miércoles, 11 de febrero de 2015

Crítica: WHIPLASH (2014) -Parte 1/4-

DAMIEN CHAZELLE













El egoísmo y la ambición son habitualmente considerados valores negativos. En absoluto lo son. El egoísmo y la ambición han sido, son y serán valores fundamentales para el desarrollo humano y del mundo. Para el progreso. ¿Qué sería del mundo sin los grandes ególatras y ambiciosos? Ni el egoísmo ni la ambición son valores negativos como ni la generosidad ni la bondad lo son positivos per se. La ambición, el egocentrismo, el afán de superación, de reconocimiento, de ir más allá, de querer hacer historia, han impulsado a la humanidad, y esto es un hecho incontestable. Lo que definirá su positividad o negatividad serán la medida con la que se apliquen, si pisas cabezas y machacas a todos los de tu alrededor por egoísmo o ambición mal encauzada la cosa no estará bien, pero si ese egoísmo y esa ambición se aplican con inteligencia y medida son valores indispensables, valores que tienen mala fama por tradición cristiana, seguramente. Del mismo modo, si la bondad o la generosidad son excesivas acabarán desvirtuadas, corrompidas y absurdas, valores que se convertirían en estupidez en el primer caso, despilfarro en el segundo e injusticia en ambos… Imaginaos si por ser generoso anduviéramos repartiendo todo lo que tenemos a cualquiera… Medida y mesura. Hay que reivindicar las generosas bondades del egoísmo y la ambición.




Whiplash” es la mejor película de las nominadas este año con diferencia. La única que me ha emocionado y entusiasmado de verdad. Una película independiente y pequeña, la de menos presupuesto y recaudación de las nominadas, pero la de mayor intensidad y calidad. Y habla de todas estas cosas y del talento.

Whiplash” apenas tiene historia, es un duelo de dos personajes que desde su enfrentamiento aspiran a lo mismo, explicitando una filosofía vital radical y valiente en los tiempos que corren, y es que ahí está la principal virtud de la película dirigida por Damien Chazelle, su valentía conceptual, ajena a modas y buenismos, reivindicando el sacrificio, el trabajo y el afán de superación, sin remilgos y excusas, una ansiosa y obsesiva búsqueda por la perfección, la mejora, el progreso, incluso la genialidad si la hubiera.



Chazelle alarga su corto de homónimo título, como ya ocurriera el año pasado con la excelsa “Las vidas de Grace”, “Short term 12” (Destin Cretton, 2013), y ejecuta una joya para melómanos y cinéfilos, donde lo que ocurre es lo de menos, una historia pequeña, lo importante está dentro de esa historia, en el duelo de los personajes, su progresión personal y de su relación, adornada de manera virtuosa con un uso extraordinario del lenguaje cinematográfico para hacerla crecer en expresividad y significación, donde la música, la banda sonora, las interpretaciones, los encuadres y, sobre todo, el montaje a ritmo de Jazz, subliman el conjunto.





Da igual forma, te guste el Jazz o no, te entusiasmará siempre que te guste la música, porque “Whiplash” trasciende el estilo, se entronca con el sentimiento que se transmite a través de las notas, es decir, algo universal.

El trabajo de J. K. Simmons es, sencillamente, de otro mundo, todo elogio es poco y ojalá se llevara el Oscar a mejor actor secundario, que tendría bien merecido. Miles Teller no le va a la zaga, una interpretación deslumbrante, realmente soberbia, pero en este caso infravalorada. Es casi ofensivo que no le hayan incluido entre los nominados a mejor actor cuando su interpretación es infinitamente superior a la de otros sí nominados. 

Estamos en el conservatorio de música Shaffer, en el semestre de otoño.



Duelos, desafíos, batallas. Guerra psicológica.

Esa es la estructura clave del film, el duelo. Duelos a diversos niveles, el general entre el profesor y el alumno, los duelos entre baterías, esos con los que debe competir el protagonista, y el último duelo, el duelo íntimo, el duelo consigo mismo, el más complicado, para vencer la tentación del abandono, de la rendición, el duelo que es la pieza diferencial, lo que separa a unos de otros y acaba haciendo que se logren los objetivos, las esperanzas, los deseos. 



