martes, 19 de abril de 2016

Crítica TOPKAPI (1964) -Parte 1/2-

JULES DASSIN









Todos los amantes del celuloide y del thriller, del cine negro, tienen cariño a ese subgénero que es el cine de robos. Y deben tenerlo, porque son numerosas las obras maestras que nos ha regalado y más numerosos aún los títulos que cuanto menos son entretenidos.

Siempre es un aliciente ver como un hombre o un grupo intenta hacerse con un bien ajeno para uso propio, por obligación o por las circunstancias. Los amigos de lo ajeno son, con toda seguridad, uno de los tipos de delincuente más entrañable y simpático que podemos tener en una pantalla, y de los que más consiguen la complicidad y la identificación del espectador.



Sí, no se hagan los dignos y los despistados que bien saben que es así. O no les caía bien “El Gato” que interpretó Cary Grant en “Atrapa a un ladrón” (Alfred Hitchcock, 1955), por ejemplo. No les voy a decir nada de los dos atractivos protagonistas de “El golpe” (George Roy Hill, 1973), o lo desolados que nos quedamos cuando el retrato es de ladrones perdedores, gloria del Séptimo Arte y figura muy socorrida y habitual, como en “Atraco Perfecto” (Stanley Kubrick, 1956) o “La jungla de asfalto” (John Huston, 1950).

No, no insistan, no voy a decir más, porque ya habrá tiempo para hablar del cine de robos y atracos largo y tendido. ¡La riqueza del cine negro! Sólo comparable a la del western.

Aquí tenemos una entretenidísima película de robos Pop, con una estética colorista y psicodélica, llena de filtros caleidoscópicos y efectos ópticos, realizada por el magnífico director americano Jules Dassin, un realizador que he tocado varias veces en el blog y que seguirá apareciendo, especialmente cuando publique una de las primeras críticas que hice, “Rififi” (1955), que es una de las tres mejores cintas de robos de todos los tiempos, precisamente.

Dassin se entrega a un frenesí visual de estética Pop psicodélica y sesentera desde la misma introducción. Una feria, con sus lucecitas y sus atracciones, donde se destaca una daga. El objeto del deseo. Una fotografía de Henri Alekan, que vista ahora resulta bastante kitsch y hortera.




Estamos en Turquía, en Estambul, y Elizabeth Lipp (Melina Mercouri) nos hablará a cámara de sus ambiciones y planes, de su deseo de robar esa valiosa daga que nos presentará a continuación en el lugar que está resguardada, “El palacio Topkapi”, convertido en museo. Una daga con cuatro esmeraldas que provoca una orgásmica agonía en la ladrona.

Una película muy esteticista con muchas tonalidades distintas, aunque prima el colorido y la luminosidad.

-Un ejemplo de esa constante aspiración estética lo tenemos en la presentación de Walter Harper (Maximilian Schell) al ser captado por Elizabeth (Melina Mercouri), en la niebla y mientras amenaza a un caballero con su arma. Una escena que sugiere un pasado juntos, difuso y turbio, donde la comprensión, la aceptación y la frivolidad priman, aunque no eviten ciertos reproches. Una entrañable relación la de ambos. Harper va muy sobrado por la vida. Elizabeth posee una falsificación de la daga, que para eso es falsificadora, su habilidad.


-Otro ejemplo de escena esteticista lo tenemos en el expresionista interrogatorio de los turcos al desconcertado Simpson (Peter Ustinov), en la frontera. Allí conoceremos a un agente bien caracterizado con gafas de sol.


-Una escena en rojo, una escena íntima ambientada colocando un pañuelo de ese color en una lámpara, será espiada por Simpson, aunque no se entiende muy bien el propósito más allá de conocer la lascivia de Elisabeth. Narrativamente absurda, ya que sale a espiar sin descubrir nada. No llega ni a suspense.



Otro espionaje tendrá un brillante recurso estilístico, panorámicas encadenadas sobre el sigiloso Simpson. Con todo, es algo artificioso porque lo que oye resulta ambiguo y oportuno. Unos ladrones poco cuidadosos sabiendo que allí hay al menos un par de personajes ajenos al plan, hablando en alto de él, una actitud tan poco precavida que parece un truco.

Estos espionajes no llevan a nada, ya que la propia banda confesará sus planes a Simpson cuando Hans se accidente.





-La feria será un festival de color, una orgía kitsch, así como todas las reuniones lúdicas que visite el grupo. Globos de colores, vestuarios llamativos, lucecitas… En la feria tendrán un contacto al que veremos ocasionalmente.


Topkapi” es una película tremendamente chillona y algo estrafalaria, incluso en su estilo de dirección, aparte de ese colorismo y trucos visuales, donde los recursos narrativos que destacan, como el montaje, también terminan subrayando este aspecto.

-Detalles de dirección como esos planos del revés, para presentar al equilibrista miembro del grupo de ladrones de interpreta Guilles Ségal, son más ejemplos. Otros planos usan filtros, como ese donde vemos a Elizabeth en una terraza tras unas cortinas.



-La puesta en escena es excelente, aparte de esos tics kitsch que tiene. Una dirección y un montaje vibrantes y dinámicos y una forma de componer los encuadres y mover a los personajes en su interior realmente notable. Planos largos, sin cortes, con travellings y panorámicas largas, apariciones y desapariciones en plano general con gran amplitud de campo, como esas escenas de seguimiento donde el agente de gafas de sol espía a nuestros protagonistas en su trabajo de campo.




-Los encuadres que van de un plano corto a otro general son también muy usados por Dassin. También tenemos zooms y muchas escenas rodadas por las calles, un buen aliciente.


-Magnífica es esa escena en un solo plano con una grúa siguiendo las elucubraciones de Walter, un intenso Maximilian Schell. Rehaciendo el plan. Un momento donde llegamos a sentir cómo piensa el personaje.



-El juego con los segundos planos, pero sobre todo con los planos generales y la profundidad de foco, es muy bueno, especialmente para los momentos de suspense. Avisos desde lejanas ventanas, descripciones de entornos, suspenses, seguimientos…

Robos y tecnología.

Topkapi” es una película que ha sido muy imitada y referenciada, aunque pueda no resultar muy conocida en la actualidad. Los robos con el uso de tecnología tienen aquí un gran referente, así como la manera de ejecutar los robos, que ha inspirado muchas escenas de películas modernas.

El ingenio y la precisa planificación siempre han sido claves para acometer los robos, y a estos se fueron añadiendo sofisticados gadgets. Aquí serán pieza clave, moderna tecnología que sirve para superar las dificultades que plantea el lugar de acceso y sus métodos de protección.





Aquí esto se centrará en un experto en alarmas y un aficionado a los juguetes, que crearán los dispositivos necesarios para acometer el plan. Esta tecnología, de última moda en la época, casi de ciencia ficción, resulta ahora antigua y casi ingenua, como esos sensores de peso o térmicos, el uso de poleas o las grabadoras…

Películas como “Misión imposible” y el robo con poleas (Brian De Palma, 1996), “La trampa” y su escena inicial (Jon Amiel, 1999) u “Ocean’s Eleven” (Steven Soderbergh, 2001) y el acróbata, entre otras, han cogido elementos de esta “Topkapi”.

Del mismo modo, hubo un auge de películas de robos coloristas en estos años. A la anterior y ya mencionada “Atrapa un ladrón”, debo añadir las similares y posteriores a “Topkapi”, “Cómo robar un millón y…” (William Wyler, 1966), “Ladrona por amor” (Ronald Neame, 1966) o "Un trabajo en Italia" (Peter Collinson, 1969).



Estructura clásica de reclutamiento.

En las películas de misiones o peripecias, es fácil que se recurra a una estructura de reclutamiento. Es decir, uno o dos personajes, los protagonistas, van reclutando a gente, un equipo, para llevar a cabo la misión correspondiente. Un modo de estructura tipo.

Este tipo presenta ciertos problemas si no se hace bien, como es la reiteración, la repetición de escenas. Por ello en muchas ocasiones de alteran aspectos (reclutando dos a la vez o que uno de los elegidos se caiga para que llegue otro repentinamente, por ejemplo), para así romper el ritmo regular de ese reclutamiento y evitar que se haga previsible. Una vez el grupo está formado, la tensión dramática se vertebrará en los conflictos internos que surjan en dicho grupo.




El reclutamiento lo comenzará Elisabeth, que captará a nuestro otro protagonista, Walter Harper (Maximilian Schell), que será quien continuará dicho reclutamiento para formar su equipo, ya que será el director de operaciones. Querrá contar con aficionados porque no están fichados por la policía.

Cada miembro del equipo posee una habilidad. Walter es la cabeza pensante, el que tiene todos los detalles, todo el plan en la cabeza, el que es capaz de resolver cualquier imprevisto y variar el plan si es necesario, improvisar. Elizabeth es la falsificadora...y seductora. Sus discursos hablando mientras mira fijamente convencen a todos. Muy aceptable en su papel. Cedric Page (Robert Morley) es aficionado a los juguetes…y los gadgets. Experto en alarmas, suyos serán los objetos de distracción y los mecanismos para desactivar los dispositivos que alerten del robo.



Me gusta hacer ostentación de mis inventos”.

Los otros dos miembros del equipo serán un forzudo (Jess Hahn) y un acróbata mudo (Guilles Ségal).



El último miembro del equipo será el más interesante e imprevisto. Un miembro en principio inconsciente, Arthur Simon Simpson (Peter Ustinov), un timador al que encontrarán en la luminosa Grecia. Él será el ingenuo suministrador de armas. Su presentación será con planos muy sostenidos, travellings de ida y vuelta para sus intentos de venta de falsas antigüedades.

¡Ay! Es una golfa, pero me quiere tanto…”





Simpson no es miembro real del grupo, captado para un falso trabajo, desconocedor del verdadero encargo que está acometiendo, por lo que pasará de un bando a otro sin comerlo ni beberlo. No se le da mal lo de espía, lanzando paquetes de tabaco vacíos para comunicarse, aunque tampoco debe pedírsele milagros. Su renuncia a colaborar con los turcos quedará simbolizada en el hecho de tirar el paquete de tabaco a un váter.





Un accidente en las manos de Hans (Jess Hahn) provocará que el grupo desvele sus secretos a Simpson. La escena donde prueban su fuerza es realmente divertida gracias a Ustinov y sus satisfechos y egocéntricos gestos. El actor inglés está soberbio y muy gracioso. Un buen Oscar a mejor actor secundario conquistó por este papel. Vulnerable, temeroso, valeroso, dudoso, inquieto, expresivo…


Él mismo se descubrirá, descubrirá su fachada y que estaba trabajando para los turcos, pero pronto será convencido por el grupo. Ese desliz es coherente con su falta de profesionalidad. Con todo, es posible que resulte algo forzado o poco creíble. Las argucias y seducciones de Elizabeth decidirán al bueno de Simpson. Hasta en dos ocasiones logrará infundir valor a ese hombre que teme las alturas.


Aparte de todos ellos debo destacar al borracho cocinero griego (Akim Tamiroff), que atiende al grupo en la lujosa casa donde se hospedan, y el divertido doblaje que tiene.






2 comentarios:

  1. Te doy la razón en lo del kitsch del colorido (te la doy en todo, as usual, pero ese color llama mucho la atención, para mal!). Q cara tan difícil tiene la pobre Melina…q será lasciva, pero da un poco de miedete.
    Recuerdo la peli…haberla visto de jovencita en una sesión de esas de cine d vacaciones en verano de la tele, pero la vi en B/N…
    Estambul es estupendo como marco…
    Los personajes han sido copiadísimos posteriormente: el listo, la estafadora ladrina, el forzudo, el friki de la técnica, el acróbata…de hecho, hay una serie actual en la tele q repite esas premisas: Leverage (aquí, Las reglas del juego).
    Me gustan las pelis de robos y he visto casi todas las q mencionas.
    Gracias por traerla hoy!!
    Espero las siguientes entradas!!
    Bss

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    1. En B/N, resultaría raro, ya que se basa todo en el color. Es bastante hortera, pero no es mala peli. Como dices ha sido muy copiada. No conozco lo serie, pero por lo que comentas es otro ejemplo más!

      Mañana más. Besos!

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