viernes, 1 de noviembre de 2013

Crítica: RÍO BRAVO (1959) -Parte 5/6-

HOWARD HAWKS










Amistad a prueba de bombas.

Son muchas las formas que tiene Hawks de ir mostrando la evolución de los personajes y sus relaciones, con respecto a la amistad encontrará siempre brillantísimas soluciones para lograrlo.

-Tras el acto heroico en el que Dude resolvió el problema con el asesino de Pat Wheeler lo veremos intentar liar un cigarro por primera vez, cosa que no podrá, un objeto que irá marcando su evolución de forma significativa. 


-La segunda llega en la escena de la tensa espera con el “toque a degüello” sonando, mientras hablan de chicas, donde tampoco podrá liarlo. En esta segunda escena el propio Dude reconocerá que es la primera vez que se ríe recordando su caso, la evolución siguiendo paso firme. El hecho de que buena parte de los cigarros se los tenga que liar Chance muestra su dependencia. Esos detalles de los verdaderamente grandes del cine.


-En la tensa espera asistiremos a uno de los grandes momentos de demostración de amistad, siempre presente y siempre permanente, entre Wayne y Martin, Chance y Dude. Gestos, gestos y más gestos para definirla. Es cuando el sheriff devuelve los revólveres que Dude vendió para poder seguir bebiendo, revólveres que compró a la misma persona a la que su amigo se los vendió. Un gesto enorme que no necesita más explicación. Una demostración de confianza realmente emotiva, tratada con la habitual sobriedad por el director. Es otro ejemplo de la sobriedad hawksiana, no habrá énfasis en ningún momento, la emotiva escena no está remarcada por música, primeros planos ni artificios de ningún tipo.





-La tercera ocasión en la que Dude intentar liarse un cigarro es poco antes de la emboscada que le tienden los hombres de Burdette. Es su tercer día sin beber, el tercero desde que empezó la aventura que nos cuenta Hawks, los temblores son grandes y la necesidad acuciante. Esta emboscada supondrá el último paso en su recuperación. Se sentirá humillado, una humillación que le impulsa a beber, no es la necesidad, es su frustración por no ser útil ni poder demostrar su valía, la tentación de la rendición, de no estar a la altura de los valores del grupo… Compadeciéndose de sí mismo toca fondo psicológico, no se valora. Cuando supere esta prueba no volverá a beber jamás. Justo antes de que los villanos lo sorprendan veremos el reflejo de Dude en el agua, anuncio de la trampa y de la personalidad perturbada y distorsionada de nuestro protagonista debido a su sufrimiento por su síndrome de abstinencia. Chance no le tratará con condescendencias ni sensiblerías, sabe que es la forma de mantenerle tenso, de provocarle, de intentar que se rebele contra su mal. Sin paternalismos, duro y contundente. Chance es un motivador mourinhista.


Está bien, seré blando con él y se nos caerá hecho pedazos”.

-La última vez que veamos algo relacionado con liar cigarros será tras el clímax, una vez los Burdette han sido arrestados. Allí será Chance el que esté intentando liarse un cigarrillo, pero será Dude el que se lo quite para liarlo él mismo con plena eficacia, demostrando y demostrándose que puede hacerlo en un pequeño gesto simbólico que lo engloba todo. Sin subrayados ni verbalizaciones, mostrado como si no pasara nada, con total naturalidad, fumándoselo a continuación con total tranquilidad. Maestría suprema. Así se cierra el círculo de su evolución, Dude se ha rehabilitado y redimido, se ha recobrado y lo demuestra siendo eficaz en su profesión y liando un cigarrillo, un pequeño gesto que era incapaz de hacer. Un precioso detalle, más matices que sumar. Una perfecta progresión con el uso de un simple objeto.



Stumpy seguirá dejando una retahíla de falsas quejas que en realidad son una forma de enmascarar su satisfacción por sentirse útil para Chance. Le gusta sentir que ayuda, que es su subordinado, necesidad extensible a Dude y el propio Chance

El proceso de depuración de Dude sigue su curso, el acicalamiento y su afeitado son otro pequeño detalle más.



Yo me afeito solo”.

-Tras dejar aseado a Dude tendremos una gran muestra de la enorme comprensión, silenciosa la mayor parte del tiempo, que Chance (John Wayne) tiene de sus amigos y sus formas de proceder. Así, anécdotas sin aparente trascendencia se convierten en vehículos que definen y explican a los personajes y sus relaciones, como cuando Stumpy dispara por error a Dude. La reacción el viejo cascarrabias, culpando al acicalado ayudante, no esconde más que el miedo por las consecuencias que podía haber tenido, como así lo verbalizará Chance. Formas y comportamientos absolutamente entrañables que refuerzan los vínculos. Las broncas, los enfados, las aventuras… todo refuerza los vínculos de esas amistades varoniles irrompibles.