-La primera escena casi escenifica esta concepción filosófica, una cámara en un pasillo en plano general, como curiosa, expectante, interesada, que comenzará a avanzar cuando la batería vuelva a rugir. Ese travelling se descubre como una identificación de la cámara con el profesor, que aparece repentinamente ante nuestros ojos y los del chaval que toca la batería, de forma que ese ensayo se convierte en una audición, un casting que… dura poco. Cuando empiece a seguir las instrucciones, ese profesor que parece salido del infierno todo vestido de negro, desaparecerá. Pero acto seguido volverá a aparecer… para recoger su chaqueta olvidada. El juego psicológico, el duelo, ha comenzado.






-Tras un ligero contacto visual donde espiaba la clase de Fletcher (J. K. Simmons), ambos personajes volverán a coincidir cuando el maestro vaya al aula de nuestro protagonista para hacer un breve casting. Un casting que es pura fachada, él ya ha decidido que quiere llevarse a Andrew (Miles Teller), seguramente lo decidió el día que lo vio tocar, en la primera escena, por eso luego le vimos espiando tras una puerta y acto seguido acudir para escoger algún músico… Fingirá interesarse por varios músicos, pero al irse rechazará al batería titular para convocar a Andrew al día siguiente para una audición. La satisfacción que vemos en la sonrisa de Andrew se traslada al espectador, que siente la misma… sin saber lo que le espera.




-Un nuevo juego psicológico, avanzando en la gestación del genio. Citado a las 6 de la mañana, 3 horas antes de la clase, nuestro protagonista llegará tarde… En cambio, Fletcher, que no sabemos si se presentó, no se nos enseña, llegará exactamente cuando el reloj marque las 9 en punto, una escalofriante y obsesiva puntualidad. Esto es, sencillamente, otro mensaje a su pupilo, una nueva indirecta, una bofetada sin mano. Es un duelo sensacional, de un nivel y una sutileza tan cruel como sublime. Primera enseñanza: Disciplina.





-La memorable escena donde Fletcher comienza a enseñar sus artes manipuladoras, crueles, esa en la que expulsa a uno de los alumnos por no saber si desafinaba o no, es la segunda enseñanza. Fijará un punto, alguien desafina, investigará, probará e interrogará a uno de los chicos:

“O sabe que está desafinado y quiere sabotear mi banda… O no sabe que está desafinado, lo cual, me temo, es peor aún”. Aquí tocarán “Whiplash”, y es un deleite como la cámara baila a su son. 



El chico se amedrentará ante semejante gigante y no podrá con la presión, dirá que sí está desafinado… La resolución de la escena no puede ser mejor, cuando tras expulsarle Fletcher desentrañe la incógnita, algo que no suele hacerse en la película, pero que aquí era necesario para explicitar la enseñanza y definir al personaje. Dirá que ese chico no desafinaba, que el que desafinaba era otro, al que citará también, pero ese pecado para él es imperdonable por varias razones. Queda una incógnita que no se resuelve, el que desafinaba pero no lo dijo, ¿será expulsado también? ¿Sabía que desafinaba él?
 
Segunda enseñanza: Tener carácter.




Fletcher primero atemoriza a Andrew expulsando a un alumno, pero acto seguido buscará tranquilizarle y calmarle en una conversación… Exigencia, comprensión y crueldad. Por eso, después de hablarle amablemente, no dudará en ridiculizarle en público, exigirle al máximo y utilizar las confidencias del chico recién realizadas. Y le lanzará una silla a la cabeza, nueva versión de lo que Jones le hizo a Charlie Parker.




-Es necesario ver cómo va creando el castillo psicológico Fletcher. Su primera conversación con Andrew será amistosa, buscará la complicidad y la confianza del chico, una conversación agradable, de buen rollo y con buenos modales, indagando en ciertas cuestiones personales, como si hay músicos en su familia, y ante la negativa de Andrew, encontrado respuesta a su afición y talento en su pasión por los grandes nombres, Charlie Parker, Joe Jones, Buddy Rich… ¿Para qué hace eso? ¿Para hacerle sentir cómodo y que dé lo mejor de sí? Sí y no. Busca que se sienta cómodo, pero para confiarle y sorprenderle con más eficacia cuando le exija sin contemplaciones, con crueldad incluso, usando hasta las pequeñas confidencias que Andrew le contó en esa conversación, como el abandono materno. Tercera enseñanza: Seguridad en uno mismo, concentración máxima siempre.

