su hijo de forma indiscutible, es su legado y quiere hacer de él el mejor hombre posible. Su preocupación será máxima, no parará inquieto y dará toda clase de consejos, poniéndose como modelo él mismo y al gigantesco jabalí que decora su despacho.



El personaje que interpreta Robert Mitchum va humanizándose cada vez más, mostrando blancos y negros en lo que parecía podía ser un hombre despreciable sin matices.

La escena de la caza con Theron y Rafe a la cabeza es extraordinaria, magníficamente rodada, un derroche de medios, travelling; jabalíes de verdad; ataques de perros realistas; lucha de animales; el jabalí dando buen cuenta de uno de los perros; Theron y el gran suspense en el momento cumbre de abatir al monstruoso jabalí; los travellings de retroceso para abrir plano y ver todo, recurso utilizado a menudo por Minnelli; el valor de Theron, acomplejado por la reputación de su padre, dándose a valer, jugándosela en solitario para hacerse digno, su necesaria reivindicación… victoriosa.





Algunas de estas escenas serían complicadas de ver en la actualidad.

  
  
  


Un joven desesperado, acomplejado, temerario, imprudente, inmaduro, valeroso, tenaz… Los planos bordeando la zona que no debía penetrar son simbólicos, conectando con su esencia más primitiva, como veremos en su última aparición cuando vengue a su padre también en la misma zona. Lo visceral, lo irracional…



La admiración de los arrendatarios que se burlaron al inicio de Theron y demostraron su cobardía y respeto ante el jabalí y la sonrisa orgullosa de su padre, cierran un círculo en la evolución del muchacho, que se ha hecho respetar por todos, incluso logra respetarse a sí mismo.



La valentía demostrada con las bestias por Theron no será refrendada con las dulces chicas, a las cuales teme, le crean inseguridad, miedo e indecisión… Esto dará lugar a una simpática escena en la que el atribulado Theron manda a su hermanastro Rafe a hablar con la chica objeto de sus deseos para citarla…



Un nuevo ejemplo de esos travellings de retroceso que van de un primer plano o plano detalle a uno general, con grúa en muchas ocasiones, lo tenemos en la escena de la fiesta que dan los Hunnicutt en honor al éxito de Theron, la fiesta a la que pretendía invitar a Libby (Luana Patten). Del jabalí haciéndose en su jugo pasaremos a ver toda la celebración completa. Un tono festivo que contrastará con las decepciones de los dos hombres de la casa, Theron por el rechazo del padre de Libby, Albert (Everett Sloane), y Wade por el rechazo de su mujer al intentar hacer las paces… Una fiesta, dos decepciones y dos rechazos.




Al menos Rafe lo pasará bien, chicas de dos en dos…




Veremos a Libby subir apresurada unas escaleras y a Wade al rescate de la soledad de Hannah. Lo que provoca la visceral reacción del padre ante el tímido chico lo descubriremos posteriormente… Los recuerdos felices y pasados parecen acercar brevemente a la pareja Wade-Hannah, pero el secreto enquistado hace fuerte la frialdad de ella. Esta escena es importante ya que sirve para entender algunos de los comportamientos de Mitchum. No se trata de infidelidades gratuitas, falta de respeto, se trata de que Mitchum busca fuera lo que su mujer se niega a darle casi desde el mismo momento en el que se casaron. Una relación rota que Mitchum trata de parchear con relaciones esporádicas, que le granjean su fama de mujeriego. Un comportamiento censurable pero más entendible… Infiel por el desprecio de ella. Recriminaciones, confesiones de infidelidad, suplicas de reciprocidad.




“…porque no puedes tenerme, porque nunca me tendrás”.




Esta última frase recuerda a la que le dice en un momento de “Carretera perdida” (David Lynch, 1997) Patricia Arquette a Bill Pulman, en lo que puede ser un homenaje de Lynch

Mitchum y Parker están sensacionales en esta escena, transmiten con asombrosa naturalidad e intensidad el dolor, la rabia contenida, la frustración del pasado enquistado… En su decepción Mitchum ejercerá de visceral patriarca y encontrará consuelo en la mirada de una rubia poco sutil.

El uso de los decorados no es baladí, por ello veremos a Theron en el despacho de su padre jugando con las cartas, en solitario, no en su cuarto, él ahora es un hombre y aunque pase el tiempo jugueteando lo hará en un entorno acorde a su nueva condición… Allí recibirá a Libby y en el desván sus disculpas. Por tanto, veremos subir una escalera por segunda vez a Libby. El desván es el lugar de los secretos, de los libros, de la ocultación, del pasado (ahí veremos su telescopio, sus colecciones de mariposas, las cosas que vimos en su cuarto de niño)… finalmente de la sinceridad entre ambos jóvenes. La lluvia en el exterior rubricará su declaración de amor… Mal presagio, buena planificación y pista de Minnelli.





El desarrollo y los matices que se van introduciendo de los personajes son constantes y obliga a replanteárselos continuamente, una de las virtudes del guión. Así al aparentemente frívolo y jovial Rafe, ligón y descarado, habrá que reinterpretarlo como una persona desarraigada y solitaria, que esconde en esa ligereza su profundo pesar por la ausencia de figuras paternas y no ser capaz de un compromiso por temor a dañar a su posible legado. El primer momento que nos conduce en este sentido lo tendremos en la conversación a tres entre los dos enamorados, que ocultan sus encuentros, y el propio Rafe. Se marchará solo a cumplir con su rutinaria vida en su pequeña cabaña, tras ser divertido e indiscreto.



Libby parece estar mucho más segura que Theron sobre lo que quiere, de igual forma que se muestra más madura, algo muy bien conseguido desde el guión que destaca esa madurez femenina. Esta escena donde Theron y Libby ceden al frenesí, donde quizá conciban a su futuro hijo tras un apasionado beso, deja otro detalle simpático, el momento en el que Libby, entregada al arrebato amoroso, casi toca donde no debe…



La escena siguiente es la catalizadora de todo lo que sucederá posteriormente. Una conversación entre madre e hijo donde el nombre y apellido de la chica, Libby Halstead, perturba a Hannah, que acaba desvelando el secreto de su frialdad con Wade. Explicará por qué el padre de la chica se comportó con él de forma tan desagradable y descubrirá la verdad de su idealizado padre a su hijo. Algo se rompe en Theron, la decepción completa.





Una maravillosa escena dramática con una excepcional Eleanor Parker.

Un hijo ilegítimo de Wade (Robert Mitchum) antes de casarse con ella es el motivo de la distancia sin solución del matrimonio. Las infidelidades y continuos devaneos de Wade son la causa de su mala fama y de la reacción del padre de Libby con Theron

Un hijo ilegítimo que además es Raphael, Rafe (George Peppard).








 



4 comentarios:

  1. La verdad es q recordar las pelis de la mano de tu análisis es pensar q no vi nada!! Jajaja!!!
    Siempre me quedo con las ganas de volverla a ver con los apuntes del sensei!!!
    Gracias!!
    Esperando la 3/3!!!
    Bss

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    1. Jajajaja qué bonito elogio Reina, muchas gracias!!!

      Besos.

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  2. Eres un maestro. Alucinado me quedo con tus críticas.

    Enhorabuena!!

    Boswell.

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    1. Muchísimas gracias Javier, un honor. Un abrazo fuerte

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