jueves, 31 de octubre de 2013

Crítica: RÍO BRAVO (1959) -Parte 4/6-

HOWARD HAWKS










La fluidez narrativa, de puesta en escena, en la dirección, en el guión, la vivacidad de los diálogos, su picardía e inteligencia… nos señalan de forma inequívoca y magistral que estamos ante algo especial. Paradigma del western clásico y vigoroso. Los vaciles, recriminaciones, cariñosas en el fondo, y bromas serán constantes. Amistad varonil sostenida en los gestos.

Una amistad varonil que se escenifica de forma ejemplar cuando Dude siente los calambres por su síndrome de abstinencia, haciendo insoportable la espera. Hawks hará un travelling hacia primer plano, algo no muy habitual en el director, para solidarizarse con el personaje, después mostrará la preocupada y solidaria mirada de Chance a su amigo que sufre. Luego el director mostrará a Dude en un plano más general, resaltando su pequeñez, su debilidad… todo esto antes de que comiencen los diálogos para quitar trascendencia a la situación. Hawks parece detener el tiempo. Chance ha marcado a su amigo y cuando vea que los dolores se agudizan lo sacará para hacer la ronda, ayudando con su gesto a pasar mejor el “trago”.




Cuando Dude le pregunte que si ese gesto ha sido por cómo estaba él, Chance lo negará, ejemplificando a la perfección la amistad hawksiana basada en gestos y no en palabras. Chance sabe que verbalizar ciertas cosas hace más daño, le hace sentirse más vulnerable, más débil, por eso nunca actúan de esa forma, se le quita trascendencia… además de la incomodidad de los héroes hawksianos a la hora de verbalizar sentimientos. La amistad ejemplar. Los personajes de Hawks actúan para demostrar, aunque hablen mucho.



La escena de la ronda es soberbia, travellings alternativos siguiendo a Dude y Chance, el sheriff poniendo nervioso a uno de los esbirros de Burdette y su ayudante aliviando un poco su necesidad. Travellings que acaban describiendo todo el poblado con sus lugares típicos, la cantina “El Toro Rojo”, el saloon, el hotel, el banco, el fotógrafo, tiendas diversas… todo bañado por el viento para crear atmósfera y suspense.

  


Durante dos años ha estado bebiendo lo que podía pagar y lo que le pagaban los demás”.

He comentado que una de las grandes motivaciones de Hawks para hacer “Río Bravo” era el comportamiento del protagonista de “Solo ante el peligro” (Fred Zinnemann, 1952), que pedía ayuda a gente e incluso era salvado por su mujer en última instancia. Para Hawks esto no era ser un buen profesional, ni bueno ni malo, no era un profesional. Así veremos cómo Wayne rechaza la ayuda que le ofrece Ward Bond y le explica estas mismas razones, él es un profesional y sólo cuenta con profesionales, es su trabajo y no puede involucrar a gente inocente, que además sería perjudicial y complicaría aún más su labor. En cambio si aceptará a Colorado porque él sí es un profesional de eso, sabe manejar una pistola y es guardaespaldas de Ward Bond.

Conoceremos aspectos del pasado de los personajes por pequeñas referencias, en el caso de Dude será gracias a una conversación entre Chance y Wheeler (Ward Bond), en la que el primero explicará que Dude era uno de los mejores pistoleros que ha conocido, que se enamoró de una chica mala que llegó en una diligencia, cosa que le sirve de aviso y por lo que rechaza él mismo a Feathers, y tras un desengaño acabó desesperado tocando fondo y alcohólico. Lo mismo ocurrirá con Stumpy en una conversación con Nathan Burdette, en la presentación del último. Allí Stumpy desvelará que Burdette le acabó quitando sus pequeños terrenos, quedando desamparado y viéndose obligado a acudir al abrigo de Chance.


Wayne y Dickinson, un amor apasionado.


Chance y Feathers están destinados a entenderse. Todo empezará con ella atacando y él defendiéndose e intentando largarla lo más lejos posible, un clásico. Ella está segura y vacila y bromea con el duro sheriff, hurga en su herida, la timidez, la vergüenza y su incomodidad con las mujeres en el tú a tú. Pedirle que la registre lo pone contra las cuerdas. El vínculo está creado, no hay mejor excusa. Refregará su error al sheriff al juzgarla como ladrona, precipitado por las ansias de enviarla lejos. A partir de aquí ya tiene mucho ganado, ya que Chance deberá pedir disculpas y mostrar una actitud sumisa, vencido por las evidencias. La excitación y atracción mutuas son evidentes, lo demuestran los desesperados intentos de Wayne de echar a la bella dama y la sonrisa complacida de ella al ver la contundencia con la que él resuelve el asunto del timador en el hotel. Es divertido que esta relación tenga como guía inicial al jovencito sensato, valiente y bravucón de Colorado.




-En la primera escena juntos vimos como Chance salía por piernas ante las burlas de Feathers, la timidez de él y sus rudos arrebatos son irresistibles para ella, que cala enseguida la forma de ser del sheriff. En esta ocasión vuelve a vencerle  al confundirse el sheriff en su juicio sobre ella. Ya comenté que los héroes de Hawks cometen errores, aquí un ejemplo que se añade a la inseguridad que le crean las relaciones personales, sobre todo con mujeres. Su eficacia en los juicios con respecto a su trabajo está fuera de toda duda, pero al referirse a Feathers falla estrepitosamente. Todo quedará ejemplificado de manera visual cuando Chance pida disculpas a la mujer en la parte baja de una escalera, en un plano de inferioridad, mientras ella se mantiene en un escalón superior, la dignidad, la verdad y la razón. Pronto bajará para seguir progresando en su vínculo y acercamiento. La escalera, clásico símbolo de tránsito y evolución, en este caso de la relación.



-La evolución seguirá cuando la pareja se siente a conversar sobre su pasado, más bien el de ella, algo que hará bajar definitivamente las defensas del sheriff. Por supuesto todavía no se rendirá, debe superar sus propios miedos e inseguridades, liberarse para poder comportarse con naturalidad con ella, ser más “explícito” o claro, a su manera, pero el paso hacia eso se da con su primera conversación a solas en el bar. Ya no la ve tanto como una amenaza y asume su presencia. En esta conversación, donde se disculpa, Feathers demuestra tener los valores y el comportamiento adecuado para pertenecer al selecto grupo de Chance, por ejemplo cuando dice que ella no abandonó a su marido, a pesar de ser un tramposo, sino que fue él el que la abandonó a ella… La lealtad. La aceptación de la disculpa de Feathers por Chance vendrá simbolizada en una invitación a tomar una copa. Él pensará que ella se irá por la mañana, pero no sucederá, ha encontrado un destino en su desorientado transitar y ese destino es Chance. Su agradecimiento por la comprensión del sheriff será velando su sueño a pesar de las reticencias de él…mientras maquina su forma de proceder para terminar de seducirlo. Es que Chance, desde luego, no es un tramposo…




-A partir de aquí habrá discusiones, enfados, tiras y aflojas en la habitual y siempre gozosa guerra de sexos, con diálogos divertidos y digresivos en los que Feathers irá rindiendo paulatinamente a Chance.

-Chance irá siempre con su rifle, evidente símbolo fálico de poder. Se lo veremos incluso en la conversación con Feathers, aunque de forma especial cuando se enfrente a los villanos.

-La escena clave y definitoria de la relación amorosa entre Chance y Feathers, nos retrata a la perfección a la mujer hawksiana que ya he analizado. Franca, pasional, sincera, impetuosa, más decidida en el amor que los timoratos hombres. Tras negarse a irse en la diligencia, con su camisa amarilla, dará dos besos a Chance, tan solo el segundo correspondido. Esta escena es calcada, incluso en el diálogo, al primer beso entre Slim y Harry en “Tener y no tener” (Howard Hawks, 1944). Ella será la dueña de la escena, incluso dirá a Wayne cuando debe irse, un Wayne al que desobedece siempre, al revés de lo que vemos en su trabajo, donde el sheriff manda y ordena sin que nadie se le oponga. Una escena magistral.


Me alegra haberlo intentado otra vez, es mucho mejor cuando es a dúo”.

-Cuando Chance se entere de que Feathers ha conseguido un trabajo en el hotel habrá otra discusión, perros y gatos buscando marcar territorio, la guerra de sexos lanzada. Ella lo provoca, lo prueba, lo seduce…

-La escena cumbre, absolutamente maravillosa, preciosa, es la que rubricará la unión de Feathers y Chance sin palabras, cuando el sheriff baje y coja en brazos a la intrépida mujer que vela su sueño con una escopeta. La subirá en brazos, de nuevo por la escalera, que como comenté es el símbolo del tránsito y que ahora es testigo del penúltimo paso en esa relación mientras suben juntos a pasar la noche. Aquí los objetos también son importantes, tras una breve conversación Chance aceptará una copa, la bebida como vínculo entre ellos, ya les vimos tomar una antes, de igual forma que el juego con los cigarros marca la evolución con Dude. El sublime gesto de recogerla y subirla en brazos será sin palabras. Una vez más los gestos sustituyéndolas. Sublime romanticismo. La perfección.


-La relación llega a buen puerto y tendrá otra deslumbrante escena final donde se nos muestran muchas de las constantes del director, las dificultades para mostrar sus sentimientos del héroe, el descaro de la mujer y la rendición final del hombre ante ella. Todo sin verbalizarse, con gestos o indirectas, como explicará la propia Feathers en unas divertidísimas líneas de diálogo antes de que Chance lance sus medias por la ventana. El retrato femenino en la escena final no puede ser más ejemplar, la compleja psicología femenina perfectamente retratada, sus manipulaciones, sus provocaciones, su ropa sexy, sus pruebas al hombre… De igual forma el retrato del héroe será el clásico del hombre hawksiano, orgulloso, vergonzoso, tímido, inexperto y apabullado por la franqueza y decisión femenina.





-La escalera se vincula de forma clara a la relación amorosa, a la relación entre hombres y mujeres, su progresión. Veremos varias escenas donde Feathers subirá o charlará con su enamorado en una escalera, del mismo modo Chance subirá a verla en repetidas ocasiones. La primera vez que entramos en el hotel Alamo, Carlos hablará de las mujeres conforme sube las escaleras también.


Hawks destaca en todos los ámbitos, por ejemplo en las escenas de acción, aventura o suspense. El asesinato a Pat Wheeler (Ward Bond), con perfecto uso del punto de vista, está rodado de forma magnífica. Un gran plano. Así se inicia una secuencia deslumbrante que continúa con el rechazo a Colorado, que quiere sumarse al grupo, y el acto de reivindicación de Dude. ¡Qué iluminación! ¡Qué luz! ¡Qué bien mostrada y rodada la noche!

El tiroteo, los silbidos de aviso, la táctica para acorralar al asesino, los encuadres, la ejemplar forma que tiene Hawks de mostrar cada lugar y que sepamos dónde estamos y donde está cada personaje, el uso del establo, el mugido…

Chance sabe que es un tremendo riesgo dejar que Dude lleve la voz cantante, pero en la amistad masculina no se duda del amigo, acepta y asume el riesgo como parte de la vida y de su amistad, además confía en él y saben comportarse como profesionales. 

-Chance: ¿Te consideras capaz?

-Dude: Me gustaría.

-Chance: A mí también.



Así sigue esta secuencia, con una escena inolvidable, un travelling solidario que sigue a Dude, matices de inmenso talento. Dentro del bar, ante un buen número de esbirros de Burdette, tendremos otra muestra de genialidad y sencillez en la dirección, jugando con los puntos de vista y alargando la tensión. Así veremos picados desde la visión del asesino, una iluminación oscura para el asesino, claridad para nuestros protagonistas. La subida de adrenalina será buena para nuestro amigo Dude, que cuando comienza a recibir humillaciones responderá con eficacia. Unos intentos de humillación que pretenden simular los de la escena inicial con la escupidera. Dude parecerá titubeante inicialmente, pero se repondrá, así Hawks, en una escena con ciertas similitudes a la mencionada, nos muestra la mejoría y evolución del personaje, que reacciona de forma distinta en esta ocasión. Despreciará la moneda que le lanzan, e incluso se permitirá el lujo de devolverle el desprecio al que la lanzó, humillando al pretendido humillador. Actos, talento visual y de puesta en escena. El juego con las gotas de sangre es una virguería. Un cebo que tuvo su inicio cuando Dude afirmó que le había alcanzado con un disparo en su huida. Su eficacia le reivindica. El personaje va recobrando el orgullo y la dignidad, la evolución que debe emprender todo personaje hawksiano con problemas.




Hawks situará la escena y los encuadres en función de las órdenes que Dude va dando, dueño y señor de la secuencia. Magistral suspense.

Por supuesto Dude tendrá el reconocimiento de Chance. “Aseguraría que en adelante entrarás por la puesta principal”. La sonrisa satisfecha de Dude lo dice todo.






Como he venido diciendo, los amigos no muestran sus sentimientos, al elogio le seguirá acto seguido el reproche, la zanahoria y el palo. Por supuesto Dude lo recibirá bien, “El día que cambie me preocuparé”. Como comprobaréis todas las ideas mencionadas cumpliéndose a rajatabla en los personajes de “Río Bravo”.

  


Hawks dota de carisma a sus personajes, algunos lo desprenden de por sí y en otros casos se les dota de algún elemento o gesto. Colorado y Dude tendrán gestos característicos. Colorado se tocará la nariz, gesto sobre el que hablaré en curiosidades, y Dude se pasará habitualmente la mano por la cara y la boca, gesto que tendrá importancia narrativa, ya que cuando uno de los villanos se haga pasar por él, imitará dicho gesto para pasar desapercibido en la distancia.




Del mismo modo Chance (John Wayne) valorará las virtudes de Colorado, no se dejará llevar como la mayoría por su pose, vaciles y aire chulesco. Lo tiene calado, por eso sabe que sería un buen miembro para su grupo.

Yo diría que es tan bueno que sabe que no tiene que demostrarlo”.

En cambio y en contraposición, no querrá la ayuda de Carlos (Pedro González González), no es un profesional.



No Carlos, te lo agradezco, pero no quiero que nadie me ayude”.

El vestuario de Dickinson nunca será simbólico pero estará acorde con lo narrativamente necesario, si quiere seducir será más sugerente, si la cosa es más formal no lo será tanto… El color amarillo es muy utilizado. También la veremos en ropa interior, con una bata roja y dando juego a unas medias sexys.

Ya comenté que tanto Dude (Dean Martin) como Stumpy (Walter Brennan) son personajes sobre los que sabremos ciertos aspectos de su pasado, lo mismo sucederá con Feathers (Angie Dickinson). Las mujeres de Hawks a menudo tienen un pasado turbio del que huyen, algo en común con muchos de los personajes masculinos, Feathers es ejemplo de esto. Un amor traumático del que escapa, como le ocurre de otra manera a Dude.


Nathan Burdette (John Russell), el gran villano de la función, hace acto de presencia, más distinguido que su hermano, respetará las normas encarándose con Dude antes de entrevistarse con su hermano. Altivo, creído, seguro de sí mismo, creerá que su sola presencia y su amenazante poder harán ceder al sheriff y los suyos. Con otros valdría, pero los valores de nuestros protagonistas están más que claros y tanto Chance como Stumpy dejarán las cosas claras. El conflicto está lanzado y planteado. Es un auténtico placer ver a Walter Brennan en cada aparición, su regocijo mientras vacila a Burdette y cumple con su deber transmiten tal vitalidad y energía que es imposible no cogerle cariño. Esto será una constante, como constante es su disciplina y cumplimiento del protocolo que le ordena su jefe. Chance por su parte siempre procurará proteger a sus amigos, para que no sufran ni les hagan daño, especialmente si no son profesionales, para que no les ocurra lo que le ocurrió a Pat Wheeler (Ward Bond). 



Wayne retrata al villano y da varios datos necesarios para que los conozcamos nosotros, el tiempo que resta hasta que llegue el juez, 6 días, y la situación en la que se encuentran ambos. Todo rodado con un clasicismo perfecto, intenso y depurado. Supremo.

Alcanzada la primera hora nos queda claro que la película corre por dos vías, la trama de Burdette y la amorosa entre Wayne y Dickinson, parejas en importancia. Además de la progresión de Dude.

El “toque a degüello”, la melodía que las tropas mejicanas usaban antes de entrar en combate y que mermaba psicológicamente a su rival, tendrá una función parecida pero con resultado distinto sobre el personaje que interpreta Dean Martin. Su uso en el asalto a “El Alamo” (1836) es paradigmático. Burdette la ordenará y Martin se rebelará, precisamente, contra ella, por la perturbación que le ocasiona, tomando, definitivamente, la decisión de no beber más. Todo en la narración vinculado a lo que verdaderamente importa a Hawks, la evolución de sus personajes, en este caso el de Dude.





El plano donde se muestra la puesta de sol que da término a la jornada de Dean Martin, que está junto a su caballo, es de una belleza increíble. Es el comienzo de la tensión, la música, la bota nerviosa de Chance, la angustia de Dude… creciendo. El plano de la bota de Wayne será un plano corto que se va abriendo, de esta forma primero remarca cómo se siente el personaje y luego describe la situación de él y la estancia.




Mientras esperamos tendremos más momentos digresivos, de esos de los que Tarantino tanto aprendió, conversaciones sobre mujeres o cosas intrascendentes, bromas, vaciles y demás circunstancias que acentúan el realismo, las relaciones de los personajes e inundan de naturalidad toda la historia.



 



Dedicada a Chu4che, un mourinhista de talento








2 comentarios:

  1. Me encanta verle las enaguas al talento de Hawks de la mano de tu análisis.
    Disfrutando mucho!!

    Gracias y un beso!!!

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    1. Jajajaja qué gran frase Reina. Muchas gracias a ti. Besos.

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