No te preocupes por los números ni por lo que piensen los demás. Tú estás aquí por una razón”. Fue elegido por su talento, toca depurarlo.

-Cuando Fletcher reclute a un nuevo batería, el que era titular en la anterior clase de Andrew, y le sustituya por él, estamos ante un nuevo juego psicológico de Fletcher y la cuarta enseñanza clave. La necesidad de competencia para mantener la tensión y dar el máximo.




-El duelo a tres de los baterías es otra de las grandes escenas de la película, dos horas luchando por un puesto, sudor, golpes de baqueta, sacrificio, sufrimiento, ambición… para contentar a un incansable profesor, obsesivo y exigente. De nuevo la sangre de la determinación en Andrew. Sus planos en el callejón rodeado de sombras y desenfocado muestra ese viaje al abismo del personaje, ese todo o nada que está dispuesto a asumir. Es la quinta enseñanza, la capacidad de sacrificio y sufrimiento, la resistencia, superar cualquier adversidad, algo que tendrá sentido en la secuencia siguiente, en la competición.




-Otros duelos, los concursos en los que participa el conservatorio Shaffer. La nueva prueba será en Dunellen, con un juguetón destino llevando a Andrew al límite y la desesperación. Hay algo de destino trágico o destino irónico en toda esta secuencia. Un día para olvidar en la vida de Andrew, un desastre cuando más necesitaba que todo fuera bien. Un caos de mala suerte, el pinchazo del autobús, el olvido de la partitura al alquilar un coche, el accidente en ese coche al ir a recuperarla… Andrew se encarará tanto con su profesor como con sus compañeros y en su bamboleante transitar, con accidente incluido, decidirá jugársela al todo o nada, dirigiéndose al fracaso lógico y total que desemboca en agresión física a Fletcher.





Un drama psicológico que en su intensidad acaba casi convertido en thriller.



No pretende sentar doctrina Chazelle, ni siquiera idealiza a sus personajes, a los que muestra con sus defectos y sus virtudes, que se irán desgranando en el análisis. Dos personajes radicales, casi intolerantes, pero consigo mismos y sus objetivos. No pretende defender a sus criaturas ni imponer un código nietzscheano de conducta, pero sí resaltar los valores generales que ellos demuestran. No le importa cómo ni en quién se desarrollen esos medios, ya se sea un estudiante pulcro, responsable y solitario o alguien que termina borracho y drogadicto como Charlie Parker. Un voluntario contraste para resaltar la idea esencial.




 







5 comentarios:

  1. SUPER VIBRANTE!!!
    Muy muy interesante como tema. Mucho q reflexionar sobre presión, autoestima, objetivos y pasión x algo.
    Encantada con este primer post. Esperando con expectación los siguientes. Y con muchas muchas ganas de verla.
    Gracias Sambo, por el análisis previo, la información, expuesta con atuno y hondura, pero de forma liviana, y por las fotos y el trailer, q siempre aportan tanto.
    Un beso

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    1. Gracias Reina. Yo salí encantado y entusiasmado y con ganas de volver a verla jajaja. Me alegra que te haya gustado, a ver si mantenemos el listón, que se pone intenso con las siguientes jajaja

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  2. Hace poco vi la película y me parece que es una historia extraordinaria, Whiplash va más allá de mostrar la lucha por la perfección, se trata de no darse por vencido y de alcanzar todo lo que uno se proponga.

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  3. Hola! En cuanto la puse ayer me acordé de tu entusiasmo por esta película. Madre mía, qué maravilla! Vibrante jajaja! Estoy deseando volver a verla. He empezado a leer tus post empezando por el último quizá por ese apoteósico final y ahora ya por el primero :-) Me encanta el análisis que haces.... El énfasis que pones también en la mirada, en la observación. Continúo leyendo.
    Un abrazo,
    Patricia

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    1. Hola! Bienvenida de nuevo. Me alegra que te decidieras a verla que encima te gustara como a mí!

      Veo que te entusiasmó el final jejee. Muchas gracias, Patricia!!

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