jueves, 6 de octubre de 2016

Crítica REGRESO AL FUTURO (1985) -Parte 4/7-

ROBERT ZEMECKIS










Viajando en el tiempo.

Regreso al futuro”, toda la trilogía, pero especialmente la primera, es el referente absoluto de las películas sobre viajes en el tiempo. En el caso de esta película que nos ocupa, la primera, en su vertiente más sencilla, con una sola línea temporal, donde todo lo que se cambie en el pasado tendrá influencia directa en el futuro y el presente que conocieron los protagonistas, cambiándolos en consecuencia.

En “Regreso al futuro” hay una concepción reflexiva y moralizadora, redentora, una idea que interesa mucho más que las cuestiones científicas y las paradojas temporales que puedan sacarse de la propuesta.

El cine, como el teatro o la literatura, la dramaturgia, son artes que pueden viajar en el tiempo desde cualquier época. El cine además tiene la cualidad de poder plasmar universos enteros ya inexistentes, hacerlos revivir para mostrárnoslos, para que volvamos a sentirlos y vivirlos. Permiten visitar y recrear tiempos que ninguno vivimos, permiten que nos sumerjamos en la época de los dinosaurios, en la prehistoria, en la antigua Roma, en la Edad Media, en la época victoriana... que vivamos sus costumbres, que apreciemos sus construcciones, sus vestuarios, que todo se visualice ante nuestros ojos mientras se nos cuenta una historia. El cine es lo más parecido a una máquina del tiempo.

Todas las artes han viajado en el tiempo o han recurrido a la idea de viaje en el tiempo, de manera directa o indirecta. Entronca con esa fascinación que logra el cine, la dramaturgia: crear y visitar mundos pasados, incluso futuros posibles… Muchos autores clásicos como Isaac Asimov con “El fin de la eternidad”, Jorge Luis Borges en varios relatos, Charles Dickens en “Cuento de Navidad”, Mark Tawin con “Un yanqui en la corte del Rey Arturo” o, como no, H. G. Wells y “La máquina del tiempo” han jugado con esa idea. Y es que a todo amante de la ciencia ficción suelen apasionarle los relatos sobre viajes en el tiempo, incluso a los que no son amantes.


El cine no podía ser menos. Innumerables películas han recurrido a la idea del viaje en el tiempo para sus tramas, honrando la imaginación de H.G Wells.





Películas sobre viajes en el tiempo donde se pretende corregir un error y solventar un problema, o por simple experimentación. Un juego en una única línea temporada que permite recorrer el pasado de unos personajes o recrear una época. “La plaza de Berkeley” (Frank Lloyd, 1933), “Hombre de dos mundos” (Roy Ward Baker, 1951). “Más allá de la barrera del tiempo” (Edgar G. Ulmer, 1960). El clásico “El tiempo en sus manos” (George Pal, 1960). “The yesterday machine” (Russ Marker, 1963). “Los viajeros del tiempo” (Ib Melchior, 1964). “Viaje al centro del tiempo” (David L. Hewitt, 1967). “Te quiero, te quiero” (Alain Resnais, 1968). “Los pasajeros del tiempo” (Nicholas Meyer, 1979), una entretenida propuesta con Jack “El destripador” y H. G. Wells viajando en el tiempo. “El final de la cuenta atrás” (Don Taylor, 1980), donde un viaje en el tiempo posibilitaría evitar el ataque japonés a Pearl Harbor. “Los héroes del tiempo” (Terry Gilliam, 1981). “El experimento Filadelfia” (Stewart Raffill, 1984). “Guardianes del futuro” (Charles Band, 1985). “El vuelo del navegante” (Randal Kleiser, 1986). “Peggy Sue se casó” (Francis Ford Coppola, 1986). “El fin de la eternidad” (Andrei Yermash, 1987), una película rusa basada en la novela de Isaac Asimov que ofrece una visión particular de este tema. Time Trackers” (Howard R. Cohen, 1989). “Regreso al futuro 3” (Robert Zemeckis, 1990). Atrapado en el tiempo” (1993) la obra maestra de Harold Ramis, que no tiene viajes en el tiempo, si no un día que se repite eternamente como fábula moral. “Star Trek: Primer contacto” (Jonathan Frakes, 1986). Parodias del estilo de “Austin Powers 2: La espía que me achuchó” (Jay Roach, 1999). Interesantes y nostálgicas propuestas como “Frequency” (Gregory Oblit, 2000). “La máquina del tiempo” (Simon Wells, 2002). “Timeline” (Richard Donner, 2003). “Más allá del tiempo” (Robert Schwentke, 2009). “Star Trek” (J. J. Abrams, 2009). “Jacuzzi al pasado” (Steve Pink, 2009). La entretenida “Prince of Persia: Las arenas del tiempo” (Mike Newell, 2010). “Men in black 3” (Barry Sonnenfeld, 2012). La romántica y emotiva “Una cuestión de tiempo” (Richard Curtis, 2013). “X-Men: Días del futuro pasado” (Bryan Singer, 2014). La entretenidísima “Al filo del mañana” (Doug Liman, 2014)…








Las películas que pretenden un enfoque más científico, jugando con las paradojas temporales o los universos alternativos, menos centradas en lo humano en ocasiones. El fascinante mediometraje  “El muelle” (Chris Marker, 1962), que inspiró “12 monos”. “Terminator” (James Cameron, 1984) y “Terminator 2” (James Cameron, 1992), así como el resto de la saga, que ya tiene cinco títulos. La primera secuela de “Regreso al futuro”, realizada en 1989, que juega más con las paradojas temporales y los universos paralelos y alernativos. La irónica “12 monos” (Terry Gilliam, 1995), donde nuestra desesperada lucha por corregir o evitar errores en realidad los acaba provocando, donde nuestros sueños premonitorios en realidad son recordatorios (o una advertencia contra nosotros mismos), donde nuestra falta de discernimiento para diferenciar la verdad nos acaba condenando. “Paycheck” (John Woo, 2003). La compleja “Primer” (Shane Carruth, 2004). “El efecto mariposa” (Eric Bress y J. Mackye Gruber, 2004). “Déjà vu” (Tony Scott, 2006). “Los cronocrímenes” (Nacho Vigalondo, 2007). La sugestiva e intrigante “Donnie Darko” (Richard Kelly, 2001). “Código fuente” (Duncan Jones, 2011). “A thousand kisses deep” (Dana Lustig, 2011), en una historia que reflexiona sobre la obsesión y el destino. “Looper” (Rian Johnson, 2012). “Predestination” (Michael Spierig y Peter Spierig, 2014), posiblemente la película más bizarra sobre la idea de los viajes en el tiempo. “Interstellar” (Christopher Nolan, 2014).







Las hay que siendo sobre viajes en el tiempo, dentro de la trama, no lo son en sí mismas, sino ensoñaciones, sueños o imaginaciones de los personajes, o un recurso mágico. “Escándalos romanos” (Frank Tuttle, 1933) iría en esa onda, un sueño que lleva al protagonista a la antigua Roma. “¿Adónde vamos ahora?” (Gregory Ratoff y George Seaton, 1945), un sinsentido con genio de la lámpara incluido. “Un yanqui en la corte del rey Arturo” (Tay Garnett, 1949). La curiosa “Viaje a la prehistoria” (Karel Zeman y Fred Ladd, 1955). “En algún lugar del tiempo” (Jeannot Szward, 1980), con un viaje hipnótico y romántico al pasado. “Midnight in Paris” (Woody Allen, 2011)…

Incluso alguna de la saga de Harry Potter también juega con este tema. Series como la clásica “El túnel del tiempo”, las distintas que se han hecho sobre el “Doctor Who”, tanto en cine como en televisión... En “Mitfist” también se ha tocado el tema, en “Lost”, de hecho J.J. Abrams es muy fan de este tema (“Fringe”)… Así como en infinidad de series de todo tipo. "El ministerio del tiempo" es un notable ejemplo entre nuestras series.



Las historias de viajes en el tiempo sirven, a través del contraste, para valorar las ventajas que tenemos actualmente y echar de menos conceptos e ideas que parecen perdidas, para advertirnos de los peligros en los que podemos caer si elegimos mal, para desarrollar toda una reflexión metafísica sobre la importancia del pasado, de los actos del presente, de lo importante que es cada momento, así como ofrecer un paseo completo por toda la cultura, la mítica, la idiosincrasia (americana en el caso que nos ocupa) más pura y genuina en épocas de esplendor o decadencia; como reflexiones filosóficas sobre el tiempo con aires románticos, valorar también el presente o reivindicar las segundas oportunidades… En definitiva, para multitud de ideas, a menudo interesantes y sugerentes.




Ciencia ficción.

La ciencia ficción tiene mucha presencia en “Regreso al futuro”, pero no porque la película se englobe en el género simplemente, sino porque actúa de manera referencial y se juega con la evolución y sentido que ha tenido la misma con el paso del tiempo, esos años que abarca la película.



Ver a Marty McFly llegar al pasado con ese coche tan particular, que perfectamente puede ser visto como una especie de nave espacial por los de 1955, desde el futuro y con un traje anti-radiactivo, que bien parece el de un astronauta, del cual vemos como el casco le cae en la cabeza a Marty mientras intenta evitar espantapájaros y graneros al cambiar repentinamente de escenario (los citados terrenos del viejo Peabody), gritando atemorizado, supone un impacto increíble que sólo puede llevar a una mala interpretación… Una ciencia ficción que estaba en boga en esos años 50, donde se usaba el género como uno de los más lúdicos entretenimientos o para lanzar mensajes soterrados contra la amenaza nuclear o comunista.

El espantapájaros que nos recibe en el pasado, nada más llegar, nos remite a “El Mago de Oz”. Otro brillante referente usado de forma magistral.



La familia de granjeros que lo ven, sólo pueden interpretarlo como un ser llegado del espacio, sobre todo cuando el niño saca un tebeo de ciencia ficción (creado expresamente para la película), de nuevo presente, “Cuentos del espacio”, con una portada donde la nave y su tripulante son calcados al Delorean y Marty con su traje…

Parece un avión… sin alas”. “Se ha mutado en forma humana. ¡Dispárale!

¡Toma, mutante hijo de puta!” “¡Mi pino! ¡Lo ha destrozado! ¡Maldito cerdo espacial! ¡Acabaré contigo!

La gran escena con la ciencia ficción como protagonista de forma metalingüística, la tenemos con el shock que Marty pretende provocar en su padre mientras está dormido. George dirá: “… y ni tú ni nadie de este planeta me hará cambiar de parecer”… Con esa frase y el conocimiento adquirido, la afición de George a las historias de ciencia ficción, Marty tendrá una brillante idea. Se colocará su traje anti-radiación y pondrá unos auriculares en los oídos de su padre dormido...




Una suave panorámica nos enseña la mesilla de George, un reloj que marca la 1:20 pasadas, más o menos la misma hora a la que Marty llegó a 1955; unos tebeos de ciencia ficción y el silencio. Cuando Marty apriete el “play” de su walkman y un riff de Eddie Van Halen atruene en los oídos de George, el impacto está logrado. Marty mencionará en un divertidísimo popurrí a Darth Vader, Vulcano, y hará el saludo trekkie (saludo Vulcano)…



En un cine vemos anunciada “The Atomic Kid” (Leslie H. Martinson, 1954), una desconocida comedia de ciencia ficción.

Hay más referencias culturales, musicales, cinematográficas o televisivas. Oiremos el Mr. Sandman; veremos anunciada la película “La reina de Montana” (Allan Dwan, 1954), interpretada por Ronald Reagan, que volverá a aparecer en un estupendo diálogo, y Barbara Stanwyck. Más sobre música: “La balada de Davy Crockett”, Patti Page, Nat King Cole, Eydie y su “Eydie in Dixieland”, aunque según parece al menos el álbum fue publicado en 1959… Es uno de los muchos pequeños anacronismos que tiene la película (objetos o palabras que son utilizados en la película, 1955, pero que se fabricaron o usaron posteriormente a esa fecha).




¿Ronald Reagan? ¿El actor? ¡JA! ¿Y quién es el vicepresidente, Jerry Lewis? Supongo que Jane Wyman es la primera dama. Y John Wayne es el secretario de defensa…”



En la habitación de Lorraine en 1955 hay fotos de actores de la época, la típica habitación de una joven. James Dean, Gary Cooper



2 comentarios:

  1. Ualaaaa!! Menuda documentacionnnnn!!
    Es de tesis doctoral!!!
    Gracias!!

    Bss

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