-Del mismo modo Stumpy comprenderá los gestos y el silencio de Chance, asumirá su error y reparará la puerta. La sonrisa de Chance da por cerrado el conflicto. En esta escena se aprecia perfectamente la labor del héroe, vertebrador, pacificador, apaciguador… condensador del grupo, el nexo que los mantiene unidos y guía. Los aglutina entorno a él. 

Arreglaré esa puerta”.

  




-El momento cumbre y definitivo en la evolución de Dude lo tenemos cuando debe decidir si sigue o se marchar tras el intento de emboscada de los hombres de Burdette. Su vergüenza y humillación le impulsan a dejarlo, a ceder a la debilidad, renunciando al apoyo de sus amigos. Es él el que debe decidir en solitario qué camino tomar. Esto se vuelve a resolver con actos. La música del “degüello” y el momento en que vierte el vaso sin derramar en la botella, precioso y emotivo momento, de lo más sobresaliente en esta obra maestra absoluta, acaban decidiendo al personaje. Chance lo sigue preparando psicológicamente a pesar de todo, hará el juramento a Colorado delante de sus narices, mostrando a su sustituto, esto lo retrata magistralmente Hawks con un plano sostenido sobre un decaído Dude mientras oímos el juramento en off. A Dude (Dean Martin) se le encuadrará de forma habitual desde un picado, minimizándolo, recalcando su angustia. Las duras y doloridas miradas de Chance (John Wayne) crean un clima tenso y crispado. Amigos pasándolo mal. La determinación de Dude al oír la canción, la forma en que vierte el vaso, los temblores que cesan y la sonrisa orgullosa de Chance, dan por finalizado el sufrimiento y evolución del personaje, que finalmente toma la decisión individual correcta, como buen héroe hawksiano que es. Son amistades varoniles, auténticas, bravuconas y vacilonas, nada paternalistas ni sensibleras, pero que rezuman sentimiento.






No he derramado una gota”.



-La última conversación entre Dude y Chance que vemos en la película, tras arrestar a los hombres de Burdette y donde el ayudante impulsa al sheriff a ir a por la chica, cierra otro círculo, el de la lealtad de esa amistad, sellada para siempre, irrompible. Dude sabe lo que siente su amigo porque lo vivió en sus carnes, de igual forma que Chance comprende la debilidad que tuvo su amigo. Una mutua comprensión. Dude anima a su amigo a que cumpla su deseo porque respeta y acepta que se pueda equivocar, un derecho que él mismo se aplicó, el derecho a equivocarse. Tras esto Chance no dudará más e irá a ver a Feathers.

La rutina del pueblo es mostrada por Hawks de forma muy tangencial, la de nuestro protagonista se basa en paseos de la comisaría al hotel y viceversa… Ahora tiene grandes razones, un asunto complicado con Burdette y la tentación continua que supone Feathers. Con todo no falta detalle, por ejemplo veremos enterradores chinos, algo nada raro en el oeste. La lavandería también era una dedicación habitual para los habitantes chinos del oeste. 

El perfecto equilibrio entre western y comedia no se deshace en ningún momento. Así mismo podemos decir que la trama es vaga, casi una anécdota, apenas pasa nada, especialmente en lo concerniente a la trama de los Burdette. Una vez planteada la situación en la primera secuencia solamente tenemos alguna confrontación esporádica. Lo que si evoluciona son los personajes y sus relaciones, repletas de matices, riqueza y encanto. Una narración asombrosa y llena de magia, la magia de uno de los más grandes. Es un puro regocijo como se consigue atrapar y entusiasmar de esta forma con tan poco, cómo se es capaz de tocar tantos aspectos y contar tantas cosas en una trama tan liviana. Una magnífica historia que te mantiene tan entretenido que no deseas que se acabe nunca.



Hay un detalle en el vestuario de John Wayne francamente interesante, durante toda la película lo veremos con una camisa roja, pero cuando pase su noche con Feathers, su pasional noche, amanecerá con una azul, un sutil detalle que sugiere muchas cosas. El rojo acaba implicando la negación y el azul la flexibilidad. Chance estará más relajado y feliz, una noche de sexo con Feathers lo transforma, de su miedo a la mujer, la prohibición que se marca a sí mismo de ceder a sus impulsos, pasamos a la aceptación de ellos, la liberación. El rojo y el azul.



Nos acercamos a otra brillante escena de acción donde Hawks juega magistralmente con los elementos, situándolo todo a la perfección, aumentando las complicaciones para el héroe, manejando y regulando la tensión y el suspense con maestría y resolviéndolo todo con contundencia y seguridad. Es la escena donde los villanos hacen una emboscada a Dude y sorprenden a Chance. Un villano imitando los gestos de Dude, haciéndose pasar por él, Chance desprotegido y sorprendido mientras los villanos se acercan, la táctica de Colorado, la ayuda de Feathers y la rápida resolución. Howard Hawks siempre mantuvo que la violencia había que mostrarla rápidamente, no recrearse en ella, que casi no se sepa qué ha pasado, esta era una de las causas por las que no le gustaba “Grupo Salvaje” (Sam Peckinpah, 1969), por ejemplo.

  


El manejo del punto de vista en esta escena de acción es perfecto, Hawks pone la cámara siempre donde la tiene que poner, una de esas virtudes innatas que tienen los grandes. Una tensión creciente perfectamente modulada y resuelta a la perfección gracias a la intervención de Colorado y Feathers. Ni un solo plano de más ni de menos…

  
  



He comentado la naturalidad que rezuma todo el metraje de “Río Bravo”, aquí tenemos una buena muestra en los diálogos entre Colorado y Chance, la conversación sobre el rifle cuando el sheriff lo apoya en el porche, la forma de encarar los diálogos, ejecutarlos. Con todo no se puede disimular el pequeño truco de guión, de los pocos apreciables, con las cerillas, una casualidad muy afortunada que permite a Colorado quitarse de en medio justo cuando los villanos amenazan a Chance, lo que le posibilitará sorprenderlos posteriormente. También resulta ligeramente forzado el exceso de información que dan los villanos, pero incluso esto está hecho con una naturalidad pasmosa.





Otro objeto define a los villanos, hablé de los objetos vinculadores en el grupo de amigos, los cigarros, las copas… en los villanos tendremos las monedas de oro con las que Burdette soborna a los asesinos a sueldo, monedas que van subiendo de valor.

Feathers volverá a sacar el tema de las ayudas al héroe, uno de los temas que se repiten varias veces durante la narración, una obsesión que pretende ajustar cuentas con “Solo ante el peligro” (Fred Zinneman, 1952). Ella reprochará a Chance su cabezonería por no querer recibir ayuda. Este arrebato de la sensual mujer pone en liza el tema de la unidad del grupo, saca por fin un cumplido de Chance hacia ella, transformado desde su noche de pasión, e impulsa a Colorado y al sheriff a unirse finalmente. Todo esto supone una evolución en las relaciones y los personajes, progresión, que acaba retratado con una nueva escalera, la que sube la borracha Dickinson tras despedirse.


Tienes un modo muy especial de decidir cuáles son tus asuntos”.

La escena de la redención total de Dude es una obra maestra en sí misma. Hawks balancea su cámara siguiendo a los personajes, a Chance especialmente, en plano general, pero concretando cuando es menester. Usa los picados para Dude en su debilidad pero bajará la cámara solidariamente cuando el personaje reaccione y decida no beber. Una escena repleta de sutilezas, como el gesto de pudor de Chance cuando parece que Dude va a ceder, a sucumbir ante la botella. Todo ello con una nueva muestra de perfecto manejo de objetos, ya vimos el tabaco, las monedas, ahora el vaso, las pistolas de Dude, la botella… la estrella de sheriff. Una escena intensísima que para aliviarla necesitará de dosis de humor, algo habitual en Hawks, y que llegará de la mano de Walter Brennan. Stumpy se hace con la escena y lo eclipsa todo con unos diálogos, frases e interpretación memorables.




 ¿Ha atrapado a otro zoquete que no sabe lo que hace?

Tráela, llévatela… Nadie pregunta si yo necesito un trago. No esperaré a que lo pregunten, lo necesito. Me obligan a darme a la bebida”.

Es un ayudante de muy mal aspecto”.

Deje de preocuparse por él y piense un poco en mí. Ya sabemos que se pondrá bien, pero yo no. Me afecta mucho presenciar la caída de un hombre.”


Es habitual que tras un momento de gran tensión Hawks plantee una secuencia para aliviarla. Tras una desunión en el grupo celebrarán su reconciliación y reunión. En este caso se tensaron las relaciones de amistad, por lo que la secuencia será una reivindicación de la camaradería, de unos lazos que tras los problemas y conflictos se afianzan y se hacen más fuertes que nunca. Me refiero a la magistral escena donde el grupo disfruta cantando antes del clímax final. Un memorable momento que celebra la amistad y la camaradería. Primero un temazo cantado con suficiencia y tranquilidad por un tumbado Dean Martin con su cigarro y su sombrero, con Ricky Nelson haciéndole coros, “My Rifle, My Pony, and Me”, y un segundo tema, más movido, cantado por el propio Nelson con coros de Martin y Brennan, “Cindy”. Wayne los mirará con orgullo y satisfacción. El círculo completamente fortalecido y dispuesto para la pelea final. Hay que destacar la sensacional y melódica voz de Martin, ¡qué forma de modular! Más cantante que Nelson. Es francamente increíble el placer y el acogimiento que produce la escena, las ganas que dan de pertenecer a ese grupo y compartir momentos así.


Como es menester, tras la recaída de Dude deberá depurarse, y nada como un nuevo baño para ello. Bromas y digresiones en referencia a la higiene del rehabilitado ayudante darán el impulso para ello. Esta depuración y momento de relax nos llevará a un nuevo giro, un nuevo golpe de efecto donde los hombres de Burnette tienen otra sorpresa preparada. El secuestro al matrimonio mejicano y el posterior del propio Dude.

  



Pero Dude, nunca he pensado que no lo hiciera, sólo me preguntaba cuándo”. “Y dé voces cuando vuelva, porque limpio parecerá otro”.

Esta escena de suspense y gran elaboración vuelve a destacar la inteligencia e ingenio de los villanos, que planifican con talento sus ideas. Un nuevo elemento que enriquece la trama, nuevas situaciones para nuestro goce, disfrute y entretenimiento. Aquí Dickinson, Feathers, vuelve a subir una escalera, tras lo que veremos a Chance mucho más receptivo, la evolución de su relación progresando adecuadamente. Dude volverá a ser secuestrado, pero esta vez le pilla depurado por completo, por ello ya no dudará de sí mismo. De igual forma Chance vuelve a resultar sorprendido.
  
 

El travelling que sigue a Chance encañonado por los villanos hacia la comisaría recorriendo todo el pueblo es excepcional.

Los ingredientes se repiten, suspense, tensión creciente y bien modulada con nuestros protagonistas en apuros y resolución brillante, rápida y violenta. Esta nueva estratagema deja la cosa en tablas, con Dude en poder de los villanos mientras Burdette sigue encarcelado.

Una de las cosas, del sinfín que he mencionado y podría mencionar, que me fascinan de la película y de las escenas nocturnas en concreto, son los insectos que se ven volando alrededor de nuestros protagonistas, le da a las escenas y a la atmósfera un aire tan auténtico como mágico, una paradoja que es puro deleite cinéfilo. Matices sin fin.




En marcha Colorado, vamos a darle trabajo al enterrador”.

Es importante darse cuenta de cómo procede el grupo en las situaciones de tensión, el eje central es Chance, pero solo no podría haber salido de ninguno de los apuros planteados, aunque su aportación sea también indispensable. Así vimos como Feathers y Colorado lo ayudan y salvan en una primera ocasión, y como el ingenio de Dude y la eficacia de Colorado y sobre todo Stumpy lo hacen en esta segunda. En el clímax llegaremos a una orgía de camaradería y colaboración de todo el grupo, sublimando esta idea. Chance necesitará la ayuda de todo su grupo, Dude, Colorado y Stumpy, para alcanzar el éxito, aspecto clave, ya comentado, en el universo hawksiano.






 


Dedicada a Chu4che, que espero disfrute del momento de las dos canciones, una de sus escenas favoritas








4 comentarios:

  1. Gracias Sambo

    si,es mi escena favorita, My rifle My pony and me es mítica,me emociono cada vez que la escucho.
    Como canta Dean Martin es espectacular y Ricky no se le queda atrás. Esta escena también son de las que aumentan mucho la calidad de la película.

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  2. Cuando en una película ves que meten una canción sueles preguntarte ¿y esto a qué viene? La magia en ésta es que encaja, la entiendes y te dan ganas de participar en ella. Hawks estaba a otro nivel.

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  3. Ay q chulérrimo!!!
    :-)))
    Penita q solo queda una!!
    Gracias sensei!!
    Besines!!

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