sábado, 21 de junio de 2014

Crítica: EL VIENTO SE LEVANTA (2013) -Parte 1/2-

HAYAO MIYAZAKI













Que el 1 de septiembre de 2013 Hayao Miyazaki anunciara que abandonaba Ghibli y se jubilaba, que no realizaría más películas, fue una de las noticias más desoladoras que podía recibir todo cinéfilo. Saber, salvo sorpresa, que nunca habrá una nueva película de Miyazaki es una de las peores noticias que podía recibir el mundo del cine, no sólo del mundo de la animación, un mundo del cine en el que no abundan los hombres de verdadero talento. Miyazaki es uno de los grandes directores de los últimos tiempos, un cineasta de un talento e imaginación desbordada, poderío visual y sobre todo una sensibilidad exquisita, delicada, única, alejada del cinismo, auténtica, inolvidable y conmovedora. Esta “El viento se levanta” que presento aquí es su testamento fílmico, la última obra del cineasta que disfrutaremos de estreno, salvo que tengamos alguna grata sorpresa. Una nueva joya. Posiblemente, junto a Disney, el principal referente del cine de animación.

El viento se levanta” no está entre el grupo de cintas indiscutibles u obras maestras de Miyazaki, pero es una joya notable, sutil y deliciosa, que satisface sin excusas.

Miyazaki apuesta por una película sin componentes fantásticos, aunque eso no significa que renuncie a su imaginería y gran despliegue visual (el recurso de los sueños y lo onírico), una cinta realista, un biopic que con todo tiene momentos que nos remiten a algunas de sus grandes obras, ya sea conceptual o visualmente.


A pesar de estas diferencias de género y estilo, podemos apreciar buena parte de las constantes del director así como su delicada sensibilidad desde el mismo inicio. Es decir, estamos ante una película distinta pero que sigue siendo puro Miyazaki. Así la infancia, los sueños, la ilusión, la aeronáutica, los aviones e incluso los trenes, que no paran de aparecer durante todo el metraje y de los que hablaré luego, son parte fundamental en este inicio.




El viento se levanta” es el biopic hagiográfico y poético de Jiro Hirokoshi, uno de los más prestigiosos ingenieros aeronáuticos de su época, diseñador de un buen número de aviones entre los que destaca el Mitsubishi A6M Zero, los aviones que bombardearon Pearl Harbor y que desencadenaron la entrada de Estados Unidos en la 2ª Guerra Mundial.



Uno de los personajes de “El viento se levanta”, Caproni, el ingeniero italiano, hablará del tiempo productivo de toda persona creativa, 10 años, un tiempo que hay que aprovechar con pasión, decisión y energía para dar lo mejor de sí. De alguna forma en esos momentos sentimos que Miyazaki está hablando de sí mismo, que recurre a un juego metalingüístico para hablar de su retirada… La cuestión es que la creatividad de este talentoso director ha sobrepasado ese límite de tiempo con creces, han sido mucho más de 10 años y ojalá fueran otros 10.

Los sueños como esencia inspiradora del progreso.

Los sueños serán el mecanismo del que se servirá Miyazaki para mostrar su virtuosismo y poderío visual, lo que enlaza más con su cine de siempre, unos sueños que acaban siendo uno de los defectos del film, ya que se hacen reiterativos y poco interesantes a nivel narrativo. Con todo, en otros momentos permiten ver la progresión interior del personaje, cómo evolucionan sus sentimientos, sus miedos y sus ilusiones más ocultas. En el primero de ellos, con Jiro de niño, le veremos caer, un sueño recurrente que todos hemos tenido, manifestando su complejo oculto, sus gafas, su poca visión, que le imposibilitarían cumplir su primer sueño, ser piloto, volar.




Los siguientes sueños supondrán impulsos en su trabajo y búsqueda del mejor diseño, así como manifestaciones de sus miedos, el uso en la guerra de esos aviones, sueños que poco a poco van asumiéndose, que no desvelarán o despertarán al protagonista, como sucede al inicio, decidiendo ir a por todas en sus proyectos.




Los sueños tendrán un protagonista imprescindible, el ingeniero italiano Gianni Battista Caproni (1886-1957), que será un guía y mentor desde esos mismos sueños para Jiro, su referente, su impulsor, la mecha que encenderá su nuevo sueño y vocación, convertirse también en ingeniero aeronáutico. De esta forma Miyazaki demuestra con total sencillez el vinculo que crean los sueños, todos ellos, los sueños como aspiración o como subconsciente cuando dormimos, así como la inexistencia y vacuidad del término “realidad”. Derriba sus muros al ser a través de los sueños como Jiro adquirirá la conciencia de su verdadero deseo y vocación. Los sueños aquí son explícitos, pero son parte esencial del cine de Miyazaki, que los fusiona en su imaginería visual dentro del género fantástico. Para Miyazaki la realidad no existe, todo forma parte de ella, lo cotidiano, los sueños y la fantasía, y así lo demuestra su cine, como bien sabe todo aquel que haya visto una película suya.


Los sueños tendrán carácter metalingüístico, Caproni hará continuamente consciente a Jiro que está en uno, exponiendo las reglas de los mismos con completa naturalidad. Se vincularán los sueños de Caproni y Jiro, en los sueños veremos reflejados los fracasos de ambos, los anhelos, los miedos y su superación…

El mundo es un sueño”.

Esas gafas, esos problemas de vista, son usados por Miyazaki para presentarnos a un personaje que ve las cosas desde otro punto de vita, algo que queda espléndidamente retratado, de forma poética, en la escena donde él y su hermana pequeña miran estrellas fugaces en la noche. Jiro no verá ninguna mientras su hermana disfruta del espectáculo, en cambio nuestro protagonista visualizará en ese instante un sueño, no ve estrellas, pero sí un sueño que marcará su futuro.




Jiro es idealista, amable, educado, incluso justiciero, casi un Quijote, como vemos cuando defiende a un compañero desvalido de otros chicos que abusan de él. Una introducción con nuestro protagonista de niño que nos lo define a la perfección.

El eco de la guerra, de las guerras, será constante, pero se insistirá en la película sobre la importancia de perseguir un sueño sin la consideración de cómo lo usarán posteriormente. Construir aviones porque son bonitos, son útiles, son un sueño, sirven para transportar, alejándose de su posible uso en la guerra. Es amor a la ingeniería. Esto se reiterará en demasiadas ocasiones en la cinta y además provoca una contradicción interna, ya que Jiro y el resto de ingenieros que aparecen son conscientes de cómo serán usados esos aviones, aviones de guerra sin matices. Que sea la única posibilidad de dedicarse a ello puede más que cualquier otra consideración.

Son interesantes las reflexiones sobre el estatismo japonés, la falta de progreso, su retraso tecnológico con respecto a otras potencias, su pobreza. Se menciona en reiteradas ocasiones recurriendo a un sano sentido del humor, que muchas veces describe la contradicción de algunos personajes. Se menciona con admiración tanto a americanos como a alemanes. Con los alemanes habrá alguna reticencia pero se elogiará en todo momento su talento, su seriedad, su brillantez y su profesionalidad, con mención especial al profesor Junkers y a los calentadores de agua a gas… Esto último dará pie a algunas contradicciones en algún personaje que criticaba la falta de evolución japonesa y su estatismo pero reivindicará la estufa contra esa avanzada tecnología.

Si por mí fuera hasta los aviones tendrían estufas”.


20 años de ventaja tecnológica se dice que saca Alemania a Japón. Se recurrirá a una metáfora para explicarlo, Aquiles persiguiendo a una tortuga para reducir la distancia. La mención a la tortuga es curiosa, ya que es un elemento muy usado por Miyazaki, simboliza la transformación, la regeneración, el cambio... temas esenciales en esta cinta, no sólo referidos al personaje protagonista, sino al propio Japón, que irá sufriendo una transformación y evolución radical.

Se hablará de la paradoja y la ironía que supone la pasión japonesa por los aviones y el coste de estos a pesar de las penurias que padece la sociedad. Lo mismo se hará con la convención social del matrimonio, que posibilita centrarse más aún en el trabajo.

Hasta los aviones siguen igual”. “Nada cambia”.

Las ironías sobre la falta de progreso y las diferencias entre otras potencias y Japón son constantes. Los bueyes serán usados para una, cuando los veamos transportar un sofisticado avión con parsimoniosa armonía. Motores fallando en los portaviones, fallando siempre… Críticas a la tecnología japonesa… Lo que son las cosas.


La ternura.

La ternura es uno de los rasgos distintivos del cine de Miyazaki. Esta es una cinta tierna aunque más triste y nostálgica de lo que acostumbra el cineasta. Habrá ejemplos durante todo el metraje, como ocurre con la hermana pequeña de Jiro al inicio de la cinta.






Hay muchos ejemplos de esa capacidad para el detalle y la sutileza humanista, tierna. Uno que me gusta especialmente es en esa pequeña escena donde un trabajador sujeta la escalera en la que están Jiro y su amigo analizando un avión, el respeto y la fascinación del hombre viendo a esos jóvenes ingenieros mientras observan el avión dice más que mil líneas de diálogo. Una capacidad de sugerencia apabullante.



Cuando se le ofrezca un gran proyecto a Jiro tras regresar de Alemania, veremos un gesto de su jefe pidiendo respeto a Korokawa mientras el joven ingeniero reflexiona sobre el ofrecimiento, otra pequeña sutileza de Miyazaki. Habrá un inserto de un tocadiscos como metáfora de su elucubración y ensimismamiento, en lo que supone una rebelión en Jiro, ya que es un eco del cebo que se plantó poco antes cuando él y su amigo escucharon “Viaje de invierno” en Alemania, lo que era un símbolo del estatismo japonés y su falta de evolución.




La historia de amor planteada de forma vaga e indefinida con el terremoto de Kanto, hasta el punto que no sabemos si desembocará en historia de amor, no comienza a desarrollarse hasta pasada la mitad de la película, cuando el viento y el destino vuelvan a hacer coincidir a la pareja. Nahoko pintando, un fuerte golpe de viento, una sombrilla que vuela y Jiro, que pasaba por allí precisamente en ese instante, que la recoge… El destino, la deidad, un eco del primer encuentro, cuando el viento se llevo el sombrero de Jiro y fue Nahoko la que lo cogió al vuelo. La historia de amor sí resulta conmovedora y bien llevada.

¡Bravo! Bien pillado”.




Se hospedan en el mismo hotel, el destino juguetón y enamoradizo, lo que facilitará la relación, una relación fundamentada en las miradas (la escena del salón en la cena) o los pequeños y sutiles gestos (el juego con los aviones de papel)…








La boda y los momentos que Nahoko y Jiro pasan juntos en la casa de Kurokawa son de una fatalidad romántica increíblemente tierna. La noche en la que Nahoko duerme cogida de la mano de Jiro, mientras este fuma, o la escena donde Nahoko arropa a Jiro, que se recuesta junto a ella, son pura sensibilidad.







Uno de los instantes más bellos y tiernos es también uno de los más fugaces. Me refiero al primer beso de la pareja, un beso casi furtivo en lo alto de una colina mientras Nahoko pinta, un pequeño gesto mecido por el viento que resulta tan encantador como hermoso.

  



Película impresionista.

El viento se levanta” toca de forma tangencial muchos momentos históricos, algo posible gracias a su carácter saltarín, muy elíptico, que de alguna forma supone uno de sus pequeños defectos como comentaré posteriormente. Así viviremos el terremoto de Kanto en 1923 en la escena donde Jiro y Nahoko se conocen en el tren, un destino interrumpido como ocurrirá con su relación. Miyazaki describirá el carácter generoso, educado y sacrificado de Jiro en esta escena, llevando en hombros a la cuidadora de Nahoko y ayudándolas en todo lo que puede hasta llevarlas a su casa.




Miyazaki evita lo escabroso y toca todos estos acontecimientos de forma tangencial, siguiendo el periplo personal de su protagonista, porque lo que le interesa no son esos acontecimientos si no lo humano, cómo se mueve entre ellos ese soñador que es Jiro.








También asistiremos a las consecuencias del Crack del 29, la Gran Depresión y la entrada de Japón en la 2ª Guerra Mundial. Un ejemplo sutil lo tenemos en Alemania y “La noche de los cristales rotos”, cuando Jiro y su compañero dan un paseo de noche y escuchan “Viaje de invierno“ de Schubert, un paseo lleno de sombras siniestras.




No será la única referencia cultural alemana, se citará a Thomas Mann y su “La montaña mágica”. Esta referencia no es nada gratuita, anticipa el tema de la tuberculosis que padecerá Nahoko. El hotel donde Nahoko y Jiro forjan su relación es un reducto de paz, un lugar casi simbólico u onírico para la paz y la felicidad, breve, efímera, pero intensa. Será aquí donde se prometa la pareja. Allí también asistiremos a una escena de camaradería con la canción alemana, "Das gibt's nur einmal, das kommt nicht wieder", de la película "El congreso se divierte" (Erik Charell, 1931), cantada por todos. Es “La montaña mágica” previa al infierno de la guerra.

Además, la frase “El viento se levanta… ¡Hay que intentar vivir!” se citará en varias ocasiones, como un leit motiv para el personaje protagonista, una frase cogida de “El cementerio Marino” del poeta Paul Valéry.



 


Dedicada a Menuda Reina, por su ternura, cariño y gusto por Miyazaki



14 comentarios:

  1. La entrada como siempre ¡¡¡fantastica!!....aunque he de decir que hoy me has hecho sentir mayor....porque mientras la iba leyendo me acordaba de aquellas series miticas que nos marcaron la infancia y en las que Miyazaki tuvo mucho que ver... ¡enhorabuena!

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    1. Gracias, Sara!!! Mayor por qué? Como tuviera que sentirme mayor cada vez que veo una peli muda iba apañado jajajaja.

      Un beso, Sara.

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  2. Jajaja hombre de dios no queria yo retrotraerme tanto en el tiempo.....pero por un momento he vuelto a la infancia y eso siempre es maravilloso...asi que mayor si....pero no tan mayor jejejeje. Mil gracias de nuevo por hacernos viajar asi!!

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    1. Claro!! Eso es otra cosa, volver a ella siempre es gozoso, en general. Además la cosa es que el nene interno no desaparezca. De todas formas esta no es una película infantil.

      Gracias a ti siempre.

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  3. SANTO CIELO!!!!
    Mi querido, queridísimo sensei!!!
    Cuánto te lo agradezco. Cuantísimo.
    Muy honrada. Abrumada y emocionada.

    Gracias.
    Por tantísimo.

    Besos de todo corazón.

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    1. Me alegra que te gustara Reina, bien lo mereces. Un beso fuerte.

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  4. Como Friki de la aviación (especialmente militar) he de protestar por eso de "Mitsubishi A6M Zero, los aviones que bombardearon Pearl Harbor". El Zero era un caza; los que bombardeaban eran los aviones a los que el Zero debía proteger ;) Por lo demás, me están dando ganas de ver la película después de leer la crítica.

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    1. Bienvenido, Anónimo. Muchas gracias por el apunte y me gustaría, abusando de su amabilidad, que explicara más concretamente y con los nombres, si puede ser, los aviones que participaron y cómo y así poder variar el error que haya podido cometer. Deduzco que el avión que construyó Jiro no lanzaba bombas, pero participó, ¿no es así? Yo la verdad es que de aviación no sé casi nada y es posible que me confundiera o no fuera preciso al poner algún dato. :))

      Me alegra que el análisis le impulse a ver la película, espero le guste si lo hace.

      Un saludo!

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    2. Lo primero, pedir disculpas si he parecido un sabihondo-grunón-antipático (supongo que el tono de broma no funciona bien por escrito, je, je). Respecto al Zero, sí participó en el ataque a Pearl Harbor (de hecho, fue el principal caza japonés de la guerra), simplemente que su trabajo no era tirar bombas, sino proteger a los que sí las tiraban.

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    3. En absoluto debe usted pedir disculpas, fue un mensaje totalmente correcto y muy interesante además de una buena corrección. Preguntaba yo cuales fueron los aviones que bombardearon literalmente, esos a los que el Zero protegía, creo que es un dato interesante y aprovechando que usted sabe abuso un poco jejeje.

      Un abrazo fuerte.

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  5. Bolsonxx: Gran entrada, Mr. Sambo, como acostumbra. Una pena que este hombre se jubile pero desde Heidi y Marco ha llovido mucho, ¿verdad?

    Ya comenté en el viaje de Chihiro tras verla o antes, no recuerdo. Como dijo Sara, esto me retrotrae a mi adolescencia, sobre todo a la serie Lupin III que me encantaba.

    Veré esta peli cuando pueda. De las referencias que indicas me choca mucho el encuentro fortuito en el que usa el viento y el sombrero. Me recuerda a otra gran serie de amor, Kimamure Orange Road (Johnny y sus amigos en España) donde en el primer capítulo se conocen los protagonistas cuando recupera Johnny el sombrero que le roba el viento a la chica.

    La segunda guerra mundial ciertamente dejó marcada a una generación de japoneses (o varias) y siempre tiene protagonismo tanto en series como en películas. En otra serie un constructor de barcos también reivindica su profesión independientemente de que el destino final de sus barcos sea la guerra y la destrucción.

    Un saludo crack.

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    1. Qué gran comentario, amigo Bolsonxx. Está usted puesto en Manga y estas cosas... Además me ha alegrado usted la tarde al recordarme JOHNNY Y SUS AMIGOS, que veía con mi hermano!!! Qué tiempos! Y mira que era romanticona jajajaja.

      Miyazaki es muy grande y ya eterno, Heidi, casi nada...

      Muchísimas gracias crack, un abrazo fuerte.

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  6. Hola Mr.Sambo, como siempre un placer leerte y como siempre genial critica...

    Es una pena que Miyazaki se retire porque de verdad que, a través de sus películas, transmite muchísimo, a mi por lo menos.

    Que ganas tenía de ver esta película, y como ya suponía, me ha encantado.

    Voy a seguir leyendo....

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    1. Tiene una sensibilidad especial Luna, me alegra que la compartas y sientas. Un beso